Francesca Borri: “El verdadero periodista lo es por lo que no escribe, por lo que no fotografía»

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La italiana Francesca Borri (1980) afirma que dejó su carrera como jurista especializada en derechos humanos y relaciones internacionales cuando se dio cuenta de que lo que escribía molestaba más a los poderosos que lo que lograba con su profesión. Había publicado dos libros sobre Kosovo e Israel/Palestina. Hace año y medio entró en Siria para contar la guerra. En ella recibió un disparo en la rodilla y padeció fiebre tifoidea (la ausencia de transparencia en el agua de las botellas que nos muestra en una fotografía da una idea del porqué). Las miserables condiciones como periodista freelance o el hecho de ser una mujer en la guerra le llevaron a escribir un intenso y emocional artículo que agitó las aguas del periodismo internacional con encendidos debates en la red. El británico The Guardian’ le invitó recientemente a responder a las muy diversas reacciones que su texto había suscitado. Asegura que en Italia una revista propiedad de Berlusconi le ofreció 15.000 € por posar desnuda con su casco de guerra. Por escribir sobre la guerra dentro de ella, apenas le ofrecen poco más de 50 por artículo. Nos recibe en Ramallah (Palestina). En septiembre promete volver a la guerra.

Texto: CARLOS PÉREZ CRUZFotografías: JUAN PELEGRÍN

¿Cómo te sientes después de haber escrito el artículo sobre qué significa ser periodista freelance en estos tiempos?

Exactamente igual (risas). Tratando de organizar mi próximo viaje a Siria exactamente en las mismas condiciones. Nada ha cambiado, así que iremos allí solos y cuando salgamos, como de costumbre, alguien comprará nuestro trabajo. Mientras estás dentro, es tu responsabilidad y estás completamente sola. Esa es la vida de un freelance hoy.

Imagino que escribir un artículo así puede ser un alivio, pero no sé si el siguiente sentimiento es, de alguna manera, la frustración.

Esperaba que hubiera reacciones de otros freelance. Y las reacciones llegaron, especialmente desde España. En Italia nadie dijo nada. Aunque al fin y al cabo soy consciente de que no se puede exigir a los freelance, que son el eslabón débil. Lo que debería es exigir a esos redactores jefe y directores que se solidarizan a través de Twitter desde todas partes del mundo. Podrían cambiar las cosas en vez de pasar su tiempo frente a Facebook o Twitter.

Imagino que la mayor parte de periodistas estarían de acuerdo con lo que escribiste y habrían retuiteado tu artículo, de hecho lo hicieron. Sin embargo, creo que el comportamiento más habitual en el periodismo hoy es la defensa del propio puesto de trabajo y la aceptación de casi cualquier cosa.

Sí, por supuesto. Y si pienso en muchos freelance realmente brillantes que me he encontrado, no sólo en las líneas del frente sino también, por ejemplo, freelance italianos que siguen a la mafia y los crímenes… Eso es, honestamente, tan peligroso como estar en Siria. En última instancia, no deberían aceptar esta forma de trabajo, pero no queda otra. Siempre hay alguien dispuesto a vender su trabajo por menos e incluso a regalarlo para lograr visibilidad, así que es también nuestra responsabilidad, responsabilidad de nuestra generación.

Tú quieres hacer tu trabajo, los propietarios de los medios quieren pagar cada vez menos. ¿Cómo es posible resolver este dilema entre la necesidad de trabajar y las condiciones que los medios están ofreciendo a los periodistas?

Ese es también el punto débil de mi artículo, que no tiene propuestas. Y en eso estaba equivocada. Como quien dice, hasta ayer mismo pensaba que mi trabajo estaba bien, que lo mío era escribir y que lo demás era cosa de otros. Eso no es verdad. Hoy tenemos también que lidiar no sólo con la producción de información sino también con su difusión. Honestamente, no sé cuál puede ser la salida. Si pienso en lo que me dicen los lectores, probablemente la solución más popular es que abras y empieces con tu propio blog. También están las plataformas de crowfunding. ¡Pero no puedes estar recaudando reportaje a reportaje por ti misma! No eres una aventurera, no trabajas sola. Y lo principal de mi artículo, especialmente para los reporteros de guerra hoy, es que necesitamos cooperar entre nosotros. Por ejemplo, en Siria cualquier periódico serio debería tener un corresponsal en el lado rebelde y otro en Damasco. Cubrir Siria no es algo que puedas hacer en solitario, sin más compañeros. Eso, claro, si estás ahí para explicar algo a tus lectores y no para ganar un premio. Por eso no creo que sea cuestión de empezar con mi propio blog y pedirles a los lectores que paguen. Quizá deberíamos acordar con nuestro medio… ¡Realmente no lo sé! Este es el punto débil de mi artículo, así que debería empezar a pensar en ello (risas). Lo siento, no tengo la solución y los lectores tenían razón con sus críticas.

