Diego Moreno, editor de Nórdica: la belleza llega del Norte

Diego Moreno, responsable de la editorial Nórdica.

Diego Moreno, responsable de la editorial Nórdica.

Hablamos con Diego Moreno, creador de la editorial Nórdica, que ha cumplido nueve años con dos rasgos que le han hecho un referente importante: la publicación de autores de países nórdicos que no tratan el género policiaco -ahora ya un boom- y la edición de bellos volúmenes que hacen disfrutar del libro también como objeto. La calidad literaria y el cuidado de sus ediciones, con gran protagonismo de la ilustración para adultos, son su sello distintivo.

El nacimiento de Nórdica en 2006 supuso que el campo literario se enriqueciera con la llegada de obras procedentes de la literatura nórdica, cuyos autores, desconocidos y lejanos al boom que un año después tendría la narrativa policiaca de aquellas latitudes, eran ofrecidos a lectores curiosos de leer más allá de las clásicas fronteras geográficas. Sin embargo, con su editorial, Diego Moreno no sólo quería introducir en el mercado nuevos autores desde el norte de Europa, sino también una nueva manera de concebir el libro ilustrado, otra de sus principales apuestas: la ilustración de los clásicos destinados a un público lector adulto en cuidadas ediciones.

¿Cómo definirías a Nórdica?

Nórdica es una editorial que ya tiene nueve años; nace en 2006, cuando ya habían empezado a surgir pequeñas editoriales con la intención de aportar algo nuevo. Por una parte, nos interesamos por la literatura nórdica no policiaca y, por la otra, por el libro ilustrado. Creo que si algo define Nórdica es la pasión por descubrir obras diferentes y, a la vez, por hacer libros muy bien editados. Aunque publicamos también ebooks, nos parece imprescindible el libro en papel bien editado, con una buena tipografía, con ilustraciones.

Uno de los grandes méritos de Nórdica es haber introducido obras de la literatura nórdica de género no policiaco. Me gustaría preguntarte a través de qué vías estás familiarizado con esta literatura; conoces sus lenguas, si es a través de traducciones o de terceros…

Hay dos vías de acceso a esta literatura: En primer lugar, a través de las traducciones que ya existen en francés y en inglés, sobre todo en francés, puesto que Francia es un país tradicionalmente interesado en la literatura del Norte de Europa y donde se publican muchos títulos y muy diferentes. En segundo lugar, a través de los traductores: yo trabajo con traductores de mucho prestigio que no son sólo amigos, sino que conforman el comité editorial de tal manera que me dan a conocer títulos de estas literaturas que han funcionado en sus países de origen o autores que ellos han leído y que creen que merecen ser conocidos.

En vuestro catálogo, la literatura nórdica no policiaca tiene gran protagonismo. Se trata de una literatura no muy conocida, ¿fue fácil introducirla entre los lectores españoles?, ¿el boom de la novela nórdica policiaca os ha abierto en parte el camino?

Cronológicamente, el boom de lo policiaco es posterior al nacimiento de Nórdica; cuando nosotros empezamos, lo que se conocía de literatura nórdica era Mankell, que ya había sido publicado en España, y Jostein Gaarder por El mundo de Sofía, pero nada más. Nosotros empezamos publicando obras no de género policiaco, porque estábamos convencidos de que para explicar y mostrar la realidad de aquellos países el género policiaco era el menos idóneo. Además, hay que tener en cuenta que los lectores de estos países no sólo leen novelas policiacas; en sus bibliotecas encontramos a Tomas Tranströmer, a Strindberg y a distintos autores que practican otro tipo de literatura. Desde el inicio quise publicar los textos fundamentales de la literatura nórdica, consciente de que no sería fácil introducir estos textos en el mercado. Sí es cierto que con el boom de Larsson, los lectores empiezan a familiarizarse con la literatura de estas coordenadas geográficas, empiezan a viajar a estos países y, por tanto, la literatura proveniente de estos países deja de parecerles tan distante, se familiarizan con ella. Luego, el premio Nobel a Tomas Tranströmer ayudó muchísimo, favoreció para que se consolidara nuestro catálogo y conseguir nuevos lectores.

