‘Camins’: cómo trabajar en arte, niños y naturaleza

Vista general del proyecto.

Vista general del proyecto.

Vista general del proyecto.

Vista general del proyecto ‘Camins’ en Barcelona. Foto: David Tarrasón.

La idea de trabajar y educar respetando al máximo las características del entorno, el bosque del Parque Natural de Collserola, siempre ha sido uno de los principales intereses de la escuela Els Xiprers (Barcelona) desde que fue fundada hace 50 años. Este año han convertido un huerto en desuso lleno de escombros y basura en una obra de ‘land art’: ‘Camins’. ‘El Asombrario’ ha visitado la experiencia, como ejemplo perfecto de la unión de arte, pedagogía y naturaleza.

Uno de los mayores encantos de la escuela pública de Barcelona Els Xiprers (Los Cipreses en catalán), tal como se presenta en su página web, es “profundizar en la enseñanza de las ciencias y de la educación ambiental de una manera específica, organizada y ordenada”. Por ese motivo, este año los miembros del claustro decidieron que sería interesante trabajar esos mismos principios a través de un proyecto artístico. En él se implicaría a los alumnos de 5º curso de segunda etapa de Primaria, ya que empiezan a ser más autónomos y pueden trabajar de modo cooperativo de una forma más natural. Para comentarnos el desarrollo de Camins (Caminos), nos hemos puesto en contacto con Olga Ibars, una de las creadoras del proyecto, junto con Víctor Mata, que nos lo explica, desde su génesis a las extraordinarias posibilidades de extenderse.

Una instalación de ‘land art’

Hace unos tres años, aprovechando que la LAAC, Land Art Associació de Catalunya, realizó una intervención en una ladera al límite del colegio, hicimos una actividad de land art en colaboración con Víctor Mata, presidente de la asociación, con niños de 1º de Primaria. El contacto con esta disciplina artística funcionó muy bien con los alumnos como actividad. Pasado este tiempo, ante las posibilidades educativas que nos ofrecía este camino, se retomó la idea. Nos pidieron a Víctor Mata y a mí una propuesta, así que hicimos un esbozo de proyecto en el que el proceso de trabajo fuera más allá de la actividad puntual de un día y que supusiera un trabajo de investigación en el campo de lo artístico a lo largo del curso, trabajando con artistas y formalizando un proyecto artístico de principio a fin. A lo largo de su desarrollo sería fundamental integrar todas las áreas de conocimiento que trabajaban en clase, pero desde otra perspectiva y con el objetivo de conformar una instalación de land art al final del proceso”.

Antiguos huertos en la Sierra de Collserola

El entorno de la escuela convierte al land art en una disciplina artística esencial. Por una parte hacer naturaleza, experimentar en la naturaleza es fundamental para el ser humano. Segundo, porque es importante que los alumnos conozcan el entorno en el que pasan la buena parte de su tiempo vital. Y por último, porque es importante que el desplazamiento hasta el lugar sea mínimo. Para realizarlo en Collserola, tuvimos que contactar con el Consorcio del Parque Natural de la Sierra de Collserola, que es quien gestiona las 8.000 hectáreas de espacio natural protegido. Les encantó la propuesta, y de los puntos que nos ofrecieron para trabajar decidimos decantarnos por “los antiguos huertos de Vallvidrera”, porque nos ofrecía una diversidad importante de materiales. A principios de año, los servicios forestales habían realizado una importante actuación de desbroce, con la idea de poder recuperarlo de nuevo como huertos gestionados por la cooperativa de consumo Can Pujades. A la espera de que fueran asignados y hubiera acuerdos con el Ayuntamiento, nos cedieron temporalmente el espacio”.

Un comienzo plagado de plásticos y residuos

Coincidiendo con el Día de la Tierra empezamos a trabajar. Sabíamos que el espacio tenía que ser limpiado, retirando algunas construcciones que el antiguo propietario había dejado.  Nuestra sorpresa fue encontrar cantidades inmensas de residuos plásticos y de hierros de la antigua actividad hortícola, sepultados bajo la tierra o escondidos bajo hojas y ramas. Fue un principio muy duro para todos que se alargó muchísimo en el tiempo. Como era una tarea muy pesada y algo arriesgada, Salvador Ferran, de Can Pujades, nos puso en contacto con el centro de acogida Mas Pins para que nos ayudara en los trabajos de limpieza. Este centro tiene en acogida a jóvenes menores en riesgo de exclusión social a los que ocupan trabajando en el entorno de Collserola, principalmente en tareas hortícolas. Ellos hicieron una parte muy importante de extracción de residuos y de posterior reciclaje en el Punt Verd. Seguimos encontrando plásticos y materiales varios al final del proceso; los depositábamos en la parte exterior del recinto y eran retirados por los servicios de limpieza del parque”.

