El ‘google maps’ de ‘El País de la Fantasía’

Nono Granero, autor de ‘Cartografía del cuento popular’.

Los sitios donde ocurren los cuentos son lugares muy, muy, pero que muy lejanos. A veces no es fácil llegar, y eso que nos han llevado hasta allí mil veces. Y es que cuesta un poquito hacer el viaje hasta los maravillosos lugares muy, muy, pero que muy lejanos, porque son sitios bien escondidos para salvaguardarlos de la realidad. Para viajar a muy, muy pero que muy lejanos lugares, hay que saber que no se debe cumplir ninguna regla, que todo es posible y que al igual que pasa al atravesar el espejo de Alicia, una vez en el otro lado… todo es fantasía y todo puede pasar. Así que dejémonos llevar por la ‘Cartografía del cuento popular’, de Nono Granero (Ekaré). Un libro que recoge 12 cuentos populares de diversa procedencia. Historias de sabios y brujas, heroínas y malvados, príncipes y mendigos. 12 relatos presentados en forma de mapas, que invitan a seguir contándolos en voz alta y que ayudan a mantener la tradición oral.

Son 12 mapas donde recorrer territorios desconocidos y donde señalar con el dedo itinerarios maravillosos en el mundo de la fantasía. Mapas que no solo son imágenes, sino que además son relatos. Relatos elaborados pacientemente hace siglos y que se forjaron al calor de voces de innumerables personas sin necesidad de ponerlos por escrito.

Hemos hablado con el autor y narrador oral Nono Granero para que nos cuente cómo le dio por ser el google maps del País de la Fantasía.

Empezamos con una pregunta sencilla, ¿quién es Nono Granero? ¿Un autor de literatura infantil?, ¿un narrador?, ¿un ilustrador? 

No sé si es, como dices, una pregunta sencilla. Pero, en cualquier caso, a esas tres cosas me dedico, sí. Nono Granero es ilustrador, narrador, titiritero –entre otras ocupaciones–; fundamentalmente me gusta hacer aparecer cosas a partir de otras que no tenían nada que ver. De gestos y palabras, salen historias y cuentos. De pedazos de carbón y manchas de pintura, personajes y mundos. De trozos de retales y trozos de corchos y espuma, escenas y acciones. Y de la curiosidad enorme, una manera de ver.

¿Qué motiva a Nono Granero para ser un apasionado de los cuentos, de la narración oral?

Fundamentalmente, el placer que me proporciona escuchar una buena historia, rica en sugerencias y bien contada.

En la literatura abundan los mapas literarios, Tolkien es un ejemplo de ello, pero hasta ahora no había referentes de mapas literarios en los cuentos populares. ¿Cómo surge la necesidad de crear estos mapas?

Es una historia larga, pero trataré de simplificarla para responderte. Siempre que termino una sesión de narración (en la que normalmente aparece como mínimo alguno de esos cuentos de tradición), pido un favor al público: que cuando salgan y se encuentren con otras personas, compartan las historias que han escuchado. De ese modo seguirán circulando como lo han hecho durante milenios. Pero a menudo hay quien me objeta lo difícil que les resulta recordar todas las peripecias que componen un cuento. Así que durante mucho tiempo estuve pensando en cómo podría favorecer esa rememoración del cuento. Obviamente, la primera respuesta a esta cuestión parece pasar por la lectura. Hay recopilaciones excelentes en las que podemos encontrarlos y volver a vivirlos. Pero esa solución no me convencía, porque, para mí, lo importante era apostar por la recreación personal, la memoria individual del cuento, por la oralidad.

Un día, viendo una exposición, se me ocurrió que, dado que los cuentos se componen de imágenes, probablemente el mejor modo de volver a convocarlos sería apoyándonos en una. Y dado que el viaje resulta, a menudo, uno de los motivos principales de estas historias, solo tenía que sumar: Itinerario más imagen, igual a mapa. Ya tenía el punto de partida.

