Cuando la felicidad llega con el libro de las mareas de Venecia

Alfonso y Giuseppe, dos de los fundadores de la editorial Alta Marea.

Nueva entrega de nuestra serie dedicada a las editoriales independientes. Hoy: Alta Marea, fundada en 2016 por Giuseppe, Sara y Alfonso; la idea surgió en Chennai (India), en medio de una charla entre tres amigos. Quedamos en la calle Eugenio Sellés de Madrid; quiero aprovechar para ver la librería que están a punto de inaugurar. Giuseppe tiene que cruzar cada dos minutos porque no paran de llegar personas reclamando su atención. Abrir una librería no es tarea fácil; aun así, vuelve continuamente para responder a la entrevista.

¿Por qué se llama Alta Marea? ¿Tenéis una relación especial con el mar?

Giuseppe: ¡Eso fueron meses! (Risas). No, nada que ver. Es como la anécdota de los Beach Boys, que no sabían de surf, toda esa estética de surf, pero ninguno sabía nada sobre ese deporte de moda. El nombre surgió un día en Venecia, oímos en las previsiones para ese día que estaba prevista marea alta.

Alfonso: Anualmente nos llega el libro de las mareas de Venecia; cuando llega, es uno de los días más felices del año.

Me resulta un poco idealista crear un proyecto editorial que a primera vista parece querer revisar la historia. ¿Cómo surge la idea?

Alfonso: No sé si la palabra es revisión, pero sí participación y actividad. La idea surge como un comentario gratuito, un comentario sin más, aleatorio. Y sobre este comentario, viendo el perfil que tenemos los dos y las ganas, decidimos crear este proyecto con los puentes italiano y español, pero también con un terreno común y que trasciende lo italiano. Y lo bonito de la editorial es que trasciende el italiano, esa es la base originaria, fuerte y voluntariosa de crear sello.

Giuseppe: La línea editorial sigue abierta a cambios, quiero decir, la primera idea fue enfocarla un poco a lo italiano, como hizo Nórdica al principio con los autores nórdicos o como Iperbórea en Italia, y luego, desde esa línea, se han abierto más cosas, pero esa fue la idea inicial, el núcleo.

¿Es una literatura que tiene un cierto apego al compromiso social, a la revisión y al cambio?

Alfonso: Es más básico que todo esto, es un interés por introducirnos en el tejido vivo, dinámico y constante de la sociedad de este tiempo, intentando buscar las costuras, los espacios que ocupar y los megáfonos que se pueden encontrar para cambiar y vivir y participar en la dinamización social. Tanto con la ficción como de forma más clara con el ensayo. La colección de ensayo desde el principio la pensamos abierta, nunca ceñida a un contexto o un tiempo concreto. El ensayo es también la herramienta que tenemos, la pauta que posa sobre la misma cultura española, en el sentido de que pueden ser Italia o puede ser estadounidense, puede ser francesa o de lo que sea. De hecho, tenemos y vamos a tener en el catálogo mucha variedad. Es un poco la herramienta con que contamos para crear una obra que vaya más allá del tema de la ficción.

Observo el catálogo y veo ejemplos como Vasalli y Pavese, Moravia, Lorusso, Dacia Maraini. ¿Esta última podría ser el pilar fundamental, la columna que vertebra vuestra editorial, vuestro hilo de pensamiento o algo así?

Dacia Maraini para nosotros fue muy importante, por muchos motivos. Uno, porque somos lectores ávidos de sus libros y la conocíamos bien. Otro, porque en tema de narrativa nos parece el equilibrio perfecto, buscábamos entre nombres pueden tener su peso histórico, pero que nunca se han encerrado en el castillo del reconocimiento, sino que ha tenido la puerta abierta en todo el tejido de actualidad que haya ido viviendo en sus 86 años de vida. Es una de las escritoras más verticales y más versátiles que conozco, tiene una novela que es Los años rotos que es una novela cien por cien, tiene ensayos que lindan con la literatura, tiene un teatro intervencionista para luchar por postulados feministas. En un momento determinado en Italia, donde no había nadie que tuviera esa voz y siempre ha ido más allá, en todos los libros, es más, experimentando.

¿Ha ido por delante de la sociedad, de los requerimientos de la sociedad, de la moral, de la sociedad?

Alfonso: Exactamente. No le da a la sociedad lo quiere escuchar sentada en el sillón, sino que juega, se arriesga. A veces no da en la diana con todo lo que toca, pero justamente eso me parece más una virtud que un defecto, porque puede jugar. Y, de hecho, se puede afirmar sin duda que de entre los libros que hemos publicado hasta ahora o los que han publicado en Italia, no hay dos iguales. Y eso es muy bueno, porque tampoco hay uno malo, simplemente mantiene un espíritu, un espíritu crítico con la sociedad que le ha tocado vivir y con lo que ve y con lo que calla la mayoría de la sociedad. En el caso de Italia y de España es obvio, se ha callado mucho más.

Cambiamos de tema, hablamos sobre ecología, he visto que habéis publicado a Marta Barrio García-Agulló, ‘Los gatos salvajes de Kerguelen’, y ‘Enjambres’, de Edgar Borges, ambos de ficción y que tratan temas ecologistas. ¿Estáis preocupados?

