El origen de la vida según el fotógrafo Pablo Pro

Ángeles y arcángeles

MILUCA MARTÍN

Las fotografías de Pablo Pro (Madrid, 1968) no formulan preguntas. Son una inmersión, desnuda de prejuicios, en el origen de la vida. En el origen que antecede al mito y los dioses. Y no por las figuras que se mueven debajo del agua sino porque el fotógrafo ha compuesto una secuencia de ecografías poéticas. Es la estética de la lucha titánica por la que comienza la vida. Así describe el filósofo Fernando Llorente, Oxygeme, el trabajo del fotógrafo madrileño que ahora se puede ver en Mondo Galería.

 

Una selección de nueve fotografías en gran formato, de las 80 que componen el trabajo, divididas en series con los sugerentes nombres de: Interior, Surreal, Ascensión, Ingravidez, Guerreros, Solidez, Firmeza, Gran azul y Ángeles y arcángeles.

Cuerpos sumergidos en el agua entre burbujas, ascendiendo, descendiendo, flotando, fluyendo. Pro utiliza la burbuja como metáfora de la vida. Ésta se forma con la fusión de pequeñas burbujas que se convierten en una unidad, recorre un camino ascendente hasta llegar a la superficie y se disuelve. Termina un ciclo de la vida y otro vuelve a empezar. “Nosotros somos como las burbujas hasta llegar a ser una unidad pero ponemos resistencia en el proceso por nuestros desequilibrios mentales”, reflexiona Pablo Pro.

Las fotos están hechas en Ibiza, en una cala cerca de Es Vedrá. “Elegí Ibiza por sus aguas cristalinas y porque sabía que allí iba a encontrar gente que me entendiera”.  Y ese tipo de gente la localizó  en Inspiral, una asociación cultural que se creó en Ibiza en 2007 por artistas de todo el mundo que se reúnen en la isla durante los meses de verano con la pretensión de desarrollarse a nivel personal, ensayar e intercambiar experiencias. Entre esos artistas hay bailarines de compañías de todo el mundo y de los más diversos estilos -butoh, contact improvisación-. Con ellos empezó a trabajar de dos formas. Individualmente y en grupo. Para trabajar de uno en uno se iba con él o ella a alta mar. “Nos tirábamos al agua y le decía al barco que se fuera  y nos quedamos los dos solos. Entonces empezaban a surgir los miedos de cada uno. Trabajábamos con los sentimientos  que aparecían porque eran personas que estaban dispuestas a abrirse y trabajar las emociones. Era como una terapia que es en lo que al final se basa mi trabajo”, declara Pro.

Con las fotos grupales el artista creaba leyendas y cuentos de su invención y a cada bailarín le asignaba un personaje. Repartía los papeles y les hacía actuar con las emociones. “Yo les decía tu eres un dragón, pero estás furioso porque la flor no te quiere y se ido con el príncipe. Entonces llegaba la culebra..”. Para representar estas historias llegaban a permanecer en el agua más de una hora y media subiendo y bajando al fondo del mar y realizando piruetas. “Esto era posible gracias a su entrenamiento como bailarines. Para personas sin esa forma física, hubiera sido imposible” asegura Pro. Casi siempre las sesiones, unas treinta que se prolongaron durante cuatro meses, se realizaban por la tarde cuando la luz era más del agrado del fotógrafo.

Pablo Pro viene de la fotografía en el cine y la publicidad. Ha trabajado como director de fotografía y operador de cámara en Nueva York, Los Ángeles y España. Entre sus trabajos con directores nacionales están El lápiz del carpintero de Anton Reixa o Lazos de sangre de Pedro Costa entre otros. Es especialista en documentales sobre la naturaleza y de contenido social en proyectos con BBC, National Geographic. Ha ganado premios a la mejor fotografía con cortometrajes como La china de Diego Postigo (2007) o En el hoyo de David Martín.

Antes de embarcarse en este proyecto sobre el agua, fue el desierto lo que atrapó su atención. Vivió cinco meses en los desiertos de Sonora y Chihuahua, en México, con la intención de fotografiar la naturaleza y sobre todo cactus. Según su punto de vista los cactus son las platas que más se asemejan a la condición humana, están solos, como nosotros, tienen una enorme riqueza en su interior y son unos auténticos supervivientes,  afirma Pro en el catálogo de ese trabajo. Y ese viaje para fotografiar los cactus y enfrentarse a sus propios miedos se convirtió en una experiencia iniciática, de perdida de referencias y encuentro con el yo real, en una inmersión en el proceso, en un aprendizaje para vivir el presente, como hacen las plantas. Todos sus trabajos tienen unas características únicas pero un nexo común que son las vivencias personales. Su próximo proyecto le llevará al Amazonas y Siberia para profundizar en las tradiciones perdidas y el chamanismo.

“Para tomar fotos lo que hay que hacer es escuchar el corazón y dejar la cabeza un  poco a un lado” sugiere Pro.

Hasta el 12 de marzo. Mondo Galería. San Lucas, 9. Martes a viernes: 11.00-14.00 y 17.00 a 20.30. Sábados: 11.00 a 14.00.

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