Diez discos, tres ‘hospitales’ y un ave del año, todo con plumas

Pollo de vencejo común, elegida ‘Ave del Año 2021’. Foto: Pixabay.

Aprovechamos el repaso a la ‘música con alas’ de 2020 para dar la bienvenida al ave del año, figura que impulsa la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirLife) y que en 2021 y por votación popular ha recaído en el vencejo común. Y también para recordar el apoyo que necesitan algunos ‘hospitales’ de fauna (Grefa, Brinzal y FIEB), que han quedado muy dañados por el temporal Filomena. Seguro que la escucha de algunas de las tonadas de Khruangbin, Green-House, Isobel Campbell o Pablo Prisma e incluso la observación de algunas portadas (primorosos los carboneros comunes en ‘Avian heart’ de BeatLove) ayudan a sobrellevar la recuperación de dichos centros y hasta la del vencejo común.

Justo el repaso a los discos con alas hechos hasta ahora que más representación tiene de las músicas llamadas urbanas (Rels B y Dellafuente) comparte protagonismo con el vencejo común. Como otras especies de tendencia urbana (gorrión común y golondrina común) que en su día fueron también aves del año, está “en declive poblacional, una clara señal de que nos enfrentamos a una crisis ecológica sin precedentes”, advierten desde SEO/BirdLife.

A la necesidad de apoyar esta iniciativa de SEO/BirdLife se añade la de colaborar con tres centros que acogen a muchas de las especies de aves que protagonizan las canciones de los discos siguientes, y que las curan tras ser atropelladas, envenenadas o tiroteadas, entre otros males que les causamos. El Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA), Brinzal y la Fundación para la Investigación en Etología y Biodiversidad (FIEB) cuentan con hospitales para esas aves y otras especies de fauna que quedaron muy deteriorados tras el paso de Filomena. Una campaña en Kukumiku recauda fondos para que se recuperen.

Como banda sonora de estos compromisos aquí van los diez discos con aves de 2020 que he seleccionado. Ya sabéis, siempre se quedan algunos en el aire porque no caben todos. Simplemente mencionar que también han hecho sus pinitos ornitológicos, allende nuestras fronteras, Andrew Bird (cada disco que saca podría estar en esta lista, pero por no abusar…), Fleet Foxes, Future Islands, Tim Heidecker, Bill Callahan, Damien Jurado, The Strokes, Father John Misty y Grant Lee Phillips; y desde España: Airu, Akkan, Balago, Bearoid, El Columpio Asesino y Txarly Usher y los Ejemplares.

‘Six songs for invisible gardens’, de Green-House (autoeditado).

Six Songs for Invisible Gardens | Green-House (bandcamp.com)

El disco ambient de esta selección. Es el primero que compone e interpreta Olive Ardizoni bajo el alias de Green-House y está dedicado tanto a las plantas como a las personas que cuidan de ellas (muchas composiciones tienen nombres de plantas de jardín), aunque parece que también se lo dedica al murmullo del agua, que se cuela en más de un tema, y a las aves, que se cuelan en casi todos, en especial ruiseñores y gorriones. El círculo ecológico se cierra con la caja de su versión en casete, que contiene semillas y se puede plantar, y con la definición de la música de Green-House en su perfil de Instagram: Environmental music in Los Angeles. En lo musical: atmósferas ambient muy envolventes que recuerdan a Brian Eno, David Behrman e incluso Tangerine Dream.

‘Songs’, de Adrianne Lenker (4AD).

“Additional sounds provided by mother nature”, reza en los créditos de Songs, el disco de 2020 de la vocalista y guitarrista de Big Thief, Adrianne Lenker. Uno de los discos de Lenker de 2020, porque editó otro: Instrumentals. Son de las pocas cosas que hay que agradecer a la pandemia de la covid-19: que la cantautora se retirara a una cabaña entre los bosques de Massachusetts (Estados Unidos) tras cancelarse la gira de Big Thief y compusiera once temas de una desnudez folk brutal de puro natural. Aunque no alcances a entender todo lo que nos quiere decir (hay mucho dolor en las composiciones), la voz y la guitarra acústica te atrapan de la primera a la última nota, en especial porque te ves con Lenker, frente a frente, en la cabaña, en un concierto en exclusiva para ti. Y, por supuesto, entre esos sonidos adicionales atrapados en el disco se cuelan cantos de aves (en la deliciosa Zomby girl, por ejemplo), que no en vano ya titularon su disco de 2014: Hours werw the birds.