A nivel libro, dentro de un discurso que nos preocupa de ecologismo, de cambio climático, que es donde estamos y la función de las editoriales de publicar cosas en ese sentido. A nivel objetual, como tú me preguntas, de edición fáctica de libros. Nosotros defendemos el papel, seguimos defendiéndolo.

¿Publicáis con papel sostenible?

Sí, con la imprenta sí que tenemos un sello de garantía de que es papel producido en buenas condiciones, etcétera. Y a nivel temático, por supuesto; es una de las pautas que nos preocupan. Los gatos salvajes es la primera novela de una autora que creo que es la bandera de batalla ecologista a través de la ficción, además es muy bonito el enfoque. Enjambres es un poco lo mismo. Es un intentar entender, dar un diagnóstico de la sociedad y sus problemas también a nivel ecologista a través de la ficción. Y es que el compromiso de lucha se puede hacer en la ficción, pero la ficción tiene la posibilidad de ser una herramienta con una potencialidad mayor incluso que la no ficción.

La línea editorial está muy bien acotada, literatura italiana del siglo XX, ensayo político y social y dos colecciones que se llaman Sotavento y Barlovento. El sotavento es hacia donde se dirige el viento y el barlovento es desde donde viene el viento. ¿Estas dos últimas tienen algo que ver con el pasado que nos enseña y el futuro? ¿Estas publicaciones van por ahí?

No es tanto un discurso entre pasado y futuro, sino un ejercicio empático con el lector y de reflexión en cuanto editores. Por un lado, Sotavento son libros que quieren hacer conocer al lector de aquí territorios lejanos o historias precisas, pero ajenas a tu propio sillón.

¿Por ejemplo?

Los artículos de Alberto Moravia sobre África que hizo cuando viajó con Pasolini, Maraini… Vamos a sacar próximamente otro Sotavento que nos importa mucho, que va a ser más Crónicas de Wuhan, donde uno de los seis corresponsales internacionales que se quedaron encerrados en Wuhan, en este caso de El País, Jaime Santirso, escribe unas crónicas que, reelaboradas para el libro, van a hacer que podamos entender a través de esta no ficción literaria lo que pasó allí.

¿Y al contrario? ¿El barlovento?

Y el contrario es el hecho de constituir voces. La intención de Barlovento es abrir nuevos perfiles, nuevas voces literarias con las que nosotros nos sentimos identificados y a las que encontramos gran potencialidad pero que no salen solas. El interés por ellas no está directamente establecido por el tema que está haciendo en sí, sino que queremos construir perfiles y voces en la sociedad y en la literatura española y, a través de ellas, crear perfiles potentes. El de Marta Barrio, por ejemplo, es uno de los grandes ejemplos, porque la primera novela fue la nuestra y la segunda ha ganado el premio Tusquets hace muy poquito y es un poco la manera en la que tenemos de sacar talento.

¿No tenéis ningún tipo de problema en publicar las temáticas que en principio tendrían poco que ver con vuestro sello editorial? Por ejemplo, ‘Papa Francisco’, en el que se recogen tres discursos de Bergoglio con el compromiso por una causa, la de vivir al margen del capitalismo.

Yo te pongo el ejemplo de dos libros de nuestro catálogo que me parecen reveladores si los pones uno al lado del otro, porque son muy lejanos, pero muestran un suelo común. Uno es Tierra, techo, trabajo, un libro de un Papa que para un sello de nuestras características sorprende o podría sorprender a cualquier lector o cualquier librero. Pero que si uno lo lee, encuentra tres discursos sobre la indecencia del capitalismo, las consecuencias que el capitalismo está acarreando en las clases bajas y una invitación a que esas clases bajas tomen conciencia de su situación y adquieran herramientas de confrontación de ese sistema económico. El otro, La lucha hablada, conversaciones con ETA. Si tú pones esos dos libros juntos, te das cuenta de que el proyecto editorial no busca tanto la polémica, sino una reflexión para poder cambiar las cosas. Desde un ángulo con estilo original, digamos, una voz diferente.

Hay algunos también que están a caballo entre el ensayo y la novela; o sea, que tienen mucho de ensayo dentro de una ficción que se parece mucho a la realidad…

Te propongo de nuevo el ejemplo poniendo dos libros que me parecen muy reveladores. Isolina, una novela periodística de Dacia Maraini, y Cuerpo feliz, una novela ensayo. Ella es capaz, con las herramientas de la ficción, de incorporar material no ficcional. En el caso de Isolina es la reconstrucción de un asesinato de una mujer en 1900 y en él incorpora un 95% de artículos que investigó en Verona. Y te lo plantea diciendo: mira lo que pasa en 1900, construye tú los puentes de lo que pasa ahora mismo aquí, cómo funciona la prensa y la sociedad, y Cuerpo feliz, a través de las reflexiones de grandes citas o referencias a Aristóteles a Platón, Simone de Beauvoir y otros nombres. Crea a través de una idea ficcional, que es un diálogo con un hijo que no nació, puesto que ella abortó para construir una novela, la hila a través de técnicas ensayística de colocar citas y textos de la filosofía.

