‘Gri-Gri’, el talismán de una Cultura Libre africana

Imagen de Gri-Gri pixel.

Imagen de Gri-Gri pixel.

Imagen de Gri-Gri pixel.

El empobrecimiento social y cultural que está implantando el neoliberalismo radical en las grandes urbes del Norte comienza a encontrar un contrapeso con las ideas, redes y empuje de culturas más pegadas a la gente, las tradiciones y los valores comunitarios que llegan del Sur. Hablamos de todo ello, en esta nueva entrega de ‘Culturas Invisibles’, con Susana Moliner, una hacedora cultural fundadora, junto a Marta Vallejo, de La Companyía, colectivo de producción y mediación cultural.

La Companyía, «retaguardias creativas», lleva 12 años de experiencia en la reflexión y acción acerca de la creación y la construcción colectiva de significados a partir de la práctica artística. En los últimos años ha desplegado su energía para la aplicación de programas de Cultura Libre en el continente africano, especialmente en Senegal.

Susana Moliner es coordinadora de proyectos como Rose des Vents Numériques (Senegal, Mali, Martinica, Sudáfrica, Francia y Finlandia), Africa Light (Burdeos, Bamako, Dakar), Festival Pixelini (Bamako), Afropixel #3 y #4 (Dakar) o el Forum des Arts Numériques (Martinique), sus últimas propuestas artísticas han sido la creación sonora resistance(((s)))on entre Madrid, Bruselas, Dakar y Alejandría, en mayo de 2014, o el proyecto Côte à Côte, entre Rabat y Cerdeña el pasado noviembre.

Interesada por dispositivos alternativos de aprendizaje y reflexión sobre los bienes comunes en contextos interculturales, ha participado activamente en el proyecto La Aventura de Aprender, la plataforma internacional Remix the Commons, los debates sobre Cultura Libre en el marco del Festival Afropixel o los contenidos de l’École de Commons en Ker Thiossane. Este último es un centro de arte multimedia situado en el barrio de Sicap Liberté de Dakar que coordina Marion Louisgrand Sylla. Un espacio que echó a andar en 2002 poniendo en relación prácticas artísticas, nuevas tecnologías y sus implicaciones con la ciudadanía.

El primer festival Afropixel se desarrolló en 2008, investigando la repercusión del software libre en las prácticas artísticas y ciudadanas en África. Un festival que forma parte de la red de festivales de Pixelache que se dedican a hacer lecturas críticas de las tecnologías. Tras el Foro Social Mundial de Dakar de 2011, Ker Thiossane comenzó a investigar sobre la significación de los bienes comunes en las urbes africanas y su vinculación con la práctica artística. Como resultado de ello, en mayo de 2012 echó a andar la tercera edición del festival Afropixel en torno al tema “creación, culturas y saberes en común”. Desde entonces, celebran los Petit Dejeneurs en Commun, una serie de discusiones abiertas sobre diversos aspectos de los bienes comunes desarrollando espacios de reflexión colectiva.

Susana 2

Susana Moliner

Continuando con esa línea de trabajo, en 2014, durante la cuarta edición del Festival Afropixel: l’Ecole des Communs, se pone en marcha un proyecto de aprendizaje colaborativo generador de bienes comunes dentro del barrio, a través de actividades en un jardín/huerto construido por los vecinos, Jardin Jet d’Eau, y el FabLab DEFKO AK NIĒP. Esto último significa “Hazlo con los otros” en wolof, lengua mayoritaria de Senegal.

En julio tuvo lugar en Madrid la primera sesión de Grigri Pixels, jornadas y residencias de proyectos de cultura libre del continente, en colaboración con MediaLab-Prado.

¿Qué significa GRI-GRI?

Grigri es el nombre que se le da al amuleto-talismán que se utiliza en África del Oeste para protegerse de la mala suerte.

Y ¿Grigri Pixel?

Nos apetecía utilizar esta imagen de lo mágico e invisible que atesora el grigri con el efecto similar que produce la creencia de las nuevas tecnologías a través de la figura del pixel. Dos clichés contrapuestos, entre tradición y modernidad, que traducen bastante bien los proyectos que se llevan a cabo en el continente africano en materia de cultura libre.

¿Dónde y cuándo se va a desarrollar esta iniciativa?

La primera parte del proyecto se realizó durante una semana con la residencia de Marion Louisgrande de Ker Thiossane en MediaLab Prado en Madrid. La segunda parte se realizará durante 20 días en febrero de 2016, también en MediaLab Prado. Consistirá en una residencia de creación entre medialabs africanos y comunidades y colectivos de cultura libre españoles con el fin de crear un prototipo que será presentado durante la quinta edición del festival Afropixel, previsto para mayo de 2016 en Dakar, que girará en torno al diseño sostenible y los bienes.

¿A quién va dirigido?

A usuarios habituales de MediaLab Prado, así como las comunidades de cultura libre de otros países europeos y mediterráneos que les interese conocer y conectar con experiencias similares en el continente africano.

¿Es abierta la participación?

Cualquier persona interesada puede hacerlo.

¿Quién lo hace posible? ¿Quién apoya el proyecto?

En esta primera etapa, MediaLab Prado. Para la segunda, estamos en conversaciones con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) que ha mostrado su interés, ya que responde a las prioridades de sus programas de formación.

¿Es un proyecto concreto o forma parte de un conjunto más amplio?

