‘Historia de mi ansia’: una mujer aprisionada entre el cáncer y un marido que pasa de ella
La periodista y escritora italiana Daria Bignardi nos trae una novela dura, con una protagonista de feroz vitalidad ante una enfermedad que no da tregua y un marido que le muestra su más cruel indiferencia. Lea, la protagonista de ‘Historia de mi ansia’ es un pájaro que lleva mucho tiempo sin que nadie desee verlo volar. Es una prisionera que hace juegos malabares en demasiadas jaulas. En la jaula de un matrimonio que salta todos los días por los aires. En la jaula de una hija que no ha sabido abandonar la sombra de su madre, su categoría de prisionera. Y por último en la jaula del cáncer.
Lea danza al ritmo de una balada obscena que la vapulea cada vez que el cansancio le hace perder el paso y protagoniza una historia áspera de mil pieles en la que la piedad y su ausencia son quienes gobiernan la luz de cada párrafo.
Historia de mi ansia es una lectura incómoda en la que la sinceridad es tan contundente que remueve el paisaje y lo mezcla hasta descolocar las salidas.
Ni siquiera la enfermedad que escoge su cuerpo como campo de batalla le dará su lugar en el mundo. El cinismo corrosivo de su marido se convertirá en el hermano gemelo de la quimioterapia, pero será aún más invasivo, más cainita, más desfigurador:
«Y el muy cabrón responde: ‘En realidad, es más fácil estar cerca de ti cuando estás enferma que en general. Si me necesitas, aquí estoy. Si quieres comportarte como una lunática prepotente, no esperes que yo esté de buen humor”
En esta novela no hay treguas, las ataduras se mueven como animales furiosos, como radares hipermodernos que hacen blanco una y otra vez contra el cuerpo de Lea. Pero no saldrán victoriosas, porque la autora señaliza con tinta indeleble el podrido territorio del amor romántico y expone sus vicios y para ello crea a Luca, el tierno muchacho que persigue el cuerpo herido de Lea como el poeta persigue una metáfora que solo podrá procurarle un insípida y momentánea resurrección. Pero el amor no existe en esta novela mucho más allá de la procreación, la servidumbre y las normas sociales. No existe más allá de la mujer reordenando el caos de los hombres. Todo lo que toca a Lea es para atravesar su carne. El matrimonio, la maternidad, la pasión, la orfandad:
«Nuestros encontronazos son como incendios veloces, estallan por una frase, en un instante, y dejan a su paso un desierto de mutismo que dura días»
«Los primeros días, los chicos demostraron un leve y morboso interés por mis drenajes y la cicatriz, pero luego se sumergieron de nuevo en su mundo de móviles, auriculares, música y ordenadores»
«Tiene razón. Con su amor incondicional y autoagresivo. Gemma, mi madre, me indujo a creer que cuando alguien ama de verdad es capaz de todo, pero no es cierto»
Historia de mi ansia es un almacén de frases lapidarias, de gusanos de carne hábil que saben trabajar para pudrir un alma. En él no hay nada improvisado, todo se marca con una cruz de la misma forma en que se marca sobre un escenario para que los actores no caigan al vacío en mitad de la oscuridad. A veces provoca miedo su ferocidad, a veces provoca ternura esa lucha de la protagonista con su memoria y con su corazón. Pero su bicefalia nos hará mordernos las uñas y el sometimiento frente a Sholomo, el gigantesco enemigo con el que comparte cama e inercia, se convertirá en un purgatorio sin fisuras para quien lee. Sholomo es un monstruo inexplicable, el personaje que se le escapó a Herman Hesse. Un fanático de la quietud emocional, una acémila de pulso firme que día tras día agita el mundo de Lea hasta destruirlo.
Historia de mi ansia es un paisaje de destrucción, una guerra de movimientos mínimos pero certeros. No hay balas, pero hay palabras, gestos y huidas. En la novela de Daria Bignardi, no hay trincheras, ni oscuridad. Historia de mi ansia es un día ininterrumpido en el que los soldados no tendrán donde esconderse.
Bignardi construye un exilio y un sepulcro para su protagonista. La destruirá entre paradojas y desencantos para acabar transformándola, procurándole una metamorfosis que le susurrará al oído un mantra con el que salir del caos y se apoyará sobre el cuerpo de una enfermedad terrible para deletrear el epílogo de su protagonista.
No esperen una historia de compasión y lágrimas, no esperen besos ni caricias. No esperen que la heroína salga indemne, esperen heridas, cicatrices y equivocados pasos de baile. Esperen un invierno, esperen ver moverse a los protagonistas como si los moviese el mismo diablo. Esperen un milagro mientras pasan las hojas. Cierren el libro alguna vez antes de llegar al final y recen alguna oración como cuando eran niños. Hagan inútiles trucos de magia para tratar de olvidar las implacables frases que Lena colecciona mientras lucha para salvarse. Quizás olviden algunas de ellas, pero hay una que no podrán olvidar, una que es sin duda la verdad que define todas las vidas:
«Lo sabemos todo acerca de nosotros mismos ya desde niños, aunque finjamos no saber nada»
La verdad que destruye el futuro, la verdad que más nos acerca a la mentira que en realidad somos los seres humanos.
‘Historia de mi ansia’. De Daria Bignardi. Duomo ediciones. Traducción de Montserrat Triviño. 236 páginas.
No hay comentarios