Fregonas y motosierras, los símbolos políticos de más actualidad

Muñeco del presidente argentino Javier Milei con una motosierra, comercializado por Mercado Libre https://mercadolibre.com

Ni rosas ni puños ni gaviotas ni charranes. La motosierra de las primeras medidas del nuevo presidente argentino, el ultraliberal desmelenado Javier Milei, como símbolo de los recortes a la libertad (ya, mucho carajo, pero…) y los derechos y presupuestos sociales. Y la fregona como icono frente al hiriente clasismo del que hizo gala la conservadora Cristina Ibarrola (UPN), en sus declaraciones al dejar en diciembre el Ayuntamiento de Pamplona, que claramente le venía grande. En cuanto se descuidan, se les ve el plumero. Así estamos…

Si en el primer acto tienes una pistola colgada de la pared, entonces en el siguiente capítulo debe ser disparada. Porque si no pensabas usarla, no deberías haberla puesto ahí. Seguro que este célebre principio dramático que debemos a Anton Chéjov es bien conocido en Buenos Aires. No en vano, la capital de Argentina es una de las principales ciudades en número de teatros en todo el mundo. Por eso desconcierta aún más que el pueblo argentino eligiera como su presidente a un tipo como Milei, al que tanto le gusta posar motosierra en mano. Motosierra que ha empezado a funcionar a toda máquina nada más iniciarse su mandato.

No se nos ocurre mejor símbolo posible de este nuevo ultraliberalismo desmelenado –aparte, por supuesto, de la propia exuberancia capilar de algunos de sus máximos representantes– que la motosierra. Nuevos símbolos para viejas políticas. Porque, en el fondo, estamos hablando de una nueva vuelta de tuerca del neoliberalismo de toda la vida.

Comúnmente se piensa que esta ideología política significa menos Estado y más mercado. Pero la realidad es mucho más compleja. Lo explica Vicenç Navarro en este artículo, en el que, entre otras cosas, analiza las políticas del gobierno Reagan, quizá el máximo exponente junto con Thatcher de la ola neoliberal de los años 80: “La Administración Reagan fue claramente intervencionista, aumentando considerablemente su sector público. Disminuyó el gasto público social, pero aumentó muy espectacularmente el gasto militar (…). Además, bajó los impuestos de los ricos y de los súper ricos, pero los subió a todos los demás”.

Más que acabar con lo público, se trata de ponerlo al servicio del poder económico. El ultraliberalismo rechaza que el Estado pueda ser garante de nuestros derechos sociales, laborales e incluso humanos, pero sí que aprecia sus instrumentos de vigilancia y control y, llegado el caso, de represión. El corolario es menos derechos y servicios públicos, pero más jueces, policías y, si hace falta, militares. No para garantizar nuestra seguridad, sino para emplearlos contra las mayorías sociales que, cuando son conscientes del ataque, suelen reaccionar.

Lo que está pasando en Argentina es además un buen ejemplo de cómo estos neoliberales, que en sus discursos defienden sin complejos la desregulación de todos los ámbitos de la sociedad, suelen desarrollar, paradójicamente, una intensísima actividad legislativa nada más tomar el poder. Transcurridas apenas 48 horas del nuevo mandato presidencial, se anunciaron las primeras diez medidas de emergencia de Milei; entre ellas, la bestial devaluación del peso, que perdió la mitad de su valor contra el dólar en un solo día.

Este fue el primero de los tres grandes paquetes de reformas presentados en las tres primeras semanas de gobierno: las ya mencionadas 10 medidas de emergencia, el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) y la Ley Ómnibus. Todo un plan motosierra lleno de privatizaciones, despidos, recortes y nuevos límites a los derechos de manifestación y reunión impuestos al grito de ¡Viva la libertad, carajo!

Pero esta amenaza represiva no ha impedido que la movilización popular haya conseguido su primera victoria contra Milei con la paralización de la agresiva reforma laboral que formaba parte del controvertido DNU. La justicia argentina daba así la razón, al menos de momento, a la Confederación General del Trabajo (CGT), que fue quien inició esta batalla legal contra un paquete que incluía, entre otras medidas, la extensión de los periodos de prueba, la reducción de las indemnizaciones por despido y limitaciones al derecho a la huelga.

La moraleja de todo esto es que nunca se debe confiar en alguien que gusta de exhibirse con una motosierra, salvo que se trate de un leñador, de un operario de parques y jardines o de un aficionado al bricolaje. Quitando estas excepciones, lo más normal es que nos encontremos ante un asesino en serie o un fanático ultraliberal dispuesto a arrasar con todo y con todos.

Afortunadamente, podemos elegir otros símbolos. Claro que hay alternativa a la motosierra de Milei. Recientemente fueron noticia las declaraciones de la ya ex alcaldesa de Pamplona, la señora Cristina Ibarrola, que, tras perder su cargo en la moción de censura a manos de Joseba Asiron, de EH Bildu, dijo en un arranque de sinceridad y de clasismo que prefería fregar escaleras a contar con el apoyo de la formación abertzale.

