Clara Obligado: «El mayor error es escribir por narcisismo o para conseguir éxito»
Iniciamos hoy una nueva sección en ‘El Asombrario’ dedicada a la escritura creativa de la mano del Taller de Clara Obligado, uno de los más veteranos y con más prestigio de España. Se publicará cada 15 días y los lectores podrán encontrar herramientas para aprender y mejorar la escritura, entrevistas con escritores en torno al oficio, un recorrido por la escritura en el mundo clásico y un pequeño rincón para la poesía. Uno de los profesores del Taller, Javier Morales, conversa hoy con la fundadora, Clara Obligado, sobre la escritura, el aprendizaje y el oficio. “Entonces, ¿por qué escribimos? Después de muchos años, he llegado a una conclusión: lo hacemos porque no lo podemos impedir. Porque escribir nos lleva a tener algo que otras personas no tienen”, afirma la escritora.
¿Cómo, cuándo y por qué surgió el Taller?
Como muchas cosas importantes que se hacen en la vida, surgió por casualidad, casi como un juego. Cuando llegué a España como filóloga ya me gustaba mucho enseñar. Me junté con un grupo de amigos para escribir un libro en equipo y naturalmente yo coordinaba la tarea. Me gustó, a ellos también. Luego me invitaron a dar pequeños cursos, por fin me contrataron en un Ayuntamiento. Cuando me despidieron, tuve que darme de alta en el paro y lo hice como “Taller de escritura”. Y allí apareció el término, que fue incorporado junto a talleres mecánicos, de prótesis dentales y cosas por el estilo. De esto hace ya más de 35 años. En los ochenta organicé los primeros talleres en el Círculo de Bellas Artes. Y así, hasta hoy.
Supongo que en aquella época la gente no era muy receptiva a los talleres, ¿no? Hablo, sobre todo, de los escritores,
No, en general no lo era. Había una idea casi mística de lo que es la escritura, que consistía en que la Musa volaba y lanzaba la inspiración sobre tu cabeza. No sé cuántas veces tuve que contestar a la pregunta “¿el escritor nace o se hace?”. Finalmente me apropié de una frase de Monterroso, que también fue tallerista, y que contestaba a la bendita pregunta con “todos los escritores han nacido; luego, algunos se forman”. Con el tiempo, los mismos escritores que eran refractarios a nuestra tarea terminaron sumándose. Lo considero un éxito.
La situación ha cambiado mucho desde entonces y ahora proliferan los centros que enseñan escritura creativa. Desde Ayuntamientos a fundaciones o incluso editoriales, parece que todos se han enganchado a la escritura creativa.
Cuando lo veo me alegra haber colaborado a que las cosas sean así. Los talleres, tal como se imparten ahora en España, son sin duda hijos de estas primeras experiencias, se parecen muchísimo. No a todo el mundo le gusta reconocerlo, pero la verdad es que lo mismo da. Era algo que hacía falta, y ha ayudado a democratizar la literatura, a reflexionar sobre ella, ha creado un tejido cultural que no existía. Y, en algunos géneros, como son el cuento y la microficción, ha formado lectores y escritores que no existían hace algunos años.
Desde el punto de vista metodológico, del enfoque, ¿qué diferencia el Taller de Clara de otros centros? ¿Qué es lo que se va a encontrar un alumno que asista a clase?
Creo que mi taller tiene una impronta particular. En primer lugar, aunque vivimos de nuestros cursos, no hemos intentado crear un negocio, no sé si se me entiende, ni crecemos más allá de lo que podemos abarcar personalmente. Cuando algunos talleres adoptaron un perfil más comercial, yo procuré separarme de esa perspectiva. No porque me parezca mal o bien, sino porque para mí la literatura es otra cosa. Lo nuestro es, de alguna manera, una enseñanza peripatética, de proximidad, donde la relación con el profesor es fundamental y amistosa. Eso, por un lado. Por otro, tampoco defendemos una poética personal o particular, creo que sabemos ser abiertos a diferentes enfoques de la literatura. Nos gusta debatir y la diversidad –en todos los sentidos- está considerada un estímulo. Y, por fin, procuramos dar una formación literaria integral, que pasa por la incorporación a un grupo de escritores que inician juntos un proceso, por el conocimiento de algunos mecanismos del oficio, por la participación en todo tipo de acontecimientos literarios y un larguísimo etcétera que cada vez se amplía más. También tenemos una editorial propia, dirigida por Camila Paz, El pez volador, donde damos salida a libros de nuestros participantes que tienen un alto nivel. Más que un taller, somos, de alguna manera, un grupo literario donde se reflexiona, se comparte, se crea, se publica, se encuentra a gente con tus mismas inquietudes.
La pregunta que se harán muchos lectores es si realmente se puede aprender a escribir.
