“El futuro no consiste en estar contestando mails todo el rato”

La Cibor-antropóloga Amber Case.

La Cibor-antropóloga Amber Case.

La Cibor-antropóloga Amber Case.

La Cíbor-antropóloga Amber Case.

Se define como cíbor-antropóloga. La estadounidense Amber Case pasó recientemente por Madrid como personaje de portada de la nueva etapa de la revista ‘Telos’, de la Fundación Telefónica. Y tuvimos el gusto de escuchar sus explicaciones en torno a las ‘calm technologies’, la necesidad de una tecnología más humana. “Una tecnología mejor nos hará mejores humanos”.

Ahora vivimos presos de las pantallas. Por eso dice Amber Case que “los robots nos harán más humanos”. Es el titular de portada del nuevo número de Telos, el 108 (enero/junio 2018), que presenta una nueva apariencia y una nueva actitud, bajo la dirección del periodista Juan Manuel Zafra. Y sobre todo recalca una idea: “La tecnología, en vez de ahorrarnos tiempo, nos los está quitando. Y necesitamos recuperar nuestro tiempo, para los amigos, la familia, para el amor, para la música y el arte, para nosotros mismos. No tenemos que estar por ejemplo contestando mails continuamente; no podemos vivir con esas interferencias y bombardeo a cada instante; porque, al final, lo que está bajando es nuestra capacidad de atención y concentración. O sea, que lo que se presenta como mayor productividad de un trabajador, al final está ocasionando justo el efecto contrario. Las empresas han de darse cuenta de que los seres humanos, con todas sus capacidades, son su principal activo, y hay que cuidarlos”.

Y da algunas pautas: “Mirar el movimiento Time Well Spent para recibir consejo sobre cómo desarrollar relaciones más fructíferas con nuestra tecnología (“Nuestra sociedad está siendo secuestrada por la tecnología”, podemos leer nada más abrir su web). Poner nuestros teléfonos en modo avión para poder elegir cuándo interactuar con ellos. Yo recomendaría por lo menos desconectar las notificaciones de tu teléfono. ¡Realmente ayuda!”.

En la entrevista de Telos, señala: “Gracias a la evolución de la tecnología, tenemos acceso a comida y a conocimiento, a nuevos avances médicos y a vidas más longevas. Por otro lado, asistimos a un aumento de problemas mentales como ansiedad y depresión. Es consecuencia de que estamos viviendo y trabajando en un entorno de escala global que se desarrolla en una evolución hacia el Homo connectus. Y mientras esto ocurre, algunas personas han aprendido ya a usar la tecnología como una herramienta, mientras otras se están viendo utilizadas por la tecnología. Los niveles de participación en una sociedad tecnológica son muy distintos; está en nosotros como individuos y como colectivos decidir de qué forma queremos integrar la tecnología en nuestra cultura y construir nuestra sociedad”.

Amber Case es alta y guapa. Atrae miradas con su pelo corto, rubio-platino, su fuerte mandíbula, sus rasgos bien perfilados y su apariencia de seguridad, vestida de negro, el esbozo de una sonrisa permanente, sus maneras frías y amables a la vez. “Los humanos no deben actuar como máquinas”. Y lo recalca a lo largo de su comparecencia en Madrid: “Debemos ser nosotros quienes decidamos los momentos de tener relación con la tecnología, no estar pendientes de ella en todo momento, que invada todo nuestro tiempo. Hemos de controlar la invasión permanente de mails, la recepción constante de mensajes, el exceso de información”. El lema de su web es The world is not a desktop, entendiendo por desktop un escritorio con ordenador, o un ordenador de mesa. Y con ese mensaje va dando vueltas por el mundo explicando que nos lo debemos tomar con más calma, sin bajar la guardia en lo ético y sin perder el norte en la organización de nuestro tiempo.