¿Cuál es la línea que un periodista nunca debería aceptar traspasar?

Probablemente todas las líneas que yo he cruzado. Realmente, no tiene sentido… Pero, ¡¿cuál es la alternativa?! Al menos pude escribir sobre Siria, sobre Alepo. Volveré a Alepo y repetiré todo. Es la única forma de ir y de cubrir la información de Siria, teniendo en cuenta que ahora no hay periodistas en Alepo, que no tenemos ni idea de lo que está pasando en Damasco o en Qusair. De acuerdo, puedes ver los vídeos de Youtube de los activistas y de los ciudadanos, pero al final no hay nadie.

¿Qué le dirías a la gente que, al leer tu artículo, pensó: “Bueno, nadie le pidió que fuera a Siria”?

Eso es algo que mucha gente me dice, que por qué sigo adelante. Resulta difícil creer. Es una cuestión de ética. Estamos hablando en Ramallah y aquí, a ambos lados del muro, hay un gran número de palestinos y de israelíes que pagan a diario un alto precio personal simplemente por hacer lo que creen que es justo. Así que no soy la única (risas). Realmente debería estar aquí hablando de ellos y no de mí, eso es lo importante. Hay mucha gente que hace cosas por una cuestión ética. No es nada especial.

¿Puedes darme ejemplos de malas condiciones de trabajo, condiciones extremas, que los medios te hayan ofrecido?

¡Que lo haga gratis!, por supuesto. Te puedo contar también que la mayor parte de los periódicos te piden que escribas gratis desde Siria. La mayoría de ellos. Hay incluso algo peor. Lo hablaba ayer con Stanley Greene, que es el fotógrafo estadounidense con el que trabajo. Un fotógrafo famoso por lo que, por supuesto, sus fotos son muy caras. El primer reportaje que hicimos juntos fue en ese lugar del norte de Siria en el que la gente está viviendo en tumbas. Queríamos ayudar a estas familias para que pudieran alcanzar la frontera con Turquía, por lo que ofrecimos gratis a algunas ONG y periódicos nuestro trabajo, texto y fotos –teniendo en cuenta que son de Stanley Green, no de un fotógrafo freelance-, con la única condición de que hicieran una donación de 500 dólares para cada familia, que era más o menos lo que necesitaban para alcanzar la frontera con Turquía. Nadie pagó. Y puedes encontrar nuestro reportaje en todas partes en Italia. Está en portada y nadie pagó por ello. Así que quizá esto sea peor. Y entonces es cuando te dicen que estás explotando el sufrimiento sirio porque sólo quieres conseguir notoriedad, que es lo que dijeron en Italia después de que publicara mi texto. Me gustaría decirles: ¡tíos! ¡¡La verdad es esta!! Es muy doloroso no poder ayudar siquiera a una familia siria.

En los buenos tiempos del periodismo, la tradición era que los corresponsales de guerra se reunieran en el hotel, que fueran como una familia. ¿Cuál es tu relación con el resto de freelance en tus experiencias de guerra?

Depende. Hicimos amistad con los freelance españoles, quizá por aquello de que los italianos y los españoles… ¡Quizá porque compartimos las mismas terribles condiciones de trabajo! Con los freelance españoles la relación fue buena en Alepo. Si se ha cubierto Alepo ha sido gracias a los italianos y a los españoles, especialmente gracias a los fotógrafos y camarógrafos, más que a los redactores. En fin, depende. También hay verdaderos gilipollas que te indican en la dirección contraria porque quieren llegar los primeros… Era española (risas). Realmente increíble. Así que depende. He estado trabajando en Alepo con otro periodista italiano, otro freelance. Somos amigos, trabajábamos juntos. Normalmente no encuentras dos redactores o dos fotógrafos en el mismo sitio, pero pienso que la historia depende de tu mirada. Puedes estar en el mismo lugar y al final escribir cosas diferentes. Fue así. Trabajamos juntos y ambos lo pasamos bien en Alepo. Dos italianos trabajando juntos para el mismo mercado. Ese es el mejor ejemplo de cómo el periodismo debería funcionar hoy.

