Cómo visitar 15 obras maestras de la pintura sin moverse de casa
El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza ha comenzado a proponer a través de su web la visita virtual guiada ‘Una hora en el Thyssen’ para repasar 15 obras maestras de esta pinacoteca de la mano de sus conservadores. Desde Canaletto y Durero a Van Gogh y Gauguin. Un recorrido guiado que se suma al catálogo digital de visitas virtuales y visitas guiadas en vivo. Cuesta 5 euros. ‘El Asombrario’ se ha apuntado a la experiencia. Os lo contamos.
Para empezar, y ya que el ritmo lo va marcando el propio usuario, que se puede detener el tiempo que considere oportuno en cada cuadro, señalar que la visita, según comprobó este periodista, se acerca más a la hora y media que a la hora. La visita, que mezcla el audio con la lectura, resulta fácil, nada cultista, para todos los públicos y muy entretenida, pues desarrolla anécdotas y los detalles más curiosos y relevantes de cada lienzo. Son 15 obras fundamentales y un recorrido por siete siglos, desde el siglo XIV hasta los años 80 del siglo XX.
Así nos lo explica el Thyssen: “Con el objetivo de adaptarse a un visitante cada vez más digitalizado, desde hace varios años se han ido creando una serie de nuevas visitas virtuales inmersivas –tanto a las colecciones como a las exposiciones temporales–; y ahora se ha abierto una nueva puerta que incluye un tour virtual para explorar hasta 15 obras maestras de la colección permanente, con súper alta resolución, con una locución a cargo de un especialista del museo y permitiendo elegir el itinerario, pasando de una sala a otra y deteniéndose en los cuadros que cada cual prefiera. Se trata de la visita virtual guiada, que permite recorrer la colección desde cualquier lugar, en cualquier momento, por 5 euros. Arte para autoconsumo”. Y continúa: “Las opciones digitales para ver el museo tienen como objetivo principal adaptarse a los distintos perfiles de visitantes: hay una visita virtual libre, gratuita, en la que se ofrece un recorrido básico con el que disfrutar de las obras de la colección, teniendo la posibilidad de ver gracias a las macrofotografías aquellos detalles que le llamen la atención, sin necesidad de seguir un orden preestablecido. Esta nueva visita virtual guiada tiene en común con la anterior que se puede realizar en cualquier momento y pausar cuando se quiera al estar ya previamente grabada, pero es mucho más rica y completa pues está narrada por un especialista del museo (en español y en inglés), quien se detiene en una selección de obras de los maestros de la colección”.
Vamos allá. Iniciamos la ruta. Tras explicar brevemente la historia del museo, el recorrido comienza en el siglo XIV con los Primitivos Italianos, y la obra ‘Cristo y la Samaritana’, de Duccio di Buoninsegna. Interesante, porque, de acuerdo con lo que se llevaba en la época, este cuadro añade cierta perspectiva en la composición y expresividad a las figuras.
La segunda parada se realiza en una de las salas más apreciadas por los visitantes del Thyssen, la de Retratos en el Renacimiento, siglo XV, con Florencia como epicentro artístico y que acoge varias de las obras maestras de la colección. Aquí, la visita se detiene en esa maravilla –uno de los iconos del museo– que es ‘Retrato de Giovanna degli Albizzi Tornabuoni’, de Domenico Ghirlandaio. Como en el resto de las 15 estaciones, se desgranan anécdotas para acercar y humanizar los cuadros. Por ejemplo, aquí se cuenta que la protagonista de esta obra había fallecido durante el parto de su segundo hijo y que, un años después, Ghirlandaio la inmortalizó en este óleo a partir de un dibujo que le había hecho antes de morir.
Y de la Florencia del siglo XV a la Venecia del siglo XVI, que vivía un extraordinario esplendor cultural y económico. Nos detenemos en otro must del museo: ‘Joven caballero en un paisaje’, de Vittore Carpaccio. Las últimas interpretaciones apuntan a que se trata del retrato alegórico de un joven capitán veneciano; la abundancia de animales y plantas representa la dicotomía virtudes/vicios; así, vemos al impoluto armiño junto a una charca de sapos; una garza real atacada por un halcón; el lirio y la ortiga. Nos encontramos aquí un botón muy interesante: el que permite apreciar el cuadro antes y después de la restauración, el rejuvenecimiento que ha experimentado la obra al desprenderse de la pátina ocre.