‘Mordechai’, de Khruangbin (Dead Oceans / Night Time Stories).

Cromática portada, con rapaz en vuelo incluida, para unos sonidos evocadores que se nutren de una exótica que viene desde Asia, pasa por España, América Latina y Jamaica y se instala en Houston (Estados Unidos), origen del grupo, a base de psicodelia, funk y lounge. Para quienes les hemos visto en directo es imposible escucharles sin que te venga la imagen del ondulante balanceo en torno al bajo de Laura Lee, cantante también del grupo. Ya estoy deseando volverles a ver para que interpreten Father bird, mother bird, con esas suaves cadencias que van del Albatross (con nombre de ave, por cierto) de Fleetwood Mac a lo más sosegado de Santana. Siguiendo la estela de su anterior disco, Con todo el mundo, de 2018, vuelven a incidir en referencias más latinas, incluida la rumbosa Pelota, íntegramente cantada en castellano.

‘Ep01 Causa’, de Taifa Yallah/Dellafuente (Santa Catalina).

Disco sorprendente, aunque no debería serlo del todo si nos atenemos a la mente inquieta que lo inspira, la de Pablo Enoc, alias Dellafuente. Influencias árabes y flamencas que estallan en ritmos y guitarras pesadas, de metal total. Así viaja el disco, entre cotas de lirismo andalusí y espasmos roqueros, con mucha oscuridad en los ambientes y las letras. Y sí, sigue siendo trap y urbano, de lo más arriesgado, porque aquí hay Omega de Enrique Morente y Lagartija Nick (que se note que la cuna de Dellafuente está en Granada) y hay Para quienes aún viven de Exquirla, el proyecto de Toundra y Niño de Elche (400 demonios, por ejemplo). Y también hay aves, porque cantan al comienzo y el final de El bosque y porque se oyen gaviotas en El barco, para mí el tema culmen de este EP.

‘La isla’, de Rels B (Sony Music).

No salimos del trap y otros estilos urbanos (reguetón contenido incluido) entre las palomas que escapan de la jaula de la portada de La isla en la que se encuentra Rels B. Como Pablo Enoc (Dellafuente), Daniel Heredia (Rels B) ha mostrado en sus letras y composiciones inquietudes musicales y compromisos sociales que en el caso de La isla se concretan en el apego del segundo por Mallorca y el “yo nací en el Mediterráneo” que canta y emula a Joan Manuel Serrat. En lo musical, la cumbia, la rumba y percusiones africanas enriquecen el trapeo de Rels B y ambienta un repertorio variado. Y las aves no se circunscriben a las palomas de la portada, que algún guacamayo grazna en Una cumbia triste y, claro, una gaviota típica del Mediterráneo asoma en el documental de presentación del disco.

‘Sixteen oceans’, de Four Tet (Text Records).

La mejor representación internacional de música electrónica con aves la pone este mago de las programaciones, los sintetizadores y las mesas de mezclas. Kieran Hebden, nombre bajo el que Four Tet lleva componiendo, produciendo y mezclando música desde hace más de 20 años, ya había incorporado cantos de aves en discos anteriores: en LA trance del LP New energy y en Lahaina noon del EP Anna Painting. Sin embargo, aquí los cantos forman parte del conglomerado de big beat, downtempo, deep house o intelligent dance music (IDM) que se reparte por varios temas. Se oyen aves en Romantics, Love salad, ISTM (creo identificar una paloma torcaz, entre otras), Green y 4T Recordings y Baby; pero se ven también un buitre en concreto, en el vídeo de esta última canción, de recomendable visionado. Incluso hay un tema en el que no cantan aves, a pesar del título (Teenage birdsong), pero cuyos riffs electrónicos aflautados recuerdan a algunos de sus trinos.

‘Avian heart’, de BeatLove (Beautiful Accidents).

