Cuando tenías miedo de que ETA matara a tu padre, Muñoz Molina

El escritor Arturo Muñoz.

Puedes seguir al autor, Guillermo Martínez, en Twitter, aquí.

Conjugar el miedo infantil con el asesinato de tu padre con uno de los fenómenos que ha marcado la historia más reciente de España. Eso es lo que ha hecho Arturo Muñoz –hijo del escritor Antonio Muñoz Molina– en ‘Por un túnel de silencio’ (Pepitas, 2022), publicación que pretende acercar el conflicto vasco sin renunciar a ninguna de sus múltiples aristas. La idea surgió en un entorno muy familiar, pues uno de sus compañeros en el grupo de música que tenía el escritor de joven era guardia civil. Para él, el componente de emoción y sentimiento es más determinante que el político y el ideológico, tal y como presenta en las casi 300 páginas de la monografía.

Llegar a las personas, a su interior, es lo que se propuso Muñoz: “Yo sí me aproximé a la historia con prejuicios ideológicos y el libro cobra sentido, precisamente, cuando entendí que no tenía que aportar un relato ideológico o político, sino que tenía que ir más allá de las ideologías que tienen, o dicen que tienen, ciertas personas”. De esta forma, el escritor no pretende presentar un relato coherente, pues siempre que lo ha intentado la realidad ha sido más fuerte. En sus propias palabras: “Cuando he pretendido eso, a los dos capítulos surgía una idea que contradecía la anterior”.

Desde luego, relatar el conflicto vasco desde los últimos años del franquismo y su extensión en las décadas siguientes no es fácil. Él vivió en sus propias carnes un miedo que jamás olvidará. Temía que ETA asesinara a su padre por una simple razón: mucha gente que hacía lo mismo que él, un personaje público, terminaba muerta. “Para un niño esa posibilidad es aterradora. No sé hasta qué punto esa idea que tenía era verosímil, pero tampoco era descabellada”, afirma el autor. En su relato, fija el objetivo en las cosas pequeñas, apenas perceptibles, pero esenciales a la hora de entender el porqué de una acción, un pensamiento, un gesto que muchas veces pasa desapercibido.

Muñoz, que nació en 1986, ha tomado la suficiente distancia para, después, acercarse a la historia desde otros parámetros, alejada también de su posición política de entonces. “Del conflicto vasco he aprendido que las distinciones entre el blanco y el negro son muy difusas, aunque es necesario establecer cierta verdad histórica y jurídica, y determinar la responsabilidad que cada uno tiene en los sucesos”, agrega. Su obra, así, rompe con algunos prejuicios que, aunque necesarios y útiles para entender el mundo que nos rodea por la parte de verdad que poseen, también son actores infalibles en el cegamiento que provocan ante el sufrimiento de personas concretas, parafraseando al propio Muñoz.

Sin ir más lejos, el guardia civil sobre el que pivota gran parte del relato pertenecía a “un cuerpo de seguridad objetivo de ETA, corrupto y violento, pero si indagas en su historia personal entiendes de dónde viene, el sufrimiento que padecía sin habérselo buscado y lo preso que estaba de las circunstancias”. “Eran personas muy castigadas por sus mandos y que, en cierto momento, empezaron a sufrir el acoso y los asesinatos de la banda terrorista, y esto no significa que la Guardia Civil no tenga que rendir cuentas por las barbaridades que también hicieron”, se explaya el escritor.

Lo nimio, lo milimétrico, asaltan el protagonismo en la obra de Muñoz, quien analiza lo más profundo de una persona para entender por qué hicieron lo que hicieron, su lógica personal, más allá de la simpatía personal que le merezcan, “que la de la Guardia Civil durante la dictadura es ninguna”, apuntilla. La visión compleja del conflicto vasco, como no podía ser de otra manera, transita entre diferentes relatos, todos ellos bien encuadrados en el libro de reciente publicación. Se contradicen, claro, pero así enriquecen la historia.

