Un homenaje a Radomir Antic y las cosas buenas del fútbol
Ahora que está paralizado, que el negocio multimillonario del fútbol se ha detenido, Rubén Caravaca nos ha convencido para, aprovechando un homenaje al entrenador Radomir Antic, recién fallecido, hablar de lo que no solemos hablar en ‘El Asombrario’: de fútbol. Le pusimos una condición: ángulos distintos, lo que no se cuenta, lo que para nosotros es más ‘asombrario’ e importante, el fuera de juego, desde su relación con el movimiento obrero y el anarquismo hasta el presidente comunista que tuvo el Real Madrid.
El pasado lunes, 6 de abril, fallecía en Madrid Radomir Antic, único entrenador de fútbol que ha dirigido al Real Madrid, Barça y Atlético, los tres grandes de nuestro país. Con los rojiblancos consiguió el único doblete, Liga y Copa el mismo año, de la historia del club colchonero. Tiro de hemeroteca digital y encuentro una larga y estupenda entrevista que Alberto Corazón Rural le hizo en la revista Jot Down Buena ocasión para escribir sobre algo que, ¿por qué no decirlo?, está vedado en medios como este. La reclusión forzosa es una buena oportunidad para romper tópicos y costumbres; las normas están para saltárselas o cambiarlas.
En la mencionada entrevista el entrenador serbio comentaba: “En aquella época, en mi casa siempre se hablaba de los sacrificios que se realizaron durante la guerra en defensa de unos valores y unas ideas. Valores, los del socialismo, que me siento muy orgulloso de haber recibido. Por ejemplo, en el colegio un profesor nos hizo una vez un cuestionario sobre qué queríamos ser de mayores y qué no. Yo puse que quería ser ingeniero mecánico y que no me gustaría barrer la calle. En la siguiente clase vino enfadado y gritó: ‘Sentaos todos menos tú, Radomir’. Pensé: ‘¿Qué habré hecho?’. Y me explicó: ‘Puedes llegar a ser ingeniero mecánico porque eres inteligente y buen alumno, pero lo que has dicho sobre que no quieres limpiar las calles es una vergüenza. Cada trabajo honesto hay que valorarlo, y lo único que no deberías querer ser es un criminal”. Añadiendo a continuación: “La filosofía de mi pueblo siempre ha estado enfocada hacia lo colectivo, no a la individualidad, tanto en la cultura como en el deporte, como en cualquier otra cosa. Aquí siempre hay que sacrificarse a favor del grupo… Nunca he sido nacionalista. Desde muy pequeño, como he explicado, mis valores han sido universales como para preocuparme por de dónde es uno o de dónde es otro”.
Esas respuestas me han animado a escribir esta nota. La historia del deporte más popular es bastante desconocida, casi siempre centrada en trivialidades; si realmente la conociéramos, quizá algunos no tendrían tantos recelos.
Sobre jugadores, técnicos, aficiones y equipos de izquierdas hay bastante escrito. Libros y reseñas en múltiples publicaciones, unas con rigor, otras donde predominan los tópicos y algunas buscando generar sonrisa como Futbolistas de izquierdas, del televisivo Quique Peinado, que en estos días de confinamiento se puede descargar libremente.
Es público y conocido que Santiago Carrillo, como buen gijonés, era un reconocido hincha del Sporting. En su exilio en los países del Este nunca se perdía un partido de nuestra selección. Cuando sus padres se trasladaron a Madrid se establecieron en el barrio de Cuatro Caminos, cerca del antiguo Metropolitano; seguro que esa proximidad incrementó su afición futbolística. El histórico dirigente comunista tuvo que emigrar tras la Guerra Civil, como muchos españoles, entre ellos 3.000 niños que viajaron a la URSS, recordados como los niños de la guerra. Unos cuantos dejaron huella futbolística en equipos como el Krásnaya Roza, Krylia Sovétov, Spartak, Torpedo o Dinamo Minsk; seguro que en esta confraternización hispano-soviética mucho tuvo que ver la gira que la selección de Euskadi realizó, en 1937, por aquellas tierras.
