Edgar González, el bloguero iconoclasta de la arquitectura

EDGAR GONZÁLEZ (FOTO: MANUEL CUÉLLAR)

Podríamos decir que este mexicano es EL bloguero por excelencia. Su espacio virtual de arquitectura recibe cuatro millones de visitas anuales y le ha abierto las puertas de grandes oportunidades de trabajo. Y todo, con un lenguaje cercano, rebelde y, a veces, hasta iconoclasta

ARIADNA CANTIS / MANUEL CUÉLLAR. FOTOGRAFÍA: M. CUÉLLAR

Tras pasar por Los Ángeles y Londres, este arquitecto mexicano llegó en 2002 a Madrid para preparar un informe sobre la industria aeronáutica, pero el destino le tenía reservada una sorpresa: sería el blog sobre arquitectura que lleva su nombre (www.edgargonzalez.com) lo que le daría notoriedad y oportunidades de trabajo. Recibe cuatro millones de visitas anuales, y se ha convertido en una referencia para estar al día de lo que se cuece, se planea, se proyecta y construye, con gran atención a convocatorias, concursos, premios, exposiciones, desde una perspectiva menos engolada, más amplia, menos encorsetada, con un lenguaje muy actual y rápido, a veces incluso urgente. «Yo siempre he defendido que la práctica de la arquitectura no termina poniendo un ladrillo sobre otro; las herramientas que conocemos, cuando las aplicamos en otros contextos, producen resultados muy interesantes. Siempre me interesó la comunicación».

Así, post a post, Edgar González se ha convertido en uno de los grandes comunicadores de la arquitectura desde España. «Desde los 17 años -estudiaba en un colegio de monjas, en Zamora, México, eso explica muchas cosas-, desde que me llegó un programa informático que permitía hacer periódicos, me interesó la comunicación. Durante los cinco primeros años después de terminar la carrera, me dediqué a maquetar libros y revistas; trabajé en editoriales como Phaidon. Ahora soy profesor de Narrativas Arquitectónicas en la Universidad Europea, y pienso que es muy importante que los arquitectos aprendan a comunicar, que sepan manejar el lenguaje de la persona a quien se están dirigiendo. No al revés. Los que tenemos que hacer un esfuerzo por conectar somos nosotros. Porque ser arquitecto es mucho más que hacer casas».

¿Qué papel juega tu blog en tu trayectoria, en tu proyección?

Para mí es una herramienta de trabajo colateral; sé que se ha convertido en una referencia en el panorama arquitectónico, sobre todo en España, y esa notoriedad me ha permitido desarrollar una serie de inquietudes y me ha provisto de muchas oportunidades que, de otra manera, no me habrían llegado. Me siento pagado con el blog; no directa, sino colateralmente. Tanto el trabajo en la Universidad como la mayoría de los proyectos me salen por el blog. De eso soy consciente.

Con tu manera de actuar, de comunicar, ¿no estás contribuyendo a romper el mundo tan endogámico de los arquitectos?

Por naturaleza soy rebelde e iconoclasta, es muy importante reírse de uno mismo, no tomarse tan en serio las cosas, y eso en arquitectura es un mal muy extendido, se lo tienen muy creído, demasiado. Y creo que mi figura ayuda a romper un poco con eso; creo que existe esa otra manera más gamberra, pero igual de profunda, de acercarse a las cosas, más desenfadada, no creyéndoselo tanto. Una parte de esa endogamia viene por los códigos que emplean. Es que parece que todo el mundo habla como doctor… Y hay que saber distinguir cuál es el momento y quién es el interlocutor al que te estás dirigiendo.

¿Cómo definirías el lenguaje de tu blog?

Iconoclasta. En mi blog los post son cortos y van a la esencia. Creo que es algo supernovedoso en el contexto de la arquitectura, porque lo normal es escribir 5.000 palabras para transmitir dos ideas. Hoy vivimos en la sociedad de la sobreinformación.

¿Y eso te preocupa?

A mí me fascina, me encanta la época que estoy viviendo, me obsesiona el presente, estoy obsesionado con la actualidad. Si esta época es todo rápido, sigamos su ritmo, hagámoslo así.

Ya que te encanta el presente, hagamos una pregunta muy de actualidad: Aznar, en su reciente entrevista de Antena 3, señaló que la crisis es consecuencia sobre todo de los nacionalismos y de la falta de cohesión de España, ni una palabra dijo de su muy liberal Ley del Suelo y de la burbuja inmobiliaria que provocó. ¿Cuál es tu opinión?

Llegué a España en 2002, en plena burbuja, y esto era una locura. Yo en México pertenezco a lo que llaman «hijos de la crisis» -nací en 1972, tengo 40 años-. Y cuando llegué aquí, no podía creer lo que veía, me parecía descabellado por todos los lados. Yo no entendía esa espiral salvaje. Todos somos responsables en cierta forma, unos más y otros menos, de acuerdo. Pero lo que se vivió fue una borrachera salvaje.

