El año de María Goyri, “una de las personas más peligrosas de España”

La investigadora, pedagoga y filóloga María Goyri. Foto: Fundación Menédez Pidal.

¡Cómo se nota que la historia la siguen escribiendo los hombres! Así decía una nota suelta de María Goyri encontrada en unos apuntes de Ramón Menéndez Pidal, su marido, con observaciones críticas y muy desfavorables para la reina Juana la Loca. Defensora de los derechos de la mujer, María Goyri fue investigadora, pedagoga y filóloga. Este año conmemoramos los 150 años de su nacimiento en Madrid; se pretende recuperar su importante figura, pensamiento y escritos. En 1937, la Junta de Defensa Nacional la definió así: “Persona de gran talento, de gran cultura, de una energía extraordinaria (…); muy persuasiva y de las personas más peligrosas de España. Es sin duda una de las raíces más robustas de la revolución”. Afortunadamente hemos cambiado. Hoy se inaugura una muestra en torno a ella en Matadero Madrid.

El primero de los eventos que se sucederán se realizó en la Biblioteca Nacional el 9 de marzo. En su intervención, Jesús Antonio Cid, director de la Fundación Ramón Menéndez Pidal, cuya sede está en la casa que vivió y trabajó hasta su muerte,recordó cómo se encontró por casualidad esta nota, que plasmaba el pensamiento feminista de María Goyri. Para Cid, dentro de la semblanza que realizó de la escritora, resaltó su “fisonomía seria y dulce, unida a una inteligencia superior”.

Cerró las intervenciones Sara Catalán, vicepresidenta de la Fundación Ramón Menéndez Pidal y bisnieta de María Goyri, que habló de las horas pasadas en la Biblioteca Nacional por la investigadora, sobre todo, para sus estudios sobre El Conde Lucanor. “Siempre fueron novedosas sus contribuciones, fueran como una arenisca o como columnas enteras”, expresó Catalán. Este primer acto contó con la lectura dramatizada María Goyri: En un lugar del Romancero, a cargo de Begoña Caparrós (actriz), Eva Hibernia (dramaturgia) y Albert Tola (música).

Goyri fue una de las primeras mujeres en licenciarse y doctorarse en la Facultad de Filosofía y Letras en Madrid. Tal vez este hecho le hizo preocuparse por la educación, de la cual pensaba que es un actor esencial para el progreso de la humanidad. Relata su prima María Teresa León, escritora y mujer de Rafael Alberti: “Cuando María Goyri apareció en la puerta de la universidad para dar su primera clase, un portero estaba esperándola. Le condujo, ante la sorpresa de los estudiantes, hasta la sala de profesores. Allá el decano de Filosofía y Letras se acercó ceremoniosamente a la muchacha. Señorita, quedará usted aquí hasta la hora de clase. Yo vendré a recogerla. Cerró con llave y se fue a sus ocupaciones. Cuando sonó la campana, el profesor regresó, abrió el encierro y, ofreciéndole el brazo, le hizo caminar lentamente entre dos filas de estudiantes que, entre asombrados e irónicos, veían la irrupción de la igualdad de los sexos instalada en su universidad”.

A partir de ahí dedicó toda su vida a la investigación relacionada con la Filología y la Historia. Lo que la llevó a inventariar las diferentes versiones de transmisión oral del Romancero hispánico, que hoy se custodian en el Archivo del Romancero de la Fundación Ramón Menéndez Pidal, junto a otros de sus legados. Este romancero recoge la transmisión oral desde la Edad Media hasta casi nuestros días.

La educación fue uno de los pilares de su vida y sus palabras deberían seguir sonando en muchas cabezas de hoy: “La escuela primaria debe ser cuidada maravillosamente, porque la pedagogía no es una palabra baldía ni insensata como se empeñan en demostrar los que la desconocen. Enseñar exige maestro. El maestro debe saberlo ser”.

En la sesión nocturna del 21 de octubre de 1892, en el Ateneo de Madrid, dio una conferencia dedicada a la mujer con el título Concepto y límites de la Educación de la Mujer y la aptitud profesional de ésta. María Goyri se dio así a conocer. En esta intervención afirmaba que no podía dudarse de las aptitudes y de los derechos que las mujeres tenían para formarse y trabajar, algo que se conseguiría a pesar de quienes se opusieran. Su lectura fue aplaudida por los presentes y, al finalizar, recibió un efusivo abrazo de Emilia Pardo Bazán. “Su cruzada feminista se llevó a cabo en las revistas krausistas, en las que volcó sus conocimientos sobre le que pasaba a las mujeres en Europa”, recordó Cid.

El siguiente texto describe con ironía cómo eran apreciadas las mujeres en su época: “Sesudos y doctos varones recordaron la famosa frasecita de Schopenhauer, asegurando que las mujeres éramos unos animalitos de cabellos largos e ideas cortas. Sostuvieron que nuestro deber era zurcir calcetines, guisar, mimar al marido, y que todo esto era incompatible con el estudio de la Filosofía. Sin embargo, yo jamás he advertido esa incompatibilidad, y me he ocupado siempre de mi casa, como si no hubiera leído otra cosa que el Manual de la perfecta cocinera”.

