El Samaín, la fiesta gallega con fantasmas de la que bebe Halloween
Calaveras de melón, rosarios de castañas, culto a los muertos y al más allá son algunos de los rasgos del Samaín. Un nombre que los celtas utilizaban para referirse a la fiesta en la que se celebraba el final de las cosechas y el comienzo de la estación oscura. Una celebración que rinde tributo al tallado de calabazas, tradición ibérica que Rafael López Loureiro se propuso rescatar allá por 1989. Las celebraciones del Samaín actual comenzaron en Cedeira (A Coruña) hace 26 años, pero la esencia se remonta al legado celta en la Península Ibérica.
“El objetivo era hacer una reunión de gallegos, comer castañas y escuchar las gaitas”. Así recuerda Rafael López aquel primer Samaín de 1990. “El nombre es un banderín de enganche que reivindica que es el nuestro, que no necesitamos Halloween”. Recuerda los otoños de su infancia tallando calabazas con su bisabuela Olegaria; su hija le afloró esos años cuando llegó de una clase de inglés, con un melón tallado, explicándole que era el Halloween. “Ése era mi pasado, mi infancia…, el Halloween se nos venía encima y eso no lo podía tolerar ni como padre, ni como maestro ni como artista. Me propuse que Galicia volviese a tallar calabazas”. «Fue al año siguiente cuando hice dos calaveras, les puse luz y las coloqué a la vista en la calle, como las de algún tiempo. Vi que la gente era muy amable con aquel juguete, el mismo que los de mi generación utilizaban para asustar a las viejas cuando salían del rosario”.
Un año más tarde comenzaba el Samaín en Cedeira, de la mano del maestro Rafael López Loureiro y de la Asociación Cultural Chirlateira. Se recuperaba el nombre Samaín para esas costumbres de origen celta que se estaban perdiendo. El concurso de tallado de calabazas reunió en el mismo espacio a los niños, muchos de ellos con rosarios de zonchos (castañas cocidas), otro elemento de la derivación gallega del Samaín: el magosto. “Hay gente que no les quiere llamar rosarios por el catolicismo, pero son rosarios porque tiene reminiscencias al más allá con la función de salvar ánimas”.
Los fantasmas son otro elemento del Samaín por el ritual de las ánimas. En Cedeira se hace hincapié en este símbolo con el tradicional pasacalles, una especie de procesión de calaveras hechas con calabazas y la figuración de fantasmas. Las luces del casco antiguo de la villa se apagan, dejando que las velas de las calabazas talladas sean las únicas que iluminen el pasacalles. “Disfrazarse de bruja es de Halloween, no de Samaín. Los fantasmas son de Samaín por el ritual de las ánimas”, aclara López Loureiro.
Lejos de convertirse en una anécdota, Rafael López comenzó a estudiar la tradición del tallado de calabazas en la Península Ibérica, ese entretenimiento que él asocia a los otoños de su niñez, no a un día exacto, pero sí a esa estación. “La costumbre inglesa de poner linternas en los nabos viene del Samaín celta, lo nuestro también. Los celtas tenían un profundo respeto por los enemigos. Esa tradición habla de violencia, de cabezas cortadas, de los guerreros celtas, que iban a cosechar cráneos, no iban a la batalla”. El recuperador del Samaín señala la importancia de las cabezas en la cultura castrexa: “Hacían cabezas en piedra, la manera más fácil de atravesarlas en la historia es en forma de juguete de la infancia, en las calabazas”.
En su ponencia Las calaveras de ánimas en la Península Ibérica, López Loureiro recoge la pervivencia del tallado de calabazas en el territorio gallego y en localidades repartidas por las provincias de Burgos, Madrid, Guadalajara, Cuenca, Zaragoza, Huesca, La Rioja, Navarra y Huelva. Cita ejemplos como el de La Cabrera, en Madrid, donde la noche del 1 de noviembre se ahuecan calabazas a modo de calaveras, se colocan velas encendidas dentro y se ponen en las ventanas de las casas toda la noche. Otro testimonio recogido en la ponencia es la tradición de Rozalén del Monte, en Cuenca. La noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, según se apunta, es costumbre que los niños tallen calabazas, que las lleven en grupo al camposanto y colocar allí algunas; es también habitual que haya un adulto esperando para asustarles.