Has mencionado, ya lo hacías en tu artículo, la historia de quien te dio la dirección equivocada. ¿En quién puedes confiar en una situación de guerra?

En nadie, realmente en nadie. Ahora, especialmente en Siria, ni siquiera en tu fixer, ni siquiera en los rebeldes. Ese es el verdadero problema en este momento. Están secuestrando periodistas. No puedes empotrarte con nadie, lo que tiene su parte positiva porque deberías ser libre para escribir. Pero ahora es imposible, no puedes confiar en nadie. Una vez que cruzas la frontera estás completamente sola.

A los propietarios de los medios de comunicación les da igual si estás en Siria o en Roma a la hora de pagarte. ¿Qué piensas de la actitud de los lectores? De lo que consideran información, algo por lo que merezca la pena pagar.

Pienso que los lectores son, de verdad, extraordinarios. Los lectores se dan cuenta de todo y saben perfectamente si estás escribiendo desde Gaza o desde Roma. Pagan por la calidad, quieren calidad. Así que no es una cuestión de lectores. Esta semana he recibido el habitual correo electrónico de un editor jefe en el que me dice: “Es tu culpa porque estás fuera del mercado. Sigues escribiendo historias demasiado complejas para tus lectores”. ¡Eso no es verdad! Eso es lo que los lectores están pidiendo. Así que es realmente una crisis de los medios, no de los lectores. Quizá suene algo populista, pero es de verdad lo que creo. Recibo miles de correos de lectores que piden que escribamos sobre cosas serias. ¡No de forma sesuda! Simplemente te piden que ejerzas el periodismo. Son grandes lectores. Esa es la razón por la que creo que hay espacio para el periodismo. Necesitamos encontrar la forma de darle salida, pero los lectores están ahí y están preparados.

Siempre discuto con amigos porque pienso que es importante tener unos medios de comunicación fuertes, que hay que pagar por los periódicos. Pero si leo a diario la prensa puedo entender sus razones. ¿Tenemos que empezar de cero en los medios de comunicación?

¡No de cero! Honestamente creo que hay muchas buenas iniciativas, es cuestión de crear redes. Es algo que especialmente nuestra generación es incapaz de hacer y no sólo en el periodismo. Zygmunt Bauman tiene razón cuando dice que nos estamos enfrentando a problemas sistémicos e insistimos en ofrecer soluciones individuales. Es exactamente igual que… Si mañana tuviera que trabajar con, no sé, The Guardian o Le Monde… ¡Ojalá! No es así pero, de todos modos… El problema sigue ahí para mí. Sigo necesitando la cooperación de otro periodista. No estoy buscando una salvación individual. Ese es el gran error de nuestra generación. Intentar buscar tu propio camino para salvarte. Hay que encontrar la manera de encontrar la salida juntos. No funciona de otra manera.

Foto: ALESSIO ROMENZI

Foto: ALESSIO ROMENZI

Mi padre ha trabajado en la radio toda su vida y cuando la empresa promovió que los locutores debían hacer autocontrol técnico lo rechazó. ¿Qué perdemos si cada redactor toma fotografías?

Lo perdemos todo. Por ejemplo, muchos periodistas me escriben diciendo que estoy fuera del mercado porque debería escribir y a la vez tomar fotos. ¡Es un trabajo diferente! ¡¡Por supuesto que puedes ir con tu iPhone!! Depende de lo que estés hablando. No es periodismo ir con tu iPhone, con tu Moleskine y hacerlo todo. Si estoy trabajando con alguien como Stanley Greene ni siquiera llevo conmigo ningún tipo de cámara, por respeto. Es una completa locura pensar que… ¡Precisamente porque eso es lo que intento hacer con Stanley! Y esa es la razón por la que me siento honrada por trabajar con él, que tiene 65 años y elige trabajar con una joven redactora exactamente por esos motivos. Porque la idea es que aquí están tus ojos, aquí los míos. La combinación de ambos hace la historia. Por ejemplo, firmamos todos nuestros reportajes juntos. No como Francesca Borri, redactora, Stanley Greene, fotógrafo. Simplemente escribimos nuestros nombres. Porque, ¡por supuesto!, él me ayuda a escribir el texto y en ocasiones pasa que yo le aviso: “¡Stanley, mira allí!”. Así que realmente trabajamos juntos, esa es la mejor forma.