Strindberg o Dinesen son autores que, para un cierto público lector, resultan familiares; sin embargo, publicar a autores como Ambjørnsen, Wassmo o Sjón supone un osado reto para una editorial.

Puesto que la editorial tiene varias patas, en concreto una muy importante que es aquella que conforman los clásicos ilustrados, que tienen una muy buena acogida, nos podemos permitir este reto que comentas. Gracias a las otras obras que publicamos podemos descubrir títulos y autores muy reconocidos en sus países de origen, pero que aquí nadie conoce, como por ejemplo Sjón, que es el letrista de Björk y fue nominado al Oscar por la banda sonora de Bailar en la oscuridad, o Lars Gustafsson, que para mí es el mayor de los escritores suecos del siglo XX y que nadie leería si no fuera por Nórdica.

Imagino que la configuración de un catálogo tan concreto os ha servido para hacer de Nórdica un sello identificable para el lector, para construir la marca Nórdica.

No hay mayor objetivo que construir tu propia marca de tal manera que el lector compre tus libros porque se fían de tu criterio y, sobre todo, porque sabe que tu criterio se basa en la calidad literaria. Nosotros no publicamos libros comerciales, publicamos lo que creemos que literariamente vale la pena publicar y luego, evidentemente, tratamos de que se venda.

También os habéis abierto a nuevas geográficas, pienso por ejemplo en Postel, Hanker, Pasolini o Feber.

Desde el inicio no quisimos limitarnos a una sola geografía. Comenzamos nuestra andadura con tres líneas editoriales: literatura nórdica, libros ilustrados y otras latitudes. El primer año, de hecho, los dos libros que nos sustentaron fueron El festín de Babette, de Dinesen, que se editó como un libro ilustrado, y El tercer policía de Flann O’Brien, un autor irlandés, el favorito de Joyce y de Beckett, del cual tenemos toda su obra publicada.

En la colección de ilustrados, tienen un gran protagonismo los clásicos. ¿Cómo surge la idea de ilustrar los grandes clásicos de la literatura y, sobre todo, qué crees que aporta la ilustración al texto narrativo?

La idea surge porque, como lector, echaba en falta no encontrar en España, como sí en cambio se encuentran en otros países, libros ilustrados que no fueran sólo infantiles o juveniles. En el año 2005/2006 España era una de las potencias en el mundo en la ilustración infantil y juvenil, yo, sin embargo, como lector deseaba poder encontrar las obras de Kafka o de Baudelaire ilustradas para un público lector adulto. Empecé así a proponer la idea a distintos ilustradores que de inmediato se entusiasmaron con esta posibilidad, pues para ellos suponía todo un reto ilustrar obras de tal complejidad y que conforman el canon. No queríamos que las ilustraciones reflejaran forzosamente el texto, sino que siendo independientes del texto generasen un discurso narrativo propio que puede coincidir con el discurso del autor de la obra, pero no necesariamente. El ilustrador crea su propio discurso narrativo que dialoga con la obra.

De esta forma, lo que hacéis es ofrecer en un mismo libro dos obras narrativas.

Exacto, de esta manera el lector tiene en un mismo libro dos obras: una obra puramente narrativa y otra visual. Era todo un reto, pero ha funcionado muy bien a nivel de ventas, ha tenido una espléndida acogida entre los lectores, hasta tal punto que ahora otras editoriales han comenzado a seguir este nuevo camino dentro de las publicaciones de los clásicos.

Lo verdaderamente meritorio de vuestra propuesta es que, a diferencia de muchos libros ilustrados que ya estaban en el mercado, sobre todo dirigidos a un público joven, vosotros mantenéis el texto en su integridad, no lo reducís ni adaptáis.

Para nosotros la reducción del texto es una herejía. Nosotros publicamos siempre el texto íntegro y, precisamente por esto, para no hacer obras excesivamente voluminosas, solemos ilustrar relatos: rescatamos relatos que se han publicado en antologías y que, precisamente por ello, han pasado desapercibidos, los ilustramos y los publicamos autónomamente.

