La directora de la Feria de Guadalajara nos cuenta sus novedades 

Marisol Schulz Manaut, directora general de la Feria del Libro de Guadalajara. © Léa LA / Michel Amado.

Entre el 26 de noviembre y el 4 de diciembre tendrá lugar una nueva edición –y ya van 36– de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara (Jalisco, México). Se trata de la iniciativa de este tipo más importante del mundo en español, la más relevante del planeta por número de visitantes y la segunda en representación editorial, tras la de Fráncfort (Alemania). Un esfuerzo logístico y cultural impulsado por la Universidad de Guadalajara, que le ha hecho poseedora de numerosos galardones. Entre ellos, el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades. Ahora, tras dos ediciones especiales por la pandemia –la de 2020 fue totalmente online–, la FIL recupera su tono habitual. Hemos hablado con la directora de la idea, Marisol Schulz (Ciudad de México, 1957), para conversar sobre la propuesta, sus retos y la situación del mundo editorial. Además, estamos ante una profesional del sector con una dilatada trayectoria a sus espaldas. Schulz ha editado a autores como Carlos Fuentes, José Saramago, Mario Vargas Llosa y Arturo Pérez-Reverte. ¡Todo un lujo!

¿Cómo van los preparativos de FIL de Guadalajara–Jalisco, en México?

Se están desarrollando muy bien. Afortunadamente, vamos a regresar a la normalidad, tras la pandemia. Han sido dos años muy complicados para todos. En lo que se refiere a la Feria, en 2020 fue completamente virtual, mientras que en la edición pasada –la de 2021– el diseño fue híbrido. Combinamos las propuestas presenciales y las actividades en línea. Hay que tener en cuenta que las autoridades sanitarias de Jalisco [Estado del que Guadalajara es capital] nos pusieron –el pasado año– un tope al número de asistentes. Tampoco fue una edición normal. Sin embargo, este 2022 estamos regresando a una convocatoria habitual.

En este contexto, ¿cuántos profesionales del mundo del libro –editores, libreros, escritores, etc.– esperan recibir?

Tenemos un programa literario muy importante. De hecho, aguardamos a dos tipos de participantes. Por un lado, unos 800 especialistas que llegarán a la ciudad para protagonizar diferentes eventos, como presentaciones, seminarios o conferencias. Y, por otro, se han de mencionar los expertos vinculados al mundo del libro [como editores o libreros], que en 2019 alcanzaron los 19.000 asistentes. Y, a todo ello, se ha de sumar el público general. Sin embargo, en esta ocasión algunos países todavía cuentan con restricciones pandémicas, a lo que se añaden los problemas económicos que está sufriendo el mundo. Por tanto, no tenemos aún una estimación al respecto, pero no creemos que lleguemos a los números del 2019 [justo antes del covid19]. La crisis está golpeando muy duramente a la industria editorial.

¿Qué invitado de honor tienen este año en la FIL de Guadalajara?

En la presente edición hemos querido que fuera Sharjah y la cultura árabe. Sharjah es el tercer territorio más grande de los siete que conforman los Emiratos Árabes Unidos (EAU), siendo una de las ciudades más progresistas de la región. Fue el lugar donde abrió la primera escuela de los EAU en 1907. Además, fueron pioneros en la zona en brindar educación a las mujeres, en 1942. Asimismo, en dicho enclave se encuentran algunas de las iniciativas librescas más importantes de la zona. Entre ellas, la Feria Internacional del Libro de Sharjah (SIBF), que debutó en 1982 con la participación de 16 editoriales. Hoy en día se ha convertido en la tercera más grande del mundo. También estableció un récord mundial Guinness por haber acogido la mayor ceremonia simultánea de firma de libros del mundo en un solo lugar, con 1.502 autores.

Sharjah será el primer espacio de Medio Oriente y del mundo árabe en ser acogido como invitado de honor en la FIL de Guadalajara–Jalisco. Es un prestigio para nosotros poder mostrar a México y al resto del mundo la cultura y la literatura del mundo arábigo.

[En anteriores ocasiones, ha habido invitados de honor procedentes de España. Entre ellos, la villa de Madrid (2017), Castilla y León (2010), Andalucía (2006), la cultura catalana (2004) y el conjunto del país, en 2000].

Antes comentaba que en 2022 van a regresar a la presencialidad en la FIL de Guadalajara. ¿Mantendrán algunas iniciativas online?

No vamos a proponer una gran presencia virtual, ya que en 2021 observamos que muchas de las propuestas online no tuvieron gran asistencia. Los ciudadanos están agotados del modelo en línea. Y como nos encontramos en un Festival Literario, el público tiene una gran necesidad de encontrarse con los autores. En consecuencia, hemos optado por los actos in situ, con algunas actividades –muy concretas y seleccionadas– que sí que serán remotas.

