Candela Peña y Pilar Castro enseñan cómo domar al trabajador

Las actrices Pilar Castro y Candela Peña. Foto: Jau Fornés.

Dos excelentes –y últimamente desaprovechadas– actrices llevan al Teatro Pavón de Madrid la obra ‘Contracciones’, del británico Mike Bartlett, sobre la invasión creciente del capitalismo en la vida de las personas hasta hacerles perder su dignidad. En una extraordinaria ‘partida de póker’ desarrollada en 14 escenas, Candela Peña –la empleada– y Pilar Castro –la gerente–, dirigidas con precisión por Israel Solà, exhiben cómo la gran empresa doma a sus empleados, que van tragando, tragando para no perder su puesto de trabajo… Hasta perder cualquier derecho.

Más allá de las dos mujeres que encontramos en escena, hay que entender Contracciones (qué mal título, cuánto despista) como una escenificación exagerada, una metáfora, de dos conceptos, uno frente al otro: gran empresa y empleados; capitalismo frente a sociedad. Y lo que empieza como una comedia que provoca a menudo la risa en el espectador vira hacia algo mucho más oscuro. En el texto como en la escenografía y como en la vida misma: uno va tragando, tragando… y puede llegar un momento en que uno no se reconozca ni a sí mismo.

Jorge Kent, adaptador y traductor de Contracciones, ha comentado: “Es una partida de póker entre emociones humanas y algoritmos corporativos”. Y el director, Israel Solà, añade: “Es una obra llena de suspense. El espectador querrá saber qué pasará en la siguiente reunión entre jefa y empleada, quién cederá, qué sorprendente giro dará la situación, cómo habrá evolucionado todo, como si de un combate de esgrima se tratase”.

El Asombrario le ha preguntado a las dos actrices por el sentido más profundo de la despiadada obra que representan:

¿En qué estamos empezando a tragar para entrar en esa espiral de perder derechos, tanto a nivel individual como a nivel de sociedad?

Pilar Castro: Lo primero que nos están quitando es la sanidad pública. El otro día, con mi madre, 11 horas en urgencias, una mujer de 80 años. Y en la educación, estamos tragando, no sé si hay salida. Con la sanidad estoy flipando. Si las comunidades la desmantelan, que el Gobierno central haga algo. Que es un derecho. Y que llevamos toda la vida pagando por ello, como para que después nos lo quiten; pagamos mucho dinero y luego, cuando protestas, te dicen que te vayas a la sanidad privada.

Candela Peña: Yo creo que a nivel social se está extremando todo muchísimo; en los discursos cada vez se están radicalizando más todas las posturas, lo que hace que sea todo mucho más convulso y violento. En nuestra profesión, el embudo cada vez se estrecha más, que es lo que contamos en esta función. Me refiero a esos grandes mamotretos que son las grandes plataformas, que han venido muy fuertes; por un lado te tienes que alegrar porque generan más trabajo, pero, claro, generan trabajo ¿a qué precio?, a que tú acabas contando lo que ellos quieren que cuentes, porque te dirigen a que se cuente lo que ellos quieren contar, tú acabas consumiendo el contenido que ellos quieren que consumas. Al autor le dejan cada vez más estrechito, estrechito. Y, por ejemplo, las ayudas para las películas de autor cada vez son más pequeñas. La cosa está complicada, pero yo no creo, ni me quiero colocar en la postura de: pues no pasa nada. Yo voy a pelear. Hay gente que prefiere no hacer cosas, para no perder su asiento y su puesto de trabajo. No es mi modelo de vida, ni de actitud. Si puedes y tienes la capacidad, debería ser tu responsabilidad hacer algo por intentar modificarlo.

Hemos mitificado el trabajo, porque nos acecha permanentemente el chantaje del elevado paro. Y hay algo muy interesante en la trastienda de esta obra: En cierto modo, representa la realidad de las dos actrices. Porque, acechadas por la falta de trabajo, ellas, que son amigas, se dijeron: esto no puede seguir así, vamos a activarnos y vamos a ser nosotras las que nos demos trabajo. Y así decidieron y han logrado llevar el texto de Bartlett a escena en un tiempo récord: del pasado verano a la semana pasada.

Una escena de ‘Contracciones’, en el Teatro Pavón. Foto: David González.

Tú, Candela, has contado varias veces tus tres últimos años sin un papel. Te has planteado: ¿estoy haciendo algo mal, es que yo no trago y otros sí, es que soy muy bocas…?