Asimismo, tenéis en vuestro catálogo obras que nacen directamente como libros ilustrados; pienso por ejemplo en ‘El castillo de Kafka’.

Cuando se piensa en estos tipos de libros, hay dos formas para plantearlos: por un lado, encargar a un creador la ilustración de un texto ya escrito y, por otro lado, trabajar conjuntamente y a la vez con el autor del texto y con el ilustrador, como sucede habitualmente en la elaboración de los cómics. Nosotros hemos experimentado estos dos modos de trabajar, por ello ahora nuestro propósito es dar una vuelta al proceso y hacer que el narrador escriba un texto a partir de unas ilustraciones ya realizadas.

La variedad de vuestro carácter favorece a configurar un perfil lector muy variado que abarca distintos intereses y gustos literarios.

Nórdica tiene un perfil lector muy amplio; hay gente que acude solamente en busca de novelas, otros que se interesan particularmente por el cómic, pero luego hay un grupo de lectores que se interesa por cualquier tipo de obra. Una cosa que hemos conseguido en estos nueve años de recorrido es que el cómic y la novela gráfica compartan espacio en la misma mesa de novedades con las novelas; antes, este tipo de libros solían estar aparte, ahora en cambio comparten espacio y protagonismo con la novela o con el ensayo, de tal manera que el lector puede acceder con la misma facilidad a una obra o a otra. A fin de cuentas, el gran lector lee cualquier género de libro, lo que le interesa es la calidad, no el género o formato.

Hay que reconocer que el canon literario ha tendido siempre a infravalorar el libro ilustrado y considerarlo como un género menor.

Y con el cómic la situación es peor; fue considerado siempre el género literario más popular. Afortunadamente, hemos conseguido romper con esta jerarquía hasta tal punto que una de las portadas de un suplemento literario como Babelia estaba dedicada precisamente al libro ilustrado. Esto significa que por fin se ha conseguido dar valor al libro ilustrado, considerarlo como parte del canon, como una obra que se puede y se debe leer.

La tercera rama dentro de vuestra colección de ilustrados, la conforman tres libros dedicados a las ciudades de Londres, Madrid y Barcelona. ¿Tendrá más recorrido la colección?

Esta es de las pocas colecciones que no creamos nosotros, sino que compramos los derechos a una editorial suiza. Lo que sucede es que a mí, cada vez más, me da mucha pereza publicar libros que no sean creaciones propias, porque a mí me gusta crear, me gusta poder ver que el libro es nuestro, de Nórdica. Volveremos a publicar en esa colección, pero sólo cuando pueda proponer un libro yo, cuando no deba recurrir a un libro ya hecho por otra editorial y pueda aportar algo nuevo.

A propósito de la voluntad de apostar por algo nuevo, ¿te consideras un editor con una voluntad de intervenir en el campo cultural?

Hay muchos tipos de editoriales, pero en principio las editoriales no son empresas tradicionales en las que sólo prima la rentabilidad económica, aunque evidentemente la rentabilidad es fundamental. Las pequeñas editoriales que hemos surgido en los últimos años lo hemos hecho, al menos creo yo, con la voluntad de ganarnos la vida en algo que nos gusta y a la vez con una vocación cultural muy clara: queremos proponer algo nuevo, hacer una propuesta cultural y literaria nueva. A mí no me vale copiar, como hacen los grandes grupos, un modelo ya consolidado y exprimirlo hasta el final; a mí lo que me gusta es generar una tendencia lectora.

Es decir, tienes un compromiso con tu función como editor.
Hay una parte de apuesta cultural y de compromiso con lo que haces. Cuando entrevistamos a Donatella Iannuzzi, de Gallo Nero, nos habló de la importancia del fondo de catálogo, de esos libros que no venden mucho pero que dan carácter y definen el catálogo.

