En el Día de los Océanos, imitemos la curiosidad de las ballenas francas

Ballenas francas fotografiadas en Península Valdés, Argentina. Foto: Joseba Bontigui.

Para celebrar que hoy, 8 de junio, es el Día Mundial de los Océanos y en el contexto de la ‘Nueva Realidad’ que todos queremos construir, Joseba Bontigui, fotógrafo y artista enamorado del mar, y ‘Quiero’, “la plataforma generadora de cambio”, reflexionan sobre qué podemos hacer mejor como personas para cuidar el planeta y la sociedad, inspirándonos en el comportamiento de las ballenas, en el marco de #abetterway, y compartiéndolo con ‘El Asombrario’. Las ballenas francas, por las que el fotógrafo siente fascinación desde hace años, nos dejan comportamientos para el postCOVID-19. Las reflexiones siguen la línea de la biomimética, ciencia que se inspira en la naturaleza para resolver problemas humanos.

POR SANDRA PINA Y JOSEBA BONTIGUI

Las ballenas francas fueron casi extinguidas por su personalidad. Se les llama así porque son tan confiadas que resultaba “francamente” fácil acercarse a ellas para arponearlas. En inglés reciben el nombre de right whale, o ballena verdadera, porque era “verdaderamente” fácil de cazar. Además, por su lentitud al desplazarse, flotar al estar muerta y su alta productividad en saín (aceite de ballena) se la consideró “ideal” para capturar por la industria ballenera.

Pero esta misma confianza es la que ha servido en la actualidad para lograr su recuperación en el hemisferio sur. Allí se han convertido en un símbolo de la paz. Como mamíferos terrestres, tenemos muchas cosas en común con ellas, mamíferos marinos. Se acercan a las embarcaciones, asoman la cabeza con curiosidad… sí, sacan la cabeza fuera del agua y miran. Es extremadamente fácil observarlas en mar abierto.

Así, la industria del avistamiento de ballenas ha conseguido que sea obvio ya para todos que una ballena vale más viva que muerta, dejando de lado algo tan importante como su contribución a la salud del océano, que resulta vital para nuestra salud, aunque eso no se cuenta en las cuentas. Las ballenas francas, observadas “responsablemente”, son algo para recordar toda la vida.

¡Curiosidad! Qué cualidad tan importante para aprender.

Curiosidad por mirar, explorar, sacar la cabeza de nuestro medio, escudriñar… ¿Será que nosotros necesitamos más curiosidad en nuestras venas?

Cuando vemos que este capitalismo no termina de funcionar, que a las personas y el planeta no se les da valor en las cuentas, que la desigualdad genera estragos, que por más que corremos no hay tiempo, que no hay las mismas oportunidades para todos, que “la buena vida” que nos vendieron no es ese modelo de “éxito” que seguimos persiguiendo… Para comprar más cosas en el poco tiempo que nos queda, para satisfacer nuestro ritmo de consumo, necesitaríamos 1,7 planetas como la Tierra…

¿Por qué nos conformamos?

Quizás deberíamos sacar la cabeza de nuestro medio. Quizás deberíamos salir más a explorar qué cosas buenas están pasando fuera. Si no nos diera tanto miedo salir de nuestra zona de confort…, si salir de nuestro marco no nos provocara estrés, sino una sana y placentera curiosidad por asombrarse ante otros modos de hacer…. Si fuéramos más curiosos, seríamos capaces de romper dogmas que ya están agotados, que no funcionan, con ánimo de encontrar una mejor vida para todos.

La curiosidad es fuente de aprendizaje y asombro natural.

¿Qué tal si, por una vez, sacamos la cabeza, decimos no a lo de siempre y nos dejamos asombrar? ¿Qué tal si hoy pensamos que alguien nos observa cuidadosamente, en cada detalle y momento, sacando la cabeza… y decidimos hacerlo de verdad lo mejor que podamos?

***

Sandra Pina es la directora general de la Plataforma Quiero.

Joseba Andoni Bontigui (San Sebastián, 1964): Mi vida siempre ha girado en torno al arte y el mar. He tenido la suerte de acercarme a estos dos mundos desde muy niño. Mi familia desciende de pescadores, el mar fue y sigue siendo el centro de sus vidas. Junto a los amigos de mi abuelo escuché mis primeras historias sobre los cazadores de ballenas que navegaban al otro extremo del Atlántico para cazar ballenas y pescar bacalao”.Desde un inicio, mi objetivo ha sido crear un proyecto educativo sobre mamíferos marinos encaminado a chicos y adolescentes. Creo que el arte puede ser un medio para mostrar el mundo en el que vivimos.”.En estos momentos, con la situación que vivimos, mis esfuerzos se enfocan en poner en marcha el proyecto ‘Los ojos de los océanos’, dirigido a dar a conocer la riqueza marina del Golfo de Vizcaya. Si todo sigue su camino, este verano comenzaré a salir al mar a recoger información sobre las poblaciones de cetáceos en el Cantábrico. Un proyecto apasionante con las puertas abiertas a todos los aliados que quieran compartir esta pasión por el mar”.

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