De ‘niños de la guerra’ a futbolistas
Uno de aquellos jugadores, posiblemente el más popular, fue Agustín Gómez Pagola, que llegó a ganar dos copas rusas en las filas del Torpedo de Moscú y formó parte de la primera selección rusa en acudir a unos Juegos Olímpicos (Helsinki, 1952). Cuatro años después regresó a España y entró en la órbita de la Real Sociedad y el Real Madrid, equipo este que le rechazó por comunista y le llevó a recalar en el Atlético de Madrid. Con los colchoneros debutó en el Metropolitano en un partido amistoso contra el Fortuna Dusseldorf, que acabó en empate a 2. Su bajo estado de forma y las ideas políticas hicieron que ese fuera su primer y último partido en el balompié patrio. De Madrid se trasladó al País Vasco, donde compaginó labores de entrenador –llegó a entrenar a Periko Alonso–, con responsabilidades en el clandestino Partido Comunista de Euskadi (PCE-EPK). Fue detenido y encarcelado en Carabanchel, acusado de pertenecer a la KGB. Falleció en Moscú cuatro días antes que Franco. Sus opiniones le llevaron a abandonar el partido de La Pasionaria y Santiago Carillo; creó uno nuevo que con el tiempo se convertiría en el actual Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE). En la antigua URSS era muy recordado por su forma de proceder al evitar una agresión a un árbitro en un encuentro contra el Dinamo de Tblisi.
Otro de los futbolistas españoles que destacó por tierras soviéticas fue Ruperto Sagasti, histórico jugador del Spartak de Moscú, primer equipo de la Unión Soviética que jugó en España, en octubre de 1972 en el Vicente Calderón. Sagasti formaba parte de aquella delegación como traductor, labor que también realizó en el encuentro que enfrentó al Torpedo de Moscú contra el Athletic de Bilbao en octubre de 1973. Nemesio Pozuelo y Juan Usatorre también forman parte de la historia de aquellos niños que se convirtieron en leyendas del fútbol.
Un presidente comunista en el club merengue
Mucho se ha comentado sobre el Real Madrid como equipo del régimen franquista; no voy a entrar en esa polémica, hay argumentos tanto a favor como en contra. Más desconocido es que el club merengue tuvo un presidente comunista, Antonio Ortega Gutiérrez, lo fue del Madrid Foot-Ball Club, nombre del club durante el periodo republicano. En 1930 participó en el asalto al Gobierno Civil de San Sebastián y también apoyó la sublevación de Jaca. Al comenzar la Guerra Civil, puso en marcha un grupo de milicianos pro República; posteriormente ocupó varios cargos de responsabilidad política; el Gobierno de Juan Negrín le nombró director general de Seguridad. El historiador Hugh Thomas comenta que fue uno de los responsables de la detención de Andreu Nin y otros responsables del POUM. Al acabar la guerra fue fusilado en Alicante. Sigue siendo uno de los nombres habitualmente ignorados en la historia del Real Madrid.
Fútbol y movimiento obrero
Hay muchas referencias de jugadores y técnicos reconocidos por sus ideas o militancia política, pero muy pocas las que manifiestan que el movimiento obrero arrebató el fútbol a la burguesía y a las élites aristocráticas. Sobre eso versa buena parte del libro Fútbol y anarquismo, de Miguel Fernández Ubiría, con prólogo de Carlos Taibo, con quien conversamos hace tiempo en estas mismas páginas y epílogo de Ángel Cappa, segundo entrenador del Real Madrid de Jorge Valdano, con el que ganó una Liga, haciendo debutar a jugadores que son leyendas del club blanco como Raúl y Guti, aunque es más conocido por formar parte del cuadro técnico de aquel C. D. Tenerife que hizo perder dos ligas consecutivas al equipo madridista.
El libro de Fernández Ubiría con toda seguridad hará disfrutar incluso a los que no les gusta el fútbol. Nos introduce en un deporte cuyo origen se remonta al siglo XVI antes de nuestra era. Los conquistadores españoles conocieron que lo practicaban los mayas desde hacía más de 3.000 años. En 1561 se puso en marcha en Londres Merchant Taylors’ School, una escuela pública, nada que ver con el concepto actual sino para diferenciarla de los colegios religiosos, donde se incluyó por primera vez como asignatura obligatoria la educación física; aquella escuela pionera está actualmente ubicada en Northwood (Middlesex). En 1581 una actividad jugada con los pies recibía por primera vez el nombre de footeball. En 1848 se desarrollaron las primeras reglas de juego y en 1863 se creó la Football Association. Deporte en sus inicios contemporáneos ligado a la escuela y una universidad a la que solo podrían acceder los hijos de determinadas clases sociales y élites por su alto coste.
