La expo de flores enormes y pájaros enamorados que te hará volar

Detalle de la exposición ‘A un cuervo y los huracanes que, desde lugares desconocidos, traen de vuelta olores de humanos enamorados’ de Petrit Halilaj. Foto: Miguel Guzmán y Rocío Romero.

La instalación del artista albano-kosovar Petrit Halilaj en el Palacio de Cristal de El Retiro de Madrid –‘A un cuervo y los huracanes que, desde lugares desconocidos, traen de vuelta olores de humanos enamorados– vuela más alto que las guerras balcánicas porque hace brotar flores a escala de los árboles más altos de la capital. Es la primera vez que este artista, que representó a su joven país en su primer pabellón de la Bienal de Venecia, expone en España.

“Hay tantas cosas que son difíciles de unificar con las maneras de sentir amor”, dice Petrit Halilaj (Kostërrc, Skenderaj, actual República de Kosovo, 1986). La frase del artista plástico albano-kosovar puede leerse a vuelo de pájaro y comprenderse; sin embargo, se despliega en infinidad de direcciones, tantas como las maneras de sentir, tantas como los lugares profundos desde donde uno siente y tantas como las que uno elige para expresarlo. Encontramos a Halilaj en la inauguración de su instalación A un cuervo y los huracanes que, desde lugares desconocidos, traen de vuelta olores de humanos enamorados, en el Palacio de Cristal de El Retiro de Madrid, exposición que ha marcado la vuelta del Museo Reina Sofía a la actividad presencial, tras el confinamiento, y que estará abierta al público hasta febrero de 2021.

En un año tan raro, en el que incluso el verano porta una cierta melancolía, esta instalación dominada por flores estridentes a escala árbol-del-Retiro está inspirada en los bowerbirds y habla de cuánto hay que prepararse para atreverse al vacío, a abrir las alas y alzar el vuelo. Las bowerbirds son unas complejas aves de Nueva Guinea que decoran concienzudamente sus nidos, con colores vivos, para atraer a sus parejas, y son capaces de destruir esos hogares con tanta consciencia como los construyeron, si no logran convencer al partner de quedarse. Quien nos cuenta esta curiosidad es el artista español Álvaro Urbano, pareja de Halilaj, y cuya muestra actual –Despertar– en La Casa Encendida guarda parentesco con esta.

El siguiente es un fragmento de la charla que mantuvimos con Petrit Halilaj, un artista que proviene de una comunidad musulmana en uno de estos territorios desgarrados por el conflicto balcánico y que representó a su joven país en su primer pabellón en la Bienal de Venecia de 2013.

Detalle de la exposición ‘A un cuervo y los huracanes que, desde lugares desconocidos, traen de vuelta olores de humanos enamorados’ de Petrit Halilaj. Foto: Miguel Guzmán y Rocío Romero.

Vista exterior del Palacio de Cristal con la exposición de Petrit Halilaj. Foto: Miguel Guzmán y Rocío Romero.

Dices que estás conectado de una manera muy personal con Madrid…

Estoy conectado a Madrid, porque mi compañero es madrileño, también artista (Álvaro Urbano); y esta es una exposición diseñada y trabajada durante estos dos últimos años especialmente para este espacio. Hace nueve años que estamos juntos y estas flores tienen mucho significado: hay algunas que fueron las primeras flores que Álvaro me regaló, otras que fueron las primeras que yo llevé a su familia cuando los conocí. Todas tienen su biografía: por ejemplo, las flores de cerezo recuerdan cuando plantamos un árbol de cerezas en el jardín de nuestra casa en Berlín, en 2015. Contienen la historia de nuestra vida y, a la vez, son una colaboración, porque Álvaro ayudó a pintarlas al óleo. Por lo demás, cuando las miras desde abajo, hay una presencia en el espacio que hace conectar a cada espectador de una manera particular. Traerlas en esta escala es un compromiso con la ciudad, y con la vida de la gente que viene a este parque para que cada uno las vincule con los acontecimientos de su propia vida. El verde del Retiro completa las flores. Y esto es una metáfora de la gente: algo que uno tiene lo complementa con algo que tiene otra persona.

