Amaral es un águila, Aura Garrido una zorra, y hay que rescatarlas

La actriz Eva Ugarte, abatida como pieza de caza, en una secuencia del corto ‘Amenazados’.
“Pertenezco al reino de las alturas”, clama Eva-águila imperial Amaral desde el suelo, al pie de una torre de alta tensión. Es el mismo dolor que la zorro Aura Garrido (‘El Ministerio del Tiempo’, ‘Santuario’…) siente al ser atropellada, en la noche, por un coche cuando iba a recoger otro animal muerto para alimentarse. O la desesperación de la madre de esos cachorros de corzos que imaginamos tan frágiles, Mireia Balic (‘Élite’, ‘Zorras’…), al ver aparecer en el horizonte la cosechadora que arramblará con la vida incipiente de las criaturas, incapaces de salir corriendo. Si algo hay en el corto documental ‘Amenazados’ que el director César Ríos ha realizado para la ONG Grefa, dedicada al rescate de fauna salvaje, es puro sentimiento.
A lo largo de 10 intensos minutos, Ríos logra desvestirnos de humanidad para transformarnos en una rapaz, en un tejón o en esa hembra de ciervo que es Eva Ugarte, a la que vemos caer de un disparo a traición, por la espalda, en una zona donde el furtivo no debía estar, donde se sentía segura con su compañero. Pendiente de su presentación en diversos festivales de cine, pero disponible para eventos de educación y divulgación ambiental, el objetivo de Amenazados está claro: concienciar sobre los peligros con los que los humanos acechamos a esos otros animales con los que compartimos el espacio… y estamos acorralando.
Los datos de Grefa son contundentes. Cada año, especialmente con picos en primavera y verano debido a la llegada de las crías, más de 7.000 ejemplares de diferentes especies, el 80% de ellos aves y anfibios, pasan por el hospital que tienen a las afueras de Madrid para intentar que recobren su vida. Y no es fácil. “Los dramas más terribles ocurren en silencio…”, nos dicen esos seres que casi nunca vemos, pero están. Atropellados, tiroteados, electrocutados, envenenados, aplastados contra algo que no debía estar ahí…. “Estamos modificando su ambiente y ya no encuentran por donde moverse”, dicen los expertos en sus cuidados de la organización. Si les llegan muertos, ya solo les podrán hacer la necropsia para encontrar la causa. Si están heridos, buscarán cómo curar las heridas, como lograron con ese milano real que les llegó el pasado año con las dos alas electrocutadas y ya está criando en libertad.
“Todos los animales que nos traen, y hay veces que tenemos cola en la puerta de gente, están heridos o fallecidos por causas de origen humano. Desde la década de 1980 venimos planteando soluciones y se han puesto vallados con pasos para la fauna, se ha reducido el veneno, se protegen tendidos eléctricos –ahí está la Plataforma SOS Tendidos, junto a otras ONG– y ha disminuido la caza furtiva. Pero queda mucho por hacer. Hay que priorizar la conservación en zonas protegidas y saber que la fauna no se rige por nuestros límites. También queda por mejorar en muchos terrenos privados”, explica Fernando Garcés, secretario general de la ONG ambiental.

El actor Aitor Luna, apuntado por una mira telescópica en ‘Amenazados’.
César Ríos, ornitólogo por afición, es de los que tienen presente que para llegar a concienciar hay que emocionar, y por ello lo suyo es recurrir a la poética como apuesta personal, algo palpable en este guión. “He querido verbalizar en idioma humano los sentimientos de los animales para que se pueda empatizar con ellos”, nos cuenta. Y lo consigue, del mismo modo que antes logró convencer a cuatro actrices (Aura Garrido, Eva Ugarte, Mirela Balic y Nadia de Santiago), una cantante (Eva Amaral, siempre dispuesta para la defensa de la naturaleza) y al actor Aitor Luna para que se transmutaran en otros seres, sin recibir más compensación a cambio que la satisfacción personal de participar en algo necesario.
El cortometraje de ficción, que tiene una versión larga en la que se dedican otros 10 minutos a explicar el trabajo de Grefa en sus instalaciones, no ha podido abordar la inmensidad de amenazas que se ciernen sobre la fauna silvestre en nuestro territorio, pero sí algunas de las más importantes y mortíferas. Ese rostro mortecino de la tejón-Nadia a punto de morir, tras beber de lo que cree un agua limpia y resulta ser un cóctel tóxico, no lo vemos, pero seguirá ahí mientras sigamos envenenando cauces.
“La película recoge las que pensamos que son más importantes por el número, pero luego están los problemas con los eólicos, con los plásticos y los microplásticos o con el plumbismo, esa intoxicación que generan los perdigones de plomo dejados por el campo, que dañan a las rapaces o buitres”, explica Garcés. “Y algunos tienen soluciones más sencillas, como poner protección en las torres de alta tensión o impedir vertidos o cambiar el plomo por acero, pero en otros son complejas. Es el caso de las cosechadoras que arrasan nidos o madrigueras entre los cultivos. Con el cambio climático se ha adelantado el tiempo de cosechar y ahora está pillando a esa fauna cuando todavía se encuentran especies en temporada de cría. Pero siempre se puede mejorar”.
COMPROMETIDA CON EL MEDIO AMBIENTE, HACE SOSTENIBLE ‘EL ASOMBRARIO’.
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