En su difusión masiva mucho tuvo que ver el interés empresarial de contrapesar las movilizaciones del movimiento obrero en su lucha por la disminución de la jornada laboral, que se alargaba entre 14 y 16 horas, y la petición de tiempo libre para los trabajadores. “En muchos casos el juego fue sufragado por los empresarios más avispados, que vieron en él una fantástica manera de superar en prestigio a sus competidores, pues la mayoría de los partidos se celebraban entre empresas. Ese fue el momento en el que fútbol empezó a convertirse en un deporte popular y, por lo tanto, las élites comenzaron a dejarlo a un lado para dedicarse a practicar otros deportes”.
Cuando el movimiento sindical consiguió que los sábados por la tarde no se trabajase, muchos obreros aprovecharon esos momentos conquistados para jugar con sus compañeros de trabajo y lucha. Los trabajadores británicos en las colonias y los que zarpaban en navieras lo popularizaron por todo el mundo, introduciéndolo por ejemplo en Brasil, donde solo podían acceder a jugarlo las clases pudientes: “Todo el equipamiento necesario para el juego fue importado desde las mejores tiendas de Inglaterra. Asistían a los partidos hombres vestidos con traje y corbata, damas elegantes y niños de ‘buena familia’, que iban a animar a sus hijos, hermanos, primos o amigos”. Diferentes crisis económicas y políticas obligaron a muchos europeos, especialmente italianos y españoles, a migrar al nuevo continente dando el empujón definitivo para su propagación y difusión.
Clubs anarquistas
En las tres primeras décadas del siglo pasado muchos clubs de América Latina fueron fundados por trabajadores anarquistas. “Solo en Argentina existen por lo menos una docena… No son menos de 50 o 60 los de Sudamérica”. Un recorrido que viaja por Alemania, Argentina, Brasil, Chile, Croacia, España (CE Júpiter de Barcelona y Rayo Vallecano), Francia, Inglaterra, Italia, México y Uruguay. Fernández Ubiría no olvida iniciativas no necesariamente libertarias, pero que muestran una manera de entender el fútbol de manera alternativa, como el Atlético Club de Socios, fundado en 2007 por socios descontentos con la gestión del club rojiblanco por parte de Gil Marín y Cerezo, o el Unionistas de Salamanca, eliminado con dificultades por el Real Madrid en la presente Copa del Rey.
“Un deporte socialista”
Significativas son algunas iniciativas que comenta en torno a equipos de la Premier League. El FC United of Manchester surgió tras la compra por el magnate Malcom Blazer del histórico Manchester United. El AFC Liverpool germinó por la indignación de sus seguidores por el coste de las entradas del actual campeón de Europa, el Liverpool FC. El filósofo inglés Simon Critchley es más que un aficionado de los reds, eliminados por el Atlético de Simeone en la actual Liga de Campeones; con su libro En qué pensamos cuando pensamos en fútbol lo pone de manifiesto de manera fervorosa: “Mi único compromiso religioso es para el Liverpool FC. Mi familia entera proviene de Liverpool, y aunque hubo una rama de hinchas del Everton por el lado materno, el Liverpool ha predominado siempre… Considero que no tiene sentido ocultar mi compromiso porque la lealtad a un equipo, a una identidad, a un territorio y a una historia”. Sentimientos tan evidentes que no es preciso comentar, como tampoco su siguiente aseveración: “El fútbol hunde (o hundía) sus raíces en el sentimiento de pertenencia a un lugar y a una comunidad, y en su momento encarnó cierta idea de utopismo comunitario, fue parte importante de la cultura obrera: era un deporte de equipo, de asociación, un deporte socialista, donde el conjunto está siempre por encima de las individualidades”.
