Fernando Ugena: “Estar bien importa tanto como verse bien”

El influencer y entrenador personal Fernando Ugena.
El entrenamiento virtual ya estaba inventado cuando los ‘trainers online’ se pusieron de moda. Jane Fonda, Cindy Crawford, Cher con el step, Eva Nasarre y hasta Zsa Zsa Gabor, 76 años, se calzaron mallas y calentadores para convertirse en rentables instructoras de fitness. Ahora, internet es un espacio ilimitado, con un hueco creciente para los entrenadores. Enseñar a la vez cómo se hace una sentadilla con salto, en la sala de su gimnasio y al otro lado del océano. Fernando Ugena, nuestro ‘influencer con miga’ de este mes, tiene 21.000 seguidores en su página. Además colabora aquí, donde se abordan asuntos como la menopausia, la conveniencia de no opinar sobre cuerpos ajenos, qué ejercicios combaten el dolor menstrual o cómo moverse, dentro de lo posible, en la mesa de trabajo.
El primer gimnasio de la historia lo sitúan en Grecia hace más de 2.500 años. Se trataba de una especie de club, solo para hombres, donde se preparaban competiciones atléticas y se debatían asuntos filosóficos. Un trabajo de instrucción para tronco, extremidades y cabeza por dentro. Algo parecido a lo que Fernando Ugena considera bienestar. Conseguir para nuestro cuerpo resistencia cardiovascular, flexibilidad, agilidad, buena coordinación y una buena dosis de equilibrio.
¿Qué es estar en forma, Fernando?
Quitando los estereotipos relacionados con la belleza y las modas, para mí es encontrarse lo mejor posible con uno mismo en cada fase de la vida. Conseguir armonía entre las emociones y el estado físico. Estar bien importa tanto como verse bien. Sin obsesionarse ni empeñarse en imitar todo lo que vemos en redes. Es mi primera recomendación cuando empiezo a entrenar a alguien.
Estamos en pleno arranque de la ‘operación bikini’, ¿qué piensas?
Que los milagros no existen. Otra cosa es que siempre estoy dispuesto a ayudar en el comienzo de un proceso, pero siendo realista sobre lo que se puede o no se puede conseguir. A mí me viene muchísima gente estos meses que no se han movido en todo el año y he de explicarles que las cosas no suceden de la noche a la mañana.
No hace mucho tu nombre aparecía en un reportaje donde advertías de ciertas falsas promesas, tipo ‘10 días para cambiar tu cuerpo’.
La cantidad de información de la que disponemos es brutal. ¿Cómo dar con el filtro correcto? Veo cosas y me digo: “Ostras, qué disparate”. Trabajo con gente que se orienta por Instagram o TikTok. Hay veces que ahí detrás está un profesional, pero otras es el típico influencer con menos conocimientos. Y sucede que cada vez nos creemos más todo lo que sale en la pantallas. No hablo solo del deporte; ocurre con la política y la actualidad en general. Tener millones de seguidores no significa saberlo todo.
¿Eres un entrenador de retos?
Hago deporte desde que era pequeño y siempre intento superarme sin aspirar a la perfección ni a convertirme en una estatua esculpida. Me veo bien, me gusta cuidarme, seguir mis rutinas sanas, una buena alimentación y transmitir mi estilo de vida a la persona que entreno. La salud es estar guapo y no tener enfermedades. Equilibrio entre cuerpo y mente.
Decías que practicas deporte desde niño…
Con siete años comencé con el kárate y los típicos deportes de contacto que se practican en el colegio. Mi afición se convirtió en mi forma de vida. Nunca he dejado de entrenar. En este gimnasio llevo ya 20 años. Pero no entreno solamente aquí.
Fernando me ha citado en un centro exclusivo dentro de una elegantísima urbanización de las afueras de Madrid. Desde el primer contacto que tuvimos a través de sus perfiles en redes, costaba ajustar la cita por una causa que nos congratula, y sobre todo a él. “Disculpa, es que estoy hasta arriba”. “Trabajas demasiado”, era mi respuesta. Es el riesgo, o la suerte, de pasarlo tan bien con lo que te permite pagar las facturas. Fernando asegura que la costumbre de contar con un entrenador personal “se ha democratizado mucho”. “No voy a decir que lo tenga todo el mundo, pero no es tan exclusivo como antes. Admito que este lugar es más selecto, pero trabajo con todo tipo de perfiles”.
¿Qué pasa con las tendencias? Aerobic con Jane Fonda a principios de los 80, pilates a primeros de los 90, Madonna boxeaba en 2019, el eterno correr, ahora las mujeres también entrenan la fuerza. (El entrenamiento de fuerza es una rutina de ejercicios que ayuda a fortalecer los músculos y mejorar la resistencia).
Por supuesto que hay modas. He pasado por todas. Basta con que un famoso aparezca practicando un deporte para que la gente le imite. El entrenamiento de fuerza se está recomendando cada día más a las mujeres, porque se ha demostrado sus beneficios. Yo también escucho a las que me dicen que no quieren muscularse demasiado porque temen masculinizar su cuerpo. Tranquilas, que llegar a esos niveles no es tan sencillo. Se necesita mucho tiempo, esfuerzo y toda la disciplina de un entrenamiento muy fuerte.
¿Ventajas del entrenamiento de fuerza sin convertirte en un/a Goliat?
