Hay que denunciar el infierno que nos quieren crear
El fuego que arrasa la península Ibérica. La Unión Europea que considera verde la energía nuclear. El alcalde de Madrid que sigue apostando por hacer de esta ciudad un solar de granito. Los todólogos que opinan de todo sin saber de nada… El margen para actuar y evitar un planeta cada vez más inhabitable es cada vez más pequeño. Pero no podemos perder la esperanza, como nos pide Jane Goodall en su nuevo libro.
El fuego ha llegado al Parque Nacional de Monfragüe. Supongo que como le ocurre a muchos lectores, cada vez que hay un incendio siento que se quema una parte de mí, que se abrasa. Pero con Monfragüe ese dolor es mayor. No solo es el bosque mediterráneo más importante de Europa. Es también un paisaje que forma parte de mi adolescencia y mi juventud. Ahora las llamas lo convierten en cenizas.
Sé que esto es un avance de lo que nos espera a partir de ahora y lo peor es que seguimos viviendo como si tal cosa. Lejos de tomar medidas drásticas, que pasan por construir un modelo diferente de civilización, quienes toman las decisiones ahondan en el abismo. Por ejemplo en Europa, supuestamente quien abandera la lucha contra el cambio climático, se etiqueta ahora la nuclear y el gas como energías verdes. Alemania tirará del carbón para suplir los cortes y Estados Unidos nos envía por barco gas licuado.
En alguna tertulia he oído a esos expertos en nada asegurar con rotundidad que, si hay que quemar carbón, se quema, ¿qué pasa? Esto en la Cadena SER. ¿Qué dirán en Libertad Digital o la Cope? A pequeña escala y por hablar de realidades muy cercanas, el alcalde de Madrid, la ciudad en la que vivo, ha emprendido la remodelación de la Puerta del Sol para encementarla aún más. No sé qué oscuros intereses hay detrás de esta pasión por el hormigón, y perdonen la rima interna. Es evidente que no es la mejor manera de preparar la ciudad para afrontar el cambio climático y a temperaturas que la convertirán en un lugar inhabitable. En lugar de renaturalizar las fachadas y tejados, de plantar árboles, más adoquines.
El margen para actuar es cada vez más pequeño. De hecho, los científicos nos advierten de que quedan muy pocos años, como mucho un lustro. La horquilla de la desolación se agranda mientras la rendija para poder controlar la dimensión del desastre se cierra. Para no ser derrotados del todo, en estos momentos vale la pena leer libros como Esperanza, de Jane Goodall. Una larga conversación que la primatóloga mantiene con el periodista y escritor Douglas Abrams. El auge creciente del autoritarismo en el mundo, la crisis ecológica, las desigualdades o la posibilidad real de un colapso están ahí. ¿Aún es posible mantener la esperanza? Esta naturalista cree que sí. Porque lo contrario llevaría aún más a la inacción y al nihilismo. Los humanos tenemos el intelecto más desarrollado de las especies, pero lo hemos utilizado en el sentido equivocado.
“Somos medio pecadores, medio santos”, dice. Obtusos al pensar que es posible un crecimiento económico ilimitado, en el que no se tiene en cuenta la vida, en el que se desprecia a otros animales. Goodall es una de las científicas que más ha contribuido desde la etología a demostrar que la inteligencia no es exclusiva de los humanos, que otras especies también la tienen muy desarrollada. La conversación es amena y profunda a la vez. Ambram sabe mantener la tensión narrativa, despertar nuestra curiosidad por lo que tiene que decir esta sabia, de la que tenemos tanto que aprender. “La verdadera sabiduría requiere pensar con la cabeza y comprender con el corazón”, asegura Goodall.
Para la premio Príncipe de Asturias, algunos de los pilares sobre los que se asienta la esperanza serían la resiliencia de la naturaleza, los jóvenes o lo que ella llama el indomable espíritu humano, que define así: “Es esa virtud que nos permite afrontar lo que parece imposible y no rendirnos jamás. Pese a las adversidades, pese al desprecio o la burla de los demás, pese a los posibles errores. El valor y la determinación para superar los problemas personales, la discapacidad física, la discriminación. La fortaleza interior y el valor para perseguir un objetivo a cualquier precio, en una lucha por la justicia y la libertad. Aún cuando eso signifique pagar el precio de renunciar a la propia vida”.
Sé que hay mucha gente a la que no le importaría vivir en el infierno. O que sí le importa, pero piensa que podrá liberarse de las llamas, aunque eso suponga que miles de personas se achicharren. Pero también somos muchos quienes nos resistimos a vivir en el infierno y pensamos además que la salida ha de ser colectiva, una vía en la que se tenga en cuenta a todos los seres vivos. Como aseguraba John Berger: “Resistir no significa solo negarse a aceptar la absurda imagen del mundo que se nos ofrece, sino también denunciarla. Y cuando el infierno se ha denunciado desde dentro, deja de ser infierno”.
Comentarios
Por Anais, el 17 julio 2022
Toda la razón mundial tiene esta señora. Pero con una justicia secuestrada por jueces que no son tal y no cumplen como deberían, donde quedarán esas denuncias. Lo mejor es actuar como Perseo
, utilizando sus armas contra ellos. Esas armas son sus plataformas preferidas y más directas para controlarnos y mamonearmos, TV y MOVILES. Tenemos el «MANDO» de esos artilugios en nuestras manos y en nuestro dedo el botón «OFF». QUE TAL UNA BUENA HUELGA DE TV Y MOVILES??????? HABRIAN DE BUSCAR OTRA FORMA DE «ATAQUE» Y BAJAR A TIERRA. SOLO TENEMOS QUE HACERLO Y DEMOSTRARLES QUIENES MANDAN REALMENTE. ELLOS SOLO TIENEN EL PODER QUE LES CONCEDEMOS Y LES PODEMOS QUITAR!!! SOLO SON HOMBRES CON UN GRAVISIMO Y PATOLÓGICO DELIRIO DE GRANDEZA QUE PRETENDEN ARRASAR CON TODO LO QUE PUEDAN.
POR EL BIEN DE TODO Y DE TODOS ES URGENTE PARARLES LOS PIES!!!! DEMONIOS DE SMOKING!!!!
Por Ángel, el 20 julio 2022
Que podemos esperar de los que han elegido a estos “políticos” para un bienestar medio ambiental y con crear ciudades sostenibles para los ciudadanos. Cuando fallece un trabajador por un golpe de calor y la respuesta de estos es que se hubiera ido a un centro comercial, tenemos que tener esperanza y de los incendios de Zamora y Galicia, luego irán a la foto.