Daniel María: “La Virgen María es la travesti más excesiva, hermosa y barroca”

El escritor Daniel María presenta su nuevo libro de relatos, ‘Bisutería auténtica’.

Bisutería auténtica’, el nuevo libro de Daniel María, es una magistral colección de relatos donde las personas LGTB+ más disidentes drag queens, trabajadoras sexuales, travestis, bailarinas de revista son las protagonistas. A través de ocho historias diferentes, el autor recorre casi 40 años de supuesta transición y consolidación democrática, mostrándonos una cara habitualmente oculta de la historia del colectivo LGTB+: la de las violencias específicas que sufren los miembros más periféricos de nuestra comunidad, pero también la de las resistencias y los cuidados que nos autodispensamos como colectivo.

Daniel María (La Gomera, 1985) es escritor y gestor cultural. Es autor de una obra muy diversa; ha publicado poesía, novela, ensayo y relato. Desde 2016 firma la sección crítica Qué Leer en diversidad LGBTIQ+ de la revista Qué Leer. Ha sido galardonado con los premios de periodismo cultural Paco Rabal Joven Promesa (2013), Leoncio Rodríguez (2013 y 2019) y Juan Torres Grueso (2016), además del Premio Arkoiris Canarias al mejor escritor/a y el Premio Museari Queer Art de Literatura (2022).

En 2020 publicó Un camerino propio (Egales), libro que reúne relatos y crónicas sobre las identidades y miradas queer, camp y pop. 2023 ha sido un año especialmente prolífico para el autor, ya que ha publicado Bisutería auténtica (Egales), del que charlamos en este entrevista, Saritísima. Historia ilustrada de un mito (Varietés Ediciones) y Con una alita rota (Lastura), su primer poemario. Este mismo año ha colaborado también en la obra colectiva Flores para Lola (Dos Bigotes/Egales) con el texto Lo más grande que ha creado Dios: el comadreo marica en Lola Flores y otras notas camp.

Tu libro es una preciosa y variada colección de relatos sobre personas LGTB+ disidentes, que viven fuera de la norma heteropatriarcal: Gladis, Cherilyn, Lola Jurado, Marylin Star y su madre Adelaida…, todas son personas que al final solo buscan ser libres, ser amadas, no tener miedo, vivir en paz. ¿En qué te inspiraste para dar vida a sus historias? ¿Todo lo que aparece en el libro es ficción?

Hay una vivencia de la infancia, que cuento en la introducción, y que es el motor de este libro. Cuando era niño conocí a una travesti en la peluquería donde iba mi madre y eso me marcó para siempre. Luego, con el paso de los años, he mantenido diversas conversaciones con travestis mayores y me he interesado por espacios míticos como la Sala Britania de Las Palmas de Gran Canaria. Todo esto late en el libro y lo impulsa. Sobre todo, diría que en el libro aparece mucha fantasía, provenga de una historia real o de la pura ficción.

Es curioso el papel tan presente que la religión tiene en algunos relatos, teniendo en cuenta que la Iglesia ha sido uno de los agentes sociales más activos a la hora de discriminar, demonizar y estigmatizar al colectivo LGTB+. Sin embargo, el relato ‘1991: La teta’ expone con claridad la fina (y absurda) línea que hay entre la recargada iconografía católica y el mundo de las travestis, las drags y el transformismo.

Por un lado, la iglesia como institución no tiene el monopolio de la fe, ni siquiera de la propia fe católica. Muchas personas disidentes encontraron (y encuentran) en las iglesias, templos o ermitas de sus barrios y pueblos un espacio de sororidad, un refugio o una acción que las dignifique a ojos del resto, como por ejemplo cuidar de las imágenes. Además, la lectura que hago de la iconografía cristiana puede resumirse en que, para muchas, Cristo es la representación del chulo más hermoso e inalcanzable y la Virgen María es la travesti más excesiva, hermosa y barroca. Detrás de estas lecturas hay una deconstrucción de la representación de lo digno y lo divino, entre otras muchas cosas.

Tu obra deja claro que el colectivo LGTB+ no puede ser más diverso, heterogéneo y, en muchos casos, desconocido. Sin embargo, se nos sigue reduciendo –sobre todo desde los sectores más reaccionarios– a una serie de estereotipos manidos y, en muchos casos, malintencionados. ¿Por qué crees que es así?

La mayor parte de la literatura que hablaba de nosotras, hasta determinado momento, nos narraba desde el prejuicio, la discriminación o la burla. Ahora nos narramos nosotras porque hemos tomado, sin miedo, la palabra que siempre tuvimos, pero que no nos permitían articular en voz alta. Los sectores reaccionarios siempre lo van a ser y van a utilizar los mismos recursos: el discurso de odio que genera las violencias y desigualdades que continuamos padeciendo. No hay nada más diverso que la propia diversidad. Y también las realidades heteros y cis son diversas, pero el discurso de la norma las continúa perpetuando como rígidas e inamovibles.

En el libro se aprecia una clara voluntad de dejar constancia, de querer narrar una parte oculta de la historia del colectivo LGTB+, de tratar de mostrar al mundo, a través de la imaginación y la investigación, una realidad para much@s desconocida. No en vano, el libro hace un recorrido por momentos muy diferentes de la reciente historia española. ¿Era esa tu intención?

Sí, la intención era poner el foco entre los años 70 y principios de los años 2000. Porque este largo período de supuesta transición y consolidación democrática sigue perpetuando y originando sus propias violencias y, a su vez, sus propias resistencias, comunidades, cuidados y autoconocimiento en el seno de la comunidad LGBTIQ+. Lo que he querido destacar es que solo se puede avanzar dándole la mano a la memoria y a nuestros mayores.