Giuseppe: En el caso de Dacia Maraini hablamos de una fuera de serie de la literatura. A mi entender, conjuga esa parte de ficción con un enganche a la realidad y luego los une a los problemas que nos preocupan dentro de nuestro pensamiento.

Después de escucharos debo volver al inicio, ¿por qué os hacéis editores?

Alfonso: Puede ser perfectamente que toda esta aportación que queremos hacer la queremos hacer con una base, con los textos sólidos que no siempre copan el mercado editorial en España. Y ya sabemos, es un compromiso no solamente de fondo, sino de calidad también.

Giuseppe: De hecho, muchas novelas las publicamos a contracorriente, sabiendo que no van a funcionar en el mercado.

¿Habéis alcanzado la cifra de venta del título ‘Un millón de ejemplares vendidos’, de Carlos Claveles?

Alfonso: Estamos lejos de ese número.

Giuseppe: Menos de un millón. (Risas). Pero bueno, ese libro es curioso porque también dice mucho de nuestra idea de literatura. Esa es una crítica al capitalismo, a la industria editorial, al best seller, digamos, a lo que requiere la industria editorial de cierto tipo de autores.

Si no me equivoco, ¿el tema trata del encargo a un traductor de Tomás de Aquino para escribir un best seller?

Sí, sí, gana todos los premios del mundo. Y luego se descubre que no es quien decía ser, sino un traductor anónimo. En este caso, un estudioso de Santo Tomás.

Cuando hablo con vosotros tengo la impresión de que lleváis toda la vida editando, pero es una editorial muy joven. ¿Creéis como yo que ya está afianzada?

Nos alegra escucharlo desde fuera. Yo tengo la sensación de que no estamos sacando libros que se pierden en el olvido. Estamos manteniendo un nivel donde cada libro consigue encontrar un espacio y pasan dos años, pasan tres años y sigue estando conectado con lo que está pasando. El reto es mantenernos en esta línea.

Entonces, ¿creéis que habéis dado en la tecla?

Bueno, todavía estamos lejos de dar en la tecla del millón de ejemplares superados, pero tenemos una cierta tranquilidad como editores. Espero que no lleguemos nunca a ser ese tipo de editores que viven en la torre de marfil; seguimos leyendo manuscritos y buscando nuevas voces que tengan valor. Por eso abrimos Barlovento. Por eso desde el principio apostamos por el ensayo, con la idea de que contribuir a la sociedad no parece relativamente fácil.

¿Hacéis una tirada grande o hacéis la tirada justa según vuestras previsiones?

Intentamos ajustarnos entre 1.000 y 2.000 ejemplares. Esa suele ser la horquilla, dependiendo de cada libro.

¿Qué editores os han inspirado?

Giuseppe: De los grandes, por perfil, Feltrinelli; por recorrido, Enaudi. Fandango Libri, que hace un buen trabajo. Ha salido una de deportes, 66thand2nd, también Minimun fax, muy buena. No tengo bajo control todo el panorama, pero en Italia está pasando lo que pasó aquí hace años; están saliendo muchas editoriales pequeñas, independientes. Está Sur, que ya es bastante grande y publica básicamente latinoamericanos, La nueva frontera, que se dedica mucho a autores españoles, y Gran Vía, que hace ese trabajo un poco entre España e Italia.

¿Y a ti, Alfonso?

Y yo como contrapunto, un poco de aquí también: Donatella Iannuzzi de Gallo Nero, por su apuesta personal y estética, que une el valor del texto a la sensibilidad; otra que he descubierto hace poco es Cabaret Voltaire, de Miguel Lázaro García y José Miguel Pomares Valdivia. Han sumado a su trabajo de edición el compromiso. Debemos poner en valor ese tipo de editoriales que no cuentan con grandes medios, pero que tienen un compromiso constante con su catálogo, en cuanto a calidad y también en la manera en que lo desarrollan.

¿Pensáis que cambiará en algo vuestra visión editorial al comprobar la comercialización de los libros?

Yo estoy aprendiendo mucho, porque una cosa es entender el tejido editorial desde el punto de vista de editor y otra entrar en contacto directo con el material que se publica. Pero lo que me gusta del proyecto de la librería es tener la posibilidad de construir un lugar de paso donde la gente pueda estar y compartir opiniones y visiones, y que no esté centrado o limitado a Alta Marea.

¿Cuál es el próximo libro que tenéis en la línea de salida?

Es el centenario de Fernando Fernán Gómez y estamos a punto de sacar un diario inédito, o en parte inédito, que escribió cuando fue a trabajar a Roma. Se llama El Diario de Cinecittà, lo escribió en 1953, cuando fue a trabajar en La voz del silencio, y escribe él, joven, cuando no es un actor consagrado, pues los chascarrillos de cómo vive, como es estar rodeado de estrellas en Roma lo hacen muy cercano y tierno. El diario va con un poemario de Fernán Gómez, que escribió en el mismo periodo y con ilustraciones del arquitecto Manuel de las Casas.

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