No se puede aprender a ser escritor, es algo demasiado complejo y tiene que ver hasta con determinadas condiciones de carácter. Pero claro que se puede aprender a escribir, y ayuda mucho hacerlo en compañía. A veces no somos capaces de reconocer lo que hacemos bien ni lo que hacemos mal. A veces perdemos mucho tiempo girando en falso. La mirada ajena es un sistema impecable e implacable a la vez. Nos enseña a ser modestos, para corregirnos, y también a ser orgullosos, para sostener lo que tenemos claro.
¿Qué te ha aportado a ti la enseñanza en tu formación como escritora?
Siempre he querido enseñar, pero quise ser escritora bastante más tarde. Hoy podría decir que, para mí, son dos caras de la misma moneda. Todos los días, durante cuatro horas, escucho textos y ayudo a llevarlos a su mejor estado. Todos los días veo errores, y también aciertos que me producen envidia. ¿Cómo no voy a estar influida por la gente que me rodea? Incluso cuando termino un libro, suelo pedir opiniones. Nada mejor que la mirada ajena, cuando es cariñosa y perspicaz.
¿Qué cualidades ha de tener una persona para convertirse en escritor?
Tiene que tener cualidades y defectos. Por un lado, nadie está obligado a convertirse en escritor, es una carrera (si es que es una carrera) o una profesión (si es que es una profesión) muy exigente. Casi no se gana dinero, hay que dedicarle muchísimas horas y suele ser un trabajo bastante solitario. Además, muchas veces depara más frustraciones que éxitos. Entonces, ¿por qué escribimos? Después de muchos años, he llegado a una conclusión: lo hacemos porque no lo podemos impedir. Porque escribir nos lleva a tener algo que otras personas no tienen. Escribir nos permite vivir varias vidas a la vez. El mayor error, creo, consiste en escribir por puro narcisismo, por tener un libro publicado o para conseguir el éxito. Eso es relativamente fácil. Ser un buen escritor es otra cosa.
¿Cuáles son tus criterios y exigencias a la hora de enseñar?
Creo que soy cariñosa y exigente a la vez, o pretendo serlo. Mi primera exigencia es que se formen como lectores. Lectores de otros autores, y de sí mismos. La otra es que sepan encajar las críticas de manera razonable. Que acepten la reescritura como una parte de la escritura misma. Que no escriban sobre temas impostados, es decir, que sean honestos. No me gusta la solemnidad, aunque si es auténtica, bienvenida sea.
Háblanos un poco de la sección que abre hoy el taller en ‘El Asombrario’. ¿Qué se va a encontrar el lector?
El lector va a encontrar lo que espero que se encuentre también en nuestros cursos: una reflexión amena sobre la lectura y la compleja profesión de escribir. Una manera de mirar el mundo a través de los libros y de la cultura.
Comentarios
Por Jesús María Moreno Solanas, el 07 mayo 2017
Olé mi profe, olé la entrevista y olé la colaboración con El Asombrario. Es en entrevistas como esta, donde sin querer y sin esfuerzo se dicen y aprendes los verdaderos fundamentos de la escritura. Lo que no se publicará nunca y que sólo se cuenta entre amigos. Muchas gracias por regalarnos este Master.
Por Javier, el 07 mayo 2017
Gracias, Jesús
Un abrazo
Por antonio, el 07 mayo 2017
El asunto de si se puede enseñar a escribir o no es complicado. O quizá no tanto: https://antoniopriante.com/2015/05/17/ensenar-a-escribir-el-artista-como-critico-oscar-wilde-a-e-p-s-e-2/
Por Eva1314, el 07 mayo 2017
Muy interesante y didáctico el taller, lo seguiré, la verdad es q la escritura no se me da muy bien ( soy + d números), pero siempre me ha llamado la atención. Tampoco tengo pretensiones, la considero un canalizador de sentimientos y visiones.
Por Vladimir Merino, el 07 mayo 2017
Interesante proyecto; lo seguiré con interés. Creo que la escritura es una actividad en la que nunca se termina de aprender, siempre se descubren nuevos métodos y caminos. Como en casi todas las facetas de la vida, la crítica y especialmente la autocrítica son imprescindibles.
Por Carmen, el 07 mayo 2017
Estuve en esos recordados años 80 en el Circulo de Bellas Artes con Clara y Merlin en varios de sus talleres, siempre recordaré esa etapa y siempre, como con el inglés, quiero seguir con ello, hay algo que me dice que podría retomarlo y divertirme escribiendo. Me encanta Clara así que espero seguiros en esta propuesta y ver si logro quitarme esa espinita. Gracias
Por Lilian Costamagna, el 07 mayo 2017
Escribo, eso intento. Lo hago cuando estoy inspirada, muy a menudo. Soy docente jubilada. Nunca concurri a un taller literario. Escribo cuentos y novelas cortas. Poca poesia. Me interesaria contactar con uds.
Por Lilian Costamagna, el 07 mayo 2017
Envie recien uno pero corrijo email ya q estaba incorrecto
Por Melba, el 12 febrero 2018
Hola! Encontré esta entrevista de casualidad y me interesó saber más, como me suscribo para recibir sus artículos. Gracias!