Los pájaros tienen gran protagonismo en la muestra, y de ahí esta obra ‘Here to remind you (aquí para recordarte)’, ¿por qué construir unas patas de pájaro doradas, así de grandes, tan altas que llegan al techo del Palacio de Cristal?

Sí, a gran escala, porque nos ayudan a pensar en el edificio mismo como el cuerpo de un pájaro. Están hechas en un latón con apariencia de bronce y, lo más importante, son una evocación de la intimidad, porque hay un dedito tocándose (están entrelazadas). Trabajo mucho con los pájaros, porque son criaturas especiales, por sus colores y porque hacen cosas que los humanos no pueden. Por ejemplo, volar más allá de nuestras fronteras. Están vinculados con nosotros, pero viven en el cielo y en el agua. Son metáforas para hacerles ver cosas a las personas. Por ejemplo, ¿cómo entendernos mejor a nosotros mismos, cómo aprender de la naturaleza? En el Palacio de Cristal hemos dejado algunas ventanas abiertas para que ellos entren y coman de los platitos, que cuelgan de detrás de las ramas y que forman parte de la exposición. Se trata apenas de abrir las ventanas y crear lugares para pájaros: esta es una metáfora del cambio. Porque la exposición no es únicamente para humanos, sino también para insectos y otras criaturas que entrarán desde el parque.

El artista Petrit Halilaj. Photo: Joaquín Cortés y Román Lores.

¿Qué hay del cuervo blanco, con esas manos humanas hiperrealistas? Parece una persona de verdad…

Quizá es una persona (ríe). El cuervo blanco es una figura mitológica y, como cada animal, es una metáfora de la gente. Esta obra en particular se llama La historia de un abrazo: la figura que sostiene un palo de madera, en mi mitología familiar, se refiere a mi abuelo, que conservó este pedazo de madera por más de medio siglo. En los años 50 era muy difícil que un hombre que trabajaba en el campo, como él, pudiese manifestar emociones. Cuando le avisaron de que iba a ser padre y no pudo expresarlo, estaba como saltando por dentro, y quería ir a abrazar a su mujer y no podía, entonces se aferró al palo durante décadas. Recién después de la guerra, me dijo: ¿sabes lo que significa este palo? Entonces pudo decirme que estaba tan feliz con esta transformación de la sociedad, porque se permitía la emoción y contar los sentimientos que tenemos. En ese momento hubo tanta alegría porque, como sociedad, hubiéramos podido transformar cosas para poder comunicar. Es una historia universal: a veces tienes que esperar el momento indicado para poder mostrar lo que sientes y cada sociedad empuja algo que tiene que ver con entender los nuevos límites…, como está sucediendo ahora con la pandemia, también tenemos que cuestionar las estructuras, el sistema, la vida que hemos venido teniendo. No siempre tenemos soluciones. Por eso el palo es como el elemento de balance de la muestra. El resto es la bienvenida a los pájaros, acoger en los nidos… y las flores son una celebración de amor y apertura. Pero el cuervo está esperando su momento, aferrado al palo.

¿A qué responde el título de la muestra?

Kosovo es una sociedad multiétnica y muy nueva. Es una democracia joven, en un país muy pequeño, con grandes dolores, pero se trata de una transformación muy positiva. El 70% de la población tiene menos de 30 años, por lo que todo el país parece una ciudad universitaria. Lamentablemente, España es uno de los cinco países europeos que no reconoce a Kosovo como Estado independiente de Serbia (además de Grecia, Rumania, Eslovaquia y Chipre). Lo que sería importante entender es que la historia de cada país es muy específica, y que, justamente, lo más interesante no es lo que tienen en común todas las realidades políticas nacionales, sino cuáles son sus particularidades y diferencias. No puedes decir que Kosovo es igual a… Creo que las cosas están cambiando, sobre todo a través de la cultura, porque en este ámbito hay más capacidad de fluir e ir más allá de los límites: el arte comporta un discurso personal y abierto. En mi caso, la guerra estalló cuando yo tenía 12 años, y quizá por eso pienso mucho en los pájaros, que van y vienen de aquí para allá, que no tienen estos problemas. Está claro que las nuevas soluciones vendrán de la reconexión y la pluralidad de voces.

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