Una de las ilustraciones del libro ‘Cartografía del cuento popular’.

¿Y cuándo nace la necesidad de agruparlos todos en un libro?

Prácticamente desde el inicio del proyecto. Porque una de las cuestiones que me preocupaba era cómo hacer que el público pudiera disponer de esos mapas, para poder apoyarse en ellos. Pensé en hacer ediciones con cada mapa presentado de modo individual, pero ¿quién se resistía a la idea de verlos agrupados en una especie de atlas?

¿Por qué una cartografía de los cuentos populares? Un género donde hay tantas versiones como narradores. 

Como te comentaba, precisamente por eso: para favorecer que haya tantas versiones como personas que se acerquen a recorrer sus sendas, teniendo que utilizar sus propias palabras.

¿En qué ayuda esta cartografía a la hora de seguir las historias que has seleccionado?

Diría que ofrecen apoyos para la memoria, pero también evocación, clima, posibilidades diferentes de desarrollo, intriga, una experiencia estética rica y variada…

¿Qué tienen en común los mapas que has creado?

La intención de proponer un viaje estético completo y variado, que unifique disciplinas y proponga una experiencia que pueda llevarnos en distintas direcciones.

¿Qué sorpresas y posibilidades esconden tus mapas? 

Aparte de ofrecer detalles concretos que pueden corresponderse con versiones diferentes, seleccionadas de entre las que he cotejado, también pueden encontrarse, como en todos mis libros, personajes escondidos que han escapado de otras historias y guiños hacia otros autores u obras que me gustan especialmente.

La estética de tus mapas responde a un estilo muy clásico ¿no?, ¿quiénes te han inspirado o servido de referencia?

En realidad, pienso que los mapas tienen estilos tan variados como sus tratamientos técnicos. Precisamente, al comenzar este proyecto pensé que podía unificar su estética, pero conforme avanzaba en el planteamiento de cada cuento, vi que eran tan diferentes que resultaba mucho mejor tratar de buscar modos distintos de cartografiar, en función del relato. Por eso podemos encontrar referencias a lo largo de toda la historia de la cartografía, bien a mapas concretos (como el de Ebstorf), bien a autores conocidos (por ejemplo, Cresques Abraham, un cartógrafo del siglo XIV). Pero también hay referencias mucho más actuales, basadas en mapas mucho más modernos.

Esta cartografía se ha expuesto ya en varios lugares, ¿sigue habiendo la posibilidad de visitarla?

Sí, este proyecto nació con una fuerte voluntad de divulgación, de modo que, aparte de la publicación del libro, enseguida planteé la posibilidad de la exposición, a la que se puede acompañar con sesiones de narración que la complementan. De modo que sigue circulando por bibliotecas, casas de cultura o museos, tal y como ha hecho hasta ahora, mostrando algunos mapas más de los que incluye el libro. Suelo anunciar en redes con antelación dónde podrá verse.

¿El cuento popular hay que leerlo o hay que escucharlo?

Para mí cobra el mayor sentido cuando se escucha o se cuenta. Lo oral es su medio, sin duda.

¿Cuál es tu cuento favorito?

Depende del día. A menudo, cuando hago una visita guiada a la exposición, me sorprendo presentando cada uno de los mapas como “mi cuento favorito”. Porque son varios. Por temporadas, algunos parece que me tocan de modo especial, así que, ahora mismo, por ejemplo, te diría que estoy disfrutando mucho con Las tres naranjas del amor. Y si nos referimos a mi mapa favorito del libro, haber vertido uno de los cuentos más antiguos, como es el de Juan el Oso al formato de mapa de metro es algo que me sigue pareciendo maravilloso.

¿Cómo se defiende la magia de la tradición oral en tiempos de TikTok? 

Creo que se defiende sola: lo oral, para empezar, es algo bidireccional, un diálogo directo, sin intermediarios. Es, sencillamente, otra cosa.

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