José Manuel Ballester: el cuidado del Planeta en la mente del artista
Dentro de nuestra serie de entrevistas con artistas y fotógrafos comprometidos con el cuidado del Planeta, charlamos hoy con José Manuel Ballester, premio Nacional de Fotografía 2010 y premio Nacional de Grabado 1999. Un ser humano íntegro y artista de renombre internacional que nos lleva, con su obra, a la reflexión para tratar de detener a tiempo la destrucción de un lugar que podría dejar de ser nuestro.
La obra de José Manuel Ballester interpela al espectador desde múltiples planos y perspectivas. La elección de sus vacíos, de sus personajes o de la ausencia de ellos, el punto de vista del espacio y del impacto del ser humano en el mismo impregnan gran parte de su obra. Este artista madrileño nacido en 1960 y que comenzó su andadura artística con el dibujo y el grabado ha sabido evolucionar su lenguaje con el paso de los años. Una experimentación que le ha llevado a decantarse por la fotografía y a un innegable compromiso artístico con la defensa del medio ambiente y la toma de conciencia de que el planeta Tierra como espacio de convivencia y existencia del ser humano está en peligro.
En muchas de tus obras hay un uso destacado de espacios vacíos o abandonados. ¿Pueden ser estos vacíos una metáfora de la actual crisis ecológica?
La utilización del vacío como temática y como principio ideológico tiene muchos caminos, y uno de ellos es la reflexión sobre los problemas de más actualidad que nos presenta tanto el presente como el futuro de nuestra especie. La desaparición de la figura humana centra la atención de la problemática del desarrollo como individuos pero también como seres colectivos que han de evolucionar en armonía. Percibo una tensión entre estas dos naturalezas, la racional y la irracional, que configuran nuestra existencia; ponerlo en evidencia a través de la ausencia de representación de personajes es una manera de llamar la atención sobre este tema.
En cuanto a la problemática medioambiental, desarrollé un tema muy específico que trataba esta cuestión y que titulé Un día en el Zoo, donde aparecen todos los escenarios de los zoológicos más importantes del planeta sin la presencia de los animales que deberían estar dentro de sus jaulas, para poner el acento en la desaparición de las especies y en la relación que el ser humano tiene con el resto de los animales que habitan en los diferentes ecosistemas. Otra vez el vacío como herramienta de trabajo.
Tu trabajo fotográfico a menudo presenta paisajes urbanos y naturales. ¿Cómo ha cambiado tu percepción de la naturaleza a medida que la preocupación por el cambio climático ha crecido en la sociedad?
He utilizado también paisajes y escenas del repertorio clásico y principalmente de la pintura italiana, e incluso algunos temas fotográficos para tratar esta situación. El más evidente ha sido el bosque italiano que parte de Botticelli, en el que presento una secuencia donde los árboles al final aparecen talados. Esta serie la desarrollé con motivo de los grandes incendios en Amazonia hace unos años para llamar la atención sobre la deforestación del planeta.
En varias de tus obras, como en la serie ‘Espacios Abiertos’, se perciben escenarios de gran belleza, pero también de desolación. ¿Es este contraste un comentario sobre el impacto humano en el medio ambiente?
El vacío abre la puerta a estas dos dimensiones, tanto positiva como negativa, y al final dependerá del estado anímico del espectador su percepción de su actitud y de su proyección sobre la imagen vaciada de elementos narrativos. Por lo tanto, hay un potencial de incertidumbre interesante.
¿De qué manera el reciclaje ha influido en tu proceso artístico?
El reciclaje tiene aspectos importantes: uno es el de prolongar la vida de muchos materiales utilizados en la vida cotidiana cuyo destino va a ser la basura. Se trata de prolongar lo más posible este tránsito y, una vez llegado este momento, que ese resultado sea recuperable. Recomiendo un libro de uno de los pioneros en el reciclaje titulado en español De la cuna a la cuna, de Michael Braungart y William McDonough, en el que se explica y desarrolla el concepto de la economía circular, que, entre otras cosas, consiste en transformar la basura en nutriente y devolver al ecosistema el resultado de un producto no contaminante.
En tus grabados, ¿hay alguna referencia o uso directo de materiales reciclados o la reutilización de recursos?
En cuanto al trabajo en sí mismo procuro utilizar, por ejemplo, papeles reciclados o procesados en las condiciones más respetuosas respecto a la conservación del medio ambiente. También procuro utilizar tejidos naturales, principalmente el lino, frente a otros productos sintéticos. Y recientemente, en mi proyecto Amazonia, el último suspiro, he trabajado únicamente con maderas naturales, todas ellas recicladas y obtenidas principalmente de contenedores y restos de viejos muebles.
¿Y en tu obra fotográfica?
En muchas ocasiones he rescatado viejos lienzos en el Rastro de Madrid e incluso de entre las basuras y les he dado un nuevo uso.
