Joaquin Phoenix en defensa de los más débiles, incluidos los terneritos

El actor Joaquín Phoenix. Foto: Harald Krichel.

El actor Joaquin Phoenix. Foto: Harald Krichel.

Vivimos una época en la que, cuando nos incomoda lo que alguien dice porque da en la diana, en lugar de pensar y analizar decidimos matar al mensajero y desviamos el foco. Es lo que ha pasado esta semana con el discurso del actor Joaquin Phoenix en la ceremonia de los Oscar, defendiendo a los más débiles, incluidos los terneros, que en las granjas de ganadería intensiva son separados de su madre a los pocos días de nacer. El protagonista de ‘Joker’, conocido por su activismo en defensa de los animales, ha irritado no solo a los reaccionarios –lo que era más que previsible–, sino también a una parte de la izquierda.

Y eso es lo que me sorprende, o en realidad no. Esto es lo que dijo Phoenix: “No me siento por encima de ningún compañero de profesión, ni de ninguno de los presentes. Compartimos el amor por el cine. Y creo que uno de los principales dones que nos da es la posibilidad de utilizar nuestra voz. He pensado mucho en las cuestiones tan incómodas con las que nos enfrentamos constantemente. A veces puede que pensemos que somos campeones de ciertas causas, pero yo veo aspectos comunes: hablemos de la desigualdad de género, de los derechos LGTBI, de los indígenas o de los animales, estamos hablando de la lucha contra la injusticia”.

Parece que equiparar la lucha por los derechos de los animales a otras luchas, como la de clases, es algo así como una herejía para una parte de la izquierda tradicional, y que quienes defendemos a los animales no somos sensibles a otras causas, cuando lo que estaba explicando Phoenix es justamente lo contrario. Todas las causas por los más débiles están conectadas.

En La importancia de no entenderlo todo (Círculo de tiza), un libro maravilloso y esclarecedor de Gracy Paley, la autora norteamericana, una conocida activista y socialista declarada, cuenta cómo en los años sesenta confluyeron varios movimientos de liberación que se unieron a la tradicional lucha obrera: el feminismo, el antirracismo, el ecologismo, el pacifismo, la lucha LGTBI. Y había muchas contradicciones. En esa época, explica, había mujeres feministas que eran racistas o negros que podían ser socialistas y antirracistas pero que en sus casas eran tremendamente machistas.

Poco a poco, la izquierda tradicional, a veces con mucho esfuerzo, ha ido incorporando esas demandas de igualdad a su discurso. Aunque no todo el monte es orégano. Hoy mismo hay sectores de la izquierda que siguen pensando que el ecologismo es cosa de ricos y de pijos. Lo cierto es que el propio Marx abordó ya la cuestión ambiental en sus escritos (léase La ecología de Marx, El viejo topo). Çomo ha demostrado una fecunda tradición ecosocialista (que en España tiene a su máximo exponente en el filósofo y poeta Jorge Riechmann), el socialismo solo podrá llegar si hacemos las paces con el planeta y con el resto de animales.

El famoso coronavirus ha ocultado estos días en los medios de comunicación una noticia terrible, la aparición de una plaga de verdad (langostas “estimuladas” por el cambio climático) que está diezmando las cosechas en el Cuerno de África y condenando aún más si cabe a sus habitantes al hambre y la muerte. En una paradoja malévola y perversa, quienes son menos responsables del cambio climático, tanto a nivel global como en cada país, son los que más van a padecer sus efectos. La ONU ya nos ha hablado de las emigraciones masivas que ocasiona el calentamiento global. No creo que Trump ni Abascal, por citar a dos negacionistas, tengan ningún problema al respecto. El primero siempre tendrá negocios para seguir siendo rico y el segundo mamandurrias y chiringuitos para seguir viviendo del Estado. Las revoluciones en sí mismas no vale nadan sin un anclaje ético porque, de lo contrario, como nos enseñó Arendt, conducen a las dictaduras. Lo hemos comprobado por desgracia a largo de la historia reciente. Y esa ética debe incorporar a los sectores más débiles, entre otros, los animales.