“El Halloween lo llevaron para allá pueblos europeos, sean escoceses, gallegos o irlandeses. En Francia están volviendo a hacer Samaín, en Irlanda también se lo llaman. El conocido como truco o trato que sería más bien broma o pastelito, esa tradición de pedir aguinaldo, se hace aún en la Isla de Arousa (Pontevedra)”. En Las caliveras de ánimas en la Península Ibérica se recoge también una tradición de la región de Coimbra (Portugal) en la que los niños con la cara pintada de negro recorrían las casas pidiendo dulces con este cantar: “Bolinhos e bolinhós / para mi e para vos / para dar aos finados / que estâo mortos e enterrados / A vela, bela cruz, truz / truz / A señora que está ala dentro / sentada nun banquinho / faz favor de vir cá fora / prá nos dar un tostaozinho”. Si en este momento conseguían que les diesen el dulce, contestaban elogiando a la casa y sus habitantes: “Esta casa cheira a broa / aquí mora xente boa / esta casa cheira a viño / aquí mora algún santiño”. En el caso de no conseguir el dulce o recibir malas palabras, los niños seguían el cantar increpando a los habitantes y diciendo que en la casa puede habitar algún fantasma: “Esta casa cheira a alho / quí mora algún bandalho / esta casa chiera a unto / aquí mora algún difunto.”
López Loureiro recalca la importancia del 1 de noviembre para los celtas, resalta esa fecha como día principal y como noche tenebrosa. “Era el día de asamblea en los cementerios, se juntaban los vivos con los muertos, seguimos a día de hoy yendo a los cementerios. La Iglesia tuvo que cristianizarlo y le llamó Todos los Santos, porque no podían ir para rendir tributo a los difuntos. En mi infancia eran festivos Santos y Difuntos; después se quitó, pero se celebra en el Día de todos los Santos, las costumbres no las puedes quitar”.
El Samaín vuelve a ser una fiesta popular en Galicia, también en otros puntos de España y Europa, en los que también se celebra bajo ese nombre. El deseo de López Loureiro de que Galicia volviese a tallar calabazas se ha cumplido, recuperándose esta tradición más allá del fogar de Breogán. Vuelven a unirse en una calabaza la noche y la luz. El Samaín, sobre el que escribió, entre otras, la pluma de Otero Pedrayo, vuelve a inspirar a la literatura con historias como la del cuento Indo para o Samaín, de Carlos Labraña y Sabela Labraña. Como dice orgulloso el maestro López Loureiro: “Los de Cedeira levantamos la bandera propia y artística, le pusimos el nombre y fuimos seguidos”.
Comentarios
Por eratostenes, el 01 noviembre 2015
No sólo en Galicia, también en mi tierra, Asturias, recuerdo las calabazas con ojos y boca y una vela dentro, puestas para asustar en caminos y los chavales con sabanas viejas por encima asustando.
En realidad, la fiesta de los difuntos es celta, otra fiesta, como la navidad, como semana santa, apropiada por la iglesia y transformada según sus intereses. No inventaron nada. Y los americanos tampoco, probablemente fueron los irlandeses los que llevaron halloween a América.
Salud y República
Por JUCASADE, el 01 noviembre 2015
Bueno días.
Me alegro que este tipo de noticias vayan saliendo a la luz, a pesar de las tinieblas de la Iglesia y sus intereses.
Ojalá, a partir de ya, se nos ilustre con nuestras costumbre ancestrales por aquellos que llegaron antes que nosotros. Muchas gracias.
Por JUCASADE, el 01 noviembre 2015
Buenos días.
Me alegro que este tipo de noticias vayan saliendo a la luz, a pesar de las tinieblas de la Iglesia y sus intereses.
Ojalá, a partir de ya, se nos ilustre con nuestras costumbres ancestrales por aquellos que llegaron antes que nosotros. Muchas gracias.
