Educar desde la infancia en el feminismo con Iria Marañón y otros siete libros por la igualdad

La escritora y pedagoga Iria Marañón.

La escritora y pedagoga Iria Marañón.

La escritora y pedagoga Iria Marañón.

La escritora y pedagoga Iria Marañón.

Hablamos con Iria Marañón sobre su libro ‘Educar en el feminismo’, publicado por Plataforma Actual. Ha llegado el momento de empoderar a las niñas para que sean libres feministas y coeducar a los niños para convertirlos en aliados del feminismo. Iria Marañón nos explica el feminismo para profanos, porque es necesario que lo entienda todo el mundo si de verdad queremos conseguir cambios. Y además nos recomienda siete libros para empezar desde los primeros momentos de la vida de niñas y niños; y así realmente avanzar en igualdad.

Desde siempre fui un aliado del feminismo. Desde niño, cuando prefería buscar el juego con ellas que con ellos. Huía de la brutalidad del juego masculino; no me interesaba lo más mínimo. Y qué fácil me hubiera resultado todo, si desde mucho antes la vida hubiera dado las mismas oportunidades a niñas y a niños y nos hubiera enseñado que hay millones de formas de ser niñas y millones de formas de ser niños, y que todas son normales y correctas.

¿Cómo explicamos el feminismo para poder divulgarlo bien?

Mi libro no va sobre qué es el feminismo. Pero al principio he intentado explicarlo un poquito para que todo el mundo entienda que el feminismo no va contra los hombres, ni pretende la superioridad de la mujer, ni pretende un montón de falsos mitos que se han creado en torno al movimiento. Al principio del libro he querido abordar todos esos mitos para que todas las personas que lo lean se liberen de prejuicios.

Esa es la primera parte, pero la esencia del libro es la educación de niñas y de niños desde pequeños. Empezar desde que nacen, cuando los adultos, queriendo y sin querer, enviamos ya mensajes que condicionan y conducen hacia determinados estereotipos muy claros de mujer y de hombre.

Efectivamente. El sistema patriarcal, que es el sistema que lo impregna absolutamente todo, lanza mensajes a las niñas y a los niños a través de muchas cosas, de las personas que los educamos, madres, padres, docentes; a través de las series de televisión, las películas, los libros; a través de todo lo que gira alrededor de la vida de una niña y un niño. De esa manera les están lanzando mensajes sobre cuál es su lugar en la sociedad. Y mientras a las niñas se les dice desde que son pequeñitas que tienen que ocuparse de los cuidados, jugando con muñecas, jugando a las cocinitas…, todos los juegos de la niña están dentro del hogar; en cambio todo con lo que juega el niño está fuera del hogar, juega a ser un superhéroe, a ser un pirata, juega con los coches… Ahí ya estamos provocando dos escenarios muy diferentes para las niñas y para los niños. Y a media que crecen todo eso se incrementa y cada vez es más intenso. Llegan al colegio y las niñas y los niños reciben estímulos y referentes desde una perspectiva completamente masculina.

Como maestro de educación infantil que soy, una profesión donde hay muy pocos hombres, una profesión muy relacionada con el tema de los cuidados, de la atención, de la sensibilidad, noto que se valora nuestra profesión a partir de una serie de etiquetas y que se nos juzga a base de prejuicios.

La sociedad te está diciendo que en ti es malo, pero que para la mujer tu profesión es buena. Es decir, ¿un hombre no puede ser sensible?, ¿no puede ser tierno?, ¿no puede dedicarse a los cuidados? La sociedad patriarcal nos dice desde siempre que los hombres no pueden dedicarse al tema de los cuidados. Los hombres se tienen que dedicar a otras cosas. A muchos hombres se les estigmatiza cuando están en determinadas áreas. Hay muchos hombres que se dedican a los cuidados y que son perfectos profesionales, comunes y normales. Con este libro pretendo eliminar estereotipos, tanto los buenos como los malos. Es fundamental que haya referentes masculinos en el sector de los cuidados, algo que considero importantísimo, tanto para ellas como para ellos.

