José Luis Sanz, todo un experto en ‘dinomanía’

El paleontólogo José Luis Sanz, autor del libro ‘Dinosaurios y otros animales’.

Los dinosaurios han tenido tal impacto en la cultura popular que se han creado maravillosos museos para explicar la vida de estos animales extintos. Han sido grandes protagonistas de libros y películas y ahora son subastados como obras de arte y comprados por magnates para sus grandes villas. Un negocio que muchas veces proviene del expolio y de las falsificaciones. En su libro ‘Dinosaurios y otros animales’ (Ed. Crítica), José Luis Sanz nos habla de paleontología, pero también de cómo estos animales han impactado en la cultura popular. Este profesor emérito en Paleontología por la Universidad Autónoma de Madrid piensa que el pasado es una de las ramas de la ciencia más apasionantes.

¿Qué es la paleontología para un profesional que lleva ejerciéndola durante 50 años?

La paleontología es una ciencia de gran importancia para los seres humanos y para obtener información de la vida que ocurrió hace millones, decenas, cientos incluso miles de millones de años. Hay una frase de H. G. Wells, el autor de La guerra de los mundos y un hombre muy interesado por la historia, que decía que la humanidad nunca había pensado que debajo de sus pies existía el testimonio de toda una vida anterior y no solo se refería a la arqueología. La paleontología ha hecho grandes avances gracias al uso de diversas disciplinas y aportando una visión de la vida más completa y más fiable.

¿La gente se aficiona a la paleontología a través de los fósiles? A los amonites los califica de una manera muy bella de “espiral maravillosa”.

Esa espiral es muy típica de las conchas de los cefalópodos y de los gasterópodos. Pero sí, esta espiral logarítmica es una maravilla que ha inspirado e iluminado a científicos desde tiempos inmemoriales. Nombrarlos como “la espiral maravillosa” se lo debemos al matemático Jacob Bernoille. Además, tienen una gran tradición en el imaginario. Uno de los mayores (falso, claro) aparece en la película La isla misteriosa, basada en el libro de Julio Verne.

Al estudiar animales extintos usted habla de esa maraña periférica que los rodea, donde la ciencia y la imaginación se encuentran.

Yo no soy sociólogo, toda ciencia, incluida la paleontología, genera toda una información derivada de la propia actividad que tiene una proyección en la cultura popular muy clara, desde un negacionismo extraño, a historias locas de astronautas, a teorías sobre la extinción de los dinosaurios, toda una serie de patrañas que están más arraigadas en la sociedad de lo que quisiéramos.

Luego hay otra periferia de la paleontología que es mucho más entrañable y que es la creación literaria, la cinematográfica, el cómic; la creación artística es lo que más me interesa. Todo ello me parece muy divertido. Las películas no deben seguir de manera estricta lo que dice la paleontología, sino estar bien hechas y ser divertidas.

¿Cuando empezó la dinomanía?

En 1854. En Londres se realiza una exhibición en el Crystal Palace que inauguró la Reina Victoria con todo el boato para mostrar los logros de la época, incluidos los paleontológicos. Allí ya aparece la reconstrucción de dinosaurios encontrados en Inglaterra. La personas no daban crédito a que existieran esas criatura antes que los seres humanos y que la Tierra estuviese dominada por esos animales monstruosos. Tras el hallazgo de los gigantescos reptiles Megalosaurus, Iguanodon e Hylaeosaurus, el naturalista Sir Richard Owen propuso agruparlos dentro de un grupo, Dinosauria, y exhibirlos. Lo curioso es que eran especies muy distintas.

Pero dice que la cultura de los dinosaurios la exportaron al mundo los estadounidenses.

Cuando acaba el boom del estudio de los dinosaurios en la Inglaterra a mitad del XIX, comenzó lo que se denominó “la guerra de los huesos” en Estados Unidos. Empezó a haber una competencia entre grupos de paleontólogos, incluso desleal, para encontrarlos y ver quién publicaba antes sobre ellos. El lado bueno fue que se descubrieron muchas especies. Se descubrieron algunos de los dinosaurios más famosos, como el Tyrannosaurus y el Triceratops.

