‘Artilujos’, cómo recuperar el alma de los muebles

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Del ‘recycling’ al ‘upcycling’. Del mero reciclaje al ‘supra-reciclaje’. O a ‘reci-crear’, como nos cuenta la gente de ‘Artilujos’ -el portal de los muebles reciclados, con alma-, a los que pillamos en plena acción de consumo cooperativo de cajas de madera, tan empleadas ahora en decoración y mobiliario. Nos ayudan a entender cómo dar un paso más en una dirección distinta al usar-tirar, el despilfarro, la globalización sin sentido ni sentimiento. Con cajas muy templadas.

La cultura del usar-y-tirar-porque-total-es-tan-barato-que-para-qué-alargar-su-vida, que tan cómoda nos pareció hace unas décadas, devora con sus fauces sin límites los limitados recursos naturales del planeta. Y hace estragos ante la mirada extraviada de la mayoría de los ciudadanos. Desde la industrialización de la agricultura y la ganadería a la fast-food, pasando por la ropa de temporada, hasta llegar a los muebles; la cadena de comprar sin pensar en que perdure lo que adquirimos está haciendo estragos.

Hace unos meses dedicábamos un espacio a Slow Fashion, nacida al abrigo de Slow Food, tendencia ya muy implantada en Europa. Hoy nos detenemos en los muebles, de la mano de Artilujos, o sea, de María Álvarez, Elena García y Miguel López, gente involucrada en la «innovación social». Hablamos con Miguel para que nos explique lo que hacen. Primera declaración de principios: «Nuestros padres y abuelos solían comprar muebles pensando en que fueran para toda la vida, e incluso pensando en que los heredaran sus hijos». Dice Miguel que, sin embargo, hoy día hemos caído en el proceso de comprar muebles también con una filosofía parecida a la de la ropa, casi de usar y tirar; todos iguales, sin personalidad, sin que nos identifiquemos con ellos. «De ese proceso de reflexión de cómo consumimos, nació hace un año Artilujos, que queremos que sea un lugar de referencia del upcycling, o, como lo llamamos nosotros, reci-crear, que es un peldaño más, más arriba, del reciclado». Recuperan objetos inservibles o casi inservibles, cuyo destino es el residuo o el olvido en cualquier trastero, para convertirlos en otros objetos con igual o más valor, y, desde luego, con una utilidad actualizada para volverlos a incluir en nuestra vida cotidiana.

Ahora que está tan de moda lo de reinventarse (especialmente para las personas acuciadas por la crisis, toda crisis es una nueva oportunidad), se trata de trasladar esta filosofía a los objetos. Reinventar objetos. Devolverles su valor.  Darles una segunda oportunidad, una vida nueva.

El caso más claro, y que ahora ya nos hemos acostumbrado a ver: los palés de madera usados originalmente en almacenamiento y reconvertidos, por diseñadores/interioristas visionarios, en mesas, cabeceros, expositores, en bares, casas, tiendas, centros culturales como la LABoral de Gijón… O las lámparas a partir de botellas o las mesas que eran bobinas industriales de cables.

Lo que Artilujos propone es un punto de encuentro entre consumidores y una plataforma de artesanos españoles -ya son 25, que ofrecen desde sillas, mesas y lámparas, a vasos y cojines-; de manera que se les pueden encargar esos muebles con alma, hechos con raíces, y no apelotonados -todos iguales-, en inmensos almacenes -todos iguales-, a las afueras de grandes ciudades -cada vez más iguales-. Frente a la filosofía ¡a mí qué, ah!, reflexionar sobre el consumo. Consumo responsable: una de las mejores armas para diseñar la sociedad que realmente queremos.

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‘Artilujos’ apoya no sólo el reciclaje-valorizado, sino también el bricolaje, hazlo tú mismo (DIY), a partir de materiales sencillos y ecológicos.

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Palés y cajas de madera -de vino, de frutas, de patatas- se usan ahora mucho en interiorismo.

Tratan de recuperar así las tradiciones y otra manera de producir y de consumir. Una actitud menos globalizadora. Por eso en su portada dicen: «Pensamos local». Van por el mismo camino del consumo cercano de alimentos, kilómetro cero, algo cada vez más implantado en los países desarrollados, y que pone en contacto directo a los consumidores de ciudad con los agricultores y ganaderos que más cerca viven.

«Además de piezas que siguen la filosofía upcycling, en Artilujos pensamos que los esquemas del consumo de muebles están cambiando de nuevo», explica Miguel. «Hay un creciente interés por los diseños en código abierto que cualquiera puede reproducir empleando técnicas de DIY y una creciente comunidad de makers que no sólo trabaja con sus manos sino con nuevas herramientas tecnológicas como las impresoras 3D o las cortadoras láser de nueva generación. A ese público muchas veces les hace falta los materiales con los que crear sus piezas, como pueden ser palles de obra o cajas de madera, al estilo de las cajas que se usaban para transportar vino o fruta. Para ofrecer estos materiales de una forma más responsable, organizamos periódicamente pedidos colectivos a la Fundación Asla, que es un centro especializado en carpintería que ofrece oportunidades laborales a personas con discapacidad. Trabajan siempre con madera con certificación sostenible PEFC».

Frente a una sociedad cada vez más virtual, tecnologizada y globalizada, la otra vía: la de los makers, la recuperación del trabajo manual y del DIY (do it yourself, hazlo tú mismo), como necesidad de no enloquecer en nuestra evolución a un ritmo demasiado vertiginoso, y que desde Artilujos también quieren apoyar y fomentar

Con ese otro ejemplo -las famosas cajas de madera de siempre para almacenaje y transporte de frutas, patatas y verduras- así, con cajas templadas, llegamos a la otra cara que proponen desde Artilujos: el consumo cooperativo. Es decir, juntarse muchos pequeños consumidores para constituirse como una especie de consumidor mayorista, y así obtener ventajas en la compra de material que les permita ese DIY. Están ahora en plena campaña -hasta el próximo lunes, día 17; por eso, por la urgencia de la cita, hemos decidido adelantar en esta ocasión la Ventana Verde– para realizar un pedido potente -cuanto más potente, más ventajoso- de estas cajas de madera de pino, nuevas, que últimamente marcan tendencia en decoración y mobiliario.

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Cajas de madera de pino como ésta son las que propone comprar ‘Artilujos’ de forma cooperativa.

En la era de los círculos y las redes, del crowfunding, blablacar y airbnb, de la economía participativa-asociativa (no perderse la sección Nos Seguimos, de Ana Llovet, en esta misma revista), se trata una vez más de juntar muchas pequeñas voluntades para conseguir un objetivo mayor. Y dentro de esa filosofía de consumo responsable, de responsabilidad ambiental y social, desde Artilujos harán el encargo de esas cajas a la Fundación ASLA, que ofrece oportunidades laborales a personas con discapacidad. Así se cierra el círculo. Economía de círculos. Sociedades de redes frente a las estructuras y jerarquías, cada vez más en entredicho.

Una sociedad sin cajas destempladas, sino revividas.

El pedido colectivo de las cajas de madera está abierto hasta el próximo lunes, día 17 de noviembre. La caja sale a 18,90 € unidad, precio final, sin sorpresas. El envío es gratuito a todo el territorio nacional peninsular.

Más información y pedidos

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