FotoAves: Feliz Año con las mejores modelos de altos vuelos
Nada mejor que celebrar el Nuevo Año volando alto: “Un momentito, un momentito, ¿podrías volar varias veces sobre el mural de esa pared, que quiero captar el efecto trampantojo que se crea con el mural? Eso es”. “No, tú no, frailecillo, que tienes un aterrizaje más patoso, mejor tú alca, así, así, despliega las alas, como si fueras un bailarín”. “Por favor, mira de perfil hacia los frutos y aguanta, no te muevas, que entra una luz otoñal guapísima y necesito que refulja en tu pico y tus plumas… y si abres el pico ya sería la leche… son solo unos segundos”. ¿Se lo pusieron tan fácil el avión común, el alca común y el martín pescador, respectivamente, al ganador y dos de los accésits de la última edición del concurso FotoAves? Ni mucho menos. La fotografía de animales salvajes, y en concreto la de aves, es complicada, todo un reto. Aquí van las mejores imágenes. Representan muy bien ‘nuestro espíritu asombrario’.
No, no soy fotógrafo de naturaleza, aunque algún pinito he hecho en este campo. Lo que sí soy es un observador de la misma, y de las aves principalmente. Incluso las enseño, sobre todo a escolares, a través de Aver Aves. “Mirad, mirad, una lavandera cascadeña en la orilla, picoteando en el suelo, buscando comida…” “¿Dónde, dónde, profe?, que no la veo”. “Ainssss, qué lástima, se acaba de ir”.
Sí, para bien (por su seguridad) o para mal (para interrumpir nuestro deleite), las aves no están esperando en la orilla del río, en lo alto de un árbol o posadas en una piedra piando. “¿Qué, ya me habéis visto bien, necesitáis que me dé la vuelta, que me veáis mejor las plumas primarias, sí, estas azules…? Venga, cuando me digáis, echo a volar para que os fijéis en el resto del plumaje”…
La cosa no es tan fácil. “Para conseguir la foto de los aviones comunes que buscaba, invertí hasta cuatro sesiones para captar las entradas y salidas a los nidos que tienen justo encima del mural”, adelanta José Elías Rodríguez, autor de la imagen ganadora de este año del concurso FotoAves, organizado por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife). “Era una foto que tenía en mente desde 2021, pero nunca se daban las circunstancias idóneas de luz, aparición de las aves, vehículos aparcados…”, añade el fotógrafo, quien llegó a hacer 250 fotos que “podemos calificar de aparentes, de las que escogí 10 o 12”. Pensaba que, según la auto-calificación que se pone el autor, ninguna era merecedora de cinco estrellas, “pero el jurado de FotoAves me desmintió y consideró que una de ellas sí lo era”.
La foto es una preciosidad, ya que el avión común y su sombra –importante el detalle y protagonismo de esta– se fusionan con el mural de un pueblo creando el efecto óptico del trampantojo, como si ave y pintura formaran parte de la misma composición artística. Para que las aves, en este caso aviones comunes, acaben satisfaciendo las exigencias de quien las fotografíe, ayuda que Alange, el pueblo pacense en el que se hizo, muestre una especial inclinación por su conservación. Por ejemplo, entre mayo y junio celebra el Festival de los Vencejos, para darles la bienvenida, y cuida con mucho mimo la colonia de nidos de aviones comunes, adornándola con murales de artistas locales.
El alca baila sobre la nieve
Está claro, las aves no son modelos que responden a nuestras exigencias de posados, pero se consiguen mejores observaciones e imágenes si nos portamos bien con ellas. “Todas las aves nos tienen miedo, unas menos que otras, por lo que si gritamos, corremos o nos dispersamos en pequeños grupos, habrá menos posibilidades de disfrutarlas de cerca”. Esta frase forma parte de la charla introductoria que hacemos con escolares en Aver Aves para alcanzar observaciones ornitológicas satisfactorias para todo el grupo. De igual modo, el código ético de no molestar a las aves y de no captar determinados momentos de su vida, como la nidificación, es una máxima que impera en FotoAves en particular y entre las personas aficionadas a la fotografía de naturaleza en general.
Con esa máxima se embarcan muchas de estas personas en viajes fotográficos a lugares como uno que tengo marcado en rojo entre mis futuribles: la península de Varanger y las islas Hornoya y Reinoya, en Noruega. Miles de aves marinas muy raras o imposibles de ver en España se reparten entre islotes, acantilados, ríos, lagos y mar abierto. Y a veces con un manto blanco de nieve como telón de fondo. La pasarela de bellezas incluye araos, alcas, eíderes, ánades, gaviotas, frailecillos… Frente a ellas se apostan los fotógrafos, entre quienes está Clara Ochoa, que, como los deportistas, demuestra que lo primero que hay que hacer son unos buenos ejercicios de calentamiento.
