Descubre el candidato español a ‘Árbol Europeo 2024’
No solo enviamos ‘empoderadas zorras’ a competiciones europeas. También encinas. Más ‘ecológico’, imposible. El Chaparro de Coripe se postula desde España como ‘Árbol del Año’ en Europa tras ganar el concurso nacional de Bosques Sin Fronteras, mientras que El Soto de Villar de los Barrios ha logrado el premio ‘Bosque del Año’ por el empeño de sus defensores en su conservación y su puesta en valor cultural y económicamente. Sepamos más de ellos, dónde están y cuál es su historia.
Hay que remontarse a tiempos de Carlos III para situarse en el momento en el que una bellota de encina se hizo fuerte en esa confluencia de arroyos de la Sierra de Algodonales (Sevilla) donde se encuentra el Chaparro de la Vega de Coripe. Ahora, con sus 7 metros de perímetro del tronco y 13 de altura, esta anciana de unos 250 años acaba de recibir el premio Árbol del Año 2024 en España, otorgado por la organización Bosques Sin Fronteras (BSF), y se presenta al concurso europeo, donde tendrá que competir con otros 14 ejemplares en unas votaciones que acaban de comenzar en la web Tree of the Year y duran hasta el 22 de este mes. No lo tendrá fácil el chaparro; ha de competir para conseguir el galardón europeo frente a contricantes tan potentes como robles de Eslovaquia, Ucrania y Estonia (el roble es la especie mejor representada en esta competición europea), un peral de la República Checa, un cedro de Bélgica, colosales hayas de Polonia y Francia, un castaño inglés, un tilo holandés, un olivo italiano, una morera croata…
Además, ha sido galardonado el Soto (castañar) de Villar de los Barrios (Ponferrada, León) por ser un bosque que recupera su pasado esplendor en un pueblo que lucha por recuperarlo tras años de abandono.
El Chaparro de Coripe, de la especie Quercus ilex y de gran envergadura, consiguió en la convocatoria de este año más de 3.700 votos en su categoría, no sólo por su belleza sino también “por la implicación de la gente de Coripe con su encina, porque la cuidan y la tienen presente en sus fiestas y en la educación ambiental, conscientes de que, dentro de 50 años, árboles como éste seguirán en ese mismo lugar aunque nosotros ya no estemos”. Así lo recordaba Susana Domínguez, presidenta de BSF, durante la entrega del premio, hace unos días, en el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico.
El chaparro, que ya es monumento natural de Andalucía desde 2001, fue el elegido entre una decena de candidatos y ahora competirá con olivos, robles, moreras y otros ejemplares igualmente hermosos de todo el continente. “No se trata solo de escoger al más grande o de más belleza”, explicó Domínguez, “sino al que realmente forma parte de la vida de un lugar y se pone en valor. Ojalá con muchos votos gane nuestro Árbol del Año”.
Pero no sólo hay un Árbol del Año que celebrar y conocer este 2024. El Soto de Villar de los Barrios tiene también una historia detrás, por la que ha sido reconocido como Bosque del Año, aunque en este caso no tiene aún un concurso europeo al que presentarse. Consiguió 11.300 votos, cuando el siguiente, el Teixedal de Casaio (Orense), se quedó en unos 6.000. Eso fue posible gracias a la implicación de numerosas plataformas y organizaciones ambientalistas de El Bierzo, entre otras la Asociación Cultural Bierzo Vivo, cuyo presidente, Nicolás de la Carrera, es vecino de Villar de los Barrios y uno de los impulsores de la recuperación del lugar desde que regresó al pueblo de sus raíces familiares.