Desde el segundo uno suena un gorjeo/canto de un ave/insecto/anfibio en Avian hearts, EP cuya portada está dominada por tres carboneros comunes, obra del artista onubense Wild Welva, a quien se debe perseguir su arte, por ejemplo, en impactantes murales con temática animal repartidos por parajes de Huelva, Sevilla, la sierra de Gredos e incluso Países Bajos y Brasil. ¿Se le pueden pedir más referencias ornitológicas a este disco de BeatLove? Benjamín Jiménez y Myriam Fernández, componentes de este dúo de música electrónica, ya venían avisando de su acercamiento al mundo de la naturaleza con I like turtles, de su primer disco Save, y con un segundo titulado Gorilla, con temas como Forest. Las forestas son algunos de los ecosistemas que evocan con sus beats, muy cercanos a veces, con este mejor disco de música electrónica con aves nacional, a los de Fout Tet, protagonista del mejor disco de música electrónica con aves internacional.

‘There is no other’, de Isobel Campbell (Cooking Vinyl).

Los grillos abren el primer disco en 14 años de Isobel Campbell, salvando los editados con Mark Lanegan. Como el apego por lo más natural, por la vida en el campo, no se despega de alguien que lo lleva tan cosido a ella, los grillos, pero también las aves, las luciérnagas o las hormigas forman parte de muchos de los pasajes de There is no other. Y qué bien suenan los buitres (en Vultures, claro) cuando Campbell casi susurra “Vultures / Circling round / Indecision / Don’t forget what you found / Tall trees / Reaching so high / Guarded questions / But first you got to try”. Son piezas de folk sedoso, más otras con acercamientos a la bossa nova (Rainbow), que se combinan con momentos más trepidantes, casi de krautrock, como en Runnin’ down a dream. Eso sí, me quedo con el folk psicodélico de resonancias hindúes de The national bird of India.

‘Pensamiento gigante’, de Pablo Prisma y Las Pirámides (Caballito Records).

Posiblemente el mejor disco pop español de 2020, y encima con aves. En la portada, obra de Ajo Galván, hay golondrinas comunes que escapan de una jaula y se posan en la luna, y un ave del paraíso que alza el vuelo. Y en el escueto pero intenso minutaje hay letras con “Y los pájaros se ocultan en la luna / Y los pájaros se ocultan debajo de la luna” y pájaros que “como rayos cruzan el cielo y nos hacen reír”. También hay cisnes y palomas, y una música que me recuerda a unos Family lo-fi, pero también a New Order, Beach Boys, Magnetic Fields y a mis queridos The Cure, con ese Vuelve a la colmena que suena taaaaaaaanto a Friday I’m in love. Conviene no perderse ni un ápice de las letras de canciones que obran como cuentos con mucha inspiración natural, como Flor de nieve. Excelente segundo disco de Pablo Prisma, que le consolida como una de las joyitas del indie español.

‘Birds of passage’, de Karfagen (Caerllysi Music).

En una portada muy de país de las maravillas o jardín de las delicias, algo parecido a un trepador azul lleva en un carro a una cabeza de ave con patas que semeja un ibis eremita, mientras una garceta grande con gorra y sable parece esperarles. Y la escena la sobrevuelan golondrinas y gansos. El ucranio Antony Kalugin renovó su apuesta más progresiva (sobre todo dominan las semejanzas con Yes) al frente de Karfagen con aves por doquier. Además, una de las canciones, Spring, está inspirada en el poema ilustrado del mismo nombre de William Blake, que en su primera parte dice: “Sound the flute! / Now it’s mute / Birds delight / Day and night / Nightingale / In the dale / Lark in sky / Merrily / Merrily merrily to welcome in the year”. Demos la bienvenida pues al año con el ruiseñor (nightingale) y la alondra (lark) de Blake y Karfagen, pero también con el vencejo común de SEO/BirdLife.

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Comentarios

  • Manuel Galindo Esteban

    Por Manuel Galindo Esteban, el 02 febrero 2021

    Una sorpresa , que buenos discos y variados muchas gracias por este regalo

  • CARINA PRIETO

    Por CARINA PRIETO, el 02 febrero 2021

    ¡Me ha encantado! ¡Gracias!
    Un gran documental visual, sonoro y mágico con música, aves y colores.
    Gracias por darnos a conocer, con meticuloso detalle, tantas canciones y grupos.
    ¡UN ABRAZO!
    Carina

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