Esa España negra donde se tiran a las cabras (en muchos sentidos)
«Queríamos hacer una trilogía teatral en torno a lo español». Y lo primero que han decidido abordar son las tradiciones populares de maltrato a los animales; en concreto, la de arrojar una cabra desde la torre del campanario. Son Club Caníbal. Cuatro hombres de teatro que tienen mucho que contar y a los que ahora podemos ver en el Teatro del Barrio, en Lavapiés, Madrid. Atención: con mucho, mucho humor negro.
Vuelve el Toro de la Vega a Tordesillas, un torneo que consiste en que decenas de picadores y lanceros persiguen a un toro hasta lograr acabar con él. Y arrecia la polémica en torno a estos crueles espectáculos, extraños en pleno siglo XXI, pero que los vecinos de los pueblos afectados suelen defender a capa y espada refugiándose en la tradición. Medieval, pero tradición.
Y justo durante este mes de septiembre se está representando en el Teatro del Barrio de Madrid la obra Desde aquí veo sucia la plaza, que aborda este tipo de festejos con mirada crítica, socarrona, con una puesta en escena fresca y a veces desmadejada, y un sentido del humor negro que entronca -esto sí-, con la mejor tradición del absurdo en España, desde Jardiel Poncela y Berlanga a Gila y Tip y Coll, y también la del esperpento de Valle Inclán y el neoesperpento de la compañía andaluza actual La Zaranda, con fama de frikis de culto. Hablamos con el director de la obra, Chiqui Carabante, hombre de formación en teatro y que cuenta también con su trayectoria en cine, con dos largos (Carlos contra el mundo y 12 + 1) y varios cortos.
A comienzos de este año montó con los tres actores de la obra -Font García, Vito Sanz y Juan Vinuesa, a los que se suma en escena el músico Pablo Peña- el grupo Club Caníbal, cuyo sistema de trabajo resulta bien peculiar: se reúnen a desayunar, comentan las noticias publicadas en los periódicos escarbando en la idiosincrasia patria, y se ponen a improvisar gags teatrales en torno a las informaciones que más les han llamado la atención, lo graban, lo escriben, lo reescriben… Y hasta la representación. Lograron entrar con esta obra en el Festival Frinje de artes escénicas de Madrid, y ahora desembarcan ya en una sala comercial con éxito dentro del circuito Off, el Teatro del Barrio.
¿Y qué queréis contar? «Más que dar respuestas, queremos provocar preguntas, reacciones», dice Carabante. Y con el tema de la cabra maltratada, ¿qué pregunta queréis hacer? «¿Por qué hay gente que se plantea que si se pierden estas tradiciones se pierde parte de la esencia española?». A lo largo de la obra, el alcalde del pueblo imaginario con la tradición de tirar la cabra al vacío plantea varias veces que por qué hay que prohibir su fiesta y aceptar las corridas de toros. Tú, Chiqui, ¿qué piensas? «Pues mira, realmente creo que las corridas de toros van a desaparecer a no tardar mucho, y que no vamos a perder nada de la esencia española».
El desarrollo de la acción impresiona aún más porque hay escenas -de las más hilarantes y surrealistas de la obra- de sexo explícito de un ganadero con la cabra, a la que después traiciona y vende para que la tiren desde el campanario.
España rara y arcaica, donde algunos se tiran a las cabras y luego se las tira desde una torre para festejar el martirio de un santo.
La referencia clara es el pueblo zamorano de Manganeses de la Polvorosa, donde los quintos arrojaban una cabra desde el campanario a (supuestamente) una lona; tradición que causó una agria polémica a finales del siglo pasado que llevó al alcalde a prohibirla a principios de este milenio. Club Caníbal ha trasladado el festejo (exagerándolo) al pueblo inventado de Villanueva de la Faca.
