Desnudos junto a Velázquez

M Martín Vicente

Uno de los acontecimientos culturales capitales de la temporada nos invita a volver a descubrirnos junto a Velázquez. Acaba de inaugurarse en el Museo del Prado. Es la exposición Velázquez y la familia de Felipe IV. Fue una relación de amor y odio entre pintor y monarca que ha legado belleza a la posteridad. Se expone obra del autor nunca vista en España hasta ahora. Velázquez y su tiempo nos cuenta mucho más sobre el presente de lo que podamos imaginar. Y nos regala sus lienzos para mostrar nuestro reflejo desnudo. Una guía de la literatura diferente, de la mano de Velázquez, la música de su tiempo y autores con observaciones inolvidables.

SARDIFLOR 

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Fotografía: M. MARTÍN VICENTE (FLICKR CREATIVE COMMONS)

Desde octubre hasta febrero de 2014 el Museo del Prado alberga una muestra muy especial sobre Velázquez. Es uno de los grandes acontecimientos culturales presentes atractivo entre otras cosas porque incluye obras que no se veían en España desde hace 350 años. Además permite observar al pintor en su último periodo. Ese Velázquez es el que recoge cuanto ha aprendido, experimentado y creado. Son sus retratos de la corte de Felipe IV, especialmente de la familia real, de los más poderosos. Es su mirada atenta al poder con guiños dictados por la excelencia lograda a través de los años. Es una muestra que empuja a mirar hacia el pasado y que a la vez impulsa a observar la realidad en ese antiguo espejo. Podemos ver la verdad a través de las ficciones e interpretaciones que de ella nos han dejado los creadores de mayor talento. Velázquez es uno de ellos. No está solo, su tiempo es especialmente prolífico en cultura a pesar de los tiempos de crisis.

Si sabe que los pobres son tratados
con tan grande aspereza y tiranía,
y los que no lo son, mal gobernados…
Si sus pobres haciendas cada día
les quitan sin razón …
Lope de Vega, El príncipe perfecto

En la exposición se observa al Velázquez que se dedica a pintar principalmente a la mujer cortesana. La vestimenta estalla en sus lienzos. Cualquier persona interesada en moda, encontrará muchísima inspiración en los ricos detalles. Mujeres y niñas son las protagonistas indiscutibles de los últimos 11 años de vida del pintor cuya labor se recoge en esta muestra. El color juega con la vista de la misma manera con la que el músico Juan Hidalgo se dedica a coquetear, provocar y alabar a las mozas de Barajas con la suerte en el amor, otro de los grandes temas del momento. Todas las mujeres retratadas han entonado esta letra:

¿Cómo pintaría Velázquez la corte de hoy? ¿Qué retrato nos acerca al que fuera el perfecto yerno Undargarín o al esteta Marichalar? ¿Existirían personajes de tal calibre por aquel entonces? La alegre infanta y la infanta más denostada están habitando la corte desde hace más de 300 años. ¿Desde hace cuánto tiempo nos acompañan las mismas figuras, ls mismas ideas, las mismas crisis, las mismas denuncias? Las respuestas están en la muestra Velázquez y la familia de Felipe IV que se celebra desde el martes 8 de octubre de 2013 hasta el 9 de febrero de 2014 en el Museo del Prado. Saborear la exposición de la mano de  Javier Portús, jefe de conservación de pintura española (hasta 1700) del Museo del Prado es posible aquí en el siguiente vídeo.

Coma en dorada vajilla
el Príncipe mil cuidados
como píldoras dorados,
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla
que en el asador reviente,
y ríase la gente.
Luis de Góngora, Ande yo caliente y ríase la gente 

Entender a Velázquez y su tiempo es ponerse en la piel de la cultura del Siglo de Oro. Es un tiempo de crisis y decepción. Cada uno sobrevive a su manera. La corrupción está a la orden del día. Después del Renacimiento, momento en el que el hombre se creía el centro del universo en su planeta y que había descubierto nuevos mundos, cae en la cuenta de que no es así. El centro cósmico está ocupado por el sol y ya no por el hombre. Este hombre barroco  llega a la conclusión de que no somos nada. Se da de bruces con la realidad, se topa con ella, desconfía y confía por igual porque es relativa. La vida es sueño. Se descubre el vacío. Para acompañarlo, España está en crisis. Hemos tratado el tema desde un aspecto amplio que incluía al hombre del barroco aquí. Queda todavía un sueño, el de las Américas. ¿Quedarse en España o emigrar? Sabiendo que los sueños, sueños son. Todo es  relativo y esa idea también da espacio a la esperanza porque incluso el temor, las salidas bloqueadas, la desconfianza son relativos. Hoy nos encontramos con relatos en más de un medio periodístico sobre las experiencias de los emigrantes. Por aquel entonces eran los que regresaban quienes al desembarcar relataban sobre las aventuras foráneas.  Las guerras abundan en este periodo, son demasiadas. Y recordemos que son tiempos de crisis económica y desastres en todos los sentidos imaginables. ¿Y qué hacen los creadores españoles del barroco con todo ello? Se detienen a reflexionar. Lo estético y lo intelectual están unidos incluso en las más banales comedias.