“Los ratos que tuve libre en este viaje me iba a captar vuelos de gaviotas, para trabajar este aspecto y conocer mejor mi cámara, cómo respondía en este ambiente”, explica la ganadora de uno de los accésit de FotoAves 2022. “Lo que buscaba era el momento del aterrizaje de frailecillos y alcas sobre la nieve, pero descarté a los primeros, porque me daba cuenta que lo hacían de una manera más torpe, mientras que el alca tiene algo más de estilo al posarse”. El jurado del concurso refrendó estas palabras de Ochoa: “Una exposición acertada para salvar los detalles del plumaje tanto en los blancos como en los negros, una velocidad de obturación para mantener la nitidez y un encuadre tremendamente ajustado, pero que logra salvar cada extremidad del ave, dicen mucho de la pericia de la autora”. Solo quedaba ponerle título: El bailarín.
Hay martines pescadores que posan bien y otros que son algo díscolos
No os perdáis la selección de fotos de Varanger que ha subido Clara Ochoa a su página web porque, aparte de ponerme los dientes largos, demuestra la calidad de la autora y la belleza de las aves. “Prácticamente todo lo que quería fotografiar en este viaje lo conseguí, aunque siempre tienes fotos en mente, incluso con aves muy comunes, que te cuesta mucho realizar”.
Pues eso, que no nos posan según nuestros requerimientos, y están precisamente los vencejos para corroborarlo: “Tengo ganas de hacer una buena foto a un vencejo común, que es una de mis aves favoritas, por ejemplo bajando a beber a una lámina de agua; o a un martín pescador, que siempre me pilla una ramita por medio o le tengo muy lejos”.
Esto no le pasó a Andrés Miguel Domínguez, autor de otro de los accésits premiados, el titulado Otoño, con un martín pescador como protagonista. Le acompañó para buscar la ubicación y el encuadre ideal su hijo de 12 años. “Él tiene también su cámara con un teleobjetivo de 400 mm, y nos ayudó, fíjate, el confinamiento de la pandemia por covid-19, que no nos dejaba irnos muy lejos y decidimos quedarnos en un arroyuelo pegado a Ubrique (Cádiz), donde vivimos”, relata Domínguez. Aquí tocó también ir en verano unas sesiones y finalmente en otoño para buscar el mejor encuadre, con los frutos rojos del escaramujo en primer plano y el difuminado amarillo de las eneas y los álamos de fondo. Todo dentro de un hide, término en inglés que describe los escondites fabricados para camuflarse con el entorno.
“Así es, clava la mirada en el objetivo. Gracias, culebrera”
Lo dicho, la que hay que armar para captar una imagen que, eso sí, también rezuma belleza por los cuatro costados. Porque luego está también la hora, la posición del sol… y ya no digo nada cuando se trata de hacer fotos a especies más esquivas y menos habituales de ver por los lugares en los que se mueve Andrés con su hijo. Hablamos del camachuelo común, del zorzal alirrojo y del pinzón real: “Tengo que reconocer que estos cambios del clima, con unos otoños en los que tarda mucho en llover, facilita que estas especies se dejen ver más por aquí. Eso sí, tengo solo dos o tres días al año para poderlos fotografiar, luego se van”.
Al igual que la autora de El bailarín, el autor de House Martin (avión común en inglés) tiene algunas cuentas pendientes con estas modelos tan especiales, aunque José Elías Rodríguez aclara de partida: “Ese no estarse quietas o en la posición que buscas forma parte de la emoción de la fotografía de naturaleza. Si fuera tan fácil sería muy aburrido, y la dificultad te anima a intentarlo una y otra vez, siempre respetando el bienestar del ave”. Dicho esto, tiene dos fotos en mente también con aves comunes como protagonistas: “Quiero coger a la golondrina común cazando pececillos de bronce, un insecto que se alimenta en fachadas encaladas; y el reflejo de un gorrión sobre un charco de agua mientras vuela por encima”.
Mientras llegan estas fotos ansiadas de Clara Ochoa y José Elías Rodríguez, disfrutemos de las que han conseguido premio en la última edición de FotoAves, tanto de estos autores como del resto. Recomiendo que además de la garza real de Manó Aliczki, el martín pescador de Andrés Miguel Domínguez y las gaviotas de Sabine de Daniel López, premiadas como accésits, os paréis, entre los finalistas, en el acentor alpino de José Manuel Grandío, la polluela pintoja de Marc Albiac, el chorlitejo patinegro de Jaume Caselles o la culebrera europea de Miguel Pérez. E imaginémonos que sí, que todas han respondido a algo así como: “Mira hacia aquí, así fijamente, no te muevas”.
Al menos eso es lo que me parece viendo a la culebrera europea.
Comentarios
Por Reyes del Pino Montes, el 02 enero 2023
Te admiro y te sigo siempre que puedo, la naturaleza tal y como la presentas me hace viajar hasta esos recónditos espacios que visitas. Gracias por tu aportación al bienestar.
Por Javier Rico, el 04 enero 2023
Reyes, es indudable que comentarios como el tuyo justifican por sí solo que siga escribiendo sobre lo que me apasiona y que, como leo, siga transmitiendo esa pasión a las personas que me leen. La naturaleza nos necesita tanto como nosotras a ella, y es lo que intento comunicar. Me alegro que llegue y cale el mensaje. Muchas gracias y muy feliz y saludable 2023.