Asier Etxeandia y Enrico Bárbaro ‘cabalgan’ un Mastodonte musical

Asier Etxeandia, arriba y

Asier Etxeandia, arriba, y Enrico Bárbaro son Mastodonte. Foto: La Trinchera.

El músico Enrico Bárbaro y el actor Asier Etxeandia han dado forma a Mastodonte , una banda que sobrepasa lo que entendemos por un grupo de pop electrónico. Concepto, mensaje y diversión. Son las tres vigas sobre las que se construye el pop más fresco y provocativo que sale de la capital. Canciones interpretadas con desgarro y una imagen exultante de glamur que campa a sus anchas entre lo industrial y lo histriónico. Todo surge de la experimentación, de la mezcla y de la casualidad.

Durante la gira de ‘El Intérprete’ (creo que fueron años los que estuvisteis con ese espectáculo) se fraguó la idea entre vosotros dos de hacer un dúo artístico, este que ahora publica su primer disco, ¿es así?

Enrico: ¡Así fue! Todo partió de esa mutua admiración y respeto que poco a poco fuimos descubriendo. Los gustos y visiones artísticas en común y la capacidad de saber jugar juntos a la improvisación nos dieron la clave para empezar a imaginar temas y ambientes sonoros para un posible proyecto.

Asier: Fue al improvisar con él, sobre todo, cuando sentí la necesidad de hacer esto.

Y tal es vuestra afinidad que, para componer, os vais a vivir juntos, ¿es esto real y verídico?

Enrico: Vivir en el mismo espacio durante un tiempo fue la forma más eficaz de dar un empujón serio al asunto; compartir el día a día nos dio la posibilidad de hablar mucho, conocernos mejor y poder explorar las temáticas que nos interesaban para un disco conceptual. Y también ir maquetando las canciones.

Asier: Era un momento importante en mi vida, algo que llevaba mucho tiempo esperando: poder hacer música con un músico con el que hubiese mutua confianza y afinidad. Debido al trabajo de los dos, decidí que podía funcionar lo de vivir y convivir juntos. Estuvimos dos o tres semanas en una casa y luego nos mudamos en verano a otra casa en la sierra… Enrico regresaba a veces a casa, trabajaba a fondo y regresaba con cosas para probar. Fue en la casa de la sierra donde se hizo el grueso de estas canciones.

Queda claro que Enrico es quien maneja notas musicales y botones y Asier es intérprete y escritor de las letras, ¿funcionáis así?, ¿cómo se desarrolla ese momento de alquimia creativa?

Enrico: Creo que en nuestro caso las competencias técnicas y creativas se difuminan mucho, según el caso. En línea general, nos gusta reaccionar a una idea de forma orgánica, donde la intuición de uno crea una reacción en el otro y se va transformando en el proceso. No solemos quedarnos apegados a una idea tanto musical como lírica por cuestiones de ego; el resultado final es lo que más nos importa.

Asier: Empezó un poco así como dices, pero se fueron mezclando esas funciones, y es por eso que hemos hecho este grupo. Había canciones que tenía escritas de cuando tenía 20 años; Enrico tenía unos arreglos sobre los que yo iba improvisando. Los hits más bestias del disco los creamos juntos. Redención  por ejemplo, que sale de la pura improvisación, de un riff que lanza Enrico y donde yo desarrollo esas letras, y es ese momento el que está en la canción, es lo que se puede escuchar…

Actualmente, ¿dónde vivís?, ¿donde pasasteis el encierro y las desescaladas? ¿En qué habéis ocupado los últimos meses?

Enrico: A nivel personal, he estado muy tranquilo y feliz en mi casa con mi pareja y mi hijo, quizás haya descansado como nunca en mi vida. Eso sí, con tremenda angustia por el desafío sanitario y las pérdidas humanas ocasionadas por el virus. Y obviamente muy preocupado por la revolución que esto supone para la industria del espectáculo. Nuestro oficio consiste en juntar personas para que se acerquen a nosotros y entre ellas para que vivan una experiencia juntos; la pandemia y el distanciamiento son exactamente lo contrario.

