El hombre que escribió un libro en el muro de su manicomio
Dice el escritor Raúl Quinto que su último libro, ‘La canción de NOF4’ (Jekyll & Jill), supone el cierre de una larga obsesión por una vida terrible y fascinante al mismo tiempo. Unos términos que hacen referencia a la investigación que realizó sobre la figura de Fernando Oreste Nannetti, un hombre que fue encerrado décadas en un psiquiátrico y que día tras día escribió un libro en el muro del manicomio con la hebilla de su cinturón. Una historia que le sirve al mismo tiempo, o más bien le empuja, a reflexionar sobre la locura, la escritura y la vida.
El libro es una investigación, un intento por responder a las preguntas que te nacen cuando descubres la figura de Fernando Oreste Nannetti. ¿Por qué es tan importante para ti?
Nanetti es un personaje real. Un italiano que nació en el 27 y murió en el 94, por lo que atravesó el S. XX. Y que, como tantos otros, pasó gran parte de su vida encerrado en una institución psiquiátrica durante sus años más duros. Hablamos de cuando seguían vigentes las técnicas de los electroshocks y de la medicación abusiva. Se convirtió en una persona que las instituciones han querido borrar. Al no concordar con lo que debería ser un ser humano normal, lo enclaustraron. Pero Nannetti se rebela ante eso escribiendo en el muro del manicomio un libro de piedra de más de 70 metros cuadrados. Resiste gracias a la escritura, al arte. A mí me fascina esa idea: cómo un hombre que está destinado a ser borrado es capaz de ofrecernos una obra así. También me llama la atención que escribió el libro con la hebilla del cinturón del chaleco del uniforme, un día tras otro, un año tras otro. Me parece ya de por sí una imagen tremenda y que tiene mucho potencial para tirar por otros caminos.
Entre esos otros caminos, uno muy importante es la locura. Y dónde están los límites. Llegas a decir que es cuestión de estadística.
A lo largo del libro voy haciendo una evolución de la locura en la historia. Ahí se ve que es algo político, no una categoría cerrada, que tiene que ver con la estructura en la que se manifiesta. Lo que en un momento determinado podía ser un artista o un visionario, pasado el tiempo se vuelve un loco o un endemoniado. La locura no deja de ser algo mutante. Esto tiene que ver con qué catalogamos como loco, pero también con lo normal. Y quién establece esos límites.
Para dar contexto a esto, explicas también el momento en el que vivió Nannetti. Y uno se pregunta cómo no iba a volverse loco cuando parecía que el mundo se iba acabar. Recordemos que es el s. XX en Italia, país que sufrió la dictadura de Mussolini, la II Guerra Mundial, la amenaza mundial de las bombas nucleares y un largo etcétera.
Al final somos fruto también de nuestro momento histórico. El objeto principal sobre lo que versa el libro son los escritos del muro. Todo eso que luego plasma en la pared sale de él mismo y está basado en sus propias experiencias. Ese mundo es un pequeño siglo XX en miniatura, desde el totalitarismo fascista de su primera etapa, la destrucción absoluta de la guerra, el caldo de cultivo del movimiento obrero que surge en Italia en los años 50, la Guerra Fría… Todo eso va ocurriendo y él estaba ahí, la historia pasa por encima de él. Y, sin embargo, él brilla gracias a ese libro, consigue romper con su destino.
Una salvación que le proporciona la escritura. Por eso, otro de los temas es la importancia de esta y su sentido.
El libro comienza con un par de preguntas que no termino de responder, porque creo que el arte tampoco tiene que hacerlo. El arte tiene que hacer que nos cuestionemos, nos debe despertar. En el libro me pregunto para qué escribir y desde dónde se debe hacer. Me lo cuestiono desde la figura de Nannetti, que dedicó tantos años a escribir un libro que no iba dirigido a nadie. O quizá sí. Estas preguntas se las lanzo a todos los escritores, incluido a mí mismo. Tiene que haber cierta conciencia para poderlas responder. Pero también me pregunto en el libro el porqué de esa necesidad de escribir. No tengo una respuesta, pero sí que hay una realidad: que no hay alternativa a no hacerlo. Los que nos dedicamos a ello no tenemos más remedio.
Yo creo que, en el caso de Nannetti, sí que das respuesta: para crearse su propio mundo y poder sobrellevar el encierro.