La mar en medio y tierras he dejado
de cuanto bien, cuitado, yo tenía;
y yéndome alejando cada día,
gentes, costumbres, lenguas he pasado.Ya de volver estoy desconfiado;
pienso remedios en mi fantasía,
y el que más cierto espero es aquel día
que acabará la vida y el cuidado.
Garcilaso de la Vega, Soneto III 

El Siglo de oro trata las artes mediante el mecenazgo y nacen obras universales de valor incalculable. Y fue así como se facilitó que hace siglos el arte español diera con algunas claves importantes que se pueden encontrar en los cuadros, el teatro, la poesía, las narraciones e interpretaciones de aquel entonces.   Se llega a la conclusión de que  dado que todo es relativo,  hay que reinventarse. Pero, ojo,  sin creerse demasiado los resultados y estar prontos a crear unos nuevos, porque todo depende de nuestra creación y del azar. Quien crea, destruye e inventa nuevamente. Y al fin y al cabo, nada acaba de ser real porque todo es relativo. El azar juega un papel determinante en muchas ocasiones. Hay que salir a buscarlo. Y también saber que el poderoso puede acabar en la calle. El mendigo puede ser rey. Mientras América se está creando y con ella se pierde el tesoro real, está presente una cierta convicción de que todos nos hacemos, nos reinventamos y creamos. Los planos de la realidad nos interesan por entonces porque albergan posibilidades creativas. La luz y el color deciden los matices de la realidad. Atraparlos es cuestión de pinceladas y perspectivas, tal como lo muestra Velázquez en Las meninas. Apostar por la creatividad se vuelve esencial. El Greco, José Ribera, Zurbarán y Murillo acompañan a Velázquez en este siglo. Quien pasee por Madrid puede detenerse ante la Colegiata de San Isidro y  contemplar la Plaza Mayor para acompañarlos en su deambular diario. Acercarse al Escorial es imperativo para escuchar a uno de los grandes músicos de la música sacra, Francisco Valls. Creó una obra fundamental: El mapa armónico. Conocerlo permite comprender la estética del barroco español. Por entonces la  música española estaba dividida entre conservadores y progresistas. Son posturas que tiñeron todo tipo de acontecer artístico. Valls defiende que  la música  permite diseñar un ideal estético que combina a la vez el deleite del oído y la reflexión intelectual, con lo cual se sitúa de lleno en la doctrina europea de la primera mitad del siglo XVIII. La idea no es ajena a ningún creador del momento. Velázquez propone algo muy similar. Basta con observar los cuadros de esta exposición o los que se exponen regularmente en el Museo del Prado para comprobarlo.

Las obras y los grandes autores se suceden: Fuenteovejuna, El lazarillo de Tormes, El Quijote, El Escorial…  Juan de Herrera, Lope de Vega, Garcilaso, Calderón de la Barca, Cervantes, Quevedo, Teresa de Jesús, Fray Luis de León, Gracián, Mateo Alemán, Tirso de Molina,… En cada obra y cada autor trata sobre el enfrentamiento con una realidad que se le escapa de las manos, que abruma, que se evade, frente a la cual es necesario disfrazarse, reinventarse o perderse.

…Yo a cada uno
el papel le daré que le convenga,
y porque en fiesta igual su parte tenga
el hermoso aparato
de apariencias, de trajes el ornato,
hoy prevenido quiero
que, alegre, liberal y lisonjero,
fabriques apariencias
que de dudas se pasen a evidencias.
Seremos, yo el Autor, en un instante,
tú el teatro, y el hombre el recitante.
Calderón de la Barca, El gran teatro del mundo

Velázquez se distingue por sus fondos y sus trazos imperfectos. Matiza la intensidad de luz en los fondos de sus cuadros para enfatizar la figura central que retrata. Nunca son fondos uniformes. Hay movimiento, como si se atrapara la luz natural que entra por una ventana y está viva y zozobrante. La fuerza se vuelve ligereza en el temblor de la luz. Todos los autores y artistas del momentos están entregados de lleno a la vida. Ese espíritu vital determina que en su cuadros se encuentren diferentes acabados. Defender la vida más allá de los deberes. Ejecutar la obra con pasión, es una de las claves. La fuerza distingue la época y al pintor. Por ejemplo, un rostro puede estar pintado a la perfección hasta en el más mínimo detalle mientras un hombro o el final de una capa no lo está. La imperfección de la vida se cuenta una y otra vez. Parece que cueste tanto aceptarla, quizás por eso hay que contarla una y otra vez. ¿O será la necesidad de emular su belleza imperfecta?

Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un es cansado.
Francisco Quevedo, ¡Ah de la vida! ¿Nadie me responde? 

Velázquez pinta mientras suena música en la corte en más de una ocasión. La música también vive su etapa dorada.  Destaca la escuela sevillana, desde donde partieron varios compositores extraordinarios hacia el resto de  España y  Europa.  Se desarrolla la zarzuela, y en ella cohabitan Calderón de la Barca, Lope de Vega y los músicos Juan Hidalgo, Antonio de Literes, José Nebra y Sebastian Durón.

La música religiosa es fundamental durante este periodo. Además de Francisco Valls, nos encontramos con  Juan Cererols. Son los músicos más destacados. En cuanto al género instrumental, España brilla en la música de órgano y de guitarra. El gran guitarrista español del barroco es Gaspar Sanz. El instrumento se pondrá de moda en la corte y también entre los aficionados editándose gran cantidad de tratados y de piezas para este instrumento.

Conocer Velázquez, ver sus cuadros  y tomarlo como guía de un viaje de introspección, como deleite y como inspiración. Para quien no pueda acercarse a las salas del Museo Nacional del Prado, la guía virtual hace posible acortar las distancias. Cada cuadro está descrito y explicado al detalle. Las Meninas , entre otros, incluye audioguía. Un paseo para no perderse.

Felices lecturas, colores y destellos, ríos de descubrimientos.

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