Pero el discurso de Joaquin Phoenix no se quedó ahí. En pocos minutos sacudió la consciencia de quienes veían en directo o en la televisión la ceremonia cuando dijo: «Nos sentimos con derecho a inseminar artificialmente a una vaca y robar a su bebé, a pesar de que sus gritos de angustia son inconfundibles. Luego tomamos la leche que está destinada a su ternero y la ponemos en nuestro café y nuestros cereales». Muchos hemos aplaudido este discurso. Aunque otros no han tardado en disparar, no al mensaje, sino al mensajero. Pero desde McLuhan ya sabemos que el medio es el mensaje. Creo que la pregunta que deberíamos hacernos no es por la integridad ética de Phoenix, que sea un actor bien pagado de Hollywood quien hable, sino por nuestra propia integridad ética. ¿Es cierto lo que dijo? Pues sí. Radicalmente. Ni siquiera lo niegan los ganaderos. El diario El País publicó un reportaje muy esclarecedor al respecto días después.

Quienes piensan que el sufrimiento animal no tiene nada que ver con el capitalismo actual deberían visitar un matadero. La ganadería industrial no solo es responsable del 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que son campos de exterminio y explotación de miles de millones de animales. Son un producto del capitalismo salvaje que piensa en el Planeta como en una gran fábrica donde no tienen cabida los animales, humanos y no humanos.

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Comentarios

  • Al_ve

    Por Al_ve, el 17 febrero 2020

    Gracias por este artículo, particularmente con la conexión entre explotación animal y capitalismo. Parece que a la mayoría de la izquierda no le importa cuestionar nada mientras no le toquen sus privilegios. Así que le digan el sufrimiento que hay detrás del trozo de queso que se comen no les hace gracia. Nos toca entender que la ideología esta en lo que hacemos y no en lo que sabemos.
    Sin embargo, creo que el interseccionalismo no es tan fácil como se suele dar por sentado. Aunque hay muchos elementos que se conectan, es necesario que abordemos abiertamente que hay contradicciones reales. Un buen ejemplo es la clara contradicción de derechos que hay entre algunos reclamos del activismo trans y el feminista.

  • tsk

    Por tsk, el 17 febrero 2020

    Verdad. Las luchas contra ciertas injusticias siempre han sufrido por las contradicciones y limitaciones morales e ideologicas de otros oprimidos o luchadores. Y los derechos de los animales no-humanos tienen la caracteristica de poder ser ignorados o atacados por todos los colectivos a la vez. La federacion anarquista francesa lleva anios negando o atacando directamente al movimiento vegano y de derecho de los animales a varios niveles, ignorando que una gran mayoria de los activistas presos en todo el mundo de este movimiento son anarquistas, por coherencia ideologica.
    Mientras que el «declic» llega individualmente a cada persona ( o no), hay que esperarse ataques y golpes bajos ademas del silencio incomodo y complice de tantos ‘companeros’ de lucha. Quizas la diferencia o dificultad mas grande en lo que respecta al respeto de los animales no-humanos se encuentra en el hecho que nos obliga realmente a cambiar en nuestra vida diaria bastante mas grande que el que requiere el dejar atras el machismo o la xenofobia, por ejemplo. Lo que Krishnamurti decia y que ponia incomodos a todos: la revolucion comenzara en tu puta cabeza o no comenzara nunca.

  • Carmen Nicolás García

    Por Carmen Nicolás García, el 17 febrero 2020

    Maravilloso artículo. Ambos tenéis razón. Soy amante de los animales y, por ello, vegana. Un abrazo.

  • Cris

    Por Cris, el 19 febrero 2020

    Un artículo tan magnífico como el mismo J Phoenix, y con el que estoy más que de acuerdo.

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