A finales del XIX también aparecen los grandes museos, como el Museo de Historia Natural de Nueva York, posiblemente el más grande del mundo, el Museo de Historia Natural Smithsonian de Washington, el de Londres…

Los estadounidenses se dan cuenta de que los dinosaurios atraen a la gente, y empezaron a desarrollar exposiciones y montajes, y como es un exportador colonial y cultural, este interés se contagió a muchos países. Además, en muchos lugares se fueron encontrando yacimientos, incluida España.

¿Le gustan más unos dinosaurios que otros?

No, todos me parecen estupendos, tal vez el Iguanodon, que vivió a principios del Cretácico, era herbívoro. Estuve trabajando varios años con él; fue el segundo que se describió en 1825 por el médico Gideon A. Mantell en Inglaterra y se ha identificado en múltiples países europeos. Con el paso del tiempo, el dinosaurio favorito de la gente es el Thyranosaurus Rex; a mí también me gusta.

¿Y el que tenemos en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid?

Es un Diplodocus. La anécdota de como llego allí yo creo que es bastante conocida. En 1913, el montaje de esta réplica, su traslado y llegada tuvieron gran repercusión social; de hecho, la Reina María Cristina y la Infanta Beatriz lo inauguraron oficialmente el día 2 de diciembre de 1913, ya que el regalo había sido realizado por Mr. Carnegie al rey Alfonso XIII. Así, se convirtió en uno de los referentes más importantes que contribuyó a acercar la paleontología a la población española.

¿El cine recoge bien la morfología de estos animales?

En muchos casos no la recoge bien, pero tampoco tiene que hacerlo bien. Una cosa es la ciencia y otra la periferia de la ciencia. Pero es preferible que se mantenga una identificación adecuada con los nombres. Hay muchos dinosaurios del cine de mediados del siglo pasado que se representaban tal y como los paleontólogos los veían, ahora sabemos que la mayoría no eran así. A mí tampoco me molesta que en el cine prehistórico de las cavernas aparezcan dinosaurios, aunque nunca hayan coincidido con los neandertales y todavía menos con el Homo sapiens.

¿Cree que el cine ha ayudado a que haya más paleontólogos?

Sí, claro, el gran boom lo produce el cine y especialmente en el año1993, con el estreno de Parque Jurásico. Fue una autentica revolución en el incremento de aficionados y también ayudó a obtener más programas científicos. La saga ha mantenido la llama.

Siempre hubo literatura fantástica, cómics, novelas como Viaje al centro de la Tierra de Jules Verne y El mundo perdido de Arthur Conan Doyle que contribuyeron enormemente a su popularidad, pero el cine tiene una proyección mayor. Parque Jurásico es una novela de Michael Crichton, pero la adaptación al cine por Steven Spielberg despertó un interés que no ha parado de crecer. Además la popularidad del Tyrannosaurus Rex entronca con la cultura estadounidense, al ser hallado solo en Estados Unidos.

¿Este interés proviene de ser animales extintos?

No solo, pero sí es una razón, extintos parcialmente, los que se llaman dinosaurios no avianos. Además, todo lo que les ha rodeado ha sido espectacular, la caída de un aerolito, pasar en unos cuantos millones de años de ecosistemas terrestres dominados por estos enormes animales a ecosistemas terrestres dominados por mamíferos. Estos saltos permiten que la imaginación se dispare.

¿Existen dinosaurios en el mundo actual?

Sí y son las aves; son descendientes de los dinosaurios con pluma. El velocirraptor –a casi todo el mundo le suena este animalito– estaba cubierto de plumas y tuvo unas alas que, aunque no eran funcionales propiamente dicho, al extenderlas, podía dar saltos más largos. Sus plumas eran iguales que las de las aves actuales.

¿Continuará la dinomanía?

Seguro; la gente cada vez visita más los museos de ciencias naturales y el interés de los más jóvenes es evidente; se entusiasman cuando ven los esqueletos de esos animales enormes.

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