Bionic Festival: así bailan los humanos con árboles y plantas

Performance de Marta Cavassa y María Prado Vega. Foto: Bionic.

El artista multidisciplinar Miguel Valdivielso, más conocido por su nombre artístico, Honevo, tuvo un sueño la década pasada: hacer bailar a humanos con plantas. Y lo cumplió: creó el Festival Bionic, que en 2023 celebró su octava edición, y ahora anda buscando casa para 2024, tras haber pasado por diversas sedes, desde el edificio madrileño de Tabacalera a Lisboa y vuelta a Madrid, a los Teatros del Canal. Un proyecto distinto y muy original, multicultural y sostenible, que une el mundo vegetal con la música y la danza. Que reivindica otros ritmos más naturales para la Humanidad. Una iniciativa así debe encontrar encaje en estos tiempos de transición ecológica y cada vez mayor valoración de lo bio, del mundo verde.

Para que nos entendamos y sigamos avanzando en este artículo con las ideas claras, así lo explican en su web: “Bionic Festival es una oda a la vida, y exige grandes bailarines y músicos para compartir escenario con los árboles. Pensamos en grandes artistas y árboles bailando juntos fundidos creando una nueva expresión que mezcla la ciencia y el arte y establece un diálogo artístico entre los diferentes organismos, plantas, humanos con un medio, las artes escénicas”.

Para ser coherentes, en la web se presenta prácticamente en igualdad de condiciones a los bailarines humanos y los bailarines vegetales, con tratamiento de estrellas: desde los cedros y las buganvillas hasta las acacias y las dracenas, desde los ficus e hibiscos a los magnolios y laureles, desde las tuyas y cipreses a los olivos y jazmines. Plantas que luego, una vez finalizada cada edición del festival, son donadas a huertos urbanos o comunidades vecinas.

Honevo nos amplía un poco más sus intenciones dentro del movimiento slow; ya que el ritmo de las plantas nos puede enseñar mucho frente a nuestras apretadas agendas y apresurados calendarios: “El Bionic Festival apuesta por una transición verde efectiva y real, por una generación de arte inter-biológico entre personas y plantas, creando una cultura audiovisual donde las plantas sean protagonistas y rompiendo con el antropocentrismo en las artes escénicas; promueve la divulgación gratuita de las performances, para que sean accesibles a una audiencia internacional. En nuestro canal de YouTube la mayoría de nuestra audiencia es de India, EE UU, Rusia, Japón y Brasil”.

Y añade: “Es un proyecto que tiene un carácter experimental, donde se realizan investigaciones antropológicas, donde las plantas ocupan un lugar privilegiado, ya que son el centro escénico y anclaje de las coreografías y narrativas líricas y dramáticas que desarrollan los artistas”.

En este sensual vídeo de presentación podemos apreciar la comunión que Bionic persigue entre pieles y cortezas, entre carne y clorofila.

Nos cuenta Miguel que el festival se monta a partir de una convocatoria internacional, de la que salen unos finalistas, cuyas propuestas son grabadas en vídeo –de duraciones en torno a los 6/10 minutos– y sometidas al escrutinio de un jurado internacional profesional hasta llegar a los tres premiados finales. El año pasado concurrieron más de 40 propuestas de bailarines/performers de 14 nacionalidades, desde España, Italia y Suiza a Argentina, Marruecos, Túnez y la República Democrática del Congo.

Y para no tener que seguir imaginándonos lo que es este festival de danza biónica, aquí podéis ver los vídeos de las ganadoras de la última edición desde los Teatros del Canal, Madrid: Elea Robin, Olfa Sendesni, Karmele Mutuzola y Marta Gálvez (sí, todo en clave femenina). Ah, lo mismo que Miguel quiere destacar el trabajo de las bailarinas ganadoras, también me pide que nombre a las estrellas vegetales de la edición 2023:
“Las estrellas plantas del festival han sido las strelitzias, los olivos y las coníferas”.

Este es el trabajo que obtuvo el primer premio del Bionic Festival 2023, Elea Robin, seguramente muy valorada por su íntima interacción con un olivo.

Segundo premio: ritmos africanos con Olfa Sendesni y Karmele Mutuzola, junto a ficus, pothos, hibisco, laurel…

 

Tercer premio: el negro flamenco de Marta Gálvez, acompañada de coníferas, olivo y la guitarra de Claudio Villanueva.

Aparte de la competición de Danza Biónica, Honevo nos explica que organizan performances con artistas invitados, cómicos y cómicas, y recitales de poesía con plantas. Y nos invita a ver dos de estas performances, más breves que las piezas a competición:

Marta Cavassa y María Prado Vega con crotón y photinia.

Deja Vu de Danza Interbiológica con ficus y cordyline.

Porque tenemos que resaltar que una de las vertientes que más trata de cuidar Honevo es su canal de YouTube.

Para terminar, Miguel reconoce que la edición 2024 sigue en el aire por la búsqueda de una sede adecuada para que se desarrolle; mientras, quiere agradecer el apoyo especial de dos entidades: el Centro de terapia Skopos  y WE TKARE (limpieza sostenible).

Desde aquí, le deseamos larga vida a las estrellas clorofílicas y de carne y hueso del Bionic.

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