Cuatro lecturas imprescindibles para un reencuentro con el planeta

John Muir, autor del libro 'Escritos sobre naturaleza'.

John Muir, autor del libro ‘Escritos sobre naturaleza’.

John Muir, autor del libro 'Escritos sobre naturaleza'.

John Muir, autor del libro ‘Escritos sobre naturaleza’.

La crisis ambiental ha llevado a varias editoriales a rescatar a autores olvidados o poco conocidos del mundo de la ecología y a sacar a la luz las experiencias de aquellos que decidieron vivir de otra manera. Dos de estas editoriales, entre otras, son Errata y Capitán Swing. Coincidiendo con el arranque de la muy popular Feria del Libro de Madrid, nos detenemos en cuatro libros de cabecera para replantear nuestra manera de estar en el mundo, de tratar al planeta. Obras muy, muy recomendables del clásico escocés-estadounidense John Muir, el periodista ambiental inglés George Monbiot, el escritor francés Jean Giono y la escritora, periodista, bióloga y activista norteamericana Sue Hubbell.

Capitan Swing acaba de publicar Escritos sobre naturaleza, de John Muir (1838-1914). Aunque apenas conocido en España, Muir es junto a Emerson y Thoreau uno de los grandes renovadores del pensamiento ecologista y el activismo norteamericano. Nacido en Escocia, a mitad del siglo XIX, su familia, como tantas en aquella época, emigró a Estados Unidos en busca de nuevas oportunidades. Durante varios años trabajó junto a su padre, un fanático presbiteriano, en una granja, hasta que un viaje a la sierra cambió su vida para siempre. Botánico, poeta, memorialista, le debemos a su activismo ambiental, entre otras cosas, que Yosemite y Yellowstone fueran declarados parques nacionales por el Congreso de EE UU.

Escritos sobre naturaleza puede considerarse una especie de autobiografía de este “hombre del Renacimiento”. Y por cierto ha coincidido con otro lanzamiento de Volcano Libros en torno al mismo autor, Cuaderno de montaña. Muir se adelantó a su tiempo y vislumbró la necesidad que tenemos de preservar nuestros espacios salvajes frente al deterioro del mal llamado progreso. La prosa de Muir está llena de entusiasmo por la naturaleza porque el propio autor se sentía así, como una parte de la naturaleza, en una especie de panteísmo místico que tanta influencia ha tenido en los años posteriores.

“La belleza, al igual que la naturaleza, existen como una red interconectada y no como una jerarquía. Muir también dio vida a lo salvaje y explicó su valor espiritual”, explica en el prólogo Robert Macfarlane. Muy crítico con la vida urbana y el alejamiento progresivo de los humanos de su lado más salvaje o “primitivo”, Muir escribió en 1901: “Miles de personas cansadas, excesivamente civilizadas, enfermas de los nervios, han comenzado a darse cuenta de que ir a las montañas es también volver a casa”. Unas palabras premonitorias que no solo siguen teniendo vigencia sino que hoy en día son aún más necesarias que entonces.

Este espíritu de Muir lo recogerá tiempo después otro británico, el reputado periodista ambiental George Monbiot (Londres, 1963), Premio Global de Naciones Unidas –que recibió de la mano de Mandela– y columnista habitual del periódico británico The Guardian. La misma editorial, Capitán Swing, ha publicado en español su obra Salvaje, en la que Monbiot se plantea una resalvajización de nuestros sistemas. Un proceso que no debe confundirnos pues, según el autor, no se trata de recuperar el estado que algún día tuvieron los ecosistemas sino de devolverles su autonomía. “La resalvajización que me fascina no es un intento de devolverlos a un estado anterior, sino de permitir que reanuden los procesos ecológicos”. Además de esta resalvajización de la naturaleza, de intentar evitar la tentación de domesticarla, Monbiot propone la resalvajización de la vida humana. “Aunque algunos primitivistas ven un conflicto entre lo civilizado y lo salvaje, la resalvajización que concibo no tiene nada que ver con deshacerse de la civilización. Yo creo que podemos disfrutar de los beneficios de la tecnología avanzada mientras gozamos, si queremos, de una vida más rica en aventuras y sorpresa. Resalvajizar no significa abandonar la civilización, sino realzarla. No se trata de amar menos al ser humano, sino más a la naturaleza”. Un libro provocador en el que a través de viajes por medio mundo Monbiot, activista además de periodista, nos interpela a los lectores sobre el papel de la ecología en el siglo XXI.