Caminos en forma de espiral

Durante todo este tiempo, los alumnos fueron trabajando la conceptualización de la instalación que íbamos a realizar. Para ello, les pedimos que investigaran sobre la historia del lugar. Salvador Ferran desarrolló una sesión en clase para hablarles de ese espacio y en general de Vallvidrera, puesto que ha realizado un trabajo de investigación que próximamente publicará. Vallvidrera, lejos de ser el núcleo urbano que es ahora, era un lugar de paso de caminos que unía la costa con el interior y tenía masías diseminadas por toda la zona. A partir de la idea de las conexiones y de las minas de agua que parece ser que existían en estos huertos, los chicos empezaron a elaborar la idea de Camins, que acabaría adoptando estas formas de espiral que se conectan de terraza a terraza. Previamente realizaron esbozos a nivel individual y acordamos conjuntamente cuáles podrían ser las formas más adecuadas para el terreno. Decidido el diseño, realizamos una maqueta en la que ellos proyectaron la idea de forma completa. Fue interesantísimo”.

“Una vez clasificado el material por grosores, troncos grandes, ramas y paja, y dejando el suelo a la vista, empezamos a dibujar con ramas largas las espirales que acabamos rellenando con toda la masa vegetal pequeña. Los troncos más grandes sirvieron para confeccionar las construcciones en madera que simbolizaron esas masías de Vallvidrera. Esta fase final fue un subidón de ánimos para todos, especialmente para los niños, que aunque habían realizado la maqueta, materializar la idea les resultó increíble. La superficie, de unos 2.000 m2 aproximadamente, es muy grande. El cálculo constructivo de la torre y de la cabaña hexagonal les motivó mucho y, poco a poco, viendo que tomaba forma todo el conjunto, empezaron a sentirse orgullosos de su logro, hasta el punto de que los dos últimos meses el tema principal de las comidas en sus casas era el land art, según cuentan los padres. Una vez concluida la pieza, les encargamos una presentación para la inauguración con las familias y sus profesores, a modo de happening. Decidieron interpretar diferentes piezas de música clásica con un cuarteto de viento y cuerda y explicar lo que había supuesto todo el proceso de trabajo. Fue magnífico”.

Cartel de acceso a 'Camins'.

Cartel de acceso a ‘Camins’. Foto: David Tarrasón.

Un enriquecedor trabajo de recuperación ambiental

Para los artistas implicados, ver la instalación escultórica acabada ya es motivo de satisfacción suficiente, sobre todo por la fuerza que en sí tiene. Pero para los alumnos y la escuela, comprobar cómo ha sido de enriquecedor trabajar de forma cooperativa en arte, nada habitual y en el entorno natural, realizando un trabajo de recuperación medioambiental, recuperando un espacio para las personas, un no-lugar, ha sobrepasado las expectativas que teníamos respecto a nuestros objetivos. Sin buscarlo, este proyecto ha supuesto un trabajo de recuperación medioambiental que no nos habíamos planteado, pero que ha cambiado la conciencia tanto de los chicos como la nuestra en cuanto a lo cuidadosos que debemos ser con nuestro espacio para que no se degrade”.

Una experiencia a extender a otras escuelas

“Todas las escuelas o centros pedagógicos que tengan un entorno natural cerca tienen un tesoro que deberían aprovechar para proyectos de esta índole. Nos encantaría poder trabajar con ellas, desarrollando proyectos específicos para cada caso. Hemos aprendido mucho y obtenido interesantes conclusiones de esta primera experiencia que nos ayudará a definir mejor cómo trabajar en arte, con niños y con la naturaleza”.

Víctor Matas y un alumno en la torre de 'Camins'. Foto: David Tarrasón.

Víctor Matas y un alumno en la torre de ‘Camins’. Foto: David Tarrasón.

Si visitáis Barcelona este verano, subid a Vallvidrera (en su funicular, para aprovechar las excelentes vistas) y preguntad por el ‘camí dels nesprers’ (camino de los nísperos). No os dejará indiferentes, os lo prometo. Merece la pena y será un buen punto de partida para descubrir una parte del bosque que pocos barceloneses conocen.

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