Hablas mucho en el libro de los malos referentes que tenemos en esta sociedad. Malos referentes incluso a la hora de elegir los juguetes

A los chicos se les proporciona espadas y pistolas; así lo que estás haciendo es fomentar la agresividad. Y lo que tenemos que evitar en todo momento es, tanto a las chicas como a los chicos, que sean personas violentas y agresivas. Les tenemos que enseñar a resolver sus problemas a través del diálogo y de técnicas de negociación. Yo directamente eliminaría todos los juegos violentos, todos los juegos que supongan modelos de conducta que se puedan repetir, como jugar con un arma, como jugar a pelearse…, juegos muy típicos de los niños. Pensamos que si juegan a pelearse no pasa nada, que solo están jugando. Pero no es así. Porque siempre hay uno que se ve humillado respecto a otro. Entran en una dinámica rara y luego a ver cómo le explicas a ese niño que las cosas no se solucionan así. Que esa no es la manera de relacionarse entre ellos. Los niños, incluso para demostrarse afecto y cariño, lo hacen a través de golpes, de palmadas, de collejas…, mientras que las niñas se dan besos, abrazos…

También ocurre entre adultos.

Y es muy significativo. Las mujeres no tenemos ningún problema en darnos un beso, un abrazo…, pero los hombres, sí. Y eso lo vemos todos desde que somos muy pequeños y lo volvemos a reproducir, y así estamos fomentando que los niños se relacionen entre ellos de una manera y las niñas de otra.

Además, hay que incluir un factor importante, que niñas y niños están descubriendo su identidad y orientación sexual, y que por culpa de estos estereotipos machistas, muchos y muchas se pueden ver machacados y no encontrar maneras de expresarse.

Esa es otra, el tema de la diversidad. Creo que desde que son muy pequeñas y pequeños tenemos que enseñarles, a niñas, niños, niñes, que puede haber todo tipo de diversidad. Y que pueden sentirse como una niña, como un niño, o ni como una niña ni como un niño. Desde que son muy pequeñas y pequeños, tenemos que insistir en que la diversidad es lo normal. Lo normal es ser diverso.

Abogas mucho por la diversidad y atacas mucho lo ‘normal’, la normalización de los grupos escolares.

Claro, lo que es normal es muy relativo. Lo que es normal es lo que ha construido nuestra sociedad que parece que es normal. Lo normal es una persona cisgénero, heterosexual, en ambiente hetero-normativo. Eso es lo normal. Yo lo que intento también es subrayar que no existe una normalidad. Es normal absolutamente todo y nuestras niñas y niños lo tienen que saber desde el principio. Tanto para sentirse como quieran sentirse, como para aceptar lo que cualquier persona se quiera sentir, cómo se quiera sentir. Y para eso son fundamentales los referentes y, obviamente, una apertura de mente por parte de la gente que tienen alrededor, de los colegios y las familias.

Hablas mucho de que apuestas por la escuela para visibilizar las desigualdades existentes en la sociedad, como lugar donde denunciar los estereotipos y para sensibilizar a niñas y niños.

Es el sitio perfecto para ello, ya que se pasan allí ocho horas diarias. Para explicarles todas las diferencias sociales que hay, tanto de tipos de familias como de tipos de personas, como de tipo de todo. Es cierto que muchos contenidos curriculares están sujetos a cosas impuestas, pero cada uno se puede dar cierta libertad. ¿Dónde esta la libertad de cátedra del maestro para lo que quiera o no quiera contar en sus clases?

Los maestros vivimos un momento donde nos marean continuamente con tanto cambio de leyes educativas. ¿Deberíamos formarnos más en temas de diversidad?

Creo que es lo más importante. Yo empecé una petición en change.org para que de forma obligatoria haya educación afectivo-sexual en Secundaria. Ya llevamos más de 500.000 firmas para pedir que en el currículo haya de forma obligatoria una asignatura que, bien de forma transversal o de forma interdisciplinar, enseñe educación afectivo-sexual. Creo que es fundamental que se explique y se hable sobre diversidad, sobre distintos tipos de familia, distintas formas de sentirse, de querer…, de explicar muy bien a niñas y niños cómo son las relaciones sexuales. Me choca mucho que haya un juez (hablamos del caso de la Manada) que haya visto las imágenes de una violación y piense que son relaciones sexuales normales. Niñas y niños tienen que saber que, cuando se produce una relación sexual, de lo que se trata es de compartir un momento con otra persona.

Muchos adolescentes entran en contacto con la sexualidad a través de la pornografía…

Ahí está el problema; si un juez ve tan normal que eso sea una relación sexual es porque su base de sexualidad es la pornografía, que es la industria más androcéntrica y sexista que existe. Es el patriarcado hecho vídeo.

