De la necrofilia y ninfomanía de ‘Pattie’ a Terence Davies y Colomo
Repasamos cinco de las propuestas más arriesgadas del Festival de Cine de San Sebastián. Desde un canto a la necrofilia hasta los dibujos animados de ‘El niño y la bestia’. Más lo nuevo de Fernando Colomo y Terence Davies. Cine para todos los gustos en Donostia.
21 noches con Pattie (Hermanos Larrieu, Francia, 110 minutos).
Las dos películas más interesantes hasta esta reseña de las vistas en la Sección Oficial a concurso del 63 Festival Internacional de Cine de San Sebastián son la francesa 21 noches con Pattie, de los hermanos Arnaud y Jean-Marie Larrieu, y la japonesa de dibujos animados El niño y la bestia, de Mamoru Hosoda. La primera es un tronchante cuento de hadas localizado en un pueblo del Pirineo francés, adonde llega una parisina de 40 años, Caroline (Isabelle Carré), para hacerse cargo del cadáver de su madre. Desde el principio nada es lo que parece, pero la cosa se agrava cuando Caroline descubre a la mañana siguiente que el cuerpo que iba a enterrar ha desaparecido. Frigidez, necrofilia y ninfomanía unen fuerzas para regalarnos una originalísima película, imprevisible, a ratos mágica y en otros deliciosamente perversa, con ecos del gran Tati y guiños al proceso independentista catalán. Atención a los pormenorizados relatos de los encuentros sexuales de Pattie (Karin Viard). Son para la historia del cine. La audiencia estallaba de la risa cuando intuía que iba a empezar uno nuevo.
El niño y la bestia (Mamoru Hosoda, Japón, 119 minutos).
Hubo quien se marchó de la proyección de El niño y la bestia cuando el filme no había sobrepasado aún la mitad del metraje. El primer filme de animación en competir en la Sección Oficial de San Sebastián es del género anime japonés y arranca de forma tan vibrante como los ojos de sus personajes cuando están en primer plano. Pero es cierto que las grandes expectativas que levanta van aminorándose cuando la historia adopta un tono más infantil, en el momento en que la bestia Kumatetsu adopta al niño solitario Kyuta y lo entrena como su discípulo, recorriendo con él los distintos reinos del mundo de las bestias. Con razón, el espectador podría pensar que este será el tono del filme hasta el final. Pero se equivoca. Porque Kyuta crece y decide regresar al mundo de los humanos para buscar a su padre. En medio conoce a una joven que lo ayuda con los estudios y lo introduce en el mundo de los libros, de forma especial en Moby Dick. A partir de esa vuelta al mundo real, el filme regresa al tono de película de adultos y se convierte en un crescendo prodigioso, visual y narrativamente. Fue estrenado en Japón en julio con gran rendimiento de taquilla, 42 millones de dólares en mes y medio.
La asesina (Hou Hsiao-hsien, Taiwán, 104 minutos).
Hermoso vestuario, excelsa fotografía y soporífera narrativa. La sección Perlas de San Sebastián arrancó el viernes pasado con La asesina, de Hou Hsiao-hsien, filme avalado –nada menos- por el Premio al Mejor Director en el pasado festival de Cannes. Comprendemos que para captar el fulgor que en teoría debe reflejar la película debes haber pasado antes por un máster en el cine del taiwanés. Sin eso, sostengo que la sucesión de paliques en plano fijo que predominan en el filme no se soporta, la historia no se entiende bien y justificaría una huida de la sala a los 20 minutos de su inicio. Hou Hsiao-hsien admitió en palabras a la prensa que se le pregunta a menudo por su predilección por los planos fijos: «Es cierto. Lo admito. Cuando he encontrado el ángulo correcto, no me muevo». Doy fe.
Sunset Song (Terence Davies, Reino Unido, 135 minutos).
Caminaba preocupado al cine la fresca mañana del sábado porque iba a enfrentarme con Sunset Song, la nueva película de Terence Davis. Hace unos años presentó en San Sebastián The Deep Blue Sea (2011). Aluciné con las loas de la crítica sesuda hacia aquella demostración de cursilería fútil protagonizada por Rachel Weisz. Por suerte, su nueva propuesta nada tiene que ver. Intensa, delicada y solemne, Sunset Song es la historia de una joven en la Escocia rural a principios del siglo XX. Está basada en una novela de Lewis Grassic Gibbon largamente ansiada por el director. Protagonizada por Agyness Deyn, Peter Mullan y Kevin Guthrie, cuenta la clásica historia de época de amor, cambio y superación en tiempos adversos (la Primera Guerra Mundial provoca un brusco cambio en los personajes), pero aquí sustentada por elementos cuidados de manera excelente, especialmente su dirección, interpretación, dirección de arte y fotografía.
Isla bonita (Fernando Colomo, España, 101 minutos).
Isla Bonita, rodada íntegramente en Menorca, es la nueva propuesta de Fernando Colomo, director admirable desde Tigres de papel (1977) y al que desearía exitazos como los que ha tenido su coetáneo Emilio Martínez Lázaro (8 apellidos vascos, 2014). Colomo es otra cosa, aunque sus propuestas de los 80 –La vida alegre (1987), Bajarse al moro (1989)- fueran entonces lo más comercial del cine español. Isla Bonita, que participa en la sección Zabaltegi, es un filme sin ampulosidades, amable y de digestión suave, interpretado por actores noveles y aficionados. Equívocos, personajes desnortados, trazos autobiográficos… El filme naturalista con aroma a Eric Rohmer y Woody Allen deja con ganas de más. Mucho más Fernando Colomo con propuestas de más presupuesto.
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