Para entender de lo que estamos hablando, de esa España rara y cruel, España atávica y supersticiosa, nada mejor que ver estos dos vídeos: la cabra ya no vuela, pero escuchar las opiniones de la gente nos hace pensar que no están muy convencidos del cambio:
La cabra, la cabra, la puta de la cabra, la madre que la parió…
En Desde aquí veo sucia la plaza, no falta el chalé del hermano de un líder político construido en un coto nacional, los tricornios azules (remedo de los cascos azules de la ONU), los funcionarios de Bruselas, la escopeta nacional… El plan de Club Caníbal es seguir hurgando en esa España negra de Zuloaga con aquel equipo de baloncesto que logró el oro en los Juegos Paralímpico de Sidney 2000 cuando en realidad sólo dos jugadores eran discapacitados -«la picaresca española llevada al máximo en el siglo XXI», apunta Chiqui- y con los últimos días del dueño de El Corte Inglés, Isidoro Álvarez.
Chiqui, que es malagueño y estudió en Sevilla, y ahora reside en Madrid tras haber pasado por Suiza, Londres, Nueva York y Barcelona, cree que España vive ahora un momento apasionante que puede contribuir a que por fin salga de verdad del anquilosamiento: «Lo dice una amiga mía que ha tenido que emigrar a Holanda por trabajo: Chiqui, es el momento de quedarse en España y luchar, merece la pena. Es ahora». Cree que el 21% de IVA a la cultura, que ahí lo ha mantenido el PP durante toda su legislatura con tozudez absolutista, ha asestado un golpe mortal al cine y al teatro. «Tener que dar el 21% de taquilla de un pequeño teatro nos destroza. Es prácticamente imposible llegar así a fin de mes». Piensa además que la derecha en este país sigue teniendo muchas asignaturas democráticas pendientes: «Cuando gana con poder absoluto, maltrata a la gente. Cuando ve que va a perder, como ahora, se muestra insoportablemente irritada. Como lo que están haciendo con el Ayuntamiento de Madrid, que es el más vigilado, yo creo, de toda nuestra historia. Hasta si compran post-its, les piden cuentas. Además, sigo viendo que es un país sin proyecto de Estado, donde, según el partido que gana, se dedican a cambiar todo, hasta los cimientos».
Por cierto, Chiqui, y ya que hablamos de humor negro, ahora hay que tener mucho cuidado con lo que se dice… «Sí, con las redes sociales, que mezclan lo privado con lo público, y con esta derecha tan irritada que se dedica a rebuscar tuits de hace cinco años, hay que prestar mucha atención, sí. Pero creo que el mayor insulto que se ha expresado últimamente en público, y dudo que tuviera ningún matiz de humor negro, es cuando Pablo Casado, portavoz del PP, dijo que los familiares de muertos de la Guerra Civil que quieren saber dónde están enterrados lo que andan buscando son subvenciones. Mi abuelo está en una fosa común, y lo que ha dicho ese señor sí me parece un insulto mayúsculo, del que habría que pedirle responsabilidades».
España negra. Tirarse a la cabra y tirarla desde el campanario en Villanueva de la Faca.
La cabra, la cabra, la puta de la cabra, la madre que la parió…
‘Desde aquí veo sucia la plaza’ se representa en el Teatro del Barrio de Madrid todos los domingos de septiembre, a las 21.30 h.
SIGNUS, COMPROMETIDA CON EL MEDIO AMBIENTE, HACE SOSTENIBLE ‘EL ASOMBRARIO’
Comentarios
Por Parsifal, el 10 septiembre 2015
Una precisión: el que dijo lo de los que querían subvenciones fue Rafael Hernando. Casado dijo lo de los «carcas de izquierda» buscando la «fosa de no sé quién».
Por RR Prieto, el 10 septiembre 2015
No se puede tolerar lo de las cabras, desde luego que tiene razón, pero por favor, tampoco una falta tan brutal en un titular: Esa España negra donde se tira a las cabras, no «donde se tiran». Es como «han habido muchos problemas». De verdad que duele oirlo y cada vez es más común.
Disculpe mi atrevimiento y le felicito por el artículo.
Por Paloma Ctrl, el 10 septiembre 2015
Da vergënza ajena (y mucho bochorno)