Aún recuerda las opiniones de su padre, publicadas en El País, en contra de ETA y del nacionalismo vasco, y todo el miedo que le infundían una posible represalia por parte de la banda terrorista. “Hablo del año 2000 y 2001, esos veranos tan duros que causó ETA a principios de siglo. Veía a mi padre escribir sobre ello, y en televisión. Siempre me parecía que hablaba muy tranquilamente de asuntos que me daban mucho miedo”, explica. ¿Cómo lo llevaba? “En silencio, que es como suelen llevar las cosas los niños. No entiendes muy bien lo que pasa, no sabes hasta qué punto es una fantasía tuya o tiene algo de verdadero”, responde.

El proceso de elaboración del libro también ha tenido su enjundia. “Yo creo que nadie a quien se lo decía, ni siquiera yo, pensábamos que me podía estar adentrando en un terreno delicado”, expresa Muñoz. Escribía desde su casa del Albaicín granadino, con cierta naturalidad e inocencia que quizá no habría tenido si hubiera estado más involucrado y cerca de donde se vivió el conflicto.

De todas formas, varias son las ocasiones que ha visitado Euskadi en busca de respuestas. “A mí la gente que más me interesa es aquella que tiene dudas. He hablado con personas que defendieron el asesinato como arma política y con el tiempo abandonaron esa posición, y que también sufrieron en sus propias carnes el acoso que había en ciertos ambientes con aquella gente que no estuviera de acuerdo con el discurso nacionalista”, reflexiona. Aun así, dice, estas personas siguen siendo progresistas; “no han hecho el recorrido de ciertos personajes intelectuales ahora escorados a la derecha”.

Su visión ahora cercana de todo aquello le lleva a afirmar que “la gente que ha vivido desde dentro el conflicto no tiene una visión muy dramática de lo que ocurrió”, y que “hay una extraña naturalidad en todo esto”. A pesar de ello, Muñoz sí se ha encontrado con personas cuyo arrepentimiento denomina como profundo. “Yo creo que en privado cada vez se habla más del asunto, en el plano íntimo, incluso entre personas que pertenecieron a bandos enfrentados”, continúa.

A pesar de ello, el escritor ha visto que ante la posibilidad de que ciertas palabras o pensamientos se hagan públicos, la gente se echa para atrás. “Yo lo comprendo, pero indica que hay algo bastante oscuro en esta historia y que aún despierta cierta agresividad según en qué momentos. Pienso que hay que mirarlo de frente, porque el problema no está resuelto”, determina el autor. Según su experiencia, todavía hay cierto miedo a lo que puedan pensar los demás de la opinión de cada uno, “a que te etiqueten políticamente como algo que no consideras ser, y eso imposibilita que haya un discurso matizado y complejo de la realidad”. Y eso es lo que él pretende con este libro, “ni defender ni hacer daño a nadie”, solo comprender a unas cuantas personas concretas.

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Comentarios

  • Canario

    Por Canario, el 22 junio 2022

    La Guardia Civil cometió bastantes pocas atrocidades comparadas con los q asesinaban al diferente, no tenéis vergüenza en seguir blanqueando… Poned cifras

  • Malvenidocarñoso.... Facebook

    Por Malvenidocarñoso.... Facebook, el 22 junio 2022

    Kaixo..
    Por menos de lo que expresas en éste reportaje, me han dado de todo menos caricias.
    Dos intentos de suicidio y dos ingresos en la cárcel..Con Sentencia de una de las Magistradas, Literalmente » Bienvenido Herce es Inocente y es un mafia para Inculpar y arruinar. Agur.

  • Alejandro

    Por Alejandro, el 23 junio 2022

    ¿Sabes la sensación que te deja cuando leéis un artículo y muestra una equidistancia respecto a la Guardia Civil(asesinados) y ETA(asesinos)?

    Pues eso, no tenéis vergüenza. La izquierda no espabila y no quiere enfrentarse de forma honesta a ciertos aspectos de sus frentes ideológicos y uno de ellos es el de ETA.

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