Hablar de sexo con niñas y niños sigue siendo un tema tabú.

Las niñas y los niños no reciben educación sexual de ningún tipo. Hay colegios que a lo mejor dan alguna charla, pero curricularmente nada. Así, puede suceder que haya jóvenes que lleguen a la Universidad sin haber recibido jamás educación sexual. Reciben información a través de la pornografía, que desvirtúa el acto sexual. El acto sexual consiste, en definitiva, en compartir con otra persona y en preocuparse qué siente, cómo está. Que sea un acto de comunicación entre los dos. Donde se dan besos, abrazos, ¿qué tal estás…? Aunque sea cosa de una sola noche. Da igual, pero que sean conscientes de que están compartiendo un momento con otra persona. En el momento en el que tú quitas toda esa parte, queda la pornografía, se reduce todo a un agujero y a ver por dónde la meto. Y eso es lo que ha pasado con la sentencia del juicio de la Manada. ¿Quién en esta sociedad puede llegar a pensar que eso es una relación sexual normal? Muchos piensan que el placer del hombre es lo primero. Nuestros niños y adolescentes se están educando con eso y no tienen la contrapartida de que le digas: no. Eso no son relaciones sexuales; eso es otra cosa, eso es pornografía.

Hablas mucho de los millones de posibilidades que existen de niñas y de niños.

En eso consiste la diversidad. No hay un prototipo de mujer perfecta y que todas tengamos que ser así. Una puede ser bella de mil maneras posibles. No hay una nariz perfecta. Hay que insistir mucho en que no hay un modelo de belleza y que la belleza es muy diversa. Uno de los mayores controles que ejerce sobre las mujeres el patriarcado es obligarnos a estar siempre perfectas. Y desde muy pequeñitas educamos a las niñas para que estén pendientes de esto. Hay que evitar entrar en ese juego con las niñas. Es difícil, porque vivimos en sociedad. Pero las niñas tienen que saber que hay muchas formas distintas de ser una niña. Que no hay una sola forma. Igual que hay mil formas de ser un niño. Que eso también me parece muy importante de destacar. Sobre todo porque el sistema patriarcal tiene muy encorsetado el concepto de masculinidad. Si un niño lleva falda, lleva el pelo largo, se maquilla…, la sociedad no lo va a tolerar. Porque el hombre es el que sustenta el sistema patriarcal. El hombre no se puede relajar. Es el gran coaccionado. No puede expresar sus sentimientos de la misma manera que una mujer. A las mujeres se nos permite un poco más.

Y sabiendo que el feminismo beneficia tanto a mujeres como a hombres, ¿por qué hay tantos hombres que no lo ven claro?

Porque el sistema patriarcal tiene unos privilegios muy grandes para los hombres. ¿Quiénes son los que ostentan el poder en absolutamente todas las áreas?

Un mensaje a maestras y maestros. ¿Cómo rompemos inercias y estereotipos? ¿Qué podemos hacer desde el aula?

Es muy importante que las maestras y los maestros se formen en coeducación; es decir, en tener la capacidad de ver cómo educan a niñas y niños de forma igualitaria. Con los mismos referentes. Eso significa: con referentes femeninos y referentes en proporción. Que las niñas puedan ver científicas, políticas, médicas, escritoras… en la misma proporción. Eso es muy importante. Luego con los espacios, pues es muy revelador cómo ocupan los espacios los niños, tanto los físicos como los verbales. Los niños tienden a ocupar más espacio, levantándose más; cosa que se ve muy claramente en los patios, donde los docentes no ejercen tanto control y las niñas y los niños son más libres. Los niños ocupan todo el espacio central y las niñas los laterales. Evitando que las niñas a partir de los seis años se sientan menos inteligentes que los niños, cosa que ya está pasando. Evitando que piensen que su papel en la sociedad es secundario.

El Tribunal Constitucional sentenció recientemente que la educación segregada por sexo no causa discriminación.