La primera es que las articulaciones están mucho más protegidas con una buena masa muscular. El estado físico en general también mejora y, esto lo repito mucho, ayuda a acabar con el tabú de que hay ejercicios solo para mujeres y otros para hombres. Puede que antes fuera así. Las chicas, casi siempre en clases colectivas y guiadas, haciendo coreografías aeróbicas. Hoy entras en una sala y hay montones de mujeres entrenando fuerza. Unas piernas fuertes garantizan unas rodillas sanas.

El influencer y entrenador personal Fernado Ugena.
¿Qué tiempo te dedicas a ti?
Entreno seis días a la semana, básicamente el comentado trabajo de fuerza combinado con boxeo, disciplina de la que soy profesor. También me encanta nadar. Para mí entrenar es como desayunar o lavarme los dientes.
¿Cuándo y cómo llegan las redes a tu vida?
Fue en Instagram donde empecé a publicar como en 2013. A partir de la pandemia me di cuenta de que las redes podían ser herramientas de trabajo para toda esa gente que se acostumbró a entrenar online. Durante el confinamiento no teníamos más remedio y ha sido un poco como el teletrabajo, que parece continuar. Como entrenador, trato de profesionalizar el uso de las redes. Me promocionan y me permiten llegar a mucha más gente. Internet podría equivaler a las antiguas vallas publicitarias.
Y, como profesor, ¿no echas de menos ver sudar a tus alumnos sin una pantalla en medio?
Por suerte practico las dos fórmulas. Si pongo en la balanza pros y contras de cada práctica, confieso que, cara a cara, todos rendimos más. El simple hecho de citarte con una persona te hace ser más cumplidor. Tengo alumnos que llevan conmigo 14 años o más. A veces pienso que podrían hacerlo ellos solos, pero no quieren porque el primer estímulo es el compromiso con día y hora. Saben que la presencia del entrenador les ayuda a combatir la pereza, y así me lo dicen al terminar una sesión. Cierto que online puede ser más frío, pero también tiene sus ventajas. Estás de viaje, vacaciones, dispones de poco tiempo, no puedes desplazarte ni quieres cargar con la mochila si pasas todo el día fuera de casa. Con cualquiera de las opciones, un buen entrenamiento te cambia el día.
¿Estás muy pendiente por cuánto crecen tus seguidores o si la gente interacciona?
Sí, claro, eso ya forma parte de este estilo de vida. Cuando subo un vídeo de entrenamiento, me interesa saber si funciona, si a la gente le ha gustado, si le interesa. Me gusta que comenten y pregunten. Me fijo incluso en cuánta gente lo ha guardado, porque es parte de mi trabajo. Las redes son las nuevas herramientas y hay que controlarlas. Yo entreno a una persona con dos millones de seguidores. Si un buen día comparte uno de mis vídeos, significa para mí algunos miles de contactos más. Esto funciona así.
¿Quién es tu entrenado más veterano, el más fiel?
Una mujer con la que trabajo desde hace 17 años. Empecé entrenando a su hijo y luego a ella un par de días a la semana. Le cogió el gusto y pasamos a tres días para acabar en cinco como mínimo. Está tan contenta con los resultados que, cuando el trabajo se lo impide, soy yo quien me desplazo para aprovechar los ratos que tiene libres.
Estamos ante una adicción sana.
Frente al estrés, la ansiedad, el desquicio actual y la fragilidad emocional de estos tiempos, es el mejor consejo que les doy a mis amigos. Espero no equivocarme, pero cuando los problemas se hacen bola, no digo que el deporte los arregle, pero sí puede que se vea todo de otra forma. Yo voy cumpliendo años y me veo muy bien para la edad que tengo.
¿Cuántos años?
46 (dos menos que Shakira, le apunto, que canta y baila durante horas en sus conciertos). Soy consciente de que ya no tengo 20 años y creo que estoy haciendo un buen trabajo porque voy adquiriendo la madurez inevitable, pero me veo bien físicamente. No entreno para competir, no peso cada plato que como, duermo bien y no bebo alcohol, porque no me gusta. Recomiendo vigilar la cantidad de azúcar, de carbohidratos y evitar las grasas saturadas de los procesados. Sin pasarse, que tampoco es bueno para la cabeza.
¿Algún capricho?
Si me tengo que comer una hamburguesa o una pizza me las como sin el menor arrepentimiento, porque nuestra cabeza necesita pequeñas recompensas. No estamos aquí para sufrir, que la vida puede ser muy cruda y ya nos pone bastantes limitaciones.
Redes y odio, dos caras de una moneda. ¿Cómo lo llevas?
No te diré que tenga enemigos, sí que a veces me escriben con alguna crítica o comentario, pero nadie me ha faltado al respeto. Dedico tiempo a las redes pero últimamente me estoy desintoxicando. Propósitos: no mirar el móvil nada más despertarme y volver a la lectura. Leer me da paz.
¿Algún título entre manos?
Estoy con el doctor Sans Segarra, interesantísimo. Tiene explicaciones científicas para la vida, la supra-conciencia y la muerte.
Nos despedimos clamando al cielo para que la Inteligencia Artificial no nos quite el trabajo, ni a él ni a mí. Aprovecho para rogarle que, aunque sus seguidores superen la trillonada, no se traslade a Andorra por cuestiones tributarias.
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