El Soto (que es como se denomina a un castañar en la zona) es un bosque de unas 35 hectáreas públicas y privadas cuya historia se remonta 400 años atrás, desde cuando se mantuvo para suministro de madera (varas para viñas, troncos para construcción, leña…) relacionado con la vida económica del lugar. En los últimos 40 años, con el abandono rural, dejó de tener uso y aparecieron las plagas. “Desde hace seis años, comenzamos a ver que, año tras año, perdíamos superficie y llamamos a expertos para que hicieran un diagnóstico. Nos dijeron que un hongo conocido como chancro (o cancro) lo estaba estrangulando”, recuerda De la Carrera.
Este hongo, según investigaciones de la Universidad de Autónoma de Barcelona, es muy dañino, se expande y puede matar muchos árboles cuando se combina con sequías como las que vive España estos últimos años debido al cambio climático. Ante esta situación, las asociaciones y colectivos de El Bierzo se unieron en una plataforma para salvarlo hace cuatro años, reuniendo voluntarios que comenzaron a intervenir en medidas de cura del Soto. A la vez, se pusieron en marcha actividades culturales. “El año pasado, dedicamos nuestro festival cultural Villar de los Mundos al castañar, pero es que además queremos recuperarlo para que se convierta en un bosque terapéutico, que la gente venga a disfrutar de nuestros baños de bosque; este reconocimiento es una oportunidad para buscar apoyos y salvarlo. Ya hemos recuperado un 10%, pero nos queda aún mucho por hacer”.
Ahora, tanto el municipio del Chaparro sevillano como el Soto berciano podrán recibir apoyo técnico para su conservación y protección, además de esa promoción que pueda despertar el interés en conocerlos y revitalizar municipios que fueron perdiendo población y se han quedado en menos de la mitad de lo que fueron. Coripe contaba en 1930 con más de 3.000 habitantes, pero en 2018 eran 1.290, y cayendo. En Villar de los Barrios, cuyas casas blasonadas hablan de un esplendoroso pasado como centro comercial, apenas residen 125 personas todo el año.
Susana Domínguez recordó en la entrega de los premios cómo los elegidos en 2023 y años anteriores vieron brotar iniciativas que pusieron en el mapa sus pueblos. En torno al Bosque de la Abundancia de Orea (Guadalajara), se han organizado desde entonces jornadas y rutas, y en torno a la Encina de San Roque (Colindres, Asturias), se han realizado mejoras en su conservación.
Todos los ayuntamientos donde están los premiados –así lo deciden– pasan a formar parte de la Red de Amigos de los Bosques, que implica el desarrollo de actividades ciudadanas de defensa del arbolado, promoviendo los “guardianes de los árboles”, pero también reforestaciones, jornadas divulgativas sobre la importancia de los árboles, mejoras del mantenimiento, especialmente en podas y riego, etcétera…
En definitiva, una red que, como reconocía María Jesús Rodríguez, directora general de Biodiversidad, Bosques y Desertificación, “nos hace mejores como sociedad”.
Rodríguez, en el acto de Bosques Sin Fronteras, explicó la importancia de “escuchar a los árboles” y en esa línea mencionó que está abierta la convocatoria Bioeconomía Forestal que ha lanzado la Fundación Biodiversidad para proyectos relacionados con ellos. Está dotada con 70 millones de euros, después de que la del año pasado fuera de 22 millones y, debido al éxito, sólo alcanzara para cubrir el 20% de los que se presentaron. También recordó que hay un sistema que reconoce en qué lugares se realiza un turismo realmente sostenible, con una serie de requisitos a cumplir, marcados a nivel europeo. “Pensamos que hay una conexión clara entre biodiversidad y reto demográfico, y uno de nuestros objetivos de nuestras ayudas va a iniciativas de este tipo, que impliquen gestión forestal, mantenimiento de bosques y ayuden a fijar población”.
Por su parte, desde Bosques Sin Fronteras se anima durante todo este mes de febrero a votar a nuestro chaparro sevillano para que este candidato español sea el árbol europeo elegido del año, algo que ha ocurrido en anteriores ocasiones. En 2021, la carrasca milenaria de Lecina (Huesca) se alzó con el título de Árbol Europeo.
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