El fondo de catálogo para Nórdica es fundamental; somos una editorial que no descatalogamos libros y que tratamos, como en el caso de El festín de Babette, de seguir vendiendo libros que ya cuentan con algunos años como si fueran novedades. Esta estrategia es propia de pequeñas editoriales, aunque si preguntas a grandes centros de venta, como la Fnac o La Casa del Libro, observarás que actualmente el lector que les ha quedado es un lector de fondo. Con la crisis ha desaparecido el lector ocasional, el lector que ha permanecido fiel es aquel que busca libros en concreto, que quiere adquirir buenos libros y bien editados, independientemente de si se trata de novedades o no. Sinceramente, creo que en este nuevo marco, las librerías con fondo editorial van a tener un largo futuro.

Sin embargo, la queja habitual es que las novedades, sobre todo las numerosas novedades de los grandes sellos, tapan y dejan a un lado los títulos de fondo.

Esto es inevitablemente así y por eso estamos obligados a tener un amplio número de publicaciones. Nosotros publicamos 25 novedades al año, puesto que en Nórdica tenemos varias colecciones y en todas ellas debe haber novedades habitualmente. Asimismo, tenemos que preocuparnos de nuestra visibilidad, tenemos que estar en la mesa de novedades junto a los libros de las grandes empresas. Esto significa que tenemos que jugar en la misma liga que las grandes editoriales, pero con un la dificultad de no tener el flujo económico que ellas poseen.

Además, en vuestro catálogo la poesía, uno de los géneros más difíciles en el mercado, es cada vez más abundante.

Sí, iremos aumentando nuestras publicaciones de poesía, sobre todo porque nos hemos dado cuenta de que el lector de poesía echa en falta libros de poesía bien editados. Estamos en un país en el que el lector de poesía es muy fiel, pero en el que este tipo de libros tradicionalmente no han sido bien editados. En Nórdica hemos visto que cuando se hacen buenas ediciones, la poesía se vende; de Baudelaire y de Emily Dickinson ya llevamos publicadas siete ediciones. En primavera publicaremos la poesía de Pasolini y la de Pessoa ilustrada.

La estética del libro ha sido puesta a veces en discusión ante la posibilidad de convertir el libro en un libro-objeto donde la imagen del contenedor se imponga al contenido.

El contenido es primordial, siempre; lo que sucede es que es perfectamente factible proponer un excelente contenido en un formato bonito, bien editado. A mí me encanta el vino y, precisamente por esto, no me gusta beber vino en un vaso de plástico, no me sabe igual; lo mismo sucede con los libros, me gusta leerlos en un buen formato, pues lo requieren.

Y la imagen es, además, una manera para llegar más fácilmente al lector, para seducirlo.

La seducción es básica, lo que hay que hacer es seducir. Se debe seducir al lector para que entre en la librería y se debe seducir para que se lleve un libro. La estética no puede ser el valor fundamental, pero evidentemente ayuda a la seducción, acerca el libro al lector.

Resulta curioso cómo en Francia se publican y se venden con facilidad libros cuyas portadas son simplemente gráficas, mientras que aquí la ilustración no sólo ha sido adoptada por las nuevas editoriales en busca de una imagen, sino que los grandes sellos se han sumado a esta tendencia.

El problema es que en España, respecto a Francia, hay muchos menos lectores; Francia es un país donde desde pequeños la gente lee muchos libros, resulta inconcebible no leer y, puesto que se lee y se compra mucho, el formato es secundario, al lector le interesa menos. En España tenemos muchos menos lectores, pero publicamos muchas más novedades; de ahí que sea imprescindible seducir al lector. No digo que nuestra situación sea la deseable, desgraciadamente tenemos un problema con el número de lectores; eso sí, si tenemos que sacar algo bueno de todo esto, es que los pocos lectores que hay son cada vez lectores más formados y más exigentes. Ojalá en España se leyera como en Francia, ojalá no importara tanto el formato porque se compraría más sólo y únicamente por la obra; esto significaría un mayor mercado y haría que las librerías estuvieran en una posición mejor, pero desgraciadamente no es así y tenemos que adecuarnos al sustrato cultural que tenemos.

A veces se considera que el lector que acude a las grandes librerías no es el mismo que el de las pequeñas librerías, al que se considera más selectivo. Como editor, ¿quieres que tus libros estén en todos los tipos de establecimientos o seleccionas algunos respecto a otros?