Cuarta parada: Renacimiento alemán, Alberto Durero y la obra ‘Jesús entre los doctores’, un estupendo cuadro que confronta infancia y vejez, belleza y fealdad; los rasgos idealizados de Jesús frente a los caricaturizados seis sabios.
Y llegamos a la Roma Barroca, cuando el poderoso Papado atraía a artistas tan grandes como Caravaggio, del que podemos apreciar ‘Santa Catalina de Alejandría’, una obra maestra de naturalismo y tenebrismo. Y aquí nos cuentan que es muy probable que la mujer que posa para el retrato de la santa fuera una bella y famosa prostituta que frecuentaba el círculo del pintor; ya sabemos que la cotidianidad de Caravaggio era de todo menos tranquila.
Sexta parada: la Pintura Holandesa del siglo XVII, uno de los periodos mejor representados en la colección por los estrechos vínculos de los barones Thyssen con los Países Bajos. La obra que lo representa es ‘Grupo familiar ante un paisaje’, de Franz Hals. Y séptima parada, cómo no, ‘La Plaza de San Marcos en Venecia’, de Canaletto.
Pasando ya el ecuador de la visita, de Italia damos un salto a Francia, a París, al impresionismo del siglo XIX, representado por el cuadro ‘Bailarina basculando (Bailarina verde)’, en el que Edgar Degas huyó del encuadre tradicional y apostó por un contrapicado, con atrevidos escorzos.
En las paradas novena y décima llegan dos artistas con mucho atractivo, con la popularidad intacta hasta hoy: Van Gogh y Gauguin. De Van Gogh vemos ‘Les Vessenots en Auvers’, una obra en la que plasmó su desarraigo, su soledad, su vuelta a la naturaleza, al paisajismo, a la reivindicación de recuperar lo perdido; se suicidó poco después. Por cierto, es una de las obras de cuya adquisición más orgulloso se sentía el barón Heini Thyssen. De Gauguin, cómo no, el icónico y famosísimo ‘Mata Mua (Érase una vez)’, de la colección de Carmen Thyssen, una equilibrada escena pastoril en la que el artista también buscaba la vuelta a la naturaleza frente a todo lo que no le gustaba que había traído la civilización y el desarrollo de las grandes urbes.
De la pintura expresionista alemana de comienzos del siglo XX, esa pintura que el nazismo consideró “degenerada”, y a la que el Barón Thyssen contribuyó a rehabilitar y valorar, nos detenemos en ‘Fränzi ante una silla tallada’, de Ernst Ludwig Kirchner, ese original retrato de una niña de unos 10 años con la cara verde. Del grupo artístico El Puente pasamos al colectivo El Jinete Azul, con la vista puesta en ‘Pintura con tres manchas’, de Wassily Kandinsky; al parecer, una representación del Diluvio. No podía faltar Picasso –es la parada 13– y una magistral representación de los felices años 20 del siglo XX: ‘Arlequín con espejo’.
Y de Europa saltamos el Atlántico hasta la ciudad que se convirtió en la segunda mitad del XX en la gran capital de la cultura, el arte, las vanguardias, desbancando a París: Nueva York. La penúltima parada es para el archifamoso cuadro ‘Habitación de hotel’, de Edward Hopper, una metáfora de la soledad que experimenta el ser humano en las grandes ciudades, la incomunicación en las sociedades modernas. Por cierto, lo que lee la mujer del cuadro no es una carta, como a simple vista pueda parecer, sino un horario de trenes. Más deprimente aún.
El final de esta visita guiada está reservado para el arte pop estadounidense y ‘Mujer en el baño’, de Roy Lichtenstein, un estereotipo de la sociedad de masas, del consumismo, de los cánones de belleza que marca la publicidad.
Más información y entradas para la visita: Disfruta de nuestras mejores obras con una visita virtual única – Museo Nacional Thyssen- Bornemisza (museothyssen.org)
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