Imágenes que tocan el alma para el Día Mundial del Refugiado

Un niño duerme en el parque Bristol en Belgrado, Serbia. Foto: Olmo Calvo

Un niño duerme en el parque Bristol en Belgrado, Serbia. Foto: Olmo Calvo

Un niño duerme en el parque Bristol en Belgrado, Serbia. Foto: Olmo Calvo

Hoy, 20 de junio, Día Mundial del Refugiado. Desde ‘El Asombrario’ queremos subrayarlo con la exposición ‘Artículo 14’, del fotógrafo Olmo Calvo, sobre los refugiados en Lesbos, Atenas, la Ruta de los Balcanes e Idomeni, y que refleja la convulsa situación vivida en esas zonas desde el verano de 2015 hasta el pasado abril. Valiente trabajo que ha obtenido el Premio Internacional de Fotografía Humanitaria Luis Valtueña, de Médicos del Mundo, en su última edición. Supervivientes en busca de refugio. Conmovedoras imágenes. La visitamos en compañía de su autor. En la Escuela EFTI, Madrid.

El título se refiere al artículo 14 de la Declaración Universal de Derechos Humanos: «En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país». Este es uno de los tratados a los que están adscritos los países de la Unión Europea y que se está vulnerando a día de hoy. En esta exposición se puede ver el desarrollo de estos hechos desde agosto de 2015 cuando “la ruta de los Balcanes” estaba abierta, hasta marzo de 2016, cuando Macedonia cerró su frontera y se aprobó “el pacto de la vergüenza”.

El fotógrafo santanderino Olmo Calvo, uno de los fundadores del periódico Diagonal y que trabaja habitualmente como free-lance, ya había obtenido en 2012 el prestigioso Premio Luis Valtueña con un impresionante trabajo, que alcanzó gran difusión, sobre los desahucios en Madrid y su impacto en la vida familiar y social de mucha gente. Hombre comprometido, decidió no quedarse indiferente, al contrario de la mayoría de los líderes europeos, al drama de los cientos de miles de refugiados que recalaron el año pasado en Europa huyendo de conflictos y persecuciones. Sirios, iraquíes o afganos abandonan sus casas rumbo a los países del norte de Europa. «Familias enteras que caminan, cruzan el mar en inestables lanchas hinchables, viajan en autobuses y trenes aferradas a sus mochilas como únicas pertenencias en un largo camino, lleno de obstáculos, que determinará su futuro. Supervivientes en busca de refugio, que dejan atrás una vida y anhelan otra en el horizonte», según explica la presentación de esta muestra, compuesta de una treintena de imágenes.

Durante 2015, alrededor de 850.000 personas llegaron a Grecia para después continuar rumbo a Alemania, Suecia o Dinamarca, por “la ruta de los Balcanes”. Pero desde que el día 14 de septiembre de 2015 el Gobierno húngaro cerrara completamente su frontera con Serbia instalando una valla con alambre de cuchillas, diferentes países empezaron a aplicar restricciones hasta que, en marzo de 2016, Macedonia bloqueó definitivamente el paso a los  refugiados, estrangulando así definitivamente la ruta. Lo reconoce Olmo Calvo: «A día de hoy, la mayoría de estas fotos no podrían realizarse».

El fotógrafo viajó a Idomeni en agosto de 2015. Viajó durante el verano por Macedonia, Serbia y Hungría. Coincidiendo con la Navidad, regresó tres semanas a Lesbos, la zona cero del derecho de asilo en Europa. Por las imágenes captadas en esos dos viajes, le concedieron el Luis Valtueña, de Médicos del Mundo. Como el premio consiste en la financiación de un proyecto, Olmo eligió continuar con este trabajo. Y este invierno regresó a Atenas, Lesbos e Idomeni; Grecia se convertía en una ratonera, porque los países europeos, vulnerando ese artículo 14 y cualquier principio fundacional y humano de la UE, decidían cerrar fronteras y estrangular el flujo migratorio. Olmo Calvo llegó a estar en el primer día del «pacto de la vergüenza», cuando Europa firmó con Turquía un acuerdo comercial, casi de gestión de ganado, por el que Turquía se comprometía a aceptar la devolución sistemática de los migrantes y refugiados que lleguen a Grecia desde su costa.

«Pero ningún pacto, ley o alambrada terminan con las causas que provocan esas migraciones. Sólo sirven para mantener lejos a las personas que sufren las consecuencias: supervivientes de guerras, bombardeos y situaciones de pobreza que buscan en Europa un refugio que se les niega», dice el fotógrafo, que, después de ser testigo durante tantos meses del trato de policías y militares europeos a esos refugiados, cree que lo mínimo, mínimo que debería hacer Europa es tratar con respeto y dignidad a esa gente, y no con gas-pimienta, que hasta a él le alcanzó en los ojos. Recordemos aquí la patética cifra de los refugiados que han llegado a España de todo ese flujo humano: poco más de un centenar.

Un padre y su hijo caminan por las vías del tren en Hungría, a pocos metros de la frontera con Serbia.

Un padre y su hijo caminan por las vías del tren en Hungría, a pocos metros de la frontera con Serbia. Foto Olmo Calvo.

Campo de tiendas de campaña en Grecia. Foto: Olmo

Campo de tiendas de campaña en Grecia. Foto: Olmo Calvo.

Una imagen del trabajo sobre refugiados de Olmo Calvo.

Una imagen del trabajo sobre refugiados del fotógrafo Olmo Calvo.