Es muy difícil pero, cuando consigues un fotógrafo genial como Stanley Greene, creo que los lectores notan absolutamente la diferencia. Porque escribes y ellos ven las fotos exactamente de aquello sobre lo que escribes. A menudo, cuando trabajas con un fotógrafo, éste va por un lado y tú por el otro y después lo juntas todo. Eso es mejor que nada, mejor que cuando escribes un reportaje y alguien desde Roma o desde Madrid compra fotos. A mí me ha pasado escribir un reportaje sobre Siria y que las fotos sean de Egipto. ¡Estas cosas pasan! Una vez hice un reportaje en Alepo que ilustraron con fotos de un terremoto en Italia porque el fotógrafo era el mismo. ¡Y no se dieron cuenta de que eran fotos del terremoto! Y daban a entender que aquello era Alepo y no, ¡era Italia! Así que este es el nivel. Si encuentras fotógrafos que trabajen de verdad contigo y no sólo junto a ti es genial para ti, pero también para los lectores.

No sé si es tiempo de empezar de cero con el periodismo pero sí que podemos empezar de cero contigo. ¿Quién es Francesca Borri? ¿Cuál es tu historia? ¿Cómo terminaste siendo periodista?

Era técnico de derechos humanos, algo muy práctico en mi vida (risas). Decidí pasarme al periodismo hace cosa de año y medio y empecé haciendo reportajes sobre una ciudad del sur de Italia, un caso de contaminación industrial, algo completamente diferente. ¡Los periodistas más veteranos me llamaron narcisista por escribirlo en primera persona! En fin, el caso es que decidí ir directamente a Siria, porque como técnico de derechos humanos me había graduado primero en relaciones internacionales y después en leyes internacionales. También en derechos humanos y gestión de conflictos. Así que ese es mi campo, por lo que la pregunta no es por qué fui a Siria, sino ¿por qué no estoy hoy en Siria?

En tu artículo escribías que la guerra no es para nadie y que el periodismo de guerra no es para cualquier periodista. ¿Qué te atrajo para terminar siendo uno de ellos?

¡Yo no soy una periodista de guerra! Como cualquier periodista, soy tan sólo una periodista que está cubriendo…

Pero no es lo mismo, por ejemplo, hablar de deportes, estar en un estadio…

Simplemente cubro las historias que me interesan y fascinan. Por ejemplo, después de Siria, si sobrevivo los próximos meses en Alepo (risas)… No puedes planificarlo todo cuando vas a ir a Alepo… Si vuelvo. De todos modos estoy muy contenta de volver a Alepo, es algo que realmente quiero hacer así que, a todos los jóvenes periodistas que me escriben preguntando cómo pueden convertirse en periodistas de guerra: puedes convertirte en periodista de guerra cuando entras en Alepo y piensas que, pase lo que pase, ese es el sitio en el que quieres estar en ese momento. Eso es todo.

Después de Alepo me gustaría escribir, por ejemplo, sobre el cáncer. Es otro tipo de trabajo. Me interesa la gente, ¡me fascina la gente! No soy para nada una periodista de guerra. Y, sinceramente, no me gustaría quedarme atrapada en el rol de periodista de guerra porque, en ocasiones, el frente de guerra es el lugar menos interesante. Bueno, casi siempre es el lugar menos interesante porque estás tan tensa, tan nerviosa, tan aterrorizada… Al final, cuando todo acaba, te das cuenta de que la guerra es un desastre. Es muy duro. ¡Es una paradoja! Pero el frente de guerra es más fácil porque estás completamente dedicada a sobrevivir. Así que si sobrevives es cuando piensas: “De acuerdo, chicos, empecemos a pensar en la vida”. Es duro. Lo más difícil no es ir, es volver.

¿Me puedes ayudar a entender lo que está pasando ahora en Siria? No resulta fácil de entender.

La oposición es el punto fuerte de al-Asad, está completamente dividida. Está la oposición civil y, por supuesto, el ala militar. La oposición civil es algo realmente vergonzoso. Siguen luchando entre ellos, es increíble. Vienen de fuera, de Madrid, de París, de Washington, de Estambul… Sobre el terreno, los rebeldes están empezando a pelear entre ellos. Los islamistas, el Ejército Libre Sirio… Es imposible entender ya quién está peleando contra quién. Y después están los civiles atrapados entre ambos lados, gente que no apoya ni a al-Asad ni a los rebeldes. Esto puede seguir así durante años. No veo ninguna solución por ahora. No para los próximos meses.