Esta investigadora, asociada a la Universidad de Harvard, pasó por Madrid como estrella cíborg de la nueva Telos, la publicación de la Fundación Telefónica creada en 1985, cuyo eslogan es: “La revista que necesitas para comprender el futuro”. Dos números en papel al año, más un renovado formato digital, más accesible y movido. Como Amber Case –y por eso la han elegido como icono de la nueva etapa-, la revista apuesta por una nueva convivencia, totalmente positiva, de la tecnología con los humanos. Lo que se ha dado en llamar “calm technologies”, con el ser humano siempre en el centro de cualquier adelanto y preocupación.

Escuchemos sus contestaciones a las preguntas de los periodistas: “Debemos poder dominar nuestros enfoques de atención, no estar continuamente interrumpidos por la tecnología”. “Por eso digo que una mejor tecnología nos hará mejores humanos, y podremos caminar juntos, porque nos puede, nos debe aportar más libertad, tiempo y creatividad, no solo distracción”. “Hay que personalizar las tecnologías, hacerlas más empáticas con los humanos, y también buscar soluciones individualizadas; la tecnología debe adaptarse a la diversidad, por edades, razas, colectivos, y no ser excluyente con nadie”. “La clave para el futuro está en conseguir el equilibrio. ¿Realmente necesitamos todos esos objetos de los que nos rodeamos? ¿Y realmente es necesario que duren tan poco, que les cambiemos continuamente? Debemos crear tecnologías más duraderas”.

A mi pregunta –que soy el mismo que quien esto firma- sobre si llegará el momento de que humanos y cíborg establezcan relaciones afectivas, incluso sensuales, como plantean películas como Her y Blade Runner 2049, contestó: “Películas como Her son muy interesantes porque muestran un vacío en nuestras relaciones, son un indicador de nuestras carencias, de nuestras soledades; son más un reflejo de nuestro deseo de una mayor conexión con los demás, un deseo de que mejoren, que una realidad de afectividad robótica, que yo la veo muy, muy lejana, incluso dudo de que llegue a producirse. El problema radica en que la tecnología no nos ha dado más tiempo, sino que nos lo ha quitado, nos está quitando tiempo para las relaciones personales, y es lo que debemos recuperar, una versión mejor de nosotros mismos”.

La revista Telos le pregunta sobre la inmortalidad al final de la entrevista, y así nos gusta terminar:

“Los transhumanistas -liderados por Raymond Kurzweil (director de ingeniería en Google)- vaticinan un futuro con humanos dominados por máquinas. Otros, como la artista norteamericana Natasha Vita-More, dibujan un futuro caracterizado por la inmortalidad. ¿Qué futuro anticipa usted?”.

“Creo que la mejor manera para alcanzar la inmortalidad es escribir un libro que quede para la posteridad o tener un familia. Son dos modos de trascender tu cerebro y tus genes. La inmortalidad me plantea muchos interrogantes y creo que hay muchos dilemas éticos sobre la extensión de la vida. Es mejor pensar en calidad de vida. Lo realmente importante es que nos planteemos qué clase de vida queremos y qué es lo que debemos optimizar. Debemos automatizar las cosas con el objetivo de liberar tiempo para que los humanos nos podamos dedicar a vivir y crear. En la actualidad, la tecnología es como un gas que se expande para llenar cada instante de nuestras vidas; debemos recuperar el control de nuestro tiempo y desarrollar mejores sistemas e interfaces que trabajen a nuestro lado”.

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Comentarios

  • c

    Por c, el 18 diciembre 2017

    ni elfuturo ni el presente

    ls robots solo ns hacen parecer y creernos menos robots

    semos tod@s un demasiau narcisistas
    y loq eremos robotizar todo para ponernos a engordar dlte d la tele
    o paa pensar qe cn mas T folgaremos mas pero ni mas ni siquera mejor
    salvo qe a las mujeres les programen como muñecas hinchables y a ls hombres como torerosex

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