La reacción de las personas favorables al cambio político en la capital navarra fue convertir la fregona en un emblema, incluso en un motivo de orgullo, algo de lo que no andamos precisamente sobrados en la clase obrera. Ciertamente no hay nada de indigno en fregar o en barrer. Al contrario; imaginemos qué pasaría si un día se cruzaran de brazos todas las empleadas –porque mayoritariamente tienen rostro de mujer– de la limpieza. Literalmente se iría todo a la mierda. A esa mierda que un día se negaron a seguir quitándonos a cambio de un salario y de unas condiciones igualmente de mierda.

Porque lo indigno nunca es el trabajo con el que nos ganamos la vida, sino las malas condiciones en las que se realizan estas labores por culpa de quienes no son capaces de valorar un trabajo que desprecian, a pesar de depender del mismo –como dependemos todos– para disfrutar de una buena calidad de vida. Será porque es complicado prestar atención a los que limpian por donde pisas cuando estás tan centrado en no cortarte un brazo con tu propia motosierra.

Pero esas mujeres y hombres a los que nunca se mira están constantemente cuidando de nosotros. Porque limpiar es cuidar. Siempre. No sólo cuando trabajamos en ello, también cuando lo hacemos en nuestras propias casas. Limpiamos porque queremos que los nuestros estén cómodos y seguros dentro del hogar. Pocas tareas hay más nobles que esta. Entenderlo es imprescindible si queremos construir una sociedad mejor que ponga los cuidados –de uno mismo, de los demás, de tu entorno– en el centro de todas las decisiones.

Cambiando de tercio, pensamos que es una grandísima noticia que la protagonista de la actualidad en Euskal Herría haya sido una fregona. Así, Ibarrola se ha pegado un doble tiro en el pie: ha dejado claro que es una clasista, por un lado; y por otro lado, la reacción popular a sus declaraciones evidencia que las fregonas importan mucho más por esas tierras que las pistolas y las bombas. Será porque afortunadamente ya no hay ni pistolas ni bombas, por mucho que la derecha tenga todo el día a ETA en la boca. Lo que sí que hay son muchas fregonas.

De fregonas sabe algo quien escribe estas líneas, al que le ha tocado alguna vez cogerlas en según qué malos momentos laborales. Porque cuando naces en la clase obrera, siempre caminas cerca del precipicio, y a veces lo que nos salva de caer a quienes carecemos de otros recursos es asirnos a una tabla de salvación en forma de fregona.

Pero todavía saben mucho más de fregonas mi madre, mis tías y tantas y tantas mujeres y algunos (bastantes menos) hombres. Muchas de ellas terminan además enfermando tras años de un trabajo extenuante a nivel físico y mental. A cambio de una mierda de salario. Permítanme, en homenaje a ellas, dirigirle unas palabras a la señora Ibarrola: Usted pactaría hasta con el mismísimo diablo tras una buena semanita dándole a la fregona y a la escoba. Muchas gracias por todo, señora ex alcaldesa. Cierre al salir, y procure no pisar lo fregao y no manchar más cuando se vaya.

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Comentarios

  • Claudia De Angelis

    Por Claudia De Angelis, el 18 enero 2024

    Señor, la Confederación General del Trabajo (CGT) comenzó con las manifestaciones, protestas y piquetes, obligando a ir a los trabajadores con amenazas (el gobierno puso una línea telefónica) El vocero presidencial anunció que desde que se activó la línea 134 recibió un total de 16.150 llamadas, de las cuales 1200 se relacionan con el delito de extorsión. Los «capos» sindicalistas que representan a la CGT, gremios y demás movimientos, están desesperados porque se les termina el «curro», viven desde hace muchos años de esos trabajadores, se hicieron millonarios, mientras los trabajadores, tienen sueldos bajísimos, que en cuatro años de gobierno kirchnerista jamás se preocuparon por protestar. Uno de los cambios que hace este actual gobierno, es -protegiendo al trabajador- hacer que sea VOLUNTARIO y no OBLIGATORIO o irónicamente SOLIDARIO, el pago de la cuota mensual al gremio o sindicato, y ESO es lo que les voló la cabeza a todos los delincuentes, corruptos de los sindicalistas. Nadie le quita derechos al trabajador, pero sí, les da el derecho de elegir. Pero es más fácil mentir y hacerles creer eso, para que marchen. El socialismo, al menos en ARgentina, apesta, da asco, y solo trajo miseria, y acostumbró a la gente , y cada vez hay más pobreza, a vivir de limosnas o planes y subsidios. La motosierra no es nada comparada con todo lo que nos arrebataron los gobiernos peronistas, kirchneristas, socialistas. Lo primero que hizo este gobierno, en la primer semana que asumió, fue aumentar el 100% de un plan a quienes lo recibían, y 50% de la tarjeta ALIMENTAR. Pero eso no lo nombran. Despidieron a muchos que no trabajaban, solo cobraban, mientras otros, trabajaban por ellos. Todos militantes «ñoquis» les decimos acá. Se acabó. Al fin se respira. Mal que les pese a muchos. Podría seguir, pero no creo que tenga sentido.

  • Newsletter 18 de enero: Gris que te quiero verde - Noticias Positivas

    Por Newsletter 18 de enero: Gris que te quiero verde - Noticias Positivas, el 23 enero 2024

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