Eso es tremendo. En este país tienen en cuenta a un sector de la población que es muy pequeño, con un ideario religioso muy específico, que hace grandes diferenciaciones entres niñas y niños. Y eso nuestro Estado lo está consintiendo y lo está promoviendo; es un problema muy importante. Normalizan algo que no lo es. Les están dando el beneplácito, diciendo que no pasa nada, que es una opción como otra cualquiera. Cuando no lo es, cuando estamos diferenciando y cuando estamos segregando a niñas y niños. Otro asunto que también es muy importante: el tema de los uniformes en los colegios. Una niña con falda, antes de colgarse de un columpio, obviamente se lo va a pensar dos veces. Una de dos: o se cuelga y enseña las bragas o decide no colgarse para no tener que enseñar nada. Esas niñas se están limitando para hacer cosas. Son corsés que les están poniendo. Y esto está ocurriendo ahora, en 2018, no en los años 50.

Para finalizar, danos algunos referentes literarios, libros que deberían leer niñas y niños.

Las colecciones de Loqueleo de Santillana, algunos títulos de Anaya y Barco de Vapor. Son colecciones mucho más neutras. Cuentan historias más universales para que nuestras niñas y niños obtengas modelos. Y aunque en estos libros se colará algún que otro estereotipo, los temas no estarán tan sesgados y permitirán que se los lean niñas y niños.

Pero para ser un poquito más concreta, aquí van siete recomendaciones:

‘Hermanas’. Raina Telgemeier. Maeva.

Un cómic que cuenta la historia de Raina, que siempre había querido tener una hermana. Pero las cosas no salieron como se esperaban con la llegada de Amara. Mil anécdotas divertidas a la vez que el libro ofrece a niñas y niños otros modelos y otras formas de resolver los encontronazos entre dos hermanas. Sobre todo cuando la pequeña es protestona, quejica y solitaria.

Nunca hagas cosquillas a un tigre’. Marc Boutavant y Pamela Butchart. Libros del Zorro Rojo.

A las niñas inquietas, curiosas, dinámicas, vitales…, la sociedad las reprende y las intenta domar, diciéndoles frases del tipo: “¡Te quieres comportar como una señorita!”. Hay millones de maneras de ser una niña, como también hay millones de maneras de ser un niño. Este disparatado álbum ilustrado resume muy bien el espíritu rebelde que necesitamos en niñas y niños para cambiar.

Las niñas o cómo suceden las cosas’. Mar Benegas y Rocío Araya. Litera.

“Para las niñas que nunca tendrán este libro entre las manos”. Esta dedicatoria nos tiene que conducir a una profunda reflexión. También en la poesía, niñas y niños han de encontrar referentes femeninos. Este poemario se va a encargar de dar voz a una serie de niñas que ocupan lugares en el mundo poco agradables. Poemas plenos, con un cierto tono de tristeza, que apuestan por reivindicar la poesía como altavoz de mensajes para que todas y todos nos enteremos por fin de que el feminismo es necesario para cambiar las cosas.

Nel’. Sebastián de la Serna. Loqueleo.

Nel es una niña muy inteligente y con muchas ganas de aprender. Como lo son todas, pero a base de presión y estereotipos muchas veces conseguimos hacer que se sientan inferiores y menos inteligentes. Nel realizará sorprendentes descubrimientos, pero uno de ellos cambiará su vida para siempre y la hará más divertida.

Matilda’. Roald Dahl. Loqueleo.

Todo el mundo debería leer Matilda. Y todo el mundo que la ha leído debería volver a leerla. Matilda es un personaje inmortal y, sobre todo, actual. Roald Dahl consiguió lo que pocos autores consiguen: hacer un clásico. Matilda es una lectora empedernida con tan solo cinco años. Es sensible e inteligente; todos la admiran menos sus mediocres padres, que la consideran una inútil. Pero el día que decide desquitarse utilizará sus extraños poderes para una divertida venganza.

‘Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes, 2’. Elena Favilli y Francesca Cavallo. Editorial Destino.

Hace ya unas semanas hablamos del volumen 1 de estos maravillosos cuentos de buenas noches para niñas rebeldes.  En esta ocasión, tenemos la oportunidad de conocer otras 100 historias más de mujeres que cambiaron el mundo. Desde Beyoncé a Madonna; de Nefertiti a Rigoberta Menchú. Historias que van acompañadas con las ilustraciones de las 50 artistas más importantes del mundo.

Billy y el vestido rosa’. Anne Fine. Loqueleo.

Encontrarse con historias como la de Billy y el vestido rosa nos sirve para demoler los prejuicios que todavía persisten en nuestra sociedad. Una mañana, Billy se despierta convertido en una chica. Su madre le pone un vestido y le manda al colegio. ¿Lo tratarán de diferente manera por tener ahora el aspecto de una

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