¿En qué medida crees que el arte puede servir como herramienta de conciencia ecológica?
El arte como instrumento que nos enseña a mirar de otra forma y, por lo tanto, a entender la realidad de manera diferente puede ser una gran herramienta en este campo; no solo eso, tiene también una gran responsabilidad en contribuir a la búsqueda de soluciones. El primer paso es ser consciente del problema y, a partir de ahí, surgirán soluciones. Pero el primer paso es tomar conciencia de su existencia.
Algunas de tus series parecen reflejar la belleza de la naturaleza intacta. ¿Es este un intento de capturar la fragilidad de nuestro entorno antes de un cambio irreversible?
El ser humano busca permanentemente vivir en el paraíso, en un estado idílico, un estado que parece perdido, escondido, de difícil acceso, pero que mueve una gran parte de nuestra energía y guía a través de la ilusión gran parte de nuestras vidas. Creamos mediante nuestro ingenio todos los mecanismos para transformar nuestro entorno en la medida de nuestras necesidades e impulsos vitales, necesitamos construir y adaptar nuestro entorno y, por lo tanto, transformarlo. El abrigo y el cobijo necesarios aumentan nuestra capacidad de supervivencia considerablemente, pero a cambio de agredir el medioambiente, y ese acto de intervención sobre la naturaleza en tantos campos nos convierte en los principales responsables de su destino.
¿Has experimentado algún cambio en la forma en que eliges tus temas y escenarios debido al impacto visual y emocional del cambio climático?
Seguro que sí. Se ha convertido en un tema de trabajo permanente que tiene como resultado una actitud de compromiso y otra de preocupación constantes, y que se extienden no solo en el plano artístico, sino también en la forma de concebir mi vida cotidiana a la hora de cómo consumir menos y consumar más.
Tu trabajo explora la relación entre la humanidad y el espacio que ocupa. ¿Crees que la crisis ambiental está reconfigurando esa relación?, ¿cómo lo has integrado en tu arte?
Como humanos, como ciudadanos y como individuos nos movemos en dos esferas: la racional, el pensamiento que nutre a la ciencia, y el irracional, que mueve nuestros impulsos y emociones. Estas dos naturalezas nos definen y son la clave de nuestra existencia. Si conseguimos que ambas estén activadas y en armonía, podremos desarrollar capacidades más afortunadas a la hora de resolver cualquier problema o desafío que tengamos delante. Por eso el Arte que trabaja principalmente en ambos ámbitos y especialmente en el emocional es tan importante que se vea involucrado en el proceso de buscar soluciones y de prestar su gran potencial en la búsqueda de nuevos caminos en todas la dimensiones de nuestra naturaleza.
Ser consciente es hacer visible algo, y la visibilidad es una de las grandes herramientas del Arte. Su capacidad de hacer visible y tangible, por tanto, muchos de los temas que nos determinan. Es el primer paso. Lo que no se visibiliza parece que no existe y entonces no se considera.
Puede que estemos en un estado de shock al ir reconociendo en estas últimas décadas el problema ambiental y todavía no hayamos sido capaces de encontrar soluciones reales a este problema; por eso es muy importante acertar en un buen diagnóstico para poder tratar la enfermedad lo mejor posible .
El reciclaje como concepto artístico parece estar presente en la reconfiguración y transformación de lo que una vez fue. ¿Cómo aplicas esta idea en la creación de tus obras?
Existen dos momentos de repercusión sobre el medioambiente en toda acción humana relativa al empleo de los recursos naturales de que disponemos a nuestro alcance. Uno es el proceso en sí de elaboración, que inevitablemente repercute sobre el medioambiente, principalmente en la extracción de materiales y en los mecanismos energéticos que se necesitan para su elaboración. Y el otro es en el momento que decidimos que ha terminado su utilidad o perdemos el interés y optamos por la sustitución con otro objeto similar, convirtiéndose en basura. En ese momento, entra en la categoría de desperdicio y se devuelve al entorno como elementos en su mayoría tóxicos para la naturaleza.
El desafío consiste en tomar mediadas en los dos procesos. El uso de energías renovables y materiales no dañinos para el medio ambiente en el proceso de fabricación y elaboración de productos realmente necesarios para nuestra vida cotidiana. Y, por otro lado, el mantenimiento en la cadena de consumo el mayor tiempo posible para retrasar todo lo que se pueda su retorno al medioambiente, y cuando este momento sea inevitable, analizar en qué medida se pueden recuperar los materiales en estado de desuso.
Como ciudadanos, tenemos el potencial de exigir mediante el modelo de consumo aquellos productos que sean resultado de procesos de fabricación más respetuosos, pero para ello es muy importante tener una educación oportuna y disponer de información rigurosa, a través de una información lo más precisa y clara posible.
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