En tu artículo denunciabas cierto machismo. ¿Ser mujer es un problema añadido para una periodista en una situación de guerra?

Sí, pienso que puede ser un hándicap, especialmente con tus colegas, no con los musulmanes, con algunas excepciones. Admitamos que incluso es bueno ser mujer en tiempo de guerra porque nadie espera encontrarse con una mujer en el frente, así que todo el mundo se abre y quiere hablar, realmente necesitan hablar. Así que al final cuando ven a una mujer joven quieren hablar contigo. ¡Ya no es sólo cuestión de ser mujer! Porque también la periodista española era una mujer ¡y era una verdadera gilipollas! (Risas) No es cuestión de ser mujer, depende de tu actitud. Con Stanley, que es un hombre, negro (risas)…  es genial, también es algo radical. Stanley fue bien recibido por los rebeldes. Depende de tu actitud, de si respetas de verdad a la gente. Yo creo que entiendes qué es un verdadero periodista no por lo que escribe o por el tipo de fotos que hace, sino por lo que no escribe, por la foto que no toma. Y los rebeldes saben perfectamente lo que no escribes. Recuerdo una chica que se suicidó. Todos los periodistas querían entrevistar a sus padres. Stanley y yo le dijimos al conductor que nos íbamos, no había nada que hablar. Por supuesto, está al principio de mi reportaje, sé distinguir una noticia, pero no necesito poner mi cámara frente a un padre que ha perdido a su hija la tarde anterior. Eso no es periodismo. Los rebeldes lo saben, la gente de Siria lo sabe perfectamente.

La guerra atrae a la gente más extraña. En tu artículo describes a unos tipos ciertamente extraños. Cuéntame algo sobre ellos (Risas).

No sé, es muy gracioso. Probablemente el más increíble sea el turista japonés. ¡Estaba realmente en la línea del frente! Lo que no entendíamos es por qué siempre sobrevivía. ¡No le pasaba nada! (Risas). El tipo iba sin chaleco antibalas, pero, de verdad, ¡en el frente! Recuerdo que lo vi una vez por delante de la línea del frente. ¡Iba por delante! Corriendo por el frente con su cámara.

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Y los músicos norteamericanos que se habían dejado largas barbas y que intentaban entregar medicinas que ni siquiera servían en esa situación.

Tipos de dos metros, realmente geniales. Estaban desesperados y nos preguntaban –porque entonces estábamos en Turquía- dónde podían entregar estas medicinas. Se imaginaban que podían ir a Alepo tocando el violín y entregando las medicinas. ¡No sé! Era realmente una locura. Y ellos insistían. Recuerdo, por ejemplo, que había un alemán, creo que era pacifista, no lo sé, que se peleaba con todo el mundo porque ninguno queríamos llevarlo a Alepo con nosotros. “No podemos llevarte con nosotros”. Y entonces empezó a pelearse con todos nosotros y empezó a decir: “¡Quiero llevar la paz!”. Increíble (risas). Una completa locura.

Me dijiste en un correo electrónico que Palestina era, definitivamente, tu sitio. ¿Qué significa Palestina para ti?

Debería decir que Israel y Palestina juntos. Ahí no hay frente de guerra. Existe una ocupación, no es una guerra, es algo completamente diferente a una guerra, aunque, por supuesto, hay violencia. Ahí convives con tu enemigo. Intercambias tan a menudo tu rol con el de tu enemigo… Te miras al espejo por las mañanas y a veces eres tu mayor enemigo. Por eso Palestina es genial, porque las posiciones están difuminadas entre los palestinos y los israelíes. Y, por supuesto, yo vivo en Ramallah, así que vivo en uno de los lados del muro, que es mi lado. Pero tengo que admitir que Israel y Palestina juntos son realmente mi país porque mantienen un intercambio permanente de roles.

¿Cuándo fue la primera vez que estuviste en Palestina? ¿Cómo has ido percibiendo los cambios a lo largo de los años?

Cuando tenía 27 años, para un intercambio. Estaba terminando el máster. ¡Todo cambia! Empezando por Ramallah, que es una especie de burbuja sólo para internacionales y trabajadores de ONG. Ahí ya no sientes la ocupación, todo el mundo disfruta de la vida y no se preocupa más de los palestinos. Especialmente porque ahora es un único país. Un único país con ciudadanos de segunda clase y de primera, pero ya no dos países. Y ya no creo que haya posibilidad de un Estado palestino. Pero esto es algo para los ciudadanos palestinos e israelíes. Honestamente, no es lo que nos ocupa, no tenemos que decidir por ellos. ¡Todo cambia! Sí, es un país. Están definitivamente mezclados, lo que creo que es una buena noticia. Lo será cuando se den cuenta de que pueden mezclarse pacíficamente y no de esta manera tan absolutamente demente.

