Diez obras de ‘artistas degenerados’ en el Thyssen que te harán pensar

1. ’Atardecer’. Edvard Munch. 1888. © Munch Museum / Munch-Ellingsen Group / VEGAP, Madrid.

Frente a la pandemia, reflejos y criterio. Es lo que ha hecho el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. Montar en tiempo récord una magnífica exposición sobre el Expresionismo alemán como arranque de la celebración del centenario del nacimiento del Barón Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza. Obras maestras de Kirchner, Beckmann, Franz Marc… junto a referentes como Munch, Gauguin, Van Gogh y Kandinsky. 80 obras reunidas hasta el 14 de marzo. Nos detenemos en nuestros 10 lienzos favoritos, por todo lo que cuentan sobre el arte y la agitada historia de Europa.

Paloma Alarcó, comisaria de la exposición, nos explica que el valor de esta muestra, aparte del intrínseco de los lienzos, es que cuenta de alguna manera la historia de Alemania y Europa: cómo los expresionistas alemanes reaccionaron con su valiente pintura frente a posturas conservadoras heredadas del siglo XIX, cómo se fueron consolidando, cómo el nazismo les consideró “artistas degenerados” y les censuró y descolgó de los museos, y cómo, tras la II Guerra Mundial, llegó su recuperación, reconocimiento y expansión por el mundo, algo en lo que jugó un papel fundamental el barón H. H. Thyssen-Bornemisza apostando por ellos. Y cuenta también la pasión coleccionista del barón en el centenario de su nacimiento (el próximo abril) y cómo el expresionismo alemán le abrió al arte del siglo XX, frente a los gustos heredados de su padre, que sólo valoraba para entrar en su colección a los clásicos.

Entre las 80 obras (44 de la colección permanente del Museo, 18 de la colección de Carmen Thyssen-Bornemisza y otras 18 procedentes de la familia; todas adquiridas por el barón), en El Asombrario hemos elegido nuestras 10 favoritas por todo lo que cuentan y representan:

1. ‘Atardecer’. Edvard Munch. 1888. Una imagen campestre en la que nuestros ojos no pueden apartarse de la mujer en primer plano, ensimismada, con la mirada fija, abstraída, ausente, quizá con un pensamiento obsesivo que la aísla del resto de la escena, en la que la luz del atardecer acrecienta la sensación de turbación, principal seña de identidad del pintor noruego. Entre 1892 y 1909, Munch vivió prácticamente de seguido en Alemania y se convirtió en referente para los expresionistas. Sus obras fueron retiradas por el régimen nazi tanto de los museos alemanes como de los noruegos –durante la invasión– por considerarlo un artista “demente y degenerado”.

2. ’Les Vessenots en Auvers’. Vicent Van Gogh. 1890 © Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid.

2. ‘Les Vessenots en Auvers’. Vicent Van Gogh. 1890. Otro loco como Munch, otro referente fundamental para los expresionistas alemanes. Cómo no fijarnos en ese paisaje de verdes ácidos, ondulados, agitados, del que no puedes apartar la vista, y cuyos torbellinos, como los de Munch de su época más conocida, nos transmiten esas sensaciones de agorafobia y ansiedad, vacío y depresión que atormentaban a ambos artistas. No olvidemos la genialidad concentrada de este artista neerlandés, que murió con solo 37 años y pintó nada menos que 900 cuadros, sin vender prácticamente nada.

3. ’El sueño’. Franz Marc. 1912 © Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid.

3. ‘El sueño’. Franz Marc. 1912. Para Paloma Alarcó, seguramente su pieza favorita de la muestra. Y para quien esto escribe, uno de sus cuadros predilectos de toda la historia de la pintura. Cómo olvidar esos contundentes caballos azules, esa mujer rosa y ese leonciño amarillo, que reflejan con extraordinaria vitalidad y libertad de colores la armonía entre el ser humano y la naturaleza. Con una composición próxima a la corriente del futurismo. Además, ¿quién fue su primer propietario? Nada menos que Kandinsky, a quien se lo regaló el autor. Por cierto, Franz Marc murió también con solo 36 años, casi como Van Gogh. De una bala en el frente de batalla de la Primera Guerra Mundial (una idea también idílica de la guerra le llevó a alistarse como voluntario).

4. (Izquierda) ‘Fränzi ante una silla tallada’. Ernst Ludwig Kirchner. 1910 ©Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid. 5. ‘Girasoles resplandecientes’. © Emil Nolde Nolde-Stiftung Seebüll.

4. ‘Fränzi ante una silla tallada’. Ernst Ludwig Kirchner. 1910. Kirchner es la gran estrella de la exposición; el más representado. No es de extrañar, porque el barón Thyssen sentía auténtica debilidad por él (compró casi medio centenar de obras de este artista a través del galerista y amigo Ketterer). Entre todas sus obras elegimos esta, paradigma de la libertad creadora, con esa bella y decidida mujer de piel verde y labios muy rojos en primer plano, por influjo del fauvismo. Kirchner fue uno de los artistas más apuntados por los nazis como degenerado, destruyeron muchos de sus trabajos, lo que hizo empeorar su frágil situación emocional. Se suicidó con 58 años. Esta muestra logra que nos aficionemos a este artista, del que también podemos encontrar otras fabulosas obras, como Paisaje con castaño (1913, de la colección de Carmen Thyssen-Bornemisza, que reafirma la contundencia y decisión de sus trazos y colores) y Calle con buscona de rojo (1914-1925), que marca su afición por gente de dudosa reputación, lo que, claro, no gustaba nada a los impulsores de la superioridad de la raza aria. Y Cocina alpina (1918), de colores agrios y perspectiva distorsionada, otra de las obras, por cierto, predilectas de la comisaria de la exposición, Paloma Alarcó.

