Historias de relaciones extremas entre padres e hijos

El escritor Erri de Luca en el Festival de Trento. Foto: Niccolò Caranti

La primera área de descanso de agosto se la dedicamos al desobediente Erri de Luca (Nápoles, 1950) y a su nuevo libro, ‘A tamaño natural. Historias extremas de padres e hijos’. Una publicación sobre las complejas relaciones paterno-filiales, desde la del Abraham e Isaac a la de Chagall con su padre, o la propia del escritor italiano con su progenitor.

Para Marisa Camino

Llevo barba casi desde que nací, pero hubo un tiempo, muy breve, en el que me dejé un bigote. Fue cuando comencé a leer, deslumbrado, a Erri de Luca, el napolitano que antes de convertirse en uno de los escritores fundamentales de la literatura europea contemporánea había sido albañil, camionero y miembro del grupo revolucionario Lotta Continua. Por supuesto, la experiencia vital del autor de Montedidio era muy atractiva, pero lo que hizo que se convirtiera en un referente para mí y por lo que me dejé un bigote, en un raro ejercicio de fetichismo en mí, fue su escritura.

El escalador y desobediente Erri de Luca (fue absuelto de una acusación de incitación a la violencia por defender el sabotaje de una línea de alta velocidad para evitar que perforaran una montaña) mantiene un vínculo absolutamente desacralizado con la escritura. Y eso siempre me ha gustado. A diferencia de tantos autores que no dejan de darse pompa,  De Luca nunca ha visto la escritura como un trabajo sino como una fiesta.

El autor de El peso de la mariposa es un hombre alto y enjuto, laborioso como un buen artesano (no se considera un escritor), con un bigote breve como sus libros en prosa,  que siempre son contenidos y mantienen el porte de la poesía, que también frecuenta. En el barrio de Nápoles donde todo el mundo vivía de fiado porque no podían permitirse otra cosa, Erri de Luca aprendió de sus padres la austeridad, el no vivir a crédito, y esa economía de medios la ha llevado también a su literatura.

Aunque sus padres no lo aprobaran, como tampoco los riesgos de su militancia política, siempre respetaron sus decisiones y le apoyaron. Algún compañero de lucha, incluso se ocultó de la policía alguna vez en su casa familiar.  Pero para disgusto de esos mismos padres, que habrían esperado que estudiara una carrera, el joven Erri se marchó de casa a los 18 años. Empezó entonces a ganarse la vida con distintos oficios, a comprometerse políticamente y a escribir.

Su padre fue leyendo algunos textos que el hijo le iba pasando.

“Luego, en una ocasión, en medio de mis treinta años, me dijo que quería darme un salario para que pudiera dejar los trabajos más duros y dedicarme a la escritura. Fue la más generosa invitación a volver a la infancia, a depender otra vez de él. No le ofendí con una sonrisa. Le dije que no deploraba mi vida hasta el extremo de desear cambiarla. La deploraba, pero no por falta de tiempo para dedicarme a escribir lo suficiente. Me bastaba con los márgenes de esas jornadas de salario, al despertarme antes de salir, por la noche antes de que se impusiera el cansancio.

Esas escrituras me acompañaban, eran la sombra discreta de luz tenue que se retiraba sin pedir nada más. No me las imaginaba plasmadas en ninguna publicación que interesara a los lectores. No mandaba cartas a los editores.

Le dije que entre nosotros no se había hablado de dinero ni una sola vez, y eso había sido un privilegio principesco para mí. Le agradecí esa discreción mantenida entre nosotros.

No insistió, no repitió la oferta ni dijo que me lo pensara.

Varios años después, tuve mi primer libro impreso en la mano. No vivió hasta el segundo”.

 

Esto lo cuenta en su último libro, A tamaño natural. Historias extremas de padres e hijos (Seix Barral), un ensayo escrito con una extrema belleza, capaz de ir a la raíz de las cosas, de sobrecogernos con una prosa que es ya seña de identidad de Erri de Luca: poética, concentrada, combativa y afilada cuando tiene que serlo.

Autodidacta por elección, Erri de Luca conoce muy bien los textos sagrados y ha aprendido a hablar yidish por su cuenta para honrar de alguna manera a los judíos muertos en el Holocausto. “En la literatura sacra encontré más tarde el deber de pagar el salario al trabajador, incluso el mismo día”.

En este libro cada palabra es una semilla que se ramifica a través de las complejas relaciones paternofiliales, desde la del Abraham e Isaac a la de Chagall con su padre, o la de una mujer que descubre el pasado nazi de su padre, hasta la más central de todas: la de Jesús con su padre. Detrás de todas estas historias, claro, está su propio relato: la relación con su padre. Intuyo que el libro se transforma así en una búsqueda.

Erri de Luca empieza a escribir A tamaño natural a partir de un cuadro de Chagall, El Padre (1911). Después de formarse como pintor en San Petersburgo, Chagall se marcha a París, donde está la vanguardia. Pero no solo por eso. “Chagall hijo se desgrana de la sombra de su padre. No sigue su oficio, quiere limpiarse del olor a pescado por el que se burlaban de él. Lo cubrirá con los óleos de pintura, con el diluyente del aguarrás”. Este cuadro le llevará a otra historia, del Antiguo Testamento, a la orden que habrá de cumplir Abraham por parte de Dios: matar a su hijo Isaac como prueba de obediencia y amor.

Creo que, en última instancia, estas historias le dan la pista para entender la relación con su propio padre y el libro se acaba convirtiendo en acto de redención, en un gesto de respeto y de agradecimiento hacia su progenitor, a quien, como es lógico, no llegó a entender del todo cuando era solo eso, un hijo.

Ahora, cuando Erri de Luca tiene una edad provecta (nació en 1950), las cosas se ven de otra manera, con el filtro de los años y de la vida. Heredó de su padre los libros y las montañas. También la honestidad. “No he dejado de ser hijo de ese padre que murió a mi edad ahora. Aunque pueda morir mayor que él, no dejo de ser hijo. No conozco el escalón profundo de la paternidad que produce el salto generacional. Desconozco su tamaño natural”.

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Comentarios

  • La patria, las lenguas, los señoritos y los obreros de Erri de Luca

    Por La patria, las lenguas, los señoritos y los obreros de Erri de Luca, el 24 septiembre 2023

    […] del Estado. Ellos solos se desacreditan. A propósito de esta ‘performance’, retomo a Erri de Luca, uno de los escritores europeos más importantes de la actualidad, que se consideraba un […]

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