Cumbre del Clima de Glasgow: ¡nos la estamos jugando!

Manifestación por un cambio en la política climática en Madrid. Diciembre 2019. Foto: David Fernandez / WWF

A pocos días del inicio en Glasgow de la Cumbre de Cambio Climático de la ONU (COP26) (del próximo lunes, día 1, al 12 de noviembre) y en un año marcado por los fenómenos meteorológicos extremos en todo el planeta, la ventana de oportunidad para limitar el calentamiento global a 1,5º C se está cerrando rápidamente.

POR CRISTINA MARTÍN Y MAR ASUNCIÓN / WWF ESPAÑA

El último Informe de Síntesis de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre los Planes Climáticos o planes de reducción de emisiones (NDC, según sus siglas en inglés) señala que estamos camino de un calentamiento global de 2,7° C y alerta de que las emisiones aumentarán para 2030 en comparación con los niveles de 2010.

Ya hemos alterado irreversiblemente el planeta y podemos atribuir muchos de los fenómenos climáticos extremos a los efectos del cambio climático. El año 2021 está siendo testigo de ejemplos muy alarmantes: inundaciones históricas en China, India, Europa y Filipinas; récord de devastadoras olas de calor en Medio Oriente, Canadá y el Mediterráneo; incendios forestales sin precedentes en América del Norte, Grecia y Turquía; y hambruna como consecuencia de la sequía en Madagascar.

En España no nos quedamos al margen de estos fenómenos extremos en 2021 y aún tenemos en la retina las impactantes consecuencias de la ola de frío que dejó Filomena a principios de año, y también los graves incendios forestales de este verano, agravados por el cambio climático y las históricas inundaciones en muchas regiones de nuestro país.

Desde que se anuló la COP26 que se iba a celebrar en 2020 por la pandemia, se han registrado algunos progresos en la lucha mundial contra el cambio climático. Estos avances se refieren tanto a los compromisos de los países participantes en la Cumbre de Cambio Climático de Naciones Unidas, como de actores no estatales.

Por ejemplo, los líderes del G7 asumieron compromisos colectivos sobre emisiones netas cero para 2050, así como reducir a la mitad las emisiones para 2030, proteger el 30% de la tierra y los océanos para 2030, incrementar la financiación climática y poner fin al apoyo internacional al carbón.

Por su parte, los actores no estatales, que incluyen ciudades, Estados, empresas, científicos, sociedad civil e inversores se están movilizando de formas nunca antes vistas, a través de las Alianzas para la Acción Climática (ACA, por sus siglas en inglés), la iniciativa Objetivos Basados en la Ciencia (SBTi, por sus siglas en inglés) y la campaña Carrera hacia Cero Emisiones (Race to Zero), entre otros.

Sin embargo, esos avances aún están lejos de la escala y el ritmo que tanto necesitamos.

La COP26 debe aprovechar el impulso de los actores de la sociedad civil, reflejar la ciencia y los impactos más recientes e impulsar reducciones rápidas, profundas y equitativas para todas las emisiones de gases de efecto invernadero en aras de una transición justa que no deje a nadie atrás. Todo esto debe hacerse mientras se protege y recupera la naturaleza, y se apoya a las comunidades y países vulnerables que tienen capacidades y mecanismos limitados para hacerle frente al cambio climático.

Para limitar el calentamiento global a 1,5ºC, y así evitar los peores impactos del cambio climático, debemos:

Movilizar a todos los actores para cumplir el Acuerdo de París

Es necesario que, además de los gobiernos, se movilicen también los otros actores no estatales para reforzar las acciones climáticas en línea con los objetivos del Acuerdo de París. Esto se traduce en promover la agenda climática a nivel nacional, incluyendo la ecologización de la financiación para la recuperación de la pandemia por la Covid-19.

Las profundas transformaciones que necesitamos para lograr sociedades y economías con cero emisiones no se pueden lograr sin el compromiso de las autoridades responsables de los sectores económicos que deben transformarse. No cabe duda que este compromiso ha avanzado a lo largo de los años, pero debe acelerarse y profundizar si queremos lograr nuestros objetivos climáticos.

La COP26 será la oportunidad perfecta para aprovechar al máximo el poder de convocatoria de las Cumbres del Clima, con miras a fomentar un enfoque global y unánime a nivel de sociedad en la lucha contra el cambio climático y sus devastadores impactos.

Aprovechar los Planes climáticos de reducción de emisiones más sólidos y acelerar su aplicación

Para la COP26, todos los países deberían haber presentado sus Planes climáticos (NDC) nuevos, actualizados y más ambiciosos. Según el Informe de Síntesis de la Convención Marco de las Naciones Unidas, a fecha de septiembre de 2021, solo 110 países cumplieron su compromiso. Esto representa el 58% de las Partes del Acuerdo de París.