¿De dónde surge ese profundo interés por lo ‘camp’, lo humorístico, lo recargado, lo barato, lo artificial… en definitiva, por la ‘bisutería auténtica’?

Uf… Surge del Dani niño que se sentía atraído por la peluquería, por las mujeres de su entorno, por las estrellas de la canción que escuchaba en los vinilos de su abuelo Manolo, por las telenovelas, que fueron un boom en Canarias durante los 90… La mirada camp define mi manera de ver el mundo, de aprovechar la vida y de habitar los sueños. Lo camp me nutre de fantasía, de nostalgia, de belleza y de emoción. Gracias a lo camp mi existencia es un escenario y yo una estrella. Piso la calle, la noche y la vida como si fuera una función. Escribo con un foco sobre la palabra y con el oído atento a lo que ocurre entre bambalinas.

Sara Montiel, Rocío Jurado, Lola Flores, Marujita Díaz… ¿Qué tienen las grandes folclóricas españolas para atraer la atención de algunos de tus personajes (y del colectivo LGTB+)? ¿Y por qué piensas que están tan presentes en el imaginario drag y travesti español?

Todas fueron las mujeres que no se esperaba de ellas. Sus vidas y legados artísticos han inspirado a la comunidad disidente porque lograban proyectar nuestra diferencia, nuestra autenticidad. Lo travesti (y lo drag) bebe de estas artistas porque han sabido elevar aún más su derroche de expresión y su paso por la tierra, que fue de todo menos desapercibida. Plantar su esencia en el imaginario travesti las ha hecho eternas. A la mayoría de ellas no se las recordaría si el público marika y travesti no continuara reivindicándolas. Y eso no solo es un homenaje, sino un acto de reafirmación.

Tras la reciente aprobación de la nueva Ley Trans y LGTBI española, ¿cómo llevas que dentro del propio colectivo existan facciones muy intolerantes hacia algunos de los miembros con más dificultades de la comunidad LGTB+? Me refiero a las feministas transexcluyentes: mujeres lesbianas, bisexuales… que pertenecen al colectivo, pero que no dudan en cuestionar y debatir sobre la existencia y las experiencias de las personas trans.

Está claro que con ser feminista no basta. Porque ser feminista y burguesa, feminista con cuota de poder, feminista de despacho, ya sea en una universidad, una institución pública o una organización privada, es insuficiente cuando consideras que el feminismo viene dado por tu genitalidad y que solo son iguales las que comparten tu realidad biológica y económica. Las terfas no son feministas, son reaccionarias que no quieren perder su cuota de poder y que han perdido totalmente la empatía, la sororidad de la que tanto hablan, y se han convertido, precisamente, en una voz activa de la represión y el patriarcado. No es que estén equivocadas, sino que ellas mismas son un error. Y un terror. Porque lo que hacen es terrorismo.

¿Y qué opinas de los resultados de la encuesta sobre el voto de las personas del colectivo encargada por la FELGTB que recoge que hasta un 30% del colectivo LGTB+ se identifica como votantes de la derecha y a la ultraderecha?

Tampoco con ser una persona LGBTIQ+ basta. Porque ese porcentaje de votantes vive una realidad económica que los rodea de un discurso neoliberal, que es completamente ajeno a la realidad colectiva de la comunidad, y que manipula su visión del mundo. Pero también incidiría en la autocrítica que deben hacer las izquierdas, que están permitiendo que esos discursos calen precisamente en las personas más próximas a las desigualdades y violencias de la comunidad disidente. Está claro que el clima actual no ayuda, pero eso no quita que cada una de nosotras es responsable de estar alerta e identificar quién emite los discursos y con qué intención. Además, muchas personas creen que una vez alcanzados ciertos derechos, como el matrimonio igualitario, ya no existen las injusticias y desigualdades, porque han edificado una vida normativa que las ha alejado del resto de realidades de la comunidad. Me extraña mucho que sean precisamente personas trans e identidades travestis las que voten a la derecha y a la ultraderecha… Así que deben revisarse mucho el resto de siglas, que viven de espaldas a las realidades trans porque han consolidado sus propios privilegios.

¿Cuál crees que es el mayor enemigo hoy en día del colectivo LGTB+? Porque con un partido de ultraderecha presente en todas las instituciones, legitimado a diario por los medios, parece que el discurso contra lo diferente se está recrudeciendo. ¿Crees que las personas LGTB+ estamos en más peligro que hace unos años?

Nuestro mayor enemigo son los medios de comunicación, pues están aupando a la ultraderecha, que no sería nada sin ellos. La prueba está en que han logrado representación en las últimas elecciones porque la campaña se la han hecho los medios. Los fachas apenas han intervenido y han pegado cuatro carteles, como quien dice. Los medios acaparan horas y horas de emisión y personajes mediáticos como Ana Rosa Quintana comen la cabeza a la población mayor, que es la que consume sus contenidos y forma una parte importantísima del censo. Cada época tiene sus peligros, porque nosotras somos las nietas de las marikas de antaño y ellos los nietos de los fachas de siempre.

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Comentarios

  • Los 20 libros LGTB+ que más nos emocionaron en 2023

    Por Los 20 libros LGTB+ que más nos emocionaron en 2023, el 16 enero 2024

    […] queens, travestis, trabajadoras sexuales– son las protagonistas. Como nos contó él mismo en la entrevista que le hicimos hace unos meses: “Hemos tomado, sin miedo, la palabra que siempre tuvimos, pero que no nos […]

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