Cómo influye el ecodiseño en los envases

Botellas.

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El ecodiseño representa un feliz maridaje entre el arte, la industria y la ecología. Su importante desarrollo en los últimos años ha permitido, entre otras cosas, reducir el volumen y el peso de los envases y hacerlos más sostenibles; con disminuciones, por ejemplo, de un 12% en los envases de vidrio. Reducir su impacto ambiental, en fin, que es el asunto que nos ocupa en esta sección de ‘El Asombrario Recicla’. Hablamos con José María Fernández, responsable técnico de Proyectos de Ecodiseño en el Ihobe, centro para la sostenibilidad ambiental dependiente del Gobierno Vasco y uno de los más punteros a nivel europeo en este terreno.

“El Ecodiseño se basa en el concepto del ciclo de vida del producto, esto es, que tenemos que tener presente desde las materias primas que componen el producto, los procesos productivos necesarios para la fabricación del producto, la forma en la que lo vamos a distribuir, la forma en la que se va a usar por parte del cliente, y muy importante, el destino final que ese producto va a tener», subraya explica José María Fernández, del Ihobe. «Todo ello para tratar de minimizar su impacto ambiental, pero fomentando la creatividad del diseñador”. El Ihobe (www.ihobe.net) es un punto de referencia en ese asunto que pertenece a la Red Europea de Centros de Ecodiseño, creada en 2012, junto a otros de Francia, Reino Unido, Alemania y Holanda.

Para que nos hagamos una idea de la importancia del ecodiseño pensemos antes en algunos datos. Sólo en España se generaron en 2010 unos 137 millones de toneladas de residuos, un 17% en el hogar. Si ponemos la atención en el cubo de la basura, el de nuestras casas, la estadística nos dice que la fracción orgánica representa el 42,7% del total, el papel/cartón el 18,7%, los envases ligeros el 14,0%, el vidrio el 6,9% y el resto el 17,6%, donde se incluyen los muebles, aparatos eléctricos y electrónicos, pilas, textiles.

Sin embargo, si nos centramos exclusivamente en los envases, comprobamos que la cantidad de residuos generada se incrementó de forma continuada hasta 2007, pero a partir de esa fecha empezó a disminuir y en 2011 desechamos una cantidad de residuos inferior a la del año 2003. Crisis económica mediante (el consumo es menor), una de las causas de esta disminución la encontramos en la reducción del tamaño y el peso de los envases, esto es, en el ecodiseño.

“Las opciones del Ecodiseño son prácticamente infinitas y se trata de establecer la forma de utilizar al máximo las posibilidades que la tecnología nos ofrece para innovar y mejorar constantemente los productos, en este caso los envases”, sostiene Fernández.

Desde Ecovidrio, entidad sin ánimo de lucro que gestiona la recogida de los envases de vidrio en España, señalan la importancia que tiene el ecodiseño en la industria del vidrio. La entidad ha desarrollado planes empresariales para los sectores que distribuyen sus productos en envases de vidrio (cervezas, sidras y vinos y bebidas espirituosas, entre otros) basados en cuatro puntales: reducción del peso de los envases de vidrio, incorporación de material reciclado en los envases y embalajes utilizados, mejora de la calidad ambiental de los envases y sus posibilidades de valorización, y adopción de buenas prácticas en la gestión interna de los residuos de envases.

Los resultados son evidentes: Desde 1998 se ha reducido en un 12% la relación entre envase y producto y se ha logrado una reducción del peso de los envases de vidrio considerable. Entre 1998 y 2013 la industria cervecera, por ejemplo, consiguió reducir esa relación en un 10,5%, la del vino en un 5,6% y la de la sidra en un 26,9%.

Según este experto, aparte de las ventajas ambientales, el ecodiseño resulta también atractivo en términos económicos. “La utilización por parte del tejido industrial vasco de la metodología del ecodiseño proporciona un valor añadido a sus productos al reconocerlos como fabricados con un mejor impacto ambiental y garantizar que éstos resultan menos dañinos para el entorno a lo largo de su ciclo de vida”, añade.

Y lo mejor es que, incluso con los avances experimentados en los últimos años, aún queda mucho camino por recorrer. Fernández lo resume de la siguiente forma: “No sólo tenemos que reducir la cantidad de materia prima por unidad de envase, también debemos conocer la procedencia de esa materia prima, priorizando la utilización de materiales reciclados cuando sea posible. Pero también hay que analizar los procesos productivos necesarios para dar forma a nuestros envases, el tipo de tintas que usamos, los adhesivos. Y muy especialmente el destino final de esos envases. ¿Son reciclables?”.

¿Y en el futuro? ¿Cómo serán los envases? A nivel europeo se está trabajando ya en un nuevo indicador, la huella ambiental, capaz de agregar y sintetizar el impacto de un envase a lo largo de todo su ciclo de vida. “En el futuro, los envases deberán mostrar de forma trasparente el valor de su huella ambiental, para que el consumidor lo conozca de una forma veraz y pueda comparar los diferentes productos (y sus envases) entre sí”, asegura Fernández.

El ideal será disponer de envases con una huella ambiental lo más reducida posible, incluso nula. En este caso, añade Fernández, una huella ambiental nula certificaría que el envase “no genera impacto ambiental porque las materias primas que los componen son recicladas, los procesos productivos necesarios para su obtención son de bajo impacto y que, una vez desempeñada su función, los envases son reutilizables y en verdad se reutilizan en un gran número de ciclos, asegurando finalmente que materias primas que los componen vuelven a ser recicladas, asegurando así una gestión circular de las materias primas, optimizando los recursos naturales y contribuyendo a la correcta preservación de nuestro medio ambiente”.

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