Una de las imágenes del trabajo sobre refugiados del fotógrafo Olmo Calvo.

Una de las imágenes del trabajo sobre refugiados del fotógrafo Olmo Calvo.

Precisamente el pasado jueves, la CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) presentó su informe anual 2016. De todo su desasosegaste análisis de la situación, un resumen en cifras: «En el último lustro, la diáspora del pueblo sirio ha llevado al mundo a conocer el mayor éxodo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. En mayo de 2016 la guerra civil en este país ya había forzado el exilio de 4.843.285 personas refugiadas y el desplazamiento interno de 7,6 millones de personas. ACNUR estima que la cifra de desplazamiento forzado en el mundo debió de superar en 2015 los 60 millones de personas, reflejando un año más una realidad sin precedentes. De estas casi 60 millones de personas, 19,5 millones eran refugiadas, 38,2 millones desplazadas internas y 1,8 millones solicitantes de asilo. De las 19,5 millones de personas registradas como refugiadas, el 51% son menores de 18 años».

En la exposición, lo que vemos son, sobre todo, vallas, vallas, vallas, alambradas ya instaladas, alambradas levantándose, rejas… Niños de una vulnerabilidad extrema. Y grupos de gente desorientada, escapando, huyendo, caminando, buscando algo… Imágenes conmovedoras que nos ponen ante el espejo de la globalización, que efectivamente sirve para que las multinacionales muevan mercancías beneficiándose de la falta de derechos laborales en algunas partes del mundo, pero que no sirve para que humanos que temen por su vida, que huyen de conflictos que en buena medida han alimentado los países del Primer Mundo, puedan cruzar las fronteras con la misma facilidad que las mercancías.

Hay dos fotos de la muestra que captan especialmente la atención por cuanto tienen de metáforas. En una de ellas, vemos la Villa Olímpica de Atenas, el campo de béisbol, abandonado y desmantelado, sirviendo de campo de tiendas de campaña para los refugiados. El sueño de Europa, lo que quiere ser, sus ansias de grandeza histórica, y lo que a menudo es en realidad, con sus desigualdades e injusticias y dobles raseros. La otra imagen muestra a un hombre subido a un árbol junto a una alambrada; me cuenta Olmo que partía ramas para alimentar el fuego de una hoguera; pero en realidad el hombre ha subido demasiado arriba del tronco, sin necesidad, pero movido seguramente por el ansia de divisar horizontes, de ver más allá, de estar por encima de la valla, de superar obstáculos, aunque sea con la mirada…

A pesar de todo, de esa desesperación, hay también fotos de energía y de ilusión en las caras de algunos de esos migrantes sin rumbo ni destino. Y Olmo Calvo, que en los últimos meses se ha centrado en el tema de los refugiados en España, me muestra la frase que sirve de mensaje principal de la exposición; es del poeta palestino Mahmud Darwish: «Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella».

‘Artículo 14’, de Olmo Calvo. En Escuela Efti, con la colaboración de Médicos del Mundo. Del 17 de junio al 27 de julio.

Una madre y su hijo. Foto: Olmo Calvo.

Una madre y su hijo. Foto: Olmo Calvo.

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Comentarios

  • Guillermo Armengol Antonio

    Por Guillermo Armengol Antonio, el 20 junio 2016

    Un buen artículo y unas fotos extraordinarias de Olmo Calvo. Si termináis el tema con una biografía con foto del escritor…¿No sería justo hacer lo mismo con el fotógrafo?
    El primero escribió su texto posiblemente desde un despacho, el segundo recorrió cientos, o miles de km., pasó penalidades para hacer unas imágenes potentes que presentan la síntesis del drama de los refugiados.
    En el periodismo también tenemos que ser justos.

    • El Asombrario & Co.

      Por El Asombrario & Co., el 20 junio 2016

      Querido Guillermo:
      Tienes toda la razón, pero en este caso la noticia es el fotógrafo y el periodista que firma la información lo hace sobre la noticia. Como sabe, normalmente la información biográfica del final del artículo suele ser siempre de quien firma la información. Para ofrecer más información biográfica y ampliar conocimientos sobre las noticias que tratamos, solemos incluir enlaces a otras páginas web que nada tienen que ver con nuestra revista. En este caso, creemos que no hemos tratado nada mal al fotógrafo del que hablamos. Para empezar hemos decidido hablar de su trabajo y no del de otra persona. Olmo Calvo no es colaborador de El Asombrario, hablamos de él porque su trabajo es fantástico y necesario, pero sobre todo por ser el ganador de un prestigioso premio de fotografía que organiza Médicos del Mundo. Pero no solo es que hayamos tomado la decisión editorial de hablar de Olmo Calvo, también, si se fija en el texto, hemos incluido cuatro enlaces tanto a otros trabajos del fotógrafo como a su página web personal.
      Muchas gracias por leernos, por participar y por hacernos apreciaciones siempre enfocadas a mejorar.
      Un abrazo.

  • Alex Mene

    Por Alex Mene, el 21 junio 2016

    Pues sí que tocan el alma esas bellas imágenes.

  • Jose arimateia lucas

    Por Jose arimateia lucas, el 21 junio 2016

    Belo trabalho isto si e ser humanitário e de estímulo e sobretudo de denúncia desta globalização do capital mas de gente e está e das piores e inaceitável injustiça.causa estes que tem da exploração e raízes nos próprios países de origem destes refugiados.

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