¿Podríamos poner a Santiago Calatrava como ejemplo de esa borrachera?

Es un ejemplo perfecto. Yo creo que es muy fácil ensañarse con la figura, porque representa todo lo que se ha hecho mal. Pero a mí no me gusta entrar en la descalificación personal, yo veo esa figura como el mejor símbolo de esa descabellada época. Como arquitecto, nunca me interesó mucho. Porque no me interesa su discurso tan formalista, tan centrado en la forma. Para mí la arquitectura es algo mucho más complejo, no la mera forma, sino un crisol donde se juntan muchos más factores que la forma. Todos los factores sociales, culturales… Técnicamente es impresionante, pero de fondo no aporta nada al discurso arquitectónico.

Un edificio que te guste especialmente.

Uno de mis edificios favoritos recientes en España es, sin duda, el Mercado de Santa Caterina, en Barcelona, una muestra del genio creativo en esplendor del maravilloso Enric Miralles; es una obra que sintetiza perfectamente la búsqueda del balance entre la plasticidad del espacio, los elementos estructurales, la resolución del programa y, sobre todo, la adaptación al entorno, tanto previo, al mantener algunos elementos originales, como contextual. Es una prueba latente de la aportación que una buena visión arquitectónica puede hacer a un barrio/ciudad. El mercado se convirtió en un icono instantáneo para Barcelona.

Foto: BocaDorada

Para iconos, el Guggenheim de Bilbao, ¿no?

Sí, me gusta como representación de las consecuencias que tuvo, el efecto Guggenheim. Como edificio funciona, y como referencia, como símbolo, también, perfectamente.

No es por insistir, ¿pero también funciona como referencia para Valencia la Ciudad de las Artes y las Ciencias, levantada por Calatrava?

Me parece una salvajada. Nunca la he entendido. Cuando la vi por primera vez, me quedé sin palabras. Me preguntaba: ¿pero y todo esto para qué?, ¿para qué se ha construido todo esto?, ¿cómo lo van a llenar?

Otro caso parecido: el Centro Niemeyer de Avilés…

Es el clásico ejemplo de construir algo sin saber muy bien para qué. Así que estamos llenos de museos contemporáneos vacíos, sin contenido; nadie pensó en que no se trata solo de crear el continente sino de generar contenidos después. El centro Niemeyer es una víctima más. Espacialmente resulta interesante, sobre todo la plaza, pero nada más.

¿Y qué opinión te merece la terminal T4 del aeropuerto de Madrid?

A mí me parece un muy buen ejemplo de arquitectura; me parece que está muy bien resuelta, a pesar de todo lo que se han metido con ella. No debemos olvidar que está pensada para 50 millones de usuarios al año. Y mover eficientemente tantos pasajeros es complicado. A mí me resulta una terminal cómoda, de proporciones buenas, con buena luz natural y buena calidad espacial.

¿Qué opinas de la proliferación de blogs y de opiniones en Internet? ¿Lo ves como algo positivo?

Me pone nervioso. La democratización está bien, pero hasta cierto punto, hay que saber filtrar, no es lo mismo la opinión de una persona que de otra.

¿De qué depende?

De la información que manejes. Que digas lo que te salga de las narices, que te sientas libre para opinar, no te da legitimación a lo que dices, ni mayor solidez. Se practica poco la autocrítica. Yo defiendo mucho la figura del editor, del curator. Son ahora más necesarios que nunca, para separar lo que hay que ver de lo que no hay que ver; nos hace falta cada vez más esa figura con criterio para filtrar este boom de mensajes e información.

¿Tus blogs de referencia, esos que consultas cada mañana? 

Soy muy poco de listas. No tengo lista de favoritos. Soy caótico. Suelo buscar mis fuentes de información fuera de la arquitectura. Uno de los secretos del éxito de mi blog es que trabajo en el borde de la arquitectura, casi nunca cuelgo edificios. Y estoy harto de ver cómo las revistas de arquitectura no han sabido dar el salto a lo digital; se limitan a subir el pdf de lo que hacen en papel. Por eso ahora estoy centrado en mi nueva revista digital, ZoomInMag.com; que es como mi declaración de principios de cómo creo que tiene que ser ahora una revista digital de arquitectura, pensada en digital. No tiene sentido poner un pdf. Tenemos que tener claro que nadie se lee 200 páginas frente a un ordenador. Vivimos en una sociedad de consumo rápido, de sobreinformación. Así que mi revista va a ser semanal, con una selección de lo mejor de la arquitectura, más tranquila que un blog, pero va a tener 25 páginas, no más, con buenas fotos, con buenos planos, pero sin tanta preocupación por el ritmo, porque creo que vivimos en una sociedad sin ritmo. Esa es mi tesis y la revista digital que creo que hay que hacer.

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