¿Crees que se darán cuenta de ello en el futuro?

Por supuesto, las próximas generaciones. Personalmente pienso que cuando la Corte Penal Internacional comience a perseguir a algunos soldados israelíes. Cuando los israelíes paguen un precio, ¡incluso por las estupideces que hacen en los checkpoints! Sí, la siguiente generación se dará cuenta. Es la única manera, es una cuestión de responsabilidad personal. Ya no creo más en negociaciones. No es una cuestión entre Estados o entre la Autoridad Palestina. No confío en la Autoridad Palestina para nada. Tampoco es una cuestión sólo de los israelíes. Hablemos de la fantástica Autoridad Palestina…

Así que no crees en el nuevo proceso de negociaciones que Kerry ha logrado estos días. A todos los palestinos a los que he preguntado estos días, ninguno cree en ello.

Creo que no le importa a nadie, es tan sólo ruido. El mandato de Obama está llegando a su final, sucede siempre. No tienen ningún sentido unas nuevas negociaciones. Tan sólo creo en la ley internacional y en la ley especial para crímenes internacionales. Eso lleva tiempo porque la Corte Penal Internacional no tiene jurisdicción. Lleva tiempo. En España tenéis a Baltasar Garzón. Esperemos que él juzgue.

Los medios escriben sobre el proceso de negociaciones pero, por ejemplo, es difícil leer sobre el niño de cinco años que el ejército de Israel detuvo en Hebrón hace unos días. No sé si los medios entienden qué es lo importante sobre lo que escribir. Las negociaciones son palabras, no lo que sucede.

Sí, por supuesto. Es muy difícil cubrir Palestina. Israel también tiene que admitir que tiene también su responsabilidad en la cobertura de los periodistas. Aquí encuentras periodistas que opinan o blanco o negro. Cualquier revista tiene mucho cuidado cuando va a publicar algo sobre Israel y Palestina. Por supuesto que, publiques lo que publiques, vas a ser criticado. Pero también los periodistas están contribuyendo. Si escribes artículos donde todo es blanco o negro no tiene ningún sentido. Porque aquí… ¡Pero no sólo aquí! Allá donde vayas. Cuando lo tocas con tus manos nunca es una cuestión de blanco o negro. Nunca es blanco o negro. Por ejemplo, empecemos con la Autoridad Palestina. ¡Y empiezo con la Autoridad Palestina porque vivo a este lado del muro! Así que estoy titulada como para criticar a la Autoridad Palestina (risas).

Escucha la entrevista con Francesca Borri en el podcast de ‘Todos los caminos están cerrados’ (audio inglés):

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Comentarios

  • JVM

    Por JVM, el 11 agosto 2013

    Una muy, muy, muy interesante entrevista. Gracias.

  • Consuelo

    Por Consuelo, el 11 agosto 2013

    Muy interesante la entrevista. Felicidades! Me he visto reflejada en muchas de sus afirmaciones, tanto en la entrevista como en su artículo. Es valiente escribiendo lo que piensa… Dejando a un lado la profesión intrínseca del periodismo, creo que Francesca Borri posee el séptimo sentido que la mayoría carece: contar lo que ve y lucha por ello, pero que está chocando con las nuevas tecnologías y la prominente importancia de la gestión empresarial de la empresa de medios de comunicación. Por cierto, carece del sexto sentido que los demás anhelan: hacerse famoso individualmente. Estoy de acuerdo con ella,es mejor un ambiente colaborativo que ser individual, las historias se relatan con imagen escrita. Me veo reflejada porque el ambiente de «guerra» también existe desde los despachos de departamentos de comunicación. Llevo mas de 15 años en la profesión y casi todos luchando y en continuo conflicto desde cinco años en los que se ha convertido el periodismo en un «no» por naturaleza y caza de brujas. Ánimo Francesca sigue así. Gracias por la entrevista y el artículo. Perdón por extenderme tanto. Un saludo. Consuelo

  • sergio

    Por sergio, el 13 agosto 2013

    Muchas gracias por la entrevista, me ha encantado y ya estoy deseando escuchar el audio.

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