La Antártida, de nuevo en peligro por el ‘juego’ de poderes mundiales

En la actualidad, tan sólo una pequeña parte del Océano Antártico está protegido. Foto. Rosa M. Tristán.

La conservación del Océano Austral o Antártico, que abarca desde el continente del Sur hasta los 60º Sur, se ha convertido en una ‘pieza’ del tablero de la geo- política global en el que la ciencia, una vez más, ha puesto las pruebas, que indican que hay que proteger las partes mas vulnerables con urgencia, pero algunas decisiones, de índole político y económico, van por otros derroteros. Hoy es más difícil que hace 30 años lograr un consenso para que cuatro millones de kilómetros cuadrados de agua –el Mar de Wedell, en la Antártida Oriental y en torno a la Península Antártica– se conviertan en reservas marinas protegidas. Así se constató en el evento celebrado recientemente con motivo del 30 aniversario del Protocolo de Madrid, que ha servido para proteger el medioambiente en ese continente de hielo desde 1991.

Esta celebración, con gran presencia de autoridades, incluidos el presidente Pedro Sánchez, los mandatarios de Australia y Nueva Zelanda y el enviado ambiental de Estados Unidos, John Kerry –los últimos virtualmente–, apostó por poner el foco en esa demanda que llevan años bloqueando los líderes de dos países: el ruso Vladimir Putin y el chino Xi Jinping. ¿Qué se esconde detrás de esa negativa?

Esta semana, desde el 11 al 15 de octubre, se reúne la comisión internacional donde se debería gestionar la ampliación de esas zonas en riesgo (la Comisión de Recursos Marinos Vivos Antárticos, CCAMLR), pero nada indica que vaya a haber cambios a corto plazo, mientras se siguen detectando casos de sobrepesca en áreas que amenazan la cadena trófica para la fauna antártica, ya en peligro ante el aumento de la temperatura del mar por el cambio climático.

Todas estas cuestiones salieron a relucir en el encuentro de Madrid, donde finalmente, auspiciada por la vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se firmó una declaración de apoyo a la preservación de la Antártida, en la que se menciona que los firmantes se comprometen a “prestar especial atención a la conservación de la vida salvaje, de la diversidad biológica marina, el buen funcionamiento de los ecosistemas antárticos y la futura elaboración del Sistema de Áreas Antárticas Protegidas”. Al final, la suscribieron 30 países, entre ellos China, pero Rusia no. “Llevamos años sin un acuerdo, pero esto remarca la voluntad de la mayoría por alcanzarlo y que hay interés en que nuevas áreas marinas se protejan en el foro de CCAMLR. Yo soy positiva, pero hay que trabajarlo y abonarlo más, porque la ciencia habla de la urgencia”, señalaba Ribera en declaraciones a El Asombrario.

En la actualidad, tan sólo una pequeña parte del Océano Antártico está protegido. La más grande es el Mar de Ross, desde 2016, con un total de 1,1 millones de kilómetros cuadrados. El científico polar chileno, César Cárdenas, recordaba que fue en 2012 cuando su país y Argentina presentaron en CCAMLR, que gestiona las cuotas pesqueras antárticas, en aras de la conservación, la necesidad de ampliar las áreas marinas protegidas en esas tres nuevas áreas marinas. “La presión pesquera es mucho mayor ahora que en 1991; donde había 100 millones de dólares en capturas ahora son 3.000, es un negocio, pero hay que superar los problemas que pueda suponer a los países reticentes dar un sí a nivel nacional”,argumentaba el ex director general de la Organización Mundial del Comercio Pascal Lamy, que ahora encabeza la coalición mundial Antártica 2020 para la protección del Antártico, junto a la política francesa Geneviève Pons. Los datos hablan por sí solos. En 2020 hubo en ese Océano Austral unas capturas de 400.000 toneladas, cifras no vistas desde los años 90, según algunos de los expertos. El tesoro más deseado es el krill, un pequeño crustáceo que está en la base de la cadena alimenticia de casi toda la fauna polar (pingüinos, focas, ballenas, peces…), pero del que se han descubierto propiedades como complemento alimenticio por su Omega-3 para humanos y hasta para mascotas. De hecho, tanto China como Rusia están construyendo grandes buques para la captura del krill antártico, visto el aumento de la demanda.

Las aguas frías de la Antártida son fundamentales para la corrientes oceánicas en todo el planeta y su cambio afecta a ecosistemas muy alejados.

Las aguas frías de la Antártida son fundamentales para la corrientes oceánicas en todo el planeta y su cambio afecta a ecosistemas muy alejados. Foto: Rosa M. Tristán.