Por Rufino G. Luarca, el 01 noviembre 2015
En la zona occidental de Asturias, en la que vine al mundo en una aldea de Valdés hace ya casi 80 años, también teníamos la costumbre de tallar calabazas en las fechas indicadas, recuerdo a mi abuela advirtiéndome que no le estropease muchas,(alimento necesario para animales y personas).Durante la noche dotadas de una vela las colocábamos en «las caleas».Siempre había alguien que se mostraba asustado para nuestro regocijo. Como tantas cosas, nos llega ahora como negocio importado de los USA, y como tantas tradiciones, ahora las asume y transforma el corte inglés.
Por Toupa, el 01 noviembre 2015
Que interesante, como se comenta por lo menos en la Ría de Arousa y que yo sepa, en Lugo en la zona de Terra Cha, los abuelos nos vaciaban calabazas «po lo Samain» mucho antes de la invasión de la tv americana.
Por Iurde, el 02 noviembre 2015
En Cantabria, por Samuin (se llama así) también se hacen magostas, y la gente se tizna la cara de negro con las castañas quemadas.
Es el Año Nuevo celta, cuando se juntan el mundo de la luz (el verano, los vivos) y el de la oscuridad (el invierno, los muertos).
Ahora, lo de vaciar calabazas de gran tamaño de color naranja, de celta tiene poco: esa variedad de «Cucurbita pepo» vino de América.
Por Iurde, el 02 noviembre 2015
«Cucurbita maxima», perdón.
Son las grandes, de color naranja.
Por Cyrano, el 02 noviembre 2015
Hermosa palabra.Samaín, de resonancias gaelicas. Tuvimos que idiotizarnos con el Hallow…no-se-que yanky para despertar. Demasiada TV, demasiada falta de cultura: Santa Claus, Ppa Noel, selfies, y paletadas múltiples…Es un alivio para los gallegos, asturianos y otras culturas dfel Norte, en una España pepera, torera y casposa.
Por javier, el 02 noviembre 2015
Cuando yo era chaval se vaciaban calabazas se les agujereaba ojos y boca, poníamos una vela en su interior y así asustábamos a los críos de otras cuadrillas, esto en Pamplona-Iruña hace 55 años. No se si esta costumbre ya olvidada vendrá de los celtas ya que aunque estuvieron por aquí fue «poco» tiempo
Por Nely García, el 02 noviembre 2015
Esto me recuerda el eterno comienzo de todo: los árboles se desprende de sus hojas cuando no las necesitan para respirar, y después del letargo invernal nacen otras llenas de energía. Las costumbres, o culturas, después de cierto tiempo vuelven aunque con matices diferentes. Nosotros cuando ya no servimos también caemos, ¿cuál es nuestra misión, o a quien sirve nuestro paso por la existencia?
Por Eva, el 03 noviembre 2015
Una historia muy interesante. Por casualidad me he topado con ella justo después de indagar un poco sobre el origen de la festividad de Halloween para escribirlo en mi blog. No soy tan buena escritora como tú pero te lo dejo por si te interesa 🙂 http://therockery.es/recetas/minicalabaza-rellena/
Por Susana, el 31 octubre 2016
Muy buen artículo, Eva. Como dices, el Samhain era celta, la noche en la que el velo que separaba el plano de los vivos del de los muertos se hacía tan fino que permitía a los muertos cruzar a nuestro plano, y los cristianos lo fusionaron con Todos los Santos, para facilitar la transición de una cultura a otra, dando lugar a All Hallows Eve(n), y de ahí pasó a ser Halloween. Luego se exportó a los USA. Me ha encantado leerte 🙂
Por Pere, el 04 octubre 2017
El ser humano es un ser creativo, y cada vez evolucionamos más creativamente.
Entiendo a la gente que vive en el pasado. Pero se pierden el futuro. Es algo que hay que crear.
Las tradiciones son para crearlas y si luego otros quieren seguirlas, es su problema. Pero que tengan en cuenta que son para el momento en que fueron creadas. A paratir de ese momento ya no son tradición, son… no lo voy a decir, para no herir sensibilidades.