La FIL de Guadalajara es la más importante del mundo en español. Sin embargo, también prestan atención al ámbito mexicano. ¿Qué políticas han establecido para dar cabida a la producción literaria del país?

Los autores y editores de México son muy importantes. Independientemente de que tengamos una significativa presencia de otros lugares e idiomas del mundo, la fuerza fundamental de la Feria se encuentra en la industria editorial de nuestro país. De hecho, contamos con un convenio con la Cámara que agrupa a los profesionales mexicanos de este sector. Un acuerdo gracias al cual ofrecemos estímulos y facilidades a los miembros de la referida entidad profesional a la hora de participar en la Feria.

Existe un tópico que asegura que cada vez se lee menos y que el libro en papel está a punto de extinguirse. ¿Qué opina al respecto?

No, no creo que leamos menos que hace 15 o 20 años. Se trata de una pregunta que me han planteado de forma reiterada desde hace bastante tiempo. Profesionalmente, soy editora. Y cuando me aseguraban que el libro impreso iba a desaparecer, siempre decía que, al final, esto nunca ocurriría. Y así ha sido. Es cierto que han surgido nuevos formatos –como el e-book–, pero el ejemplar en papel continúa vivo. De hecho, hoy en día, el mayor número de publicaciones siguen siendo físicas, no electrónicas.

En cualquier caso, son formatos que coexisten. Es cierto que, en Europa, durante la pandemia, se produjo una mayor venta de libros digitales. Una circunstancia que no ocurrió en América Latina, donde seguimos con una preferencia por las obras impresas. De todos modos, conviven distintas fórmulas, aunque sigue predominando el libro en papel.

¿Y cuál podría ser la causa de que la producción literaria física se mantenga y la digital no acabe de despegar?

Hay muchos factores que lo explican. Podría estar hablando más de media hora sobre ello [ríe]. Pero, de forma muy concreta, y si nos centramos en América Latina, el acceso al formato electrónico no se corresponde con la situación económica de la mayor parte de la población [se trata de una alternativa más cara]. Además, los ejemplares impresos cuentan con un mayor número de lectores potenciales, ya que un mismo ejemplar puede ser leído por varias personas. Se puede intercambiar entre ellas. Una circunstancia que es más difícil en el caso del e-book…

La ley mexicana del libro, aprobada en 2008, marca algunas medidas de estímulo a la lectura, como la exención del IVA o el establecimiento de un precio fijo para las obras [como también ocurre en España], con el fin de evitar la especulación libresca. Estas decisiones, ¿son suficientes o se debería profundizar en ellas?

Este es un tema que, quizá, concierne más a otros eslabones de la cadena literaria. Se sale de mi ámbito de actuación. Pero también se han de hacer campañas de promoción de la lectura, ya que, si existen más lectores, va a haber una mayor demanda literaria. Pero es algo que corresponde más a los sellos editoriales que a mí, como directora de un evento concreto.

Regresando a la FIL, ¿qué expectativas de público esperan para la edición de este año?

En 2019, justo antes de la pandemia, tuvimos unos 800.000 visitantes. Calculo que, si nos va bien, en 2022 estaremos en torno a las 700.000. La idea es ir tratando de recuperar, poco a poco, las cifras que teníamos antes del covid-19. De cualquier forma, queremos ser cautos. No deseamos medir el éxito de la Feria en el número de asistentes. Hay otros muchos factores.

Y para muestra, el caso de 2021, una convocatoria que fue muy exitosa y a la que sólo llegaron 250.000 personas, debido a las restricciones de aforo marcadas por las autoridades de Jalisco. Sin embargo, los editores presentes nos hablaron de un aumento de ventas del 40%. Con lo cual, se cosecharon muy buenos resultados con una asistencia más reducida. El triunfo de este tipo de eventos no va matemáticamente unido al número de visitantes…

La Guadalajara jalisciense es actualmente Capital Mundial del Libro, una consideración otorgada por la UNESCO y que la ciudad mexicana mantendrá hasta el 22 de abril de 2023 (la consiguió el 23 de abril de este año). ¿Cómo ha sido su relación con esta declaración?

Se trata de una vinculación de alianza y de total complicidad. Ha sido un proyecto que han promovido desde el Ayuntamiento de la ciudad y nosotros somos una Feria de la Universidad de Guadalajara. Sin embargo, y aunque respondemos a instituciones diferentes, también estamos participando en estas actividades, por lo que mantenemos una colaboración muy estrecha y una gran connivencia entre ambas partes.

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