La cuestión es que, pese a que habría 60 millones de toneladas de krill, según estimaciones de 2010 esta especie está siendo afectada por el cambio climático porque se alimenta de algas que crecen bajo el hielo y éste va a menos. “El clima está cambiando en apenas cuatro décadas a una velocidad no vista en millones de años. El agua oceánica se calienta y llega a la Antártida y por debajo del hielo, lo va derritiendo, rompiéndose las plataformas de hielo”, explica la geóloga española Carlota Escutia. Su colega Jerónimo López, ex presidente del comité científico antártico SCAR, añade: “Las aguas frías de la Antártida son fundamentales para la corrientes oceánicas en todo el planeta y su cambio afecta a ecosistemas muy alejados. Si afectamos a sus ecosistemas, las consecuencias se notarán mucho más cerca, además de la riqueza ambiental que perderemos”.  Pero no sólo es la pesca o el cambio climático lo que afecta al Antártico. También está el turismo (hasta 60.000 visitantes en 2019), las especies invasoras, la contaminación local o la llegada de lejos, los patógenos, los microplásticos detectados ya en las heces de pingüinos y el creciente peligro de la bioprospección genética, que está generando patentes de su vida. A medio plazo, el temor al fin de la moratoria minera antártica, fijado para 2048. “Igual deberíamos pensar en reforzar el Protocolo de Madrid ante algunas de estas amenazas que no se veían
hace 30 años”, comenta el científico Andrés Barbosa, hasta hace poco responsable del Programa Polar Español. El mensaje optimista del evento lo puso el norteamericano John Kerry en un diálogo con la vicepresidenta Ribera durante la celebración en Madrid: “Debemos trabajar juntos… No necesitamos explotar económicamente la Antártida porque hay mucho océano en el que pescar. Además, hay un consenso general de que no podemos explotar todo en la Tierra porque ello impactaría en todas las economías, así que soy optimista”.

Por su parte, Geneviéve Pons incidía en la necesidad de una mayor presión para conseguir cambios efectivos. “No es serio que China esté organizando la COP15 de Biodiversidad y a la vez bloquee proteger el Océano Austral”, acusó. En cuanto a Rusia, mencionó posibles sanciones, como cuando sobrepesca en la zona. Luego, hace todo lo posible para que sus barcos no sean multados gracias a su veto en CCAMLR, donde es imprescindible el consenso.

La cuestión es que el tablero de la negociación parece estar muy vacío y moverse poco de cara a cambios a corto plazo, como destaca Antonio Quesada, responsable del Comité Polar Español. “Yo no veo posible cambiar las posturas hasta dentro de tres o cuatro años. China y Rusia bloquean como una estrategia para limitar una acción de la que no son originarios, una resistencia a la occidentalización que creo que va más allá del negocio de la pesca. Es importante la presión social, pero en esos países no es grande. Se lograrán proteger nuevas áreas, pero tardará ”. Lamy llegó a pedir ideas a los presentes sobre cómo avanzar en este asunto.

Desde Greenpeace España, Pilar Marcos recordaba que los cuatro millones de kilómetros cuadrados que ahora se quieren proteger “ya han sido recortados” respecto a lo que se pedía, e insistía en que “hay que escuchar a la ciencia y no a los que ven en la Antártida la gallina de los huevos de oro”. Así lo creen también el millón y medio de personas de todo el mundo que han firmado para apoyar esta iniciativa, que daría un gran impulso a la apuesta por proteger el 30% del planeta para el año 2030.

Con este panorama, la reunión de estos días de la CCAMLR, que además se celebra en formato on line, dará pocas sorpresas, mientras la amenaza sobre los hielos polares seguirá muy presente con 1,1ºC más de temperatura global, varios más en zonas como la Península Antártica, y caminando imparables hacia los 2ºC. Las aguas llenas de espectacular vida del Océano Austral son , de momento, una pieza de una compleja partida que se juega en otro lugar.

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Comentarios

  • Rosa Luz Laratro

    Por Rosa Luz Laratro, el 15 octubre 2021

    … actualmente cuento con 78 años de vida…desde mis primeros años de escolaridad hasta el presente , el continente antártico es un referente potencial de «vida» …. hoy año 2021 , la codicia de intereses foráneos de dominio más que de necesidad, terminarán » mordiéndose la cola»……lo peor: la humanidad toda vivirá su peor catástrofe …

  • Mario Alejandro Scholz

    Por Mario Alejandro Scholz, el 16 octubre 2021

    Muy interesante notas profundas

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