Es una iniciativa que quiere divulgar prácticas críticas contemporáneas de Cultura Libre procedentes del continente africano y al mismo tiempo implementar proyectos de cooperación de cultura libre entre nodos africanos y colectivos y proyectos que se estén desarrollando de Madrid. Pensamos que es una buena ocasión para intentar posicionar a MediaLab Prado como espacio difusor de la Cultura Libre de África para el mundo hispanófono, facilitando sinergias y la producción de proyectos conjuntos entre África y América Latina.

En este marco, ¿cómo se combinan tradición y modernidad?

Creemos que si desactivamos por un momento dichos conceptos y nos transportamos a las ciudades, podemos observar que la combinación se produce constantemente. Sin embargo, el empobrecimiento existente en las grandes urbes genera valores de competitividad y falta de solidaridad entre sus habitantes, contrarios a los valores comunitarios que atesoraban las prácticas tradicionales. Creemos que los preceptos de la Cultura Libre puede ser una forma de hacer resonar y re-descubrir formas de intercambiar y compartir saberes y prácticas de cooperación que ya existían en las comunidades africanas, y que son tan necesarias en el mundo contemporáneo. Una especie de labor arqueológica del saber estar en común.

Y en el marco de competencia y supervivencia que mencionas, ¿cómo se combinan derechos de autor y cultura compartida?

En el contexto de la naciente economía creativa en África, donde el derecho de autor se presenta como la principal fuente de ingresos de autores, artistas y productores / editores, es muy difícil presentar otro tipo de licencias. Especialmente cuando la creación musical africana ha sido fuertemente explotada y maltratada por la industria discográfica occidental.

¿Este tipo de iniciativas no pueden servir de excusa para que los gobiernos no asuman sus responsabilidades en proyectos culturales y/o comunitarios?

Es importante resaltar el efecto de empoderamiento y fortalecimiento de la ciudadanía al hacerse cargo de estas tareas. Más aún en el caso del continente africano, donde siempre se ha situado a la población como mera receptora pasiva de programas de desarrollo internacional. Tras las revueltas árabes, hubo en Senegal diversas iniciativas ciudadanas, como fue el caso del colectivo Y’En a Marre, que enfatizaban la importancia de hacerse cargo por parte de las diferentes comunidades de las problemáticas políticas existentes. Esto no exime de la responsabilidad que tienen los gobiernos en los aspectos que afecten al bienestar de la población.

¿Se pueden crear redes que no seas efímeras?

El caso de Ker Thiossane es muy representativo de la importancia de las redes. Sean estas formales, a través de grandes proyectos como fue el caso de Rose des Vents Numériques (talleres de arte interactivo con herramientas de cultura libre entre Bamako, Dakar y Fort de France), o informales, como las que se están produciendo por un sentimiento de afinidad artística y política entre las diferentes personas que han pasado por el centro. El futuro está en la mutualización e intercambio de experiencias entre diferentes territorios, produciendo redes de complicidad, bases para cualquier cambio global.

¿Redes continentales o transcontinentales?

Apostamos por redes transcontinentales, que articulen los diferentes sures. GRI-GRI Pixel quiere conectar justamente estos saberes y estrategias. Una tentativa de compartir prácticas similares en territorios interconectados y dependientes a fin de articular un discurso común desde el Sur que defiende y produce valores de autonomía y de buen vivir. Una especie de viaje de ida y vuelta que aspira a contemporizar nuestra mirada y nuestro Sur.

¿Es posible hablar de Cultura Libre en Senegal, y otros países, cuando lo realmente importante es salir adelante cada día?

Las sociedades africanas, especialmente en sus grandes urbes, están acostumbradas al bricolaje y la cultura del apaño. Son ciudades altamente competitivas y con enormes tasas de desigualdad. Aun así, creemos que los preceptos de la Cultura Libre como el prototipado, la mutualización y la autonomía de fabricación aparecen mostrándose con naturalidad. Las redes que pueden producirse en la práctica de la Cultura Libre pueden ayudar a identificarlas y desarrollarlas de forma política y transformadora.

A veces se tiene la impresión de que en España / Europa hablar de Cultura Libre está centrado en el ámbito académico, mientras que en África o América Latina se avanza más sobre la realidad. Élites culturales y cultura de proximidad, ¿cómo lo ves?

Está claro que en las ciudades del Sur hay un interés y una necesidad urgente de dar respuesta a ciertos aspectos que la Cultura Libre subraya. La privatización de los espacios públicos, los cuidados o el saber en ciudades que llevan años en la aplicación de políticas neoliberales, hacen necesaria, de manera vital, la movilización de la ciudadanía, más allá del ámbito académico, para hacer más justas y accesibles dichas realidades.

¿Cómo está el panorama artístico en Senegal más allá de lo convencional ya difundido en Europa?

El panorama artístico es bastante interesante, produciendo un efecto necesario para salir de la mirada autorreferencial de la creación contemporánea. En lo que compete a la danza contemporánea, hay festivales como Duo Solo en Saint Louis. En el marco de la Bienal de Arte Contemporánea de Dakar, se puede vislumbrar una escena cada vez más dinámica con un programa con más de 500 actividades en el OFF paralelo. En artes visuales hay iniciativas, de las que forma parte Ker Thiossane, como Patcours, en el que 18 espacios artísticos de todo Dakar, federados para la ocasión, abren sus puertas sacando el arte a la calle. Un recorrido organizado por diferentes barrios de la ciudad con la intención de mostrar al público dakarense la actualidad del arte contemporáneo a través de las obras de artistas locales, de otros países africanos y de artistas europeos residentes en el país.

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