5. ‘Girasoles resplandecientes’. Emil Nolde. 1936. Este pintor, muy influido por Van Gogh y Munch, está también ampliamente representado en la muestra, pero, entre todas las obras, nos atrae por su sencillez y delicadeza, y a la vez el vigor de sus colores, dos preciosos cuadros de flores: Girasoles resplandecientes, de 1936, el mismo año en que fue considerado también artista degenerado por el nacionalsocialismo, y Jardín de flores (1917). Su caso resulta especialmente controvertido, pues habiendo sido declaradamente antisemita y defensor de la ideología nazi, durante décadas se matizó su biografía y se le consideró un represaliado del nazismo, porque también fue incluido en el catálogo de artistas degenerados (seguramente no gustaba nada lo grotesco de sus máscaras en vez de hermosas expresiones humanas).

6. ‘La casa de la esquina (Villa Kochmann, Dresde)’. Ludwig Meidner. 1913 © Ludwig Meidner-Archiv, Jüdisches Museum der Stadt Frankfurt am Main

6. ‘La casa de la esquina (Villa Kochmann, Dresde)’. Ludwig Meidner. 1913. Un hombre ignorado como artista la mayor parte de su vida, que tuvo que vivir de trabajos alimenticios de todo tipo. En 1939 huyó a Reino Unido escapando del nazismo; no regresó a su país hasta 1952. Tardó en ser rehabilitado como artista. Es conocido por sus pinturas apocalípticas, de ciudades destruidas. Este cuadro, en concreto, un edificio en precario equilibrio, refleja la convulsión política y social anterior a la Gran Guerra, como “un clarividente pronóstico de la destrucción que se acercaba”.

7. ‘Verano en Nidden’. Max Pechstein. 1919-1920. Influido por el fauvismo –y en este cuadro también claramente por el Gauguin de los Mares del Sur–, su tema central era la comunión del ser humano con la naturaleza, como muestra de manera desinhibida esta cálida escena de tres mujeres desnudas bajo un sol radiante. El nazismo le despojó de su puesto como profesor de Arte y le condenó al ostracismo por “degenerado”. Sus cuadros, descolgados de los museos.

7. ‘Verano en Nidden’. Max Pechstein. 1919-1920. © Pechstein Hamburg/ Toekendorf, VEGAP, Madrid.

8. ‘Dos desnudos femeninos en un paisaje’. Otto Mueller. Hacia 1926. En 1937 los nazis confiscaron más de 300 obras suyas en los museos, también por considerarlo “arte degenerado”. Entre los expresionistas alemanes, es probablemente el de mayor carga lírica; su obra refleja a menudo, como en Pechstein, la armonía entre humanos y naturaleza. Un magnífico ejemplo es este lienzo, del que también nos llama la atención su textura: temple sobre arpillera de yute.

8. ’Dos desnudos femeninos en un paisaje’. Otto Mueller. Hacia 1926. © Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid.

8. ‘Dos desnudos femeninos en un paisaje’. Otto Mueller. Hacia 1926. © Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid.

 9. ‘Bodegón con rosas amarillas’. Max Beckmann. 1937. El mismo año en que pintó este cuadro también fue incluido por los nazis entre los artistas degenerados; así que decidió marcharse e instalarse en Amsterdam, y ya allí pintó este atípico bodegón, sombrío y de contornos negros en frutas y flores. Diez años después se marchó a Estados Unidos. Esta obra, como explican en el museo, “refleja un periodo de alta tensión emocional, emana estremecimiento, ansiedad, cierta expresividad amarga, una denuncia solapada de los estragos del nazismo”.

10. ‘Vista desde la casa del hermano de la artista, Bonn, 1908’. Gabriele Münter. Y por fin llegamos a una mujer. La única representante femenina en la muestra y, básicamente, en el expresionismo alemán. Y que quizá logró hacerse un hueco en aquellos tiempos tan dados a invisibilizar a las mujeres gracias a sus padres adinerados y a que fue amante de Kandinsky. En 1937 los nazis le prohibieron exponer. Aparte de su valor artístico (precioso este cuadro de la colección de Carmen Thyssen-Bornemisza), algo fundamental le debemos a esta mujer: durante la Segunda Guerra Mundial escondió decenas de obras del grupo El Jinete Azul (formado por Kandinsky, Paul Klee, Macke, Jawlensky, Franz Marc y ella misma, entre otros), salvándolas de la destrucción.

9. (Izquierda) ‘Bodegón con rosas amarillas’. Max Beckmann. 1937  © Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid. Y 10. ‘Vista desde la casa del hermano de la artista, Bonn, 1908’. © Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid.

‘Expresionismo alemán’. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Madrid. Hasta el 14 de marzo. Entrada 9€ (reducida: 6€). También disponible visita ‘on line’. 

Deja tu comentario

¿Qué hacemos con tus datos?

En elasombrario.com le pedimos su nombre y correo electrónico (no publicamos el correo electrónico) para identificarlo entre el resto de las personas que comentan en el blog.

Comentarios

  • Adela Mogorrón

    Por Adela Mogorrón, el 02 diciembre 2020

    He disfrutado de la crítica, me han dado unas ganas locas de visitar esta exposición.

Te pedimos tu nombre y email para poder enviarte nuestro newsletter o boletín de noticias y novedades de manera personalizada.

Solo usamos tu email para enviarte el newsletter y lo hacemos mediante MailChimp.