Asier: ¡A ti te voy yo a contar lo que he hecho en el encierro! (Risas). Hemos estado separados. Al principio pensamos en hacer algo, era mientras todas las bandas hacían conciertos y canciones y cosas, pero la verdad es que a mí todo eso me afectó mucho, y creo que a Enrico también, y no nos inspiraba nada creativamente esa situación. Decidimos que si nos sentíamos así era por algo, así que mejor dejarlo estar. El hecho de que te lo guardes para el directo y que ello suponga una sorpresa para quien se acerque es importante.

‘Bienvenidos a mi Casa’, canción que habéis estrenado hace poco, es una especie de álbum de recuerdos reales, vividos en vuestra residencia serrana… ¿Se liaban pardas las noches?

Enrico: Todos los fines de semana eran días de descanso y ocasiones para ver amigos y familia, y creo que esto rima mucho con el momento actual después de una cuarentena. Necesitamos como comer sentirnos parte de una manada, y, aunque con precauciones, libres.

Asier: Alguna hubo, sí, pero lo importante es que eran creativas. Por aquella casa pasó mucha gente, y la mayoría tenía que ver con el disco, con lo que estábamos haciendo, portadistas, encargados de videoclips, discográfica… La broma se convirtió en una fiesta para celebrarlo, a gusto, con amigos.

En enero de 2019 declarabais en una entrevista: «Vamos hacia un fascismo terrible, pero no nos damos cuenta porque está enmascarado». ¿Lo seguís pensando?

Enrico: Yo no soy mucho de complots, aunque he de admitir que al principio del confinamiento he sentido una sensación muy fea de impotencia ante esa negación a la libertad personal. La historia reciente me ha demostrado que los centros de poder no suelen preocuparse mucho por la totalidad de la sociedad y por los más débiles, más bien lo contrario. Es la deshumanización de la política lo que me hace pensar y recordar el fascismo.

Asier: No sé responderte, bastante tengo con sobrevivir. Sea lo que sea esto, pase lo que pase, me quiero concentrar en no irme yo a la mierda.

A muchos artistas les cuesta dar por terminada una canción, por ellos estarían dos vidas detallando esto o añadiendo aquello, ¿cuándo dais vosotros por terminada una obra?, ¿sois quisquillosos en ese sentido?

Enrico: Je, je, je, yo un poco lo soy, pero en esto está el concepto de Mastodonte: librarse de las cadenas de las inseguridades y del miedo al juicio ajeno y brillar con tu propia y única idea de belleza.

Asier: Una canción puede estar haciéndose eternamente, siempre encontrarás algo que podrías añadir y perfilar, así que hay que tomar decisiones y dejar el ego y ver si está finalizada la obra.

Hay concepto detrás de cada letra, de cada vídeo, de cada foto promocional, en los directos también; sin embargo, Enrico en algún momento ha dicho que lo vuestro es: «Pensar cómo hacer mover los culos, en definitiva»… Me gusta que el concepto no esté reñido con el baile, la diversión, ¿son esas las medidas de vuestra receta?

Enrico: Todo lo que ayude a reaccionar, a sentir, a vibrar… Eso en principio para mí es el cometido del arte.

Asier: Lo que hagas lo tienes que hacer pensando en el otro. Hay que ser honesto con uno mismo, pero no hay que perder de vista el objetivo de hacer bailar al público, crear la catarsis, dar emoción. Nosotros creemos que la música, el concepto, el discurso, el vestuario van enfocados a que el público disfrute. La gente necesita rock and roll, y del bueno. El amor y el arte son para los valientes.

En estos momentos parece que está jodido lo de hacer conciertos, el gremio está por los suelos y las expectativas no son muy halagüeñas, ¿cómo vivís todo esto en pleno lanzamiento y (casi seguro) teniendo que cancelar conciertos?

Enrico: Espero que solo sea otro obstáculo más y que dure lo mínimo posible. La vida del músico y de los artistas en general está repleta de estas fases, de altibajos económicos y emocionales; de alguna forma, estamos más curtidos que quizás otros sectores de la sociedad. Pero la experiencia nos dice que nada es para siempre ni definitivo. Lo duro es adaptarse y mantener firme tu postura y visión de futuro.

Asier: Al principio mal, pero a medida que va desescalándose han empezado a surgir cosas… Es una putada, porque vamos a ganar muchísimo menos dinero, pero no queremos dejar de crear… Esto que hacemos no es para ganar pasta, es para ser fantásticos.

 

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