El ‘fantasma de las montañas’, acorralado por el furtivismo

Un leopardo de las nieves en invierno. Foto: Klein & Hubert / WWF

Un leopardo de las nieves en invierno. Foto: Klein & Hubert / WWF

Un leopardo de las nieves en invierno. Foto: Klein & Hubert / WWF

Un leopardo de las nieves en invierno. Foto: Klein & Hubert / WWF

Abrimos hoy nuestra ‘Ventana Verde’ a la primera de las colaboraciones con WWF-España que cada mes y durante todo 2019 nos despertarán sobre la dramática pérdida de biodiversidad que estamos sufriendo. En cada entrega, una especie en el abismo nos ilustrará sobre uno de los problemas que están empobreciendo de manera alarmante nuestro planeta. Empezamos la serie ‘El Arca de la Tierra’ con el leopardo de las nieves y el furtivismo y tráfico de especies.

 POR JUANJO CORDERO / WWF

Solitaria, tímida y huidiza. Así es Yalung, una hembra de dos años de leopardo de las nieves, uno de los felinos más difíciles de ver del Planeta y una especie en peligro de extinción. Se le conoce como “el fantasma de las montañas” porque su pelaje espeso y de diferentes tonos de gris es idóneo para camuflarse entre la nieve y las rocas montañosas. Vive en las cumbres altas de Nepal, un país que concentra la mayoría de estos animales en libertad.

Yalung tiene una cola diseñada para mantener un equilibrio perfecto y poder vivir en acantilados de vértigo. Esta herramienta le permite dar uno de los saltos más largos del reino animal, llegando a alcanzar los 15 metros. Además, cuenta con unas zarpas anchas que actúan como raquetas de nieve, muy similares a las del oso polar.

Podría vivir hasta 12 años en libertad, pero lo cierto es que su especie es perseguida por los traficantes. Los furtivos son una gran amenaza, ya que sus huesos son muy codiciados en la medicina tradicional asiática. De ahí que obtengan grandes cantidades de dinero vendiéndolos, junto a sus pieles, en el mercado negro. De hecho, se estima que en los últimos diez años cayeron entre 221 y 450 leopardos a manos de los furtivos. Esto significa que mueren un mínimo de cuatro a la semana.

Hoy día se encuentran al borde la de extinción, con una población en libertad que ronda los 4.000 ejemplares, un número muy escaso debido a que en los últimos 20 años ha desaparecido el 20% de estos animales.

Para conservarlos, WWF lleva años trabajando sobre el terreno en un proyecto de seguimiento marcando a los felinos con collares GPS. Yalung forma parte de este programa, por lo que está siendo monitorizada después de haber sido liberada a casi 5.000 metros de altitud. Esta tecnología permite conocer en tiempo real sus movimientos, estudiar sus costumbres y protegerla de los cazadores.

La supervivencia del leopardo de las nieves es una prioridad para WWF, ya que no solo peligran por el furtivismo. También juegan en su contra los cambios de su entorno por el aumento de las temperaturas o las trampas que ponen los campesinos locales por considerarlo un peligro para su ganado. De hecho, a menudo estas trampas amputan sus patas y los animales acaban desangrados e incapaces de conseguir alimentos.

El leopardo de las nieves se alimenta de mamíferos y aves, como el carnero azul o baral, el íbice siberiano, las marmotas o los jabalíes; e, incluso, se mueve por diferentes altitudes según las migraciones de sus presas. En ocasiones, el leopardo de las nieves ataca al ganado de los pastores tradicionales de Nepal. Por esta razón, tanto los conservacionistas como el gobierno se ven obligados a mediar para evitar los conflictos con la especie.

Sin embargo, mantener poblaciones sanas de leopardo de las nieves es vital, ya que crea un efecto dominó en todo el ecosistema. Estos ágiles y fuertes felinos son una pieza fundamental en las montañas de Asia central y en la meseta tibetana. De esta forma, si las poblaciones se conservan, una gran variedad de especies de la zona lo hará también.

Cachorros del leopardo de las nieves. Foto: David Lawson. WWWF / UK.

Cachorros del leopardo de las nieves. Foto: David Lawson. WWF / UK.

No hay que olvidar que el tráfico de especies, tanto de animales como de plantas, es uno de los negocios ilegales más rentables y dañinos del mundo. Este delito contra el planeta mueve entre 10.000 y 20.000 millones de euros cada año, equiparable al volumen del tráfico de drogas y armas. Es un crimen de dimensiones internacionales, con una demanda cada vez más fuerte y cuyas sanciones son poco rigurosas, a pesar de que pone en grave riesgo la supervivencia de animales en peligro de extinción y aniquila la vida salvaje de muchos países.

A pesar de que este tipo de negocios está sancionado por convenios internacionales como CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), está menos perseguido que otros tipos de comercio ilegal. Además, las mafias que trafican con drogas y armas a menudo están involucradas también en el tráfico de animales y plantas. A lo que cabe añadir que en muchos casos este sangriento negocio se convierte en un lucrativo medio de financiación para guerrillas y grupos terroristas.

Desde diferentes organizaciones se trabaja en varios países del mundo para mejorar la protección de las especies amenazadas y reforzar la normativa y su aplicación, tanto a escala nacional como internacional. En la actualidad, WWF tiene en marcha una recogida de firmas en nuestro país para luchar contra el tráfico ilegal de especies que ya cuenta con más de 100.000 apoyos.

Esta campaña ya ha conseguido importantes logros. Entre ellos destaca el primer Plan de Acción contra el Tráfico Ilegal y Furtivismo Internacional de Especies Silvestres en España. Este proyecto contempla una batería de medidas específicas, como la creación de una oficina nacional para la lucha contra las infracciones ambientales y el refuerzo de las inspecciones del tránsito de especies.

No hay que olvidar que España ocupa un lugar determinante en ese tráfico mundial, ya que es la puerta de entrada de muchos animales procedentes de África y de América Latina, como reptiles, aves y pequeños simios.

Además, recientemente se ha aprobado también la prohibición del mercado de marfil en Hong Kong para el año 2021. En la actualidad, es la ciudad con el comercio de marfil más grande del mundo y un importante centro de tránsito ilegal debido a las bajas multas contra los traficantes. La organización está ahora mediando para que esta medida se extienda a todos los mercados de venta de Asia.

En este sentido, resulta preocupante que los mercados nacionales de marfil en Vietnam, Camboya, la República Democrática Popular de Laos, Japón y Myanmar son cada vez más visitados después del cierre de este comercio en China en 2017.

Por tanto, no cabe duda de que los pasos hacia delante en la lucha contra el tráfico son ya una realidad. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer si queremos poner fin definitivamente a este grave problema para nuestra biodiversidad. FIRMA la PETICIÓN DE WWF

En febrero, en ‘El Arca de la Tierra’ nos fijaremos en el martín pescador para hablar de los retos para una correcta y sostenible gestión del agua.

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