Más crítico con esa tecnología y con la civilización fue el escritor francés Jean Giono (Menosque, 1895-1970), autor de Las riquezas verdaderas (Errata Naturae). Hastiado de la vida urbana, que considera alienante y vacía, Giono decidió instalarse en 1935 junto a unos cuarenta amigos en la meseta del Contadour en busca de una vida alternativa. Imbuido de un espíritu panteísta, Giono considera que lo que de verdad importa no lo encontraremos nunca en la vida frenética de las ciudades sino en el campo, entre el olor a lavanda o bajo el liviano peso del firmamento. “Habéis comprobado cómo la vida en un mundo verdadero proporciona una sabiduría más deliciosa que la fruta y el agua clara de los manantiales. Todo lo que dentro de vosotros padecía hambre y sed desde hacía mucho tiempo que comía y bebía”, escribe Giono, palabras que resuenan a Thoreau y cuyo eco llega hasta nuestros días. Pacifista, anarquista, Giono se plantea: “Las formas de sociedad en que hemos vivido hasta ahora han instalado en la tierra la desdicha de los cuerpos. ¿Quién, en la sociedad moderna, dispone de la libertad para conocer el mundo”. Concebido como un diario, el libro se divide en las cuatro estaciones del año que pasó entre los bosques. Un viejo pino le sirve como árbol de Navidad. Conoce bien a los pájaros que allí moran. Giono nos descubre los secretos de la vida auténtica con un lenguaje lírico y emotivo. Después de su experiencia, asegura: “En el fondo, todo consiste en dejar que la vida impregne todo lo que se ha vuelto maquinal”.

Dentro de la órbita Thoreau/Walden hay que leer también Un año en los bosques (Errata Naturae), de la escritora, periodista, bióloga y activista norteamericana Sue Hubbell (Kalamazoo, Michigan, 1935). Como Giono, como Thoreau, harta de la sociedad de consumo y del envilecimiento que a su juicio conduce el modo de vida contemporáneo, Hubbell decide retirarse a los bosques junto a su marido en las montañas Ozarks, en el Medio Oeste de Estados Unidos. Pero al poco de llegar, el marido decide abandonarla y será ella quien continúe la experiencia. “Hoy soy rica en aves, azulillos y ampelis americanos en particular. Los azulillos ­–gorjicanelos, para ser exactos– anidan cada vez menos por esta zona, pero se reúnen en bandadas durante el invierno. Llevan aquí más de un mes, con su plumaje azul brillante, su pecho canela y su barriga blanca, alimentándose de bayas de zumaque y de los frutos de los tupelos que crecen alrededor de mi cabaña, trinándose los unos a los otros, contentos, mientras comen”.

Hubbell es una gran observadora y en las páginas del libro no solo nos cuenta sus peripecias para salir adelante y sobrevivir –como apicultora, por ejemplo–, sino que nos da cuenta de los secretos del bosque, de la felicidad que allí se esconde, de los rincones que nos reconcilian con nosotros mismos y nos recuerdan quién somos. Y lo hace con un estilo transparente y delicioso, como asegura en el prólogo el Premio Nobel de Literatura J. M. G. Le Clézio: “La escritura de Sue Hubbell es maravillosa en todo momento. Su saber, la belleza de su estilo, su malicia vuelve perfectamente inteligible la perfecta lección que nos propone. No con grandes ideas, con palabras rimbombantes, sino mostrándonos toda las formas que la vida adopta a su alrededor”.

Cuatro propuestas narrativas para replantearnos el papel que queremos tener en el mundo en el que vivimos.

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