Hemingway en Soria
Hoy proponemos un juego. Aparte de bigote, ¿en qué se parecen el ministro de Industria José Manuel Soria y el escritor Ernest Hemingway? En la búsqueda de la respuesta transitaremos por la obra del genial escritor y otras lecturas tremendamente energéticas. Todo un misterio a resolver.
¿Qué tienen en común el ministro de Industria, José Manuel Soria, y el escritor Ernest Hemingway? Físicamente no se parecen mucho, ¿no? ¿Les pica la curiosidad? Pues sigan leyendo.
El punto de conexión entre Soria y Hemingway hay que buscarlo en la conocida teoría del iceberg formulada por el autor de Las nieves del Kilimanjaro. Para Hemingway lo importante de una historia, de un relato, no radica tanto en los hechos que se cuentan, la superficie del texto, sino en lo que permanece sumergido, lo que se omite, lo simbólico. ¿Ha leído Soria a Hemingway? No hay por qué extrañarse. A veces los políticos leen. Aznar ya nos demostró su devoción por Alberti. Y de Soria me consta que al menos conoce la teoría del iceberg. Habrán leído estos días que el Gobierno ha reformado el sector eléctrico para resolver de una vez por todas el llamado déficit de tarifa, tan conocido por los ciudadanos como la citada teoría del iceberg. Sin entrar en detalles que nos ensombrezcan el descanso dominical, el resultado de la reforma es que tendremos que pagar más por la luz para compensar a las compañías eléctricas, que salen ganando a pesar de que, como marca el guión, hayan teatralizado su indignación (en foros y debates con mesa y mantel, para no equiparse a los perroflautas callejeros). La reforma de Soria machaca a las renovables y, aunque ha pasado más desapercibido, penaliza el autoconsumo (poner una placa solar en la terraza para cubrir nuestras necesidades y volcar la energía sobrante en la red, por ejemplo). Hasta aquí los hechos. ¿Pero qué esconde Soria? ¿Qué nos quiere contar en realidad? ¿Qué simbolismo hay debajo de su historia legal? ¿Dónde se esconde Hemingway? Está claro, lo que Soria esconde es la privatización del sol. ¿Creían que era gratis? Pues no. A partir de ahora si quiere ser moderno e instalar un panel solar en su casa tendrá que pagar un peaje. En otros países con tanto o incluso más sol que en España –pongamos por caso Alemania, nuestra referencia para todo, donde se mira al espejo nuestra prima- ocurre al revés: es el Estado quien compensa al ciudadano que opta por el autoconsumo puesto que, al fin y al cabo, la sociedad y el planeta salen ganando.
Para entender bien de lo que hablo -y si de verdad quieren saber de qué hablamos cuando hablamos de energía- deberían leer Qué hacemos por otra cultura energética (Akal), un libro interdisciplinar escrito por Manuel Garí, Javier García Breva, Begoña María-Tomé y Jorge Morales. La crisis está ocultando otras crisis, como la energética, que tendrá (los tiene ya) importantes efectos en nuestras vidas y a la que no le estamos prestando la suficiente atención. Quizás porque la propia crisis se ha convertido en un lugar común y su relato lo escriben algunos centros de poder a quienes no interesa que existan otras interpretaciones. Aunque existir, existen. Lo dejan claro las trece voces contra Los lugares comunes (Lengua de Trapo). Retomando el espíritu de la Ilustración, trece especialistas de distintos ámbitos tratan de combatir el discurso monolítico existente sobre la deuda, el paro, las mareas ciudadanas, el trabajo, el crédito, la seguridad, el feminismo o los desahucios. Una obra colectiva coordinada por Pablo Bustinduy y Jorge Lago, quienes no por casualidad abren el prólogo con una cita de Diderot: “Con el tiempo, esta obra producirá seguramente una revolución del ánimo, y yo espero que los tiranos, los opresores, los fanáticos y los intolerantes no salgan vencedores de la batalla”.
Toda una declaración de intenciones para acabar con el capitalismo feudal del que habla con humor y seriedad Antonio Baños en Posteconomía (Libros del Lince). Baños nos alerta de que caminamos hacia un nuevo feudalismo, hacia una nueva Edad Media, donde la economía oficial, cada vez más alejada de la ciencia, ha sustituido a la religión. Los economistas neoliberales, los nuevos gurús de la tribu global, son incapaces de prever lo que va a ocurrir, pero aceptamos sus recetas por un medio cercano a la superstición. La crisis ha servido como excusa a las élites del capitalismo feudal para ejecutar su anhelada contrarreforma social y convertir a la humanidad en siervos atemorizados y empobrecidos (Baños dixit). Pero no todo está perdido. Escribe Baños: “Creo firmemente que podemos reducir toda solución y esperanza a un solo y preciso concepto: anticapitalismo”. Un anticapitalismo particular, un frente común en el que caben el liberalismo, la socialdemocracia, el socialismo democrático o la tradición libertaria. “Cualquier persona que sueñe con una vida honrada, moderadamente próspera, con cumplir con ese viejo anhelo de criar a los hijos y hacerles personas de provecho y de bien; cualquiera que no desee obsesivamente ser líder en el sector ni que su negocio tenga un posicionamiento global; cualquier familia que quiera ser feliz a la vieja manera pequeñoburguesa; cualquier amante del saber que quiera adquirir conocimientos y no habilidades; la gente que no quiere arruinar a otra gente, los que quieran conservar sus propiedades sin arrasar las vecinas, todos ellos son ya unos anticapitalistas”. Quizás lo sea usted también, querido lector, y aún no lo sepa. Mientras lo piensa, póngase cómodo, relájese, túmbese al sol. Y disfrute, sin pagar peaje (al menos de momento).
Comentarios
Por Fukushima4ever, el 28 julio 2013
El título sólo atrae a quien piensa que Hemingway anduvo por Soria además de por la cervecería Santabárbara y los Sanfermines. Multitud de sorianos clicando donde luego se encuentran algo insospechado. Resulta que a mí me interesa Hemingway, y la provincia de Soria. Casualmente sigo además, con más interés que a Soria y a Hemingway, la evolución hacia la poltrona vitalicia en un consejo de adminsitración de Mr Mamporrero que sin rubor dispone la cópula del oligopolio eléctrico que comenzó con las adjudicaciones eólicas en Canarias a Endesa y, de momento, termina con el entierro del autoconsumo eléctrico. Pero hay que reconocer que si se quiere llegar al público en general y, sobre todo, al público interesado por la reforma energética no se podía haber encontrado un título más desafortunado. Con haber puesto «Ministro Soria» en vez de «Soria» a secas habría valido.
Por Javier Morales, el 28 julio 2013
Estimado lector, el título solo es una licencia literaria. En la entradilla se explica el tema del artículo y se cita al ministro para evitar equívocos. Área de Descanso en una espacio para la cultura donde no se evita la política. Para análisis más exhaustivos sobre la política energética hay que recurrir a otras fuentes -sin duda-.Quizás uno de los libros que recomiendo.Gracias por tu lectura y por tu comentario. Javier
Por mariaretha, el 28 julio 2013
O, Soria y el Titanic. Desobediencia.