Candela: Pues claro que me lo planteo. Quien me conoce lo sabe. Yo no sé si mi opinión merece o no la pena, pero sí quiero darla. Soy la hija de una mujer entre 14 hermanos, y a ella no la dejaban hablar en casa. Y mi madre a mí siempre me ha dejado hablar. Yo quiero dar mi opinión; si por darla, eso es igual a suponer que es un problema para el sistema… En estos tres años yo he tenido la posibilidad de trabajar, pero a costa de no saber lo que iba a hacer; es que ahora en estas series, a veces no te pasan ni los guiones; entonces, si no sé lo que voy a hacer, es como firmar cheques en blanco. Así que quizá no tengo trabajo no solo porque no me hayan llamado, sino porque no aceptaba trabajar en las condiciones que se planteaban. Y si a ti, que más o menos eres conocida, te tratan mal, ¿qué no le van a hacer a una tía de 28 años que viene de una escuela de interpretación de Zamora?, por poner un ejemplo.

Pilar: Yo sí veo que, cuando tú no colaboras en esa actitud de plantarte, te van comiendo terreno, te van comiendo terreno y, al final, haces lo que quieren.

Te van domando…

Pilar: Eso es, te van domando. Y te dices: ostras, es que si no hago esto, no voy a hacer lo siguiente. Entras, y hablo por mi caso, en la pura y dura supervivencia. Yo llevo muchos años haciendo televisión y a mí que me den una serie con todos los guiones es rarísimo. No hay creación. En esta obra sabemos dónde empezamos y dónde terminamos.

Aquí sois parte muy activa

Candela: En realidad, este proyecto parte de la necesidad de estar tres años sin trabajar, y decir: Oye, yo tengo como persona unas necesidades, tengo que mantener una casa. Candela, no te quedes en la nada, actívate y genera, no te quedes a que alguien te llame. Hasta me había puesto a escribir. Entonces, nos acordamos de este texto, que nos lo había pasado Jorge Kent, la persona que ha hecho esta adaptación, me lo volví a leer y pensé: Ahora es el momento de montarlo. Esto fue en verano y tuvimos la posibilidad de tener el Pavón en enero. Ha sido todo pam, pam, pam. Es que hubo un momento en que yo también me perdí y empecé a buscar trabajos en otras cosas que no eran propiamente la actuación y Pilar, porque es amiga y es casa, me dijo: Céntrate, Cande, no pierdas el foco. Me dijo: Hagamos una función, la tengamos como cosa nuestra, y que luego nos salgan más. Dentro de la profesión, creo que Pilar y yo somos dos personas bastante sensatas en conciliar el trabajo y la vida privada, las dos somos madres, y tenemos madre, tenemos una familia; que nuestro centro no es solo el trabajo. Y yo no quiero transmitir la frustración del ‘yo no tiro’. Hay que tirar.

Está el chantaje del paro y también el de ‘emprende, sal de tu zona de confort’…

Candela: ¡La detesto, la detesto! ¡Detesto esa expresión!

Y, si no, siéntete culpable.

Candela: Claro, claro. Búscate la vida. Búscate la vida.

Emprende. Tú puedes…

Candela: Ja, ja, ja. Exacto. ¡Emprende, tú puedes!

Otro punto que me parece interesante de la obra es que quien acosa es una mujer también; porque si fuera un hombre, la lectura sería otra y enseguida se giraría hacia el machismo.

Candela: Es cierto. Si el personaje de Pilar lo hiciera un hombre, habría muchísimo debate, interpretaciones distintas completamente, completamente.

Pilar: El poder también lo puede tener una mujer, y una mujer que se ve sometida ante las grandes corporaciones y también decide someter.

Candela: Y porque las mayores decepciones laborales que, por ejemplo, yo me he llevado en los últimos tiempos ha sido con mujeres, mujeres que van tan apretadas para que el sistema les deje meter baza, que lo quieren hacer a toda costa y por encima de lo que sea, para llevar a cabo sus proyectos. Les da igual. Quieren meter la cabeza y la meten. ¿A qué precio tú dejas de ser tú para agradar al sistema? De eso habla la función. Y hasta qué punto el sistema puede apretarte para conseguir lo que el sistema quiere.

Impactante el grito de Candela Peña hacia el final de Contracciones, que pasa del “quiero ser feliz” al “quiero que me respeten”.

‘Contracciones’ se representa en el Teatro Pavón de Madrid hasta el 19 de marzo.

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