Yo quiero que mis libros estén en el mayor número de sitios posible; no los llevaré a centros como Carrefour puesto que ahí no encuentran ventas, pero El Corte Inglés o La casa del Libro son lugares indispensables donde mis libros tienen que estar, puesto que ahí acude buenos lectores que luego, por ejemplo, te puedes encontrar en Tipos Infames. De la misma manera que hay una gran gama de lectores, a la hora de comprar libros hay una gran variedad de compradores así como de librerías; cada una tiene su propio carácter, su propio sello. Yo como editor quiero llegar a todos.

En más de una ocasión, has comentado la importancia de la complicidad con el librero. ¿El hecho de publicar antes en papel y, dos meses después, el ‘ebook’ forma parte de esta complicidad y apoyo al gremio de las librerías?

Sí, de la misma manera que nosotros hemos apostado desde el inicio por el ebook por la sencilla razón de que hay muchos lectores que prefieren leer en formato electrónico, siempre hemos considerado injusto que el mercado del ebook esté en manos solamente de dos grandes grupos y que, como consecuencia de esto, los libreros tradicionales apenas saquen beneficio de los ebooks. Por ello, como compensación a este desnivel, publicamos antes en papel y después, transcurridos dos o más meses, sacamos el ebook; es una forma de dar nuestro apoyo a las librerías, que están pasando una época muy difícil.

A veces se tiene la impresión de que el campo cultural está bastante disgregado, que falta colaboración entre los distintos sectores que lo componen.

Sí, efectivamente, y precisamente en contra de esta disgregación, desde Nórdica siempre hemos apoyado el trabajo en equipo, y por esto también fundamos Contexto, que es una asociación de cinco editoriales para poder trabajar juntos y tener mejores resultados.

La proliferación de pequeñas editoriales, ¿favorece o crea una competencia negativa?

Ambas cosas. Favorece, porque ha fomentado un interés mayor por cierto tipo de libros y ha ayudado a que la prensa y los libreros sean más receptivos ante las propuestas de editoriales con catálogos más pequeños y que no pertenecen a grandes grupos. Por otro lado, se crea mucha competencia; actualmente hay una gran competencia porque hay muchas editoriales y el espacio es relativamente pequeño, no sólo porque, como comentábamos antes, no hay tantos lectores, sino también porque las nuevas librerías que abren suelen ser pequeñas, tienen un espacio reducido y han de priorizar qué libros vender a sus clientes.

Para concluir, me gustaría que me hablaras de Contexto.

Contexto es la unión de cinco editoriales: Libros del Asteroide, Impedimenta, Sexto Piso, Periférica y Nórdica. Nació hace ocho años con el intento de superar nuestras propias limitaciones; las cinco éramos editoriales muy pequeñas que contábamos entre uno y tres trabajadores y que teníamos dificultades para conseguir una caseta en la Feria de Madrid. Así que nos unimos, en un primer momento, precisamente para acudir a la Feria y, posteriormente, comenzamos a viajar y descubrir librerías y a darnos a conocer en la prensa. Al movernos en grupo, el eco mediático es mucho mayor, la trascendencia que conseguimos es incomparable a la que podríamos tener si fuésemos por nuestra cuenta. En el segundo año de vida de Contexto tuvimos la suerte de recibir el premio a la mejor labor editorial por la creación de Contexto y significó todo un empuje para seguir trabajando juntos.

¿Deseáis que Contexto crezca con la incorporación de nuevas editoriales?

No, no queremos que Contexto crezca, y no lo queremos primeramente porque ya de por sí, siendo cinco editoriales, gestionar Contexto es operativamente muy complicado; si aumentaran los socios, sería inviable. Hemos conseguido tener mucha afinidad entre nosotros, lo que nos permite, aun manteniendo nuestros catálogos separados, crear revistas de novedades para enviar a Frankfurt y Guadalajara; asimismo, compartimos el mismo distribuidor, ya sea en México como en España. De lo que se trata es de ser complementarios a nivel de catálogo y de apoyarnos para poder competir contra grandes conglomerados como Penguin, Random House o Planeta.

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