Billy el Niño, el torturador orgulloso y condecorado, en Teatro del Barrio

El actor Antonio Gómez da vida a Billy El Niño en el Teatro del Barrio.

No es fácil asistir a una representación teatral sobre la tortura, y menos si sabes que lo que se cuenta es real, y menos si sabes que trata de un siniestro personaje de la historia reciente española. Y menos si sabes que murió hace poco, muy poco, en una cama y con todas sus condecoraciones puestas, condecoraciones concedidas por el Estado español. Estamos hablando de Antonio González Pacheco y de la obra ‘Homenaje a Billy El Niño’, estrenada la semana pasada en Teatro del Barrio, Madrid.

Tres mujeres, las autoras del texto, Ruth Sánchez y Jessica Belda, y la directora, Eva Redondo, presentan al infausto hombre como un sádico que disfrutaba torturando –se deja caer que quizá hasta le daba morbo–, un engreído que creía que hasta el mismísimo Rey debía recibirle pues tenía mucho que agradecerle por facilitar una Transición pacífica en el régimen español, un machista zafio y sin escrúpulos. Él y el ministro del Interior que le protegió en la incipiente democracia, Rodolfo Martín Villa, y al que se ha querido llevar al banquillo desde instancias judiciales argentinas –por la jueza María Servini–, son los protagonistas de Homenaje a Billy el Niño, una producción propia de Teatro del Barrio que ha llevado tres años de preparativos y cuyo estreno, por cierto, ha tenido que retrasarse varias semanas por contagios por covid-19 de varios miembros del equipo, como si la mala sombra del torturador, que también murió por coronavirus, siguiera siendo alargada.

Escribe Eva Redondo sobre su obra: “Estas torturas eran prácticas habituales (en la mismísima Puerta del Sol, en la Casa de Correos, sede hoy de la presidencia de la Comunidad de Madrid), generalizadas y sistemáticas, que se realizaban bajo el amparo y la supervisión de la Dirección General de Seguridad. Que sí, que hablamos de la época de Franco y que Franco ha muerto y la Dictadura pasó, pero el Estado quedó. España democrática apuntalada por torturas, limpia, ordenada en apariencia, pero sucia en las cloacas. Se puede decir que aquello fue pacífico. Si por decir, se puede decir misa y que el coronavirus viene de Venezuela. Pero los hechos son los hechos y la verdad es la verdad. ¿Y que cuál es la verdad? La verdad es que Billy el Niño, un torturador que se enorgullecía de serlo, murió con todas sus condecoraciones puestas. Mi amiga Carla, que es de Buenos Aires, dice que eso se llama complicidad estatal”.

Es dura la obra, puesta en pie a lo largo de 75 minutos por dos actores y una actriz, y una parca escenografía, en la que gordas guías de teléfono tienen presencia destacada. En una reciente entrevista de Guillermo Martínez en diario Público, la directora lo explicaba al narrar los métodos de tortura: “Utilizaban guías de teléfono para golpear a los detenidos y les hacían la bañera: meterles la cabeza en aguas sucias, fecales, hasta casi el ahogamiento. Luego estaba la técnica de los colgamientos, algo muy estudiado. Colgaban a los antifranquistas por las rodillas, desnudos, dejando al descubierto los genitales y las plantas de los pies. Ahí los golpes son muy dolorosos y tampoco son tan visibles después, además de que tras ellos la persona apenas podía caminar. Para golpear utilizaban vergajos y porras. Billy el Niño parecía ser un flipado del karate, así que solía golpear con ese estilo”.

En esa misma entrevista, Eva Redondo explica lo que se deja bien evidente en la obra, un machismo lacerante y chabacano hasta… hasta la muerte: “En el caso de las torturas había en juego mucho de esta masculinidad. Era una forma de decir, entre ellos, que es más macho el que pega más fuerte, y de ahí que en la obra se haga referencia explícita a los penes como símbolo del patriarcado más sádico”.

Quizá por esa dureza imposible de disimular de la obra, las responsables de Homenaje a Billy el Niño han decidido aligerarla metiendo algunas píldoras que quitan hierro al asunto, pero también ritmo y tensión: algún número musical y monólogos de los objetos cercanos al torturador, como un radiador, un casco y una metralleta.

El provocador título es toda una declaración de intenciones; subraya esos homenajes que el Estado rindió al torturador ­–Billy el Niño obtuvo cinco medallas que aumentaron su pensión un 50%–, cuando la obra es un sólido homenaje a las víctimas, desde Enrique Ruano –asesinado en 1969 por pertenecer al Frente de Liberación Popular– al periodista Paco Lobatón o la activista feminista Lidia Falcón (por destacar algunos de los nombres que luego más han trascendido). Ya lo dijo el equipo en la presentación de la obra: “El proyecto quiere que no se olvide a esas víctimas, que no han recibido reparación alguna desde el Estado español y también un recordatorio de las partes silenciadas de cómo se ha construido nuestra democracia”. Sobre Sánchez Pacheco y la impunidad con que actuó, resumieron: “Encarnan la vanalidad de la maldad”.

En ese homenaje a las víctimas, esta obra envía un recordatorio especial para alguien cuyo testimonio ha ayudado a la elaboración del guión, junto con muchos documentos, textos de querellas e informaciones de prensa: Chato Galante, preso político del franquismo, activista por los derechos humanos, la memoria histórica y el medioambiente, que fue miembro de la Liga Comunista Revolucionaria y torturado por Billy el Niño durante 14 días cuando tenía 22 años, y posteriormente encarcelado en Carabanchel por asociación ilícita. En total, pasó unos cinco años en la cárcel; luego fue miembro de las asociaciones ecologistas Aedenat y Ecologistas en Acción. Y, lo que es la vida, murió el 28 de marzo de 2020 por covid-19, con 71 años. Billy el Niño falleció por covid, poco después, el 7 de mayo de 2020, con 73 años.

Por cierto, tras su fallecimiento, un mes después, el Congreso de los Diputados acordó modificar la ley y reclamar al Gobierno retirarle las medallas que le habían sido concedidas a lo largo de su carrera policial. Los diputados votaron así: 207 a favor, 57 en contra y 86 abstenciones. El PP decidió abstenerse, pero su diputado Adolfo Suárez Ilana, hijo del ex presidente del Gobierno, rompió la disciplina de partido para votar no junto a los ultraderechistas de Vox.

Historias. Historia. Vida. Muerte. Memoria. Teatro.

‘Homenaje a Billy el Niño’. Teatro del Barrio (Zurita, 20, Madrid). Por ahora la obra está programada para 30 y 31 de marzo, y 2, 3 y 4 de abril. Pero habrá más fechas de aquí al verano.

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Comentarios

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