Gabi Martínez: “¿Optimista en el futuro? Confío en lo cercano”

El escritor y documentalista Gabi Martínez.

Autor de novelas, documentales, libros de viaje y ensayos, cambió su mirada hace años en un acuario de Barcelona y se embarcó en un viaje personal a la tierra de su madre, que plasmó en ‘Un cambio de verdad’.  Desde entonces, la naturaleza en un sentido amplio es un personaje más de su escritura y de vida. Frente a la expresión inglesa ‘nature writing’, Gabi Martínez prefiere la de ‘liternatura’, un término que ha acuñado. Conversamos con este escritor y periodista en nuestra entrevista circular. 

¿Qué es la ‘liternatura’?

Hasta hace muy poco, a la literatura sobre la naturaleza o donde la naturaleza tenía un protagonismo estelar se la ha denominado nature writing. Emplear palabras de otra lengua para definir al género resume la distancia con la que nuestra literatura sigue observando a esos libros. Liternatura no es más que una palabra de proximidad que ayuda a identificar unas obras literariamente impresionantes que a menudo han sido arrinconadas por el mero hecho de resaltar el papel de un corzo, un rebaño o un caracol, como si sobre esos solo pudieran escribir los científicos o personas de otro país. Reconocer la palabra como algo propio puede acercar a lo que esa palabra propone.

¿A qué crees que responde el creciente interés por la escritura de naturaleza?

Las numerosas emergencias medioambientales han evidenciado la urgente necesidad de articular un relato sólido donde la naturaleza sea protagonista. Supongo que miles de personas han empezado a intuir que algunos de esos libros proponen algún tipo de soluciones, desde físicas a filosóficas, que podrían ayudarlas en un futuro inminente.

¿Qué les dirías a los escépticos del cambio climático?

Propondría una especie de experimento. Si son peninsulares, que lean, comparen lecturas, experiencias y, mientras, echen un vistazo a las fotos de los inviernos que vivieron sus padres. Que luego dejen pasar unos meses sin ver la tele ni informarse demasiado. No muchos, bastaría con dos o tres. Y que luego saquen conclusiones.

Una película o libro que recomendarías.

Una temporada en Tinker Creek, de Annie Dillard. Y El fuego del fin del mundo, de Wendell Berry. A los más jóvenes, Indian Creek, de Pete Fromm.

¿Quién despertó tu conciencia ambiental?

Mi madre ha sido muy importante. Fue pastora y sus historias me han acompañado siempre, aunque solo alcancé a asumir la magnitud de su influencia cuando yo mismo fui padre. Cuando mi hijo tenía dos años, en el acuario de Barcelona vimos un trocito de la Gran Barrera de Coral con un texto que advertía que si la temperatura del planeta aumentaba dos grados, prácticamente la totalidad del coral moriría. Me pregunté si el pequeño llegaría a verla con vida. Ahí reaparecieron en avalancha las historias de mi madre, que sumadas a las de Félix Rodríguez de la Fuente, Cousteau y una vida viajando por el mundo…

Un lugar al que te gusta regresar

Jafre, en el Empordà. Campos, viento, luz y un amigo extraordinario.

¿Optimista respecto al futuro?

El futuro es muy grande y, dicho así, viendo cómo se gobierna hoy el mundo, el optimismo no cabe. Pero confío en lo cercano. Creo que se van a tejer fuertes redes asociativas que permitirán crear grupos muy resilientes capaces de demostrar que es posible vivir de un modo más sano. Creo firmemente en mucha gente que me rodea, así que, como al fin y al cabo eso es lo que más importa, podría responder que sí, que soy optimista.

Por último, ¿qué proyectos tienes en la actualidad?

Estoy revisando dos libros, ya en la fase de correcciones. Una novela y una no ficción. Mientras, sigo impulsando los festivales de Liternatura que, además de en España, parece que empezarán a celebrarse pronto en países como México o Colombia. Y continúo cuidando del proyecto Animales invisibles junto a mi querido Jordi Serrallonga; ahora estamos ultimando el capítulo piloto de una serie documental. Además, el Banco Mundial va a apoyar la implantación de supermanzanas en varios lugares del mundo, de modo que en la Fundación Ecología Urbana y Territorial, de la que formo parte, vamos a estar entretenidos.

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Comentarios

  • angel coronado

    Por angel coronado, el 12 octubre 2022

    “El futuro es muy grande […] Pero confío en lo cercano” dice Gabi Martínez.
    Claro que sí. Naturalmente que sí. Porque lo cercano es también grande. Confiar en lo cercano, consecuentemente, también lo es.
    ¿Hasta dónde se ha llegado, hasta dónde hemos llegado en ese divorcio entre “naturaleza” y “cultura”?, nos preguntamos.
    Esa “liternatura” de que nos habla G. Martínez, o por lo menos así lo entiendo, no podrá responder en todo a la pregunta, pero acaso nos ayude a pensar que, si una pregunta carece de respuesta, la propia pregunta se marcha por el mismo camino que a la respuesta se niega. No existe tal divorcio. En nosotros mismos se funde la supuesta separación.

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