El libro está plagado de hipótesis. No dejo ninguna explicación cerrada, porque no podemos saberlo. Pero sí que, frente a ese borrado del que hablábamos antes, la escritura le sirve para afirmarse en el mundo.
Con tantas hipótesis y sin certezas, el libro se convierte en un misterio. Como el propio Nannetti.
Cuando me enfrento a esta historia y termino mi proceso de investigación y documentación, me doy cuenta de que un punto clave de esta historia, y de cualquier acontecimiento artístico, es el papel del misterio. Después de todo lo que podamos investigar, no sabemos nada de Nannetti. Cada persona no deja de ser un misterio para los demás. Y más si es una persona que vive en un mundo diferente, en otras coordenadas mentales. Eso no se puede traducir tal cual. Por eso me preguntaba desde dónde escribo. Yo lo hago desde la perplejidad y desde la certeza de que todo es incertidumbre en torno a él y su creación. Para que ese misterio se pudiera trasladar al libro, tenía que dejar muchas puertas abiertas. Porque si la cerraba, creo que se empobrecía la historia. Y es tan rica y da tanto de sí que la idea era que pudiera estimular la imaginación del lector para crear las suyas propias.
¿Qué papel juega el muro en todo esto?
El muro no deja de ser el resultado material de todos estos pensamientos en torno al libro, al misterio de la escritura, la locura, la cuestión histórica de las instituciones, la lucha contra la soledad… Nannetti no deja de ser una persona sola. El muro, además de todo lo que representa, es una obra que se está viniendo abajo y se está convirtiendo en arena. Para mí era una bofetada en torno a esa idea de permanencia que tiene el arte, de los escritores que aspiramos a cierta trascendencia, cuando el único camino irreversible es el de la nada. Algo que vemos claramente en el muro de Nannetti. Esa es quizá la única evidencia de todo esto.
En este sentido, ¿no es el muro una pareidolia, una búsqueda de un significado que tiene más trascendencia por quién lo creó y dónde lo creó?
En la vida en general, para seguir adelante buscamos conexiones o creamos patrones que nos permitan asumir la realidad de alguna forma. Que nos ofrezcan el camino y que nos sirvan para poder continuar. En el muro está lo que queramos recibir de él, como en las líneas que unimos con puntos. No es más que un delirio de un enfermo mental que nosotros transformamos en una obra de arte sobre el sentido de la vida y la esencia de lo humano. Pero eso lo estamos haciendo nosotros como lectores del muro y del libro. Nannetti no aspiraba a eso, no quería dejar ningún legado, simplemente tenía la necesidad de escribir cada día. Para él era importante el momento. Sin embargo, esa profundidad, esa caja de resonancia que es el muro, es lo que nosotros hemos convertido en obra de arte. Me parece fascinante en ese sentido que algo tan rico para él no lo fuera. Esto, sin ninguna duda, es otra lección
Comentarios
Por francisco, el 24 octubre 2021
Me ha gustado e interesado mucho su artículo «El hombre que escribió un libro…», desde mi doble papel de escritor y psicólogo clínico. Creo que el siguiente paso será leer el libro «La canción de NOF4» DE Raúl Quinto.
La cuestión de la capacidad autotransformadora de la escritura y también de la creación musical está en mantillas; la psicología y la psiquiatría la han mínimamente rozado; se sabe muy poco, aunque se intuye que hay un gran campo por investigar.
Los escritores tenemos un perfil poco metódico, que nos dificulta la investigación; tienen que ser investigadores los que se pongan a la tarea, en contextos protegidos e institucionalizados, como el CSIC y similares.
La pregunta de ¿qué tiene la palabra escrita que no tiene la palabra hablada?, me fascina.
Un cordial saludo, Carlos Madrid.
Por Francisco, el 25 octubre 2021
En Puerto Rico pasó algo parecido con el Dr Francisco Matos Paoli, preso nacionalista que luchaba por la independencia. Escribió su obra llamada Canto a la locura en las paredes de su celda. Esto fue durante los primeros años de 1950
Por Francisco, el 25 octubre 2021
Añadimos que el dr Matos Paoli quien fue educado en PR, España y en la Sorbona en Francia, había enloquecido al momento de escribir su obra.
Por Mayra, el 25 octubre 2021
No conocía este autor ni a Nannetti, un excelente artículo, ahora me voy a comprar el libro, claro el de papel, el del muro para el recuerdo.