Sara Catalán adelantó en ese acto algunas de las exposiciones que tendrán lugar este año, una de ellas viajará a Soria, ya que esta ciudad sería trascendente en su vida.

Según recoge su biografía, disponible en la Fundación, tras tres años de noviazgo, ultimó su boda con Menéndez Pidal, a la que la familia de él se oponía abiertamente. La familia era muy conservadora y no aceptaban a María, porque no les gustaban las literatas, ni las mujeres con carrera; además, criticaban que María fuera hija y nieta “natural”, eufemismo con el que se referían a que tanto su madre como su abuela fueron mujeres solteras. Pero hubo matrimonio. Como viaje de luna de miel, optaron por recorrer los pueblos de la Ruta del destierro del Cid, con el aliciente de estudiar la topografía del Cantar del Mío Cid.

María Goyri y su marido, Ramón Menéndez Pidal.

La pareja realizó excursiones dialectológicas para afianzar su proyecto sobre el Romancero español por León y Asturias. Ante la dificultad de tener acceso a los romances ocultos de distintas comarcas, María Goyri comenzó a crear un manual del encuestador, basado en su experiencia recolectora, que contenía consejos e instrucciones para facilitar la búsqueda, así como un listado de áreas donde se habían encontrado versiones. Con el título Romances que deben buscarse en la tradición oral, se publicó como artículo en la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos. Este manual resultaría de gran utilidad para las posteriores etapas en la exploración del Romancero oral. También sus paseos veraniegos por los pueblos del valle del Lozoya le permitieron entrar en contacto con muchos conocedores de romances.

Desde la juventud, María Goyri manifestó una personalidad sin prejuicios, capaz de pelear por sus objetivos. En sus propias palabras:“Mi camaradería con chicos me enseñó a tratarles y a hacer que me respetasen, lo que en mi juventud me sirvió de mucho cuando me encontré en la universidad, única muchacha, rodeada de estudiantes, de los que recibí siempre muestras de cortesía”.

Su vida profesional se desarrolló en la Institución Libre de Enseñanza y también a través de la Junta para la Ampliación de Estudios, que durante sus casi 30 años de existencia ocupó las actividades de Goyri.

En octubre de 1915 abrió sus puertas la Residencia de Señoritas en la calle Fortuny de Madrid, que arrancó con un grupo de 30 alumnas. María Goyri fue nombrada profesora de Literatura y dos años después directora de Lengua y Literatura española de la Sección Secundaria. Creada por la Junta para Ampliación de Estudios a imagen de la Residencia de Estudiantes y con el apoyo del International Institute for Girls in Spain, su principal objetivo era el fomento de la educación universitaria de la mujer.

En 1918, el Instituto Escuela reunió a toda la familia; María enseñaba y formaba a profesores y era miembro del Patronato directivo al que también pertenecía Ramón Menéndez Pidal. Su hija Jimena se incorporó posteriormente como profesora de juegos y deportes, y Gonzalo, otro de sus hijos, fue alumno hasta terminar el bachillerato. En 1940, Jimena, junto a un pequeño grupo de profesores del Instituto Escuela, fundó el Colegio Estudio en la calle Oquendo de Madrid. María fue la directora oficial de este colegio y enseñó Literatura hasta 1946.

Durante su vida Goyri atravesó momentos difíciles. Durante la Guerra Civil vivió un breve exilio, la separación de la familia hasta el fin de conflicto, y en los años 40 y 50 también sufrió junto a Ramón Menéndez Pidal la represión, los problemas económicos y culturales, pero eso no le desanimó y nunca dejó de investigar.

En un informe emitido desde Segovia a la Junta de Defensa Nacional en 1937 por un enfervorecido católico, integrista y franquista decía de ella, incluso sin llamarla por su nombre: “MENÉNDEZ PIDAL, Señora de: Persona de gran talento, de gran cultura, de una energía extraordinaria, que ha pervertido a su marido y a sus hijos; muy persuasiva y de las personas más peligrosas de España. Es sin duda una de las raíces más robustas de la revolución”.

Su otra pasión, como filóloga e investigadora, fue Lope de Vega. En los últimos años de su vida, se dedicó a cuidar y mejorar el archivo familiar y a investigar, recopilar y sistematizar las diferentes versiones de romances de la tradición oral para el Archivo del Romancero. Termina su obra La Celia de Lope de Vega y finaliza sus libros De Lope de Vega y del Romancero y Los romances de Gazul.

La programación conmemorativa contará con un amplio calendario de actividades: exposiciones, conferencias y debates, publicaciones: Del 15 abril al 15 septiembre: Exposición ‘María Goyri. Abriendo camino’. Casa del Lector, Matadero Madrid.

Del 25 abril al 27 octubre: Exposición ‘María Goyri en la Universidad’ en la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla, Universidad Complutense. Del 10 al 12 mayo. VII Congreso del Romancero en la Universidad Nova de Lisboa.

Octubre: Ciclo de conferencias ‘Mujeres educadoras’ en el Instituto Internacional y laFundación Ramón Menéndez Pidal.

Del 10 noviembre al 18 febrero 2024: Exposición ‘María Goyri. El progreso de la mujer. Sin vuelta atrás’, en la Sala El Águila de la Comunidad de Madrid.

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