Jugadores refugiados
El sentimiento de comunidad, de identidad y territorio lo encontramos en el FC Sankt Pauli, fundado en Hamburgo en 1910. Tienen prohibido todo acto nacionalista, fascista o nazi, rigiéndose por 15 principios que incluyen: relaciones con la comunidad, deportividad, respeto por los derechos humanos, respeto a hinchadas y jugadores rivales y al medioambiente. Cinco jugadoras de su equipo femenino fundaron en 2012 el FC Lampedusa, “hartas de la situación de abandono en que las autoridades mantenían a los refugiados”, donde tienen cabida jugadores que han tenido que huir de sus países por la guerra o por motivos políticos. El equipo solo puede jugar en campos cercanos; ya que si tuvieran que desplazarse y fueran objeto de un control policial rutinario algunos de sus integrantes deberían abandonar el país al no contar con tarjeta de residencia. En la página web del Clapton CFC, de la novena división inglesa, se puede leer: “Los fans del Clapton CFC nunca serán tratados como clientes. Nunca estaremos cegados por las decisiones de un propietario con malas intenciones. Y no tenemos por qué ponernos una camiseta que cuesta más de 80 libras cuando los trabajadores que la hicieron reciben salarios esclavistas”. Sus socios aprobaron que la segunda camiseta del club, cuando jugase como visitante, recordaría a los 3.000 voluntarios ingleses que vinieron a combatir al fascismo en nuestra guerra.
El fútbol originó muchas disputas, conflictos y alguna guerra. También está presente en las cloacas del Estado de muchos países. Gooolpe de vista es una novela de Ricardo Gómez, voz y letrista de Ciclos Iturgaiz, que indaga sobre si es casual o no que Real Sociedad y Athletic de Bilbao ganaran cuatro ligas de manera consecutiva cuando ETA atentaba con más asiduidad y crueldad. El triunfo de los equipos vascos, junto con un buen número de sus jugadores formando parte de la selección nacional, coincidió con una disminución significativa de acciones por la organización armada, ¿casualidad o complot? Ficción llena de datos y situaciones narradas con ironía sin eludir algunos interrogantes, que no sabremos si formaron parte de aquella realidad. Como comenta el protagonista de la novela, los personajes secundarios ya no pueden hablar, fallecieron todos.
Portero Che Guevara
Al fútbol mercantilizado actual hay que hacerle muchas críticas con rigor y profundidad, no solo la basada en tópicos habituales, de su estructura multinacional, corporativa y corrupta. Su relación con los flujos económicos, el capital y sus conveniencias con el poder. Sus vínculos con el neocolonialismo, el racismo y el nacionalismo excluyente, reaccionario y violento. Pero tampoco se puede obviar que miles, millones de personas forman parte de comunidades futbolísticas formadas libremente, lo que Marx denominaba como socius, como bien recuerda Critchley.
El escritor belga Jean-Philippe Toussaint exponía: “El fútbol debe ser tomado en serio por la intelectualidad”; no se puede olvidar su historia y realidades, que están muy por encima de los negociantes actuales. No menospreciemos a Antonio Gramsci, Eduardo Galeano, Sartre, Vázquez Montalbán o Albert Camus, que escribieron y lo analizaron con rigor, respeto y consideración, quizá sin conocer que el Che Guevara jugó de portero y entrenó a un equipo colombiano. Recuerden, como hizo el mexicano Juan Villoro, que “Dios es redondo” o las palabras del gran César Luis Menotti: “El fútbol pertenece a la clase obrera”.
Ni lo olviden ni lo desprecien, diferéncienlo del puro negocio. Recuerden, como hacían los jugadores del Autonomos Futebol Clube de Sao Paulo: “Decía Emma Goldman que si no podía bailar no sería su revolución. Pues bien, si no podemos jugar, tampoco es la nuestra”. Forma parte de nuestras vidas y, como a Radomir Antic, le queremos.
Comentarios
Por Listas de 10, el 12 abril 2020
El mundo del futbol se tino de luto este lunes con la triste noticia del fallecimiento de Radomir Antic, el entrenador que conquisto el historico Doblete para el Atleti. Leyenda de los banquillos del futbol espanol, el serbio fue durante los ultimos 25 anos comentarista en la radio, tanto en Carrusel Deportivo como en Tiempo de juego.