Según dicho informe, el conjunto de todos los planes presentados, actualizados o no, supondría un aumento del 16% de las emisiones globales de GEI en 2030 en comparación con 2010, en vez de la reducción requerida del 45% de emisiones globales necesaria para limitar el aumento de temperatura global por debajo de 1,5º C, y supondría un aumento de temperatura de alrededor de 2,7° C para finales de siglo.

Es necesario que los países que aún no hayan presentado nuevos planes lo hagan cuanto antes, como China, Japón, Sudáfrica, entre otros. Aquellos países que ya han actualizado sus NDC, pero con metas insuficientes (Brasil, México, Corea del Sur, Australia, entre otros), deben considerar cómo mejorar sus contribuciones globales propias y colectivas a la mitigación, adaptación y canalización de recursos financieros y tecnológicos al esfuerzo climático.

Además, la COP 26 debe servir para asegurar la transferencia de recursos a los países en desarrollo que han presentado objetivos de reducción de emisiones condicionados a recibirlos, y para poder llevar a cabo los Planes de Adaptación a los impactos que ya están sufriendo.

Cumplir con los mandatos de la Convención Marco de Naciones Unidas y del Acuerdo de París

Si bien se ha logrado un avance desde París en cuanto al establecimiento del marco de reglas para el régimen climático global emergente, aún quedan temas pendientes clave, entre los que destaca la financiación climática, en el marco del Programa de Trabajo del Acuerdo de París que, de no ser resueltos, mermarán nuestra capacidad para alcanzar los objetivos climáticos.

Algunos de los temas pendientes de resolver aún incluyen acuerdos sobre plazos comunes para las NDC. Recordemos que un acuerdo sobre plazos comunes es crucial para el funcionamiento eficaz del Acuerdo de París. Durante la COP26, los países participantes deben acordar plazos comunes de cinco años, ya que conlleva ventajas significativas en comparación con un período más largo de diez años.

El otro gran tema que se quedó pendiente de cerrar en la COP25 de Madrid en 2019 son las reglas para enfoques de mercado y no relacionados con el mercado bajo el Artículo 6 con la finalidad de evitar la doble contabilización de las reducciones de emisiones dentro y fuera del país.

Durante esta Cumbre se debería aclarar también cómo los países desarrollados cumplirán su compromiso de ampliar la financiación de 100.000 millones anuales y más para el período post-2025. En este sentido, urge garantizar que las negociaciones sobre los objetivos financieros post-2025 se amplíe mucho más allá del compromiso actual de USD 100.000 millones, dando como resultado un nuevo objetivo que refleje las necesidades de los países en desarrollo y particularmente vulnerables respecto a la adaptación, pérdidas y daños, y mitigación.

Reconocer y poner en práctica el papel clave de la naturaleza para limitar el calentamiento por debajo de 1,5º C

Alcanzar los objetivos del Acuerdo de París y limitar el calentamiento global a 1,5° C en comparación con los niveles preindustriales será imposible sin una sólida contribución de los ecosistemas naturales a la mitigación y adaptación. Al mismo tiempo, será imposible detener y revertir la pérdida de la naturaleza en la próxima década si los combustibles fósiles no se eliminan con urgencia y nuestras economías no se descarbonizan.

Desde WWF consideramos que el papel y la importancia de la naturaleza deben ser reconocidos en las decisiones de la COP26. Resolver las crisis climáticas y de biodiversidad también requiere cambiar radicalmente nuestros patrones de producción, especialmente en el sector de alimentación y agricultura. Durante la COP26, los países también deben ofrecer soluciones para detener la deforestación, y reducir los subsidios agrícolas dañinos.

Garantizar que el Acuerdo de París sea adecuado para su propósito

El Acuerdo de París está destinado a ser un acuerdo duradero y a largo plazo, capaz de adaptarse con el tiempo a las circunstancias cambiantes.

El reciente informe del IPCC, que subraya que el planeta se encuentra en alerta roja y, por tanto, no se encuentra actualmente encaminado a un escenario de 1,5° C. Pero aún estamos a tiempo de revertir la tendencia.

Por lo tanto, la COP26 debe considerar cómo se puede fortalecer la puesta en marcha del Acuerdo de París en los próximos cinco años para garantizar que pueda cumplir con sus objetivos climáticos y así librarnos de los peores impactos del cambio climático.

EL MOMENTO DE ACTUAR ES AHORA si queremos aprovechar la pequeña, pequeñísima, ventana de oportunidad que nos ofrece esta COP26 para eliminar esta alerta roja que acecha nuestro futuro y emprender